Centro Comunitario Xantetelco. La lucha de las 46

Los testimonios de este texto corresponden a una charla entre Camila Plá, Regina López y compañeras del Grupo de las 46 de Jantetelco, Morelos.

Texto y foto de portada por Camila Plá Osorio

Aunque hace más de doscientos años se declaró la independencia en la mayoría de los países latinoamericanos, el saqueo a los pueblos no ha cesado. La guerra continúa y se viste con diversos trajes, se disfraza de gobierno complaciente o de desarrollo nacional, tiene el control de varios medios de comunicación y ha entrenado a más de un ejército. Pero la lógica desde la que opera es siempre la misma, es la lógica de la administración de la muerte y el despojo de tierras, a través de la imposición de megaproyectos, del consumo impulsivo y la individualización de la vida cotidiana.

En los últimos meses, el asedio a las comunidades en resistencia y a los defensores y defensoras del territorio continúa en aumento. A través del asesinato y las amenazas de muerte se ha querido sembrar miedo en las comunidades que resisten en contra de los proyectos extractivos. Sin embargo, no se ha dejado de luchar y resistir, se siguen buscando formas de hacer frente al miedo y a la desesperanza.

La comunidad de Jantetelco no quedó exenta de estas formas de despojo. Por este municipio pasa el Gasoducto Morelos que es parte del megaproyecto nombrado Proyecto Integral Morelos (PIM), y al cual, desde hace más de ocho años, una parte de la comunidad se ha resistido.

Como todo megaproyecto, el PIM ha afectado el tiempo y el espacio de las comunidades por las que pretende atravesar. Los pueblos se han dividido y la vida común se ha conmocionado radicalmente, pero cuando existe la imposición también existe la resistencia. La lucha de las comunidades en contra del megaproyecto propuesto por el Estado y las empresas privadas ha tenido varias etapas, perspectivas y rostros.

Jantetelco es un pueblo con una historia larga de lucha y resistencia. Las edificaciones de la comunidad son espacios históricos repletos de significados para sus habitantes. En los últimos años dicha resistencia ha emanado particularmente desde el Grupo de las 46. El colectivo tomó el nombre de un acontecimiento histórico para la comunidad, momento en el que el cura Matamoros, al estallar la independencia, se levanta con 46 hombres de Jantetelco para combatir al ejército español, ese número representaba a casi la mitad de los hombres del pueblo.

Nosotros nos enteramos del PIM en una exposición en mayo del 2011 en la que llegó Samir y su familia y nos dijo que se nos venía un problema grande, refiriéndose al gasoducto. En ese momento pensábamos que solo nos iba a afectar a nosotros, Samir ni siquiera sabía que iba a pasar por Amilcingo. Empezamos a preguntarnos qué era eso del gasoducto, pero nadie nos daba respuestas. A finales del 2011 fuimos con el comisariado ejidal a exigir información clara, pero no nos la daba, nos daba vueltas diciendo que al día siguiente nos explicaba. Como no nos respondía, fuimos a buscarlo a su casa y así comenzamos a resistir al megaproyecto. El grupo estaba conformado tanto por hombres como por mujeres, pero poco a poco los hombres dejaron de asistir a las reuniones y actualmente el grupo está formado básicamente por mujeres.

Ofrenda de día de muertos a Samir Flores, asesinado el 20 de febrero de 2019. Foto por Centro Comunitario Xantetelco

En el año de 1992 comenzaron a reunirse unas pocas personas con intenciones de generar acciones para su comunidad, desde entonces han tenido nombres e intereses diversos, pasando de ser un grupo con propuestas propiamente culturales, para después sumar a la protección al medio ambiente hasta formar parte de la lucha de resistencia en contra del Proyecto Integral Morelos y llevar el nombre de Grupo de las 46.

Comenzamos como café literario y de ahí nació la inquietud de querer hacer algo más para nuestro pueblo. Hemos tenido diversos nombres, pero el Grupo de las 46 nace cuando estábamos un montón de personas involucradas con no dejar pasar al gasoducto, nosotras -las pocas que quedamos de ese enorme grupo- fuimos quienes promovimos las reuniones informativas acerca del PIM.

Recuerdo esas asambleas y creo que no las volveré a ver, la gente se arremolinaba de firmas en contra del gasoducto, seiscientas o setecientas firmas por reunión. Esa plaza cívica abandonada por tanto tiempo no se daba crédito. En noviembre del 2012, durante una asamblea, la gente decidió tomar la presidencia municipal y quienes terminamos aguantando en la presidencia durante doce días fuimos las mujeres durante el día y los hombres por la noche. Uno de esos días nos intentaron quitar del plantón, pero fuimos avisadas a tiempo, se tocaron las campanas y gran parte del pueblo se acercó y defendió el plantón. Los agresores fueron gente del ayuntamiento que llegaron con tijeras y garrotes y con actitud desafiante, ahora entendemos que era para atemorizarnos y dar pie a que entraran los militares y el mando único a quitar el plantón. Eso ocurrió el 4 de diciembre de 2012, día en que detuvieron a 4 de los compañeros que resguardaban en la noche la presidencia.

Centro Comunitaria Xantetelco

La traducción del náhuatl al español de xantetelco es “sobre el montón de adobes” y dicho pueblo se vio afectado durante el sismo del 19 de septiembre del 2017. Gran parte de los muros de las casas se dañaron y muchas se desplomaron. Sin embargo, las compañeras de la comunidad consideran que gran parte de los daños no fueron producto del sismo, sino que fueron algunas instituciones que utilizaron su discurso de amedrentamiento el que atemorizó al pueblo para convencerlo de que demoliera sus casas de adobe.

Con el sismo nosotras nos dimos a la tarea de salir y registrar qué estaba pasando en el pueblo y ver la magnitud del desastre. Pero el impacto fue mayor al ver que había casas dañadas que se podían restaurar y ver al ejército intentando derribarlas. Fue muy fuerte ver cómo esos muros de adobe se volvieron polvorín, así que decidimos hacer un registro fotográfico de las casas antes y después de la “ayuda” del gobierno. Hicimos dos exposiciones, una se llamó Bajo los escombros en diciembre del 2017 y la repetimos en enero con el nombre de Entre los escombros, ya que rescatamos objetos tirados entre los patios. La intención fue mostrar cómo había dejado el temblor las casas y cómo las había dejado el gobierno, ¡hubo un etnocidio! Las casas que tenían historia fueron asesinadas.

Así como en gran parte de las comunidades afectadas por los sismos del 2017, Jantetelco comenzó un proceso de reconstrucción y apoyo colectivo del cual el Grupo de las 46 formó parte. Durante este proceso fue que recibieron un apoyo económico externo para la reconstrucción.

Habían estado llegando pequeñas aportaciones, una de $5,000 y otra de $2,500, las usamos para comprar armex y repartirlos en algunas casas dañadas. Pero no sabíamos qué hacer con esos $94,500.00 que llegaron de los trabajadores mexicanos de una empresa canadiense. Desde hacía tiempo nosotras teníamos la inquietud de hacer la casa de la cultura y ese dinero se donó para el beneficio de la comunidad.

Y con ese dinero decidieron empezar a construir el Centro Comunitario Xantetelco. Poco a poco comenzaron a llegar las aportaciones de la comunidad local, nacional y del mundo. “Había quien traía su bulto de cemento, quien traía un camión de grava. Y también estuvieron las aportaciones que llegaron de un montón de lugares”.

Entre las casas que fueron derrumbadas se encontraba un par de salones que custodiaba el comisariado ejidal y que fue concesionado por la parroquia. Antes del sismo y de su demolición funcionaban como centro de actividades diversas del pueblo.

El Fonden —Fideicomiso Fondo de Desastres Naturales— decía que no era su prioridad restaurar esos salones y que no tenía dinero para hacerlo, días después esos salones fueron demolidos. Así que nosotras decidimos volverlo nuestra prioridad y pedimos el permiso del comisariado ejidal, del padre Juan Meléndez y por supuesto del INAH. Algunos ejidatarios estaban renuentes a apoyar al grupo de las 46 para realizar dicha obra, pero logramos que nos apoyaran. Una ejidataria los retó y les dijo yo soy mujer y estoy diciendo que sí a que se construya un espacio, pero si decimos que sí es porque vamos a participar. Y desde entonces ella no nos abandona ni nos deja.

Yo me integré con ellas porque yo creía en el proyecto. Si ellas estaban interesadas en hacer esta casa comunitaria yo iba a apoyarlas y las sigo apoyando. Y la prueba está en que miren lo que hicimos, nos dieron técnicas para hacer el BTC, aprendimos mucho, seleccionamos la tierra, hasta el zacate. Si yo soy ejidataria tengo que aportar para dejar una muestra a los jóvenes y niños que ahorita van para arriba. Por eso estoy aquí, he estado desde la construcción, desde la primer piedra que pusimos en el cimiento, yo he estado aquí. Tenerlo ya armado se siente mucha alegría. Es para la juventud, es para todos

Se contactó a Centro 43, un grupo de arquitectos solidarios, que trabajó en el diseño del proyecto, incluso aunque el INAH exigió la revisión completa del proyecto al tratarse de la reconstrucción de un edificio histórico. Entre la comunidad y los arquitectos se decidió que la construcción fuera de tierra. El Centro Comunitario se construyó con BTC (Bloques de Tierra Comprimidos) y bahareque, con la intención de recordar la toponimia del pueblo.

La construcción con tierra —ya sea adobe, superadobe, bahareque o BTC— implica tiempos distintos a los del mercado. Mientras que la lógica del capital es la de la inmediatez y el consumo rápido, la lógica de la bioconstrucción implica un tiempo de espera y trabajo relacionado con el entorno y con las temporadas del año, además de que requieren muchas manos que trabajen a la par. De esta forma la construcción con tierra se mueve desde una lógica comunitaria y colectiva, y el cemento desde la lógica del dinero.

La tierra es buena, el adobe no es malo. Haberlo hecho con tierra para nosotras es resistencia, Xantetelco quiere decir sobre el montón de adobes, así que no lo íbamos a construir con cemento, y si no hubiésemos sido gente en resistencia esto no se hubiera podido construir, así de simple.

Hasta hace unos pocos años, la mayor parte de los pueblos del centro de México estaban construidos con adobe. En los patios se podían observar los cuexcomates de tierra y paja que cuidaban lo cosechado, evitando (sin pesticidas y sin venenos) que animales y plagas terminaran con el producto y permitiendo su conservación hasta la próxima cosecha.

Pensando que la resistencia no es solo la marcha, la movilización o el plantón, sino que también es la forma de habitar, consumir y producir, la elección de materiales de una obra y la forma en que se construye, es que el Centro Comunitario Xantetelco es un ejemplo de lucha a través de técnicas de bioconstrucción. Si se observa con calma, si se escucha lo que la tierra y las piedras cuentan, los salones de BTC, el techo de madera, cada piedra y grano de tierra grita de vitalidad.

Techo del Centro Comunitario Xantetelco. Foto por Camila Plá.

Construir de esta manera es seguir apostando a la colectividad, es intentar generar otras formas de organización que no sean las del capital. Sin embargo, el proceso de construcción no estuvo exento de actos contrarios.

La gente del pueblo aún no comprende que ese espacio es de todos, que cualquiera puede utilizarlo para reuniones y/o eventos culturales, construirlo fue un reto. Hoy nosotras decimos que somos resistencia, porque aquí no haber resistido sería haber cedido a toda propuesta de algunas instituciones que querían demolerlo todo o construirlo con block.

Aunque esta obra parece un proyecto aislado, también tiene el objetivo de mostrar que sí se puede seguir construyendo con tierra, construir con materiales que se tienen alrededor y sin comprarlos, rompiendo con el mito creado por las empresas cementeras de la superioridad de este material, demostrando que una casa construida con tierra resiste igual que una de cemento. “Yo vine aquí porque también soy de resistencia. La bioconstrucción es mi forma de resistencia. Desde aquí es desde donde yo resisto”, comenta Fernando Moreno, maestro albañil encargado de la construcción del centro.

La mayor parte del trabajo está terminado y para los cursos, talleres y presentaciones ya se está utilizando el espacio, sin embargo al centro comunitario le falta concluir su última etapa de construcción. La intención es construir los baños con biodigestores. No han continuado ya que faltan recursos. Se puede apoyar y donar para su construcción. Las compañeras piden que para evitar confusiones y malentendidos las donaciones pueden ser de materiales y no económicas.

Para más información se puede contactar al Centro Comunitario vía Facebook en: https://www.facebook.com/Centro-Comunitario-Xantetelco-493048671434616/. También de ahí fueron tomadas las siguientes fotografías: