Texto de Susana Norman y fotos por Ingrid Fadnes (Centro de Medios Independientes-Guatemala)
En Guatemala, La Marcha por el Agua, la Madre Tierra, el Territorio y la Vida, convocada por unas 80 organizaciones que integran la Asamblea Social Popular (ASP), está llegando a su recta final. La marcha comenzó en el punto fronterizo con México, Tecún Umán, el pasado 11 de abril; los y las manifestantes ya han recorrido a pie más de 200 kilómetros por el caliente asfalto de la carretera CA2 de la costa sur de Guatemala, en su camino hacia la capital del país. Con 10 días bajo el sol ardiente, cargando bebés en la espalda, y dejando atrás más de 30 kilómetros a cada día, la llegada a la Ciudad de Guatemala está prevista para la tarde del viernes 22 de abril. Se juntarán también las otras contingencias, marchas menores que han salido de Purulhá en Baja Verapaz (norte), y Mesilla en Huehuetenango (occidente).
La exigencia que aglutina tanto a comunidades indígenas, organizaciones barriales urbanas y feministas es la preservación de los ríos, las lagunas y los manantiales, porque sin agua no hay vida para nadie. Vemos en la lucha por el agua, una de las demandas más urgentes a nivel global, pero además un llamado estratégico para alentar a la sensibilización, a la organización, y a la solidaridad, ya que la falta del agua se siente en las ciudades y no solo en el campo. Durante el trayecto se ha denunciado la contaminación y los desvíos de los ríos; el despojo ilegal de agua y territorios por parte de las empresas transnacionales de monocultivos como palma, azúcar, banano y café y por las empresas mineras e hidroeléctricas. La marcha plantea que 97 por ciento de las fuentes de agua dulce ya están contaminadas en el país a la par de sufrir el avance de la desertificación en una quinta parte del territorio.
«Uno de nuestros objetivos es sensibilizar a la población en general. Es necesario que nos unamos, tanto como como pueblos mayas, garífuna, xinca y mestizo, que somos los cuatro pueblos aquí en Guatemala. Que nos unamos a esta gran lucha por la recuperación de los ríos. Que el agua no sea más privatizada. En las comunidades que hemos pasado durante los días de la marcha, hemos visto como la población en general está sufriendo por el agua. Son alrededor de 50 ríos que hemos pasado, pero casi todos están secos, y se miran son las piedras, o están desviados a las empresas de monocultivo de caña. En esta zona estas empresas se concentran, y son entre 6 y 10 ingenios azucareros sólo aquí. De parte de la población más urbana denuncian que les llegan las facturas con montos grandes a pagar, sin embargo, el agua no les llega. Vemos que esto es un grave problema a nivel nacional. Queremos que las comunidades, los cantones y los barrios a nivel urbano y en el campo se organicen y denuncien esta violación a los derechos que hacen estas empresas con la complicidad del gobierno», cuenta Maria Josefa Mac, mujer maya q´eqchi, e integrante del Consejo Directivo Nacional del Comité de Unidad Campesina (CUC), una de las organizaciones que integran el ASP.
Carlos Enrique Quimtiul ha venido desde El Estor, en Izabal en el norte de Guatemala. Un territorio que sufre por causa de la enorme minera de níquel de la empresa rusa CGN, y por las empresas de palma africana, así como la empresa de caña Chavil Utzaj, que estuvo atrás de los violentos desalojos de centenares de familias q´eqchi del Valle de Polochic en el 2011. En el valle de Polochic centenares de familias han vuelto a ocupar las fincas en el valle, ya que son sus tierras ancestrales de las que han sido despojados desde tiempos de la colonia hasta el siglo pasado. Hoy, nuevamente estas familias enfrentan amenazas de desalojo. Quimtiul es de la recuperación de tierras 15 de Septiembre, ubicada a un costado del centro de El Estor. «Venimos a la marcha por el agua, el territorio, y porque las empresas palmeras y mineras, cananeras, huleras, bananeras, andan desviando nuestro río allá en El Estor. Exigimos al gobierno de Guatemala que tome cartas en el asunto, porque nos vamos a quedar sin agua en El Estor».
«Llegando a la capital, vamos a pasar por la Corte de Justicia en donde vamos a pedir que liberen nuestros compañeros que están presos. Nosotros lo llamamos por presos políticos, porque están encerrados en la cárcel por defender el agua, el territorio y la vida. Por eso queremos que se liberen a los compañeros y compañeras, y ya no queremos que los criminalicen por defender el agua, la tierra y la vida», cuenta María Josefa Mac.
Entre los presos políticos de Guatemala, se encuentran los 7 presos, Arturo Pablo Juan, Francisco Juan Pedro, Adalberto Villatoro, Rigoberto Juárez Mateo, Domingo Baltazar Pedro, Hermitaño López y Mynor López de los municipios de Barrillas y Santa Eulalia en el norte de Huehuetenango, recluidos en prisión preventiva y acusados por crímenes prefabricados. La causa real de su detención, es que han participado junto con su pueblo en la defensa del territorio y el agua contra la hidroeléctrica de capital transnacional Santa Cruz de Barrillas.
También está preso Manuel Xuc de Polochic, sentenciado a 17 años, acusado falsamente por personal de la empresa Chabil Utzaj de robarse un arsenal de armas de fuego. Pero la captura de Manuel la hicieron guardias de seguridad de Chabil Utzaj quienes se habían vestido de militares para llevar a cabo el desalojo violento de la finca Bella Flor el 17 de marzo de 2011. Y se encuentran muchos otros presos políticos, así como personas con órdenes de detención, en toda Guatemala.
A su vez, los ataques violentos por parte de cuerpos de seguridad del Estado Guatemalteco continúan sucediendo hacia comunidades que están contra proyectos mineros, como las que convergen entre San Pedro Ayampuc y San José del Golfo en el campamento de resistencia pacífica La Puya, donde el 20 de abril fueron hostigados por policías y ejército quienes pretendían inaugurar un destacamento militar. «Estamos aquí y no nos vamos a mover hasta que se vaya el ejército, que incluso nos estuvo intimidando tomando fotografías» contaron habitantes que reafirmaron su rechazo a la militarización que favorece a empresas mineras como la estadounidense Kappes, Cassiday and Associates que pretende extraer oro y plata.
«De la misma forma vamos a pasar por el congreso, ya que como comunidades indígenas como pueblos no solo hacemos marchas y protestas, sino que hacemos propuestas para la humanidad en general y para la población más empobrecida en donde vamos a exigir que cumplan con las iniciativas y propuestas de leyes que ya llevan más de 12 años en los congresos, como la iniciativa de ley de desarrollo rural integral» cuenta Maria Josefa Mac.
«Después llegaremos al parque central, donde se instalará un Tribunal de los pueblos en donde las autoridades ancestrales dictarán sentencia con respecto a esta destrucción de nuestros ríos y el acaparamiento de la tierra para estas grandes multinacionales. Así mismo hicimos esta marcha en la vertiente sur, para también viene la vertiente del norte ya que no solo aquí tenemos este problema, sino que a nivel nacional. Nosotros creemos que es muy importante hacer esta marcha. Gracias a dios que ya llevamos 10 días en esta caminata, y la población en general está agradeciendo, que nosotros como ASP tomamos esta iniciativa de hacer esta gran marcha para sensibilizar a la población, ya que ella misma está pidiéndonos a gritos que se le respete sus derechos. Sin embargo, por la represión no se animan a organizarse. Pero en todo este recorrido es la misma población que ha aportado agua, alimentos, frutas y sobre todo su solidaridad».
El agua no solo está en disputa en Guatemala. En la región mesoamericana el acaparamiento del agua por parte de empresas transnacionales es causa de numerosos conflictos en los territorios ancestrales de los pueblos originarios. Tal es el caso del país vecino Honduras, en donde Berta Cáceres, la coordinadora del COPINH, fue asesinada hace un aproximadamente mes, en el contexto de lucha contra la construcción de la hidroeléctrica Agua Zarca de la empresa DESA en el territorio lenca en este país, en donde otros pueblos, cómo los garífunas y los pueblos pech han emprendido fuertes luchas en defensa de sus ríos.