Esta crónica fotográfica cuenta la historia del día en que varias comunidades del noroeste chihuahuense lograron despachar definitivamente a los oficiales de la Policía Federal mexicana. Tras varios intentos, una caravana por la región, y varias promesas incumplidas, los pobladores menonitas, mormones y «mexicanos», se unieron para defenderse de los cobros de cuotas que llevaban a cabo los mencionados oficiales. A lo largo de los caminos que bordean la zona y que conectan poblaciones como Buenaventura, Lebarón, Nuevo Casas Grandes, Casas Grandes, Janos y Ascención con la capital y con Cd. Juárez, la corporación policíaca cometía delitos como extorsión, decomisación ilegal de vehículos, cobro de cuotas, agresiones físicas, consignaciones sin delito, entre las más socorridas. Es gracias al hartazgo y a la organización de los habitantes que se pudo frenar esta situación con una demanda muy clara: que se vayan todos los federales. Desde una perspectiva de unidad, sin uso de violencia y sin caer en provocaciones, este lunes 9 de julio de 2012 se decidió el bloqueo de la carretera principal a la altura del local de la Policía Federal, posteriormente su clausura definitiva y finalmente la expulsión de esta corporación de esas tierras. La situación se ha modificado sustancialmente y se respira un ambiente de ánimo y alegría por el triunfo logrado, sin embargo aún quedan algunos puestos de la carretera que están bajo el mando de hombres armados pero sin uniforme y sin credenciales, aunque aseguren ser parte de la Procuraduría General de la República (PGR) y de la Agencia Federal de Investigación (AFI). Sólo resta mencionar que personajes como el Comandante Demián Martínez, acusado de ser el propio extorsionista, deben ser cesados de sus cargos y consignados para que se les abra un proceso penal correspondiente. Luego de esta experiencia los valles desérticos de esta parte del país resultan más claros y se respira un aire de prosperidad que antes estaba opacado por el tufo de la corrupción y el delito de las propias autoridades.
Fotografías: Heriberto Paredes Coronel