Fotografías: Cristian Leyva
De la abundancia de carrizo, mezcal y milpa en Carrizalillo ya no queda mucho. La empresa minera canadiense Gold Corp Inc. ha explotado indiscriminadamente esta localidad desde hace nueve años. El 83% de las 1406 hectáreas del ejido, perteneciente al municipio de Eduardo Neri, en la porción central del estado de Guerrero, está ocupado por la mina.
El complejo minero «Los Filos», proyecto que para el 2011, generó a la empresa el 10% de su producción total en oro, está compuesto por los tajos a cielo abierto de El Bermejal, Los Filos, el túnel de extracción subterránea Nukay y un patio de lixiviados.
Los Filos es la principal mina de oro en México. Pese a la supuesta flexibilidad de la empresa para negociar periódicamente con los ejidatarios las condiciones de la renta del terreno y permanecer al pendiente de las necesidades de la comunidad, la realidad habitantes –aproximadamente mil– es muy distinta de lo que se esperaría.
El exceso de metales pesados en el aire y el ácido cianhídrico, que se forma al evaporarse la mezcla de agua con cianuro de sodio y se utiliza para regar los patios de lixiviados, han tenido consecuencias ambientales y de salud graves en la población.
La exposición al polvo es permanente, ya que la actividad de la mina, dividida en tres turnos, abarca las 24 horas del día. Esto produce, entre otras enfermedades: daños respiratorios, silicosis y enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Afectaciones nerviosas, gastrointestinales, motrices, dermatológicas, oculares, auditivas, incluso cáncer, son sólo parte del impacto que tiene un proyecto de proporciones tan exacerbadas como Los Filos.
Resultan alarmantes las decenas de partos prematuros que existen en la región, las malformaciones congénitas y los abortos, resultado del contacto de los fetos y las madres con las sustancias tóxicas de la mina.
El agua, de por sí escasa y sucia desde hace mucho en Carrizalillo, también experimenta los estragos de la mina. Siete manantiales han desaparecido desde que ésta empezó a laborar.
Desde hace años, grupos de trabajo como la REMA (Red Mexicana de Afectados por la Minería) y PIAP (Procesos Integrales para la Autogestión de los Pueblos) se han mantenido cercanos a los procesos de resistencia que han vivido los ejidatarios de Carrizalillo, siendo el más reciente y significativo, el plantón de más de 80 días que centenares de personas sostuvieron en el 2007, en el que bloquearon las entradas de la mina y pararon toda actividad hasta que consiguieron un contrato más “justo”.
El asesinato de activistas ambientalistas, la división de la población, unos mineros, otros contra la mina, otros tantos en medio, la infinita corrupción, trampas y alevosía de la Gold Corp, han hecho que la resistencia contra ésta se vuelva complicada. Aún cerrando la mina, la contaminación alcanzaría niveles inimaginables si el espacio que ocupa Los Filos no terminara actividades con el rigor y los procedimientos que requiere un lugar de estas características.
A Carrizalillo le queda resistir y organizarse contra el monstruo dorado que tiene en las entrañas. La procuración de salud se vuelve imperiosa, ya no únicamente la de los pulmones, también la mental, social y política. La fuerza y la vida de un pueblo organizado busca prevalecer en medio de tanto polvo asesino y ruin.
Ya es tiempo de que EL GOBIERNO ponga un alto a esas empresas . Canadienses . Y estadunidenses.