¿Organizaciones campesinas versus organizaciones obreras?

La Central Obrera Boliviana convocó a un paro de labores que acatan sobre todo maestros urbanos y rurales, trabajadores mineros, trabajadores del área salud y varios sindicatos fabriles, en reclamo de un incremento salarial mayor al 10% decretado por el gobierno. Son ya dos semanas de conflictos con paros y bloqueos esporádicos de caminos que han derivado en enfrentamientos con la policía, como el sucedido el día de hoy, viernes 15 de abril en Apacheta (departamento de La Paz) entre maestros rurales y efectivos policiales. Dirigencias de las organizaciones campesinas adherentes al partido de gobierno, (el Movimiento Al Socialismo), han anunciado contra – movilizaciones, lo cual generaría enfrentamientos directos con el sector obrero.

Evo Morales y su partido, el Movimiento Al Socialismo (MAS), enfrentan la primera movilización obrera nacional de gran magnitud después de casi 6 años de gobierno. Son ya 12 días de paro generalizado en la Caja Nacional de Seguridad Social y 9 días de marchas callejeras entre los diversos sectores. Las protestas que reclaman un incremento a los salarios mayor al 10 %, han sido convocadas por la Central Obrera Boliviana (COBi), desde la semana pasada. Éstas desembocaron en movilizaciones generalizadas en toda Bolivia, en bloqueos esporádicos de varias carreteras interprovinciales y regionales, en la paralización de actividades en la ciudad de La Paz, sede de gobierno, y en enfrentamientos de manifestantes con la policía en ésta.

Protesta de la Central Obrera Boliviana (COB). Fotografía del periódico El Deber.

 La Confederación Nacional de Maestros Urbanos de Bolivia, la Confederación de Maestros Rurales de Bolivia, la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, trabajadores salubristas, junto a otros sectores como los trabajadores fabriles, en un Ampliado de la Central Obrera Boliviana declararon una Huelga General Indefinida, que no se cumple en su totalidad, pero que ha tenido una convocatoria suficiente en las calles para una paralización vehicular muy importante en la sede de gobierno. La respuesta popular a la negativa del gobierno para atender las demandas, tiende a concretarse en la profundización y agravamiento del conflicto pasando de los bloqueos en las ciudades al bloqueo de caminos a nivel nacional (el cual se cumple en varios departamentos del país: Cochabamba, Tarija, Potosí, Oruro, Santa Cruz y La Paz, protagonizado sobre todo por fabriles, maestros rurales y urbanos).

A estas medidas se plegaron estudiantes normalistas, estudiantes universitarios, gremiales (comerciantes minoristas y mayoristas), sindicatos de jubilados y otros sectores que están afiliados a la COB. Cada sector tiene un pliego y demandas particulares, pero hay hasta ahora, unidad en torno a la demanda de incremento salarial, con cierta desconfianza hacia la dirigencia de la Central Obrera Boliviana que era considerada hasta hace poco, obsecuente con el gobierno del MAS.

Desde sus centros de producción, los trabajadores mineros llegaron a La Paz a liderizar las marchas callejeras, munidos, como siempre, de cachorros de dinamita, que para la población y el gobierno simbolizan la seriedad y gravedad del conflicto. Desde la semana pasada marchas masivas coparon las calles de la ciudad de La Paz, algunos sectores intentaron ingresar hasta la Plaza Murillo donde se encuentra el Palacio de Gobierno. En este departamento, las movilizaciones fueron reprimidas violentamente por la policía; constituyéndose en la mayor represión ordenada contra los sectores movilizados, lo cual generó la masificación de las protestas a nivel nacional.

El día miércoles 13 de abril, una marcha multitudinaria de afiliados a la COB colapsaron el centro de La Paz, algo similar a lo que sucedió y sucede en otras regiones. El día jueves 14 de abril, en el aniversario del departamento de Tarija, una marcha de maestros y salubristas interrumpieron los actos de festejo donde participaba el presidente. Los enfrentamientos han continuado hasta hoy, viernes, en los caminos que vinculan La Paz con el departamento de Oruro, donde cerca de 2000 maestros rurales intentaron bloquear la ruta esta mañana, hasta la llegada de contingentes policiales.ii

Las negociaciones que planteó el gobierno tienden a desarticular la unidad en torno a la COB, ya que se ha propuesto tratar los temas en conflicto directamente con cada uno de los sectores involucrados en las protestas, sobrepasando así a la dirigencia cobista. Sin embargo, hasta ahora los intentos de negociación fueron infructuosos, ya que los trabajadores exigieron dialogar directamente con el presidente del país, sin embargo éste se negó a la petición, hasta que finalmente tuvo que acceder a reunirse con los representantes de la COB, quedando el punto del incremento salarial sin resolver. Por su parte los empresarios privados en reunión con el gobierno, han pedido a éste que no se acepte el pedido de las organizaciones sindicales sobre el aumento del 10% a los salarios.

