Abisinia, «el día de la liberación está cerca»

Texto y Fotografías: Ingrid Fadnes

Una china perdida en Mexico Square

—¡China! Oye, china…
—Eh, ¿sí?
—¿A dónde vas?
—Voy a Mexico Square, es por acá subiendo la avenida Roosevelt, ¿no?
—Sí, sí, por ahí está. Oye, china, ¿te gusta Etiopía?
—Eh… Sí, sí. ¡Me gusta mucho!
—¡Ciao china!
—Ciao.

Ando en una bici azul. Made in China por cierto. ¿China? Mis rasgos físicos no tienen mucho que ver con China. Estoy en Adis Abeba, la capital de Abisinia, mejor conocida como Etiopía. Este país está situado en el Cuerno de África, –región oriental del continente, que limita con el mar Rojo y el océano Índico–. Estoy buscando Mexico Square. Luego, otros «chinos» que llevan más tiempo en Etiopía, me dan la explicación. Aquí los extranjeros no son gringos, son chinos. La razón se encuentra en los billones de dólares que los chinos están invirtiendo en África, principalmente en Etiopía. La capital y el país están en construcción con dinero del gigante asiático. Por donde mires hay edificios en construcción rodeados con maderos de eucalipto, a la manera de andamios. Una lona blanca desgarrada junto con el atípico andamio, dan una impresión de voluntad de construir, pero a la vez, de que todo se está cayendo.

Pedaleo por la ciudad, entre carros, personas y burros, muchos burros. Leí un libro sobre Etiopía. El autor dedicó un capítulo completo en honor a los burros, su animal preferido, según. Su fascinación por los burros se encontraba, entre otras razones, en cómo se comportan los burros en las calles de Adis Abeba. Firmes, sin miedo, con una carga del doble de su tamaño, navegan por las calles y atraviesan hasta Confusion Square sin problemas. Sí, existe una rotonda que se llama «Confusión» en Adis. Los burros no se confunden según el escritor. Tampoco los etíopes –pienso–, mientras prosigo perdida en mi bici, en la búsqueda de Mexico Square.

Encuentro Mexican bakery y luego Mexico book corner, en medio de un tráfico terrible que parece no tener ningún tipo de sistema. Lo que parece un sitio en construcción resulta ser Mexico Square. Es la información que llega con el pan dulce de la panadería mexicana. Justo por aquí va a pasar el nuevo tranvía (hecho con capital chino) y entre los sacrificios para el desarrollo está la plaