Judas y la fiesta

Fotografías: Amaranta Marentes Orozco

Atrás del mercado de Sonora, todos los años en sábado de Gloria se lleva acabo la tradicional “Quema de Judas”. Si bien este evento tiene una raíz en el catolicismo donde se trataba de “quemar el mal” la tradición barrial ha transformado el sentido de la fiesta, lo que antes era la quema del Diablo ahora las familias, que año con año retumban la calle, lo han transformado a la quema de sus personajes, estos van desde políticos hasta caricaturas.

Durante todo el día los talleres están abiertos, las estructuras de carrizo y cartón ya están pintadas y terminan de encarretar con pólvora cada uno de los personajes.

Calacas, diablitos, catrinas de cartonería elegantes y sonrientes están a la venta. Y mientras se va oscureciendo uno se pasea ansioso porque comience el espectáculo.

Al anochecer, el barrio y los visitantes toman posiciones, y es que a lo largo de la calle, viven tres familias de cartoneros, oficio de toda la vida que pasa de generación a generación, cada una de las casas, presenta un desfile de personajes a punto de ser quemados, la dinámica va de taller en taller, uno después de otro, mientras más truene y prenda cada uno de los judas más prestigio para cada familia.

Y así de Judas en Judas, va llenándose de olores y gritos la calle, uno tras otro. Al reventar el último, sale el “torito” con los “buscadores” a llenar de chispas lo largo de la calle, los niños lo corretean con grandes sonrisas.

Al terminar con la pirotecnia, la cena esta sirviéndose, las familias cartoneras tienen preparados cazuelones para repartir a los visitantes, los sonideros de la Meche también llegan preparados con las bocinas y los laser neón para terminar la pachanga al calor de la cumbia.