“¿Dónde están las autoridades? Ellas deberían estar aquí

Mientras la expectativa consumía el resto de la tarde, aproximadamente unos doscientos jóvenes se mantenían en la explanada del edificio de Rectoría en Ciudad Universitaria. La curiosidad los animaba a acercarse al otro grupo de jóvenes que mantiene hasta ahora una toma pacífica de este edificio medular, pero también estaban esperando que “algo” pasara, que los rumores sobre la entrega de las instalaciones se confirmara o se desmintiera. Un rala lluvia humedecía el piso y algunas de los impermeables que aparecían de pronto, al mismo tiempo una asamblea se desarrollaba en el auditorio Che Guevara.

Los ánimos estaban muy tensos, algunos gritaban contra los medios de comunicación presentes (alrededor de quince televisoras de distintos orígenes, medios impresos y radiofónicos se integraban a la congregación), tal vez sin considerar que medios independientes también estábamos ahí para hacer nuestro trabajo; otros grupos amenizaban las discusiones con argumentaciones diversas pero siempre bajo un punto en común: “entendemos las demandas, pero no compartimos mucho las formas”. De pronto alguien cruzaba un contundente “ellos estuvieron muchos meses agotando todas las vías de expresión y manifestación, nadie los escuchó, nadie de los que ahora se quejan se paró a escucharlos y a conocer la problemática que padecen, ahora estamos aquí debatiendo sobre el asunto. Lo lograron, los estamos escuchando”. Estas discusiones y debates duraron algunas horas, nadie se fue y más gente empezó a llenar la explanada.

“¿Dónde están las autoridades? Ellas deberían de estar aquí, intentando dialogar, así como nosotros, nomás es cosa de llegar y preguntarles a ellos qué es lo que pasa” dice desilusionada una joven estudiante de la Facultad de Derecho.

Me acerco a la barricada que delimita la toma del edificio y uno de los chicos “paristas” me pregunta que se me ofrece, otros más de los estudiantes que están cerca se aproximan y entre todos hacemos un pequeño círculo en dónde el parista nos explica lo que bien se ha dicho ya, no se puede seguir estudiando con tantas agresiones de grupos porrriles (grupos de choque) y con las reformas que quieren hacer a los CCH’s (Colegios de Ciencias y Humanidades). “Pero si está bien que aprendamos inglés, hay que aprovechar lo que nos da el Estado, aunque sea esto” atraviesa un joven que estudia química y que afirma, el inglés les sirve para sus libros. “Pero no todos estudian lo mismo, lo que decimos es que necesitamos tener la capacidad de decidir, si inglés o náhuatl, si una materia u otra, no simplemente cortar de tajo la mitad de cursos”. Otro de los “paristas” se acerca y jala al primero, no se ve muy buena actitud y al final dice que si queremos saber más leamos la propaganda que nos han dado.

A quienes estamos ahí no nos gusta la respuesta y uno, el estudiante de química, le pide a los “paristas” que lo dejen entrar para corroborar que no han destrozado nada, que sólo es un vidrio y que no tienen que restaurar todo una vez entregadas las instalaciones. Recibe como respuesta que no se puede pasar y que ellos simplemente están cuidando el moviliario lo más que pueden. La lluvia termina de mojar las sillas tapizadas que sirven de barricada, el estudiante de química se fija en ellas y baja la cabeza algo molesto. ¿Son o no importantes estos detalles? ¿Por encima de las demandas a resolver? Parece que ciertos sectores de la comunidad universitaria aún se confunden entre lo obtuso y lo concreto, siguen sin ver que el país se está derrumbando, que si aún se mantiene en pie es por la dignidad y voluntad de quienes luchan día a día para que las cosas cambien.

Al mismo tiempo pero en otro lugar, los maestros opositores a la reforma educativa continúan con las jornadas de protesta, acaban de quemar las sede de los partidos políticos en Guerrero. Nada más sublime que ver en llamas la imagen de Enrique Peña Nieto.

Ante la expectativa un “parista” toma el megáfono y comienza a hablar sobre las razones, históricas e inmediatas que los llevan a este acto de presión. Es interesante como muchos de los asistentes en la explanada, preguntan constantemente detalles y razones pero cuando alguien decide hablar para todos, muchos se van y no lo escuchan, se limitan a preguntar a los reporteros si ya sabemos algo de la asamblea y si van a desalojar o no.

Comienza a oscurecer y un contingente numeroso se dirige hacia Rectoría, vienen con la consigna firme y clara de rechazar la represión y exigir el diálogo. La asamblea ha terminado y como resultado de horas de discusión se anuncia que se instalará un campamento de apoyo a los “paristas” y se presionará con acciones la resolución pacífica del conflicto. La sombra de la represión se mantiene latente y ante ello la situación sí es consenso: se impedirá la entrada de los cuerpos policiacos a las instalaciones universitarias Ni el rector José Narro podrá imponer esa actitud violenta ante un conflicto que debería resolverse con mesas de discusión y de trabajo.

Estudiar en este país resulta una faena interminable, resulta heroico, no importa si uno nace en una comunidad en Guerrero o si nace en algún barrio de la capital del país, en algún punto habrá un abuso, una injusticia, un padecimiento, desde un programa pedagógico nefasto hasta la implementación de cuotas ridículas. Sólo un sector de la población se salva de este calvario constante…no hace falta mencionar lo obvio. Los estudiantes tienen derecho a estudiar dignamente y si se lo exigen a las autoridades concernientes es porque es su papel, es lo mínimo que pueden hacer en un contexto de caos que se agudiza día con día. Pienso en el testimonio que leí ayer sobre la vida de un estudiante de CCH: http://www.proyectoambulante.org/index.php/noticias/nacionales/item/1281-sobre-la-toma-de-rectoria-una-mirada-desde-la-ventana-del-los-porques

Queremos dejar una galería fotográfica de esta jornada, lo que vimos es algo de aire fresco, la prueba de que las cosas tienen que resolverse sin el uso de la fuerza pública y bajo los mecanismos que el diálogo permite. Siempre y cuando las autoridades universitarias volteen y se interesen un poco…

 

 

Por Heriberto Paredes Coronel (Texto y fotografías)