Fuera de los hechos que parecen anecdóticos (como el mensaje televisado del vicepresidente donde éste besó las banderas de Bolivia -la wiphala y la tricolor- supuestamente agraviadas por los movilizadosiii), que sin embargo revelan la gravedad de la confrontación, existen temas de fondo que ahora se expresan de manera explosiva, y lo que antes solo se veía como rumores ahora ha quedado evidenciado, con amagos de enfrentamiento, hasta ahora verbal, entre dirigencias obreras afiliadas a la COB y dirigencias campesinas-indígenas, que forman parte de la oficialista Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM).

Las secuelas del “gasolinazo”

Las demandas salariales y en general el descontento de varios sectores de la población, tienen un origen en la inflación y la subida de precios dada este año, como consecuencia del “gasolinazo” decretado por el gobierno en diciembre del año pasado. El mismo incrementaba el precio de varios tipos de combustiblesiv, y aunque una gran movilización popular logró su abrogación, fue imposible detener la especulación de precios en varios productos de la canasta básica familiar, además del aumento del costo de pasajes de transporte, que le siguieronv.

Las enormes colas de gente tratando de comprar azúcar al doble del precio que tenía antes del gasolinazo, eran solo un síntoma de un malestar generalizado. El incremento del 10%, según han afirmado los trabajadores, no alcanza para cubrir la subida de precios ni la inflación calculada para este año.

¿Campesinos contra mineros?, ¿ciudades versus campo? La falsa división

Esta mañana en un debate televisado por canales locales, un dirigente de la Confederación campesina anunciaba medidas de fuerza para obligar a los maestros a regresar a sus trabajos, en defensa del “proceso de cambio” e incluso tomar la Central Obrera Boliviana, o crear una COB paralela. La dirigente del magisterio le respondió que estaban dispuestos a defender con armas la COB ante dicho anuncio. Esto refleja el juego falso de división entre sectores urbanos y campesinos en el que se ha caído, y que el gobierno alienta y utiliza y en el que la gente de base no tendríamos que seguir, porque no demuestra ningúna autocrítica interna.

“El pueblo tiene que ayudarnos a poner en regla (la situación)” afirmó el vicepresidente García Lineravi, en un mensaje la semana pasada,para detener las movilizaciones obreras, casi sugiriendo a las organizaciones de indígenas y campesinos asumieran esta tarea.

Las llamadas gubernamentales, fueron secundadas esta semana por dirigentes de por lo menos cuatro organizaciones campesinas e indígenas: la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), la Confederación Nacional de Mujeres Indigena Originarias de Bolivia – Bartolina Sisa (CNMIOB-BS) y la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales de Bolivia (CSCIB), (las mismas que apoyaron el gasolinazo de diciembre de 2010) manifestando éstos, además, una advertencia a los trabajadores en huelga, de movilizarse en contra de éstos y en apoyo de las medidas tomadas por el gobierno.

Mineros marchan en La Paz.

 En una conferencia de prensa del miércoles, Roberto Coarite dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores de Bolivia (CSUTCB), anunció que la Coordinadora Nacional por el Cambio, (CONALCAM, creada el 2008 frente a las agresiones de la derecha), se movilizará masivamente en una contra-marcha “en defensa de nuestro presidente” y también del “proceso de cambio”vii. Lo mismo han anunciado organizaciones cocaleras. La reacción de los sindicatos obreros, ha sido de indignación, y han anunciado desde ya “no tener miedo” a las amenazas de CONALCAMviii.

Las declaraciones de personeros del gobierno en sentido de que existe un intento golpista detrás de las movilizaciones, acusando a los trabajadores mineros asalariados por ello (y la presencia del polémico dirigente Jaimes Solares acusado de haber sido paramilitar), que la protesta es de “trotskistas”, o que el sector asalariado del país constituye únicamente el 15% de la población trabajadora, provocaron la inmediata respuesta indignada de los trabajadores que reclamaron sobre la “sordera” gubernamental y que, afirmaron, en el caso de los mineros, a pesar de su número más reducido que en otras épocas, contribuyen de manera importante al sostenimiento de la economía nacional.

Sobre los caminos del “proceso de cambio” y lo necesario de una crítica interna

No se puede esconder que hay un descontento generalizado por las consecuencias del gasolinazo, y que el reclamo de incremento salarial es justo, develando que hay una problemática real en ello. Dicho descontento rebasa a lo que diga cualquier dirigencia sindical cobista o magisterial y, también, a lo que está afirmando el gobierno tratando de acusar a algunos dirigentes por las movilizaciones actuales.

No se puede reducir aquí ni el movimiento obrero ni el movimiento campesino e indígena, a direcciones y organizaciones. El discurso sobre el gobierno de “movimientos sociales” que reivindicaba el MAS, se ha despintado.

Más allá de la misma pelea por salarios, lo que sí se muestra es que por mucho tiempo, décadas, las direcciones sindicales de la Central Obrera Boliviana no habían incluído de manera justa a las representaciones campesinas, además también se habían (y han) enfrascado en peleas sobre apoyos al MAS, que se muestran hasta ahora. Por otro lado la dirigencia campesina de las tres organizaciones que son base de CONALCAM y que dicen defender el “proceso de cambio” no ha mirado de manera crítica la forma en como éste se ha venido decantando: los efectos del gasolinazo sobre la mayoría de la población, las fallas del proceso de nacionalización, y sobre todo la lucha intestina destructiva, desatada al interior de las mismas organizaciones campesinas en torno a la lógica de pugnas de liderazgos, pugnas en torno al apoyo al partido de gobierno y luchas por puestos en el estado (ministerios, etc.) ¿Ese era acaso el «cambio» que estabamos buscando?

Las jornadas de lucha del 2003 y la expulsión del presidente neoliberal Sánchez de Lozada y las conquistas populares de estos años, no hubiesen sido posibles sin la participación de los mineros y tampoco sin la participación de los movimientos comunitarios  de base que rebasaron estructuras sindicales y partidarias y articularon grandes levantamientos e insurrecciones tanto en el área urbana y el área rural.

En este punto la interpelación es para la gente de base: ¿quienes hicieron realmente el proceso de cambio?, ¿qué nuevos horizontes de rebelión estamos construyendo muy por fuera de las disputas por puestos de trabajo en el gobierno o subvenciones monetarias que otorga éste a los municipios?, ¿se reduce todo a la pelea de cúpulas dirigenciales?, ¿existió alguna vez y existe una forma de pensar seriamente, desde lo obrero, el mundo comunitario y viceversa?

Entre declaraciones oportunistas de la derecha y partidos que son más de lo mismo (el Movimiento Sin Miedo) quienes, como no podía esperarse de otra manera, aprovechan en río revuelto, y las idas y venidas de declaraciones, amenazas y protestas, se espera la reacción que tendrán los sindicatos de base de la confederación campesina ante la convocatoria de CONALCAM a la “contra-marcha”. Por lo pronto, una parte mayoritaria de la organización indígena Confederación Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu, (CONAMAQ), se ha deslindado de la convocatoria de los sectores afines a Moralesix. También se está a la expectativa sobre si las negociaciones sectoriales darán resultado a los ministros de estado, o si la negociación de este sábado tendrá vistas a una posible solución, con el reto de asumir los debates y luchas que plantea la actual coyuntura para todos.

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NOTAS

i La Central Obrera Boliviana (COB), creada el 16 de abril de 1952, días después del triunfo de la Revolución Nacional, es la organización más representativa del movimiento obrero en Bolivia. Hasta cierto punto, afirma el sociólogo boliviano René Zavaleta, constituyó el “alma” de lo popular (también de lo nacional), en el país; con su columna vertebral, los trabajadores mineros de Bolivia. La sindicalización, sus formas y dinámicas de lucha, atravesó toda la experiencia de organización y en determinado momento, de los tiempos máximos de autonomía obrera, a pesar de que la cúpula sindical nacional había tenido una relación directa con instancias estatales, ya que, por ejemplo, uno de sus dirigentes históricos por más de 30 años, Juan Lechín Oquendo, había sido ministro del gobierno del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR, partido que logró llegar al gobierno y catalizar las demandas populares desde el 1952, hasta 1964). La COB nació a punta de dinamita, huelga y resistencia organizada por los sindicatos mineros de base, fundados ya desde 1930, y que fueron artífices fundamentales, junto a los trabajadores fabriles, de los días de la revolución de abril. En 1985 el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, aprobó el decreto supremo 21060, con lo cual, entre otras medidas neoliberales, inició la “relocalización” (despido) de los 30 mil trabajadores mineros, que constituían la fuerza de la Central Obrera Boliviana y del movimiento obrero en general. Luego de este golpe, la COB perdió su capacidad movilizadora, quedando, sin embargo, como imaginario de lucha.

iihttp://www.erbol.com.bo/noticia.php?identificador=2147483943357

iiihttp://www.paginasiete.bo/2011-04-09/Sociedad/Destacados/3500000109.aspx

iv El “gasolinazo navideño” fue anunciado por el presidente en ejercicio Alvaro García Linera el domingo 26 de noviembre de 2010. El gobierno adujo que al levantar la subvención a los carburantes, Bolivia ahorraría un monto entre 350 y 380 millones de dólares los cuales serían re-invertidos en proyectos de desarrollo. Es así que se decretó un incremento de precios que llegaban a un 82% en el diesel y al 57% en el caso de la gasolina. Economistas y simpatizantes del gobierno, llegaron a la conclusión de que el levantamiento de la subvención era necesaria, y que el tema de discusión principal era el cómo quitar la subvención. Asesores y el equipo económico gubernamental explicaron el paquetazo justificando la medida a partir del argumento de que el gasolinazo, – o nivelación de precios, como preferían que se le llamase-, serviría “para parar el contrabando de gasolina”. Desde el cálculo del gobierno, los costos sociales de una medida con semejantes magnitudes, debía ser soportada por toda la población boliviana, la cual, al quitarse la subvención, pagaría el 83% de incremento de precios de la gasolina especial, el kerosen y otros. Quedaban exceptuados de la medida el Gas Licuado de Petróleo (GLP) de uso doméstico, del Gas Oil (Diesel Oil para la generación eléctrica) y Gas Natural Vehicular (GNV). La medida que afectaba la economía popular tuvo efectos inmediatos: especulación sin control y subida de precios de pasajes y alimentos básicos a más del 100%. Luego, las principales críticas a la medida, están referidas a que en el fondo, el gasolinazo era producto de una mala política energética que no había logrado las metas cumplidas respecto a la industrialización petrolera. De ésta forma uno de los objetivos finales del decretazo de fines de 2010, sería precisamente el fortalecimiento de la industria hidrocarburífera nacional a través de la inversión privada ante los escasos resultados del proceso de nacionalización.

v A propósito de la lucha popular contra el gasolinazo y todos sus matices, se puede consultar el especial del Periodico Pukara de diciembre de 2012 el cual contiene varios datos valiosos sobre el tema: http://www.periodicopukara.com/archivos/pukara-53.pdf

vihttp://www.fmbolivia.tv/2011/04/alvaro-garcia-linera-llama-a-sectores-afines-a-oponerse-a-la-cob/

viihttp://boliviabb.com/2011/04/salarios-sectores-en-apronte-aumentan-la-tensin-que-aqueja-a-bolivia/

viii Un enfrentamiento semejante solo se había visto en las épocas del tristemente recordado “pacto militar – campesino” iniciado en la dictadura del General René Barrientos en 1964, cuando sindicatos campesinos para-estatales fueron movilizados con la aquiesencia de los dirigentes campesinos, contra las luchas de los trabajadores mineros.

ixhttp://www.noticiasfides.com/sociedad/conamaq-rechaza-amenazas-de-conalcam-de-intervenir-marchas-de-la-cob-20110414/. Conamaq es una organización indígena de los pueblos de tierras altas, y valles, sobre todo. Fue parte fundamental del llamado “Pacto de Unidad”, el cual reunía a organizaciones indígenas como la confederación nacional de mujeres Bartolina Sisa, la confederación campesina nacional, la confederación de los “interculturales” y la Confederación Indígena del Oriente Boliviano (CIDOB, la cual hasta ahora no se ha pronunciado a favor del llamado de CONALCAM a enfrentarse con los sectores obreros). Una gran parte de Conamaq se distanció del gobierno de Morales en estos últimos meses.

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