Serán juzgados de acuerdo a los usos y costumbres de los pueblos, 54 resguardados en los municipios de Ayutla, Tecoanapa y San Marcos

“Nos sujetaremos a la aplicación de nuestros usos y costumbres, en donde vemos la solución a tanta inseguridad. Pido a las distinguidas personas que integran el consejo comunitario, castigo a los culpables, esclarecimientos de los desaparecidos y ejecutados”.

                                                                                                                 Víctima del crimen organizado

Alrededor de tres mil representantes de diversos sectores: autoridades, maestros, estudiantes, sacerdotes y pueblo en general, de diferentes comunidades, asistieron a la primera Asamblea del Tribunal Popular de los Pueblos Organizados y la Policía Comunitaria, en la comunidad de El Mesón, municipio de Ayutla; uno de los primeros pueblos que iniciaron el movimiento contra la delincuencia y el crimen organizado ante el secuestro de un comandante de la policía comunitaria.

En la presentación de los resguardados, se pidió a los medios de comunicación que se tomaran fotos y videos, para evitar la mala información que se ha dado a conocer sin fundamentos ni evidencias de los hechos. Reiteran los ciudadanos que es claro que la comunitaria no oculta información como algunos medios han anunciado, “nosotros no somos como ellos, que nos levantan, nos matan y nunca más regresamos” afirma el  Comandante Guerrero.

Los retenidos fueron presentados en grupos de cinco y la Policía Comunitaria hizo una valla para dar paso a los acusados. En la descripción, se distinguió que estas personas son de clase baja, con nivel de estudios de primaria, secundaria o ninguno. Entre los 54 acusados se encuentran cuatro mujeres, dos de ellas jóvenes de 19 y 22 años. Según las primeras pruebas y denuncias, ellas operaban juntas y señalaban a quienes se debía secuestrar, también vendían droga y ocultaban a las víctimas en una casa llamada “Rancho, la Ceiba”. Una de ellas es identificada como la mujer del delincuente que opera en Ayutla, a quien apodan «El Cholo”, jefe de la mayoría de los resguardados y quien continúa prófugo.

Entre los delitos que se identifican son: cobro de cuota, extorsión, delincuencia y crimen organizado, secuestro, violación, homicidio, descuartizaciones; informantes, halcones, consumidores de drogas, distribuidores, vendedores de droga, cómplice de homicidio, robo, sicarios, entre otros. Estos son algunos de los delitos por los cuales se encuentran los resguardados y en proceso de investigación, cuyas edades van de los 16 a los 50 años. De acuerdo con las pruebas, la mayoría de ellos acumulan incluso más de tres delitos.

En esta primera tribuna se abrió el espacio a los testimonios de un sinnúmero de familias lastimadas por el dolor y la angustia, impactados por el terror que azotó a diferentes pueblos y municipios. Ahora, ellos están seguros de que con esa organización de los pueblos, sin dinero, sin tanquetas, sin grandes aviones, ni grandes inversiones que hacen los diputados y el gobierno federal, nadie los va a detener; pues, aseguran, la Policía Comunitaria está en el marco legal, y les queda claro que el sistema en el que se vive sólo sirve a los de arriba. «Por eso Ayutla, San Marcos, Cruz Grande, Tecoanapa y más allá, los 14 municipios donde se encuentra la UPOEG, vamos a seguir haciendo justicia», hizo mención uno de los dirigentes de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG).

Testimonio de quienes vivieron en carne propia, el secuestro y la tortura:

«Me secuestran los sicarios, me suben a un coche, me golpearon como animal, eran muchos y me amenazaban con matarme, me amarraban mis manos y mis pies, me pisaron mi cabeza; traían pico y pala, decían que me descuartizarían, me llevaron a un lugar, me amarraron mi cabeza y decían: ‘ahora si te vamos a matar’. Tuve que aguantar los golpes, las patadas en mi nuca, mi cabeza, sangre en mi nariz; me amarraron mi cuello con cable de luz, me echaron un bote de agua en mi nariz, cuando me desmayé me tiraron a la basura, me decían: ‘pinche viejo te vas morir’. Me fueron a dejar a su casa de un tal Cholo, y de ahí me soltaron, jugaron conmigo como si fuera un juguete, en mi mente yo moría, no sentí cómo llegue aquí, me dijeron que era porque soy parte y siempre ando detrás de la policía comunitaria».

                                            Testimonio del primer comandante de la Policía Comunitaria secuestrado

 

“En el municipio de Tecoanapa pedían cuota de 500 pesos a los que teníamos ganado, ¿y cómo íbamos a pagar si a lucha sacamos para comer? Entonces hicimos reuniones para decidir que no pagaríamos, pero entonces me secuestran por alborotar a la gente del todo el pueblo, pero nosotros sólo queríamos tranquilidad y esto les dolió a ellos y me levantan en mi casa, me dan un golpe en la nuca, me amarran de la mano, la boca, me metieron en la cajuela, y mi familia ni cuenta se dio.

En una loma me vendaron los ojos, y me pasaron al asiento del coche, me llevan a una casa en Ayutla, ahí me dicen: ‘¡llama a tu familia!, si te quieren ver vivo, que reúnan 150 mil pesos para mañana’, mi gente, el pueblo se preocupó. Me golpearon, me agarraron a patadas, me embrocaron cosas en mi cabeza, me dejaron botado en aquella casa, y me preguntaban ‘si ya tienes el dinero’, les dije que no, ‘entonces vas a pagar con tu vida, comisario, ¿sabes en qué problema grande te metiste?, ya sabemos dónde fuiste a hacer asambleas para que no paguen cuota, ahora pagarás más’, me dijeron, yo le dije: ‘¡sí, es verdad!, si ya saben para qué me preguntan’, me llevan rumbo a Cruz Grande, se meten en una brecha, se metieron en un rio, me sacaron a caminar y le hablaron a su jefe para ver dónde me iban a llevar, más adelante reciben una llamada. Decían: ‘¡ahorita no hay paso, agarraron al mero jefe, mejor hay que soltarlo, por ahí vamos a tirarlo!’ Me llevaron, me tiraron en una brecha, cerca del río, me rodé… Pero, ¿qué hace el gobierno, quiere proteger a ellos, por qué no protege a nosotros?, ¿a poco la gente que ha sido descuartizado, no tiene familia? Me duele y me da coraje. Yo pido que él que la deba que la pague, con la justicia.”

                                         Testimonio del segundo comandante de la Policía Comunitaria Secuestrado

Una de las victimas agradece a los policías comunitarios por toda la labor que hacen y con unas palabras desgarradoras expresa lo siguiente:

“Poco tiempo atrás perecía imposible estar frente a personas honestas y poder expresar lo que nuestra voz tenía que callar y sumergirnos en la impotencia y refugiarnos con el dolor, ese sentimiento que lastima y lacera nuestras vidas al ser víctimas de la delincuencia, sin poder acudir a una dependencia de gobierno donde dizque se aplica la justicia, algo tan distante a la realidad, pues está corrompido y sólo se aplica justicia equivocada y al mejor postor sin tomar en cuenta los reclamos de los agraviados.

Hoy, nuestra voz es escuchada al llegar las autoridades comunitarias; quienes, ante el cansancio y el hartazgo de los pueblos por tantos atropellos e inseguridad, decidieron actuar en forma enérgica en contra de la delincuencia organizada. Siendo nuestra policía comunitaria el eje principal quien lleve a cabo esta labor de forma contundente y brinda el ejemplo a nuestra sociedad civil, que sí se puede ofrecer seguridad al pueblo, aún cuando no se cuenta con el presupuesto que se derrocha en actividades intrascendentes que nada ayuda a la seguridad de los que menos tienen. Hoy sentimos el alivio, que se hará justicia, y esperamos que sean enjuiciadas las personas que hayan decidido estar en actividades ilícitas, y que con ellos hayan sembrado intranquilidad, dolor y llanto.

Nos sujetaremos a la aplicación de nuestros usos y costumbres, en donde vemos la solución a tanta inseguridad. Pido a las distinguidas personas que integran el consejo comunitario: castigo a los culpables, esclarecimientos de los desaparecidos y ejecutados. Alto total a la delincuencia. Y a las personas que dirigen el organismo de derechos humanos: apliquen sus procedimientos a quien realmente los necesite  y no sólo defiendan derechos de delincuentes que supone que ante la ley los han perdido por infringirla.”

                                                                                                                   Víctima del crimen organizado

 

Con mucha seguridad, los policías comunitarios declaran que esta organización es el resultado de un largo proceso, no es «llamarada de petate», tampoco nació de manera mágica, esto llegó para quedarse. El primer elemento que contribuyó a la llegada de este momento es el pueblo, que trabajó el nivel de la concientización, quien tomó conciencia de los problemas que le lastimaban, que le aquejaban, y que estos no podían prolongarse de manera indefinida, lo que por muchos años se había sufrido.

“Cuánta gente se ha movilizado, cuántas asambleas para reconstruir este tejido social que estaba canceroso, el pueblo quiere restablecer el orden, el Estado de derecho, el vigor de los pueblos está en su cultura del servicio; los policías, su seguridad de los pueblos, no está basada en las armas, si no en la organización y en el conocimiento de su gente.”

                                                                                                             Mencionó el Padre Mario Campos

La decisión de una abuela hizo la diferencia en este primer tribunal comunitario, pues entrega a su nieto de 12 años a la Policía Comunitaria para que ellos corrijan su camino, por medio de la reeducación.

“Quisiera decirles a los padres de familia que le pusieran cuidado a sus hijos, yo soy un niño de 12 años, mi madre nos dejó por irse a los Estados Unidos, yo tenía dos años y mi hermano de tres meses, yo vivo con mi abuela, yo me he salido y me ido hasta Chilpancingo, yo me empecé a descomponer, pensaba en meterme en esto por el dinero fácil.

Yo fui testigo de cómo ellos repartían mercancía en Chilpo; me decían: ‘¿quieres una feria?’… he visto cómo torturan a la gente, cómo las despedazan. Me sacaban por toda la carretera y me llevaban a una casetita y ahí tenían a un compa amarrado, de pies a cabeza, embolsado, lo sacan y le empezaron a quitar sus dedos… me andan buscando porque quieren que entre con ellos, yo no quiero más bronca, me estaban entrenado para ser un sicario, pero mi abuelita eso no quiere y me vine a entregar, para seguir el buen camino…”

                                                                 Niño de 12 años, entregado por su abuela a  la policía comunitaria

 

Este movimiento ha sido financiado por el mismo pueblo, la cooperación y voluntad de diferentes sectores que han aportado -reafirman los comuneros- y las mujeres que llevan comida a sus policías. Esta primera asamblea era para dejar tareas, acuerdos, discusión y diálogo entre las familias; a la responsabilidad que hay como padres y madres, las  autoridades deben sumarse. Ellos identifican la necesidad de que cada comunidad convoque a asambleas en su pueblo para empezar a revisar desde abajo hacia arriba, también tener un censo de cada ciudadano de cada comunidad, pues han llegado ciudadanos extraños a tomar el control por encima de la comunidad.

“Esta delincuencia fue pactada y nos hicieron victimas a todos. ¡Nadie nos va a representar si no somos nosotros mismos! Es necesario la defensa del territorio desde casa, comunidad, municipio, estado y país…Vamos a regresar al campo pero no soltaremos las armas sin antes estructurarnos para crear una institución de seguridad, ya estamos avanzando, muchos pueblos están haciendo asambleas para nombrar a su grupo de seguridad, pero todos tenemos que contribuir, no se vale que unos sean sólo espectadores. Vamos a construir un sistema de justicia donde hombres y mujeres decidamos, no dejar un centímetro a esta delincuencia, pedimos la colaboración de maestros, doctores, ingenieros, abogados, iglesia.”

                                                                                                          Bruno Plácido, dirigente de UPOEG

 

La Policía Comunitaria pide al gobierno del estado de Guerrero y al federal que deje de hostigar, que conozcan con profundidad el sistema de seguridad, pues a las autoridades ya se les dio una oportunidad y llevaron todo al fracaso. Al mismo tiempo, les informan que los padres de esta delincuencia son la pobreza intelectual, económica y la explotación que hacen las políticas públicas. Creen necesario que, después de asegurar la justicia, se discuta y trabaje en un desarrollo donde ganen todos, la costa chica, la Montaña, la región centro, el estado entero. Queda como acuerdo de la asamblea la próxima sesión del tribunal el 22 de Febrero en Buenavista, municipio de Tecoanapa.

Texto y fotografía: Graciela López, reportera del periódico La Luciérnaga

(A partir de esta publicación comienza una etapa de colaboración con el periódico La Luciérnaga)