El Tío, compañero y amigo

Fotografías: Regina López

El viernes 21 de marzo, a un año de la desaparición de «El Tío», familiares, amigos y compañeros realizaron un mitin frente a la Procuraduría General de la República (PGR) para exigir que la institución haga su trabajo de investigar los hechos de esta larga ausencia, que pareciera una desaparición forzada.

Es  demasiada coincidencia. Tres meses antes de desaparecer, el Tío fue el testigo principal en el asesinato de Juan Francisco Kuy Kendall por policías federales, el primero de diciembre de 2012. Cuando los dos activistas llegaron a la escena de la “inauguración” de Enrique Peña Nieto en San Lázaro ese día, encontraron a la gente en plena rebelión contra  la tiranía. Y cuando Teodulfo empezó a grabar la represión, nunca imaginó que su video mostraría la caída de su compañero y el lugar preciso de donde salió el proyectil –supuestamente “no letal”– que lo alcanzó y ocasionó su muerte un año después. Durante diciembre, enero, febrero y marzo, el Tío hizo varias declaraciones exigiendo justicia y responsabilizando al Estado del ataque contra Kuy Kendall. Fue citado a dar testimonio en las fechas cercanas a su desaparición, en marzo de 2013.

El mitin del 21 de marzo de 2014 fue el primer acto de una campaña nacional para esclarecer el paradero de Teodulfo. Al denunciar la negación de la PGR a realizar una investigación seria, las y los organizadores hacen un llamado a la sociedad civil a participar en la búsqueda, llevando postales con la foto de Teodulfo y los datos del caso a centros de reclusión, psiquiátricos, hospitales, albergues y otros lugares que posiblemente sean fuentes de información. Las postales se repartieron en el mitin y se pueden descargar en la página de Facebook Por ti Tío. Durante el mitin, varias personas entrevistadas hablaron de los aportes que Teodulfo ha dejado a las luchas actuales.

El Tío siempre era el que…

Mónica (hermana)

—Mi hermano Teodulfo, que está desaparecido desde el año pasado, siempre era el que nos apoyaba en la familia, muy incondicional, muy alegre y cooperativo con nosotros y con otras personas también. Lo que sí le molestaba era la injusticia hacia la gente y el Estado que reprime y mete la gente en la cárcel. Él se unió a los movimientos por lo que no le pareció justo. Estuvo en el plantón de Atenco hasta el final. Siempre hemos dicho que él es el inteligente de la familia porque sabe de muchas cosas desde kinder, primaria, secundaria, media superior. Contesta las  preguntas que le hagan, preguntas de las ciudades, preguntas de cosas pasando en el mundo, preguntas de música.  Él es metalero y le gusta ir a las tocadas de rock. Pero si le preguntas de artistas pasados, Rigo Tovar o quien sea, él sabe de todo. Así es mi hermano Teo.

Eduviges (agricultora urbana en el Distrito Federal)

—Yo conocí al Tío en un viaje a Chiapas al Festival de la Digna Rabia a principios del 2009 y platicamos mucho de cómo vemos el mundo y de la situación actual. Nos volvimos a encontrar en una protesta contra el bombardeo de Israel al pueblo palestino y después le contamos que teníamos un proyecto de agricultura urbana que queríamos iniciar, que la intención del régimen salinista era desalentar la siembra para importar alimentos. Entonces nosotros creemos que lo que hay que hacer es sembrar, recuperar nuestra auto-suficiencia alimentaria. Dijo el Tío que estaba convencido de esto, y que estaría con nosotros el siguiente domingo. Desde ahí nunca se despidió. Nos ayudó a limpiar un terreno que estaba lleno de cascajo e iniciar el proyecto.

—El Tío ama la naturaleza,  por eso está en un proyecto de agricultura urbana, por eso apoyó la lucha contra la Supervía en Magdalena Contreras, porque todo lo que es cemento, todo lo que es imposición de vías rápidas que favorecen el automóvil, daña la vida, daña la naturaleza.

—El Tío es un compañero libertario. Siempre era el que apoyaba a los presos políticos. Es anti-carcelario. Siempre estuvo en los movimientos contra el encarcelamiento injusto. Es un compañero feminista que tiene mucho reconocimiento al trabajo de las mujeres. Es un compañero de la lucha de abajo que no necesita estar hablando, que no necesita que lo conozcan. Simplemente lucha porque este mundo es injusto. Por eso queremos que esté con nosotros  y queremos el esclarecimiento de su paradero.

—Siempre decía que antes de pedir disculpas por llegar tarde o por cometer errores, que mejor reconsideráramos y primero hiciéramos el intento de ser mejores, de cambiar.

Mary (agricultora urbana)

—El Tío siempre hablaba de una lucha autogestiva que fuera inclusiva y de compartir conocimientos. Se refería a un proyecto entre todos. Obviamente no recibimos dinero del gobierno. Y los propios medios los vamos creando nosotros, ya sea aprendiendo, ya sea cagándola, ya sea haciendo fiestas para recaudar dinero, haciendo rifas.  Y por lo mismo todo el conocimiento que él tenía sobre construcción, sobre carpintería, siempre lo colectivizó. Siempre fue un gran maestro. Siempre tuvo la paciencia para transmitir todo ese conocimiento que él tenía, tanto a hombres como a mujeres. Hay hombres que te desestiman por ser mujer. Creen que no vas a poder. Y él a todos, hombres y mujeres, nos enseñaba por igual. Él nos enseñó a construir y nosotros, muchas veces nos aventamos muchas de las bardas de las que ahí se hicieron en el terreno, pues están feítas y chuecas, ¿no? pero las hicimos nosotros, sin la ayuda de nadie, solo con la cooperación mutua. Ésta es la autogestión, generar tus propios caminos, ser creativo.

—En el proyecto, sembramos milpas, hortalizas, hierbas medicinales, árboles frutales. El Tío representó un gran impulso porque casi todos somos citadinos. Lo de la siembra era algo nuevo para nosotros y fue como empezar de cero. A muchos de nosotros nos da un poco de desconfianza de no saber cómo empezar, pero El Tío siempre decía que si no sabemos, hay que empezar y sobre la marcha la vamos aprendiendo. El Tío fue él que dio el empujón para hacer ese primer paso.

Ana (agricultora urbana)

Ana, también compañera del proyecto de agricultura urbana del que El Tío era parte, comenta que cuando lo conoció, en el Festival Digna Rabia, en Chiapas, platicaron mucho y él le enseñó a hacer flores de lata. Cuando le platicaron de su proyecto de agricultura urbana, dijo: «Hay que empezar este domingo. Yo los apoyo».

—Con él, compartimos la siembra, la construcción. Nos enseñó a hacer tabiques de adobe. Nos enseñó la albañilería. Unas cosas de tierra. Algo que yo compartía mucho con El Tío era la música. Me regaló discos de rock y le platiqué de la música que me gusta. Uno de nuestros planes era de hacer un taller de música con los vecinos, un intercambio de gustos musicales Fuimos a un toquín, a unos temazcales y nos gustaba  ir a la montaña, caminar largas horas y después ir a tomar pulques.

—El Tío siempre sabía de las luchas pasando en el país e iba a Oaxaca, a Guerrero, a Chiapas, a Atenco. Fue con mi hermano a Ostula en el 2009. Estuvieron ahí en Xayacalan apoyando a los comuneros nahuas que habían recuperado sus tierras. El Tío nos platicó de muchas cosas. Era el que siempre decía que iba a chambear y nunca te fallaba. Ahora sentimos una ausencia muy grande.

Eva Palma (pareja de Kuy Kendall)

La cantante y actriz, compañera de Kuy, cuenta que ella participaba con Teodulfo en proyectos de teatro del grupo Mitote y también en actividades de La Otra Cultura, todo impulsado por el maestro Kuy.

—El Tío siempre era el que no externaba mucho sus sentimientos pero siempre estaba aportando, trabajando. El Tío era ‘el diablo’ en las pastorelas que a veces llevábamos a las prisiones. En una obra basada en un cuento del Subcomandante Marcos, Es hora de hacernos agua, él era ‘la piedra’ y también ‘el guerrero’. En nuestra obra para el Día de los Muertos, El fango de los muertos, él era Don Juan Tenorio. Era muy talentoso y muy disciplinado, un compañero sólido, humilde, sencillo, equitativo y algo muy importante: no misógino. Leía mucho y era muy inquieto. Le gustaba hacer máscaras para las obras.

—El Tío era el testigo más cercano al disparo en la cabeza que ocasionó la larga hospitalización y muerte lenta de mi compañero Kuy Kendall. Hasta la fecha el gobierno no asume ninguna responsabilidad por su muerte y tampoco asume responsabilidad por la desaparición de Teodulfo. Nosotros no dejaremos de exigir justicia y la presentación con vida del Tío.

Gabriela

Gaby,  de la organización La’ak Hormiga, dice que conoció a Teodulfo en el primer plantón en apoyo a los presos de Atenco en el 2006 y después en los otros plantones.

—El Tío siempre era el que mostraba en los hechos que nunca podíamos abandonar a los presos. No sólo ayudó a mantener los plantones, sino que estaba en todas las marchas y manifestaciones. Era una persona muy modesta y muy versátil. Trabajé con él en la Región Céntrica de La Otra Campaña, difundiendo el mensaje zapatista a través del teatro impulsado por el compañero Kuy Kendall. Teodulfo era uno de sus mejores alumnos. A decir verdad, fue una grata sorpresa verlo representar distintos papeles. Cuando abrimos el albergue para los migrantes, él trabajó largas horas arreglando el espacio. Sin él, no hubiéramos podido acondicionarlo. Él sabía de la importancia de tener un lugar para albergar a la gente que venía huyendo de la violencia.

Armando (músico, artesano y antropólogo)

—Convivimos mucho en el Auditorio Che Guevara. Ahí asistimos a las reuniones para apoyar a Victor Govea cuando él cayó preso político en la marcha del 2 de octubre del 2009. Hacíamos mantas y preparábamos las actividades. Ahí en el Che ocupado también juntamos platos, lonas y varias cosas para ayudar a armar el segundo plantón cuando trasladaron a los presos políticos de Atenco a Texcoco. Y los dos participamos en el plantón. A veces íbamos a caminar y platicar en la zona arqueológica de los Baños de Nezahualcoyotl.

—El Tío era el que siempre me llamaba por mi apodo con una sonrisa. Aunque te decía una grosería te la decía con una sonrisa. Nunca era una persona que impusiera su postura. No generaba problemas. Cuando los compas de Atenco salieron de prisión, el Tío andaba mucho con ellos. Fueron a todas partes del país para solidarizarse con las varias luchas. Una vez fui a CU  para ensayar con el grupo en que tocó y ahí encontré al Tío y a Nacho del Valle en el mural esperando a otros compas. Les habían hablado desde Guerrero para decir que hubo problemas y que hacía falta su apoyo. La última vez que lo vi, él había conseguido una jarana y quedamos de vernos para tocar un poco, cosa que nunca ocurrió.

Edith Rosales (ex-presa política de Atenco)

—Cuando yo salí en 2008, estuve con el Tío en la lucha por la libertad de los demás presos de Atenco. El Tío siempre era el que entendía lo que es la tierra y la defensa de la tierra y también la defensa de todos los derechos. Él siempre decía que los derechos se arrancan en la calle.

—Hubo cuatro años de plantones desde Santiaguito hasta Molino de las Flores, y él era una de las personas que estuvo hasta el final, hasta que salieron todos los compas de Atenco. No aguantaba la tremenda injusticia que les estaban haciendo. El último plantón era muy  desgastante en la cuestión económica. El Tío inclusive hacía un montón de actividades  para que el plantón fuera muy autogestivo. Se planteó cuestiones tan básicas como la coordinación con los pueblos cercanos, entre la propia gente de ahí de alrededor, y con los familiares de los presos comunes y de los presos de Atenco. El Tío era muy creativo. En el plantón hacía sus monos y en las manifestaciones afuera de la Suprema Corte, hacía cosas manuales para llamar la atención de los paseantes  a la situación de los presos.

—Era una persona muy solidaria. Yo recuerdo que estando en el plantón, cuando había una movilización, por decir en Oaxaca por las minas, o en San Juan Copala por la autonomía, él era uno de los compañeros que asistía. Siempre estuvo en las marchas del 2 de octubre todos los años y del 10 de junio contra la represión.

—Él siempre decía que era libertario y que él estaba por la justicia, y también decía que hay que cambiar este mundo por el bien de la mayoría de la gente que somos de abajo, y tenemos el derecho de existir libres y con todos nuestros derechos. Creo que fue consecuente hasta el último momento. Exigimos que nos entreguen al Tío con vida.

Ignacio del Valle (FPDT, San Salvador Atenco)

—Cuando regreso de las mazmorras el primero de julio del 2010, me entero de tantas acciones que se estaban dando por la libertad de los presos de Atenco. Alguien me comenta que en ellas estuvo gente de La Otra Campaña entre la cual el compañero Teodulfo. Posteriormente lo voy conociendo mejor, primero en Texcoco y después en Atenco y me identifico con él porque era muy consecuente en la lucha por la libertad y los derechos que estaban siendo violentados por el sistema.

—Él ayudó con un proyecto de la cultivación de tierras en Xochimilco y siempre estuvo dispuesto a ayudarnos a nosotros a preparar las tierras para sembrar, ya fuera maíz u otras semillas. Su tiempo era de tiempo completo.

—Por Teodulfo, como tantos hermanos que enfrentan esta realidad y que son confinados a ese camino de represión, de sometimiento, pues aquí estamos de pie. No terminaremos de expresar esa rabia, ese sentimiento de enojo, de molestia, porque no es una casualidad  que no aparece él que tenía el conocimiento de lo que sucedió el primero de diciembre en la muerte del compañero Kuy Kendall, algo que tiene que ver con esa forma de cómo se arreglan las cosas aquí en nuestro país: de una manera violenta, de una manera que no tiene que ver con el estado de derecho del cual nos hablan. En nuestro país ese derecho se tiene que arrancar a fuerza de organización y de conocimiento, de conocimiento de lo que quiere el pueblo, de lo que necesita el pueblo, de esta realidad que no podemos seguir soportando. Y si lo estamos soportando ha sido porque las fuerzas que necesitan para enfrentar a este sistema todavía no llegan a esa vertiente en donde tendremos que coincidir todos. Pero nuestra posición es jamás bajar la guardia, a pesar de esas formas de sometimiento y represión que el sistema hace en contra de la gente que lucha por su pueblo, por justicia y libertad. Para nosotros, el compañero vive y no dejaremos ni un momento de luchar por su presentación con vida. Esperemos que de esa manera sea.

Ignacio Velázquez (pueblo de Santa Cruz Acalpixca, Xochimilco)

—Conocí al Tío en el proyecto de agricultura urbana y luego él nos acompañó en Santa Cruz Acalpixca en un plantón contra la imposición de una coordinadora corrupta. El pueblo no la quería. También estuvo un mes en la parte del cerro donde nos ayudó a algunos que tenemos chinampas a quitar la hierba para poder sembrar el maíz,  a acomodar las bardas.

—El Tío era muy creativo, sabía hacer muchas cosas, pero no se quedaba con esos conocimientos. Los compartía con la gente. Era una persona muy solidaria. No ponía pretextos para el trabajo, pues. Era una persona no egoísta, pues, muy trabajador, una persona muy entregada a la lucha social. Era muy alegre, muy sonriente. Pocas veces lo vi muy molesto. No le tenía miedo al gobierno. Tenía una actitud muy firme. Sabía lo que quería.

—Ser así en este país es un delito. Ser activista, ser luchador social. Aquí es un delito luchar, solidarizarse.

—Entonces al Tío lo extraño mucho porque estuvo conmigo en sus últimos días. Lo extrañamos ahí en el pueblo. Era fácil de darse a querer con la gente por su forma de trabajar. No se quejaba de cansancio, de calor, de sed, de hambre. Él estaba entregado. Pues mucha gente lo extraña y pregunta por él. Es una persona muy valiosa y vamos a seguir exigiendo una respuesta. El estado tiene que dar una respuesta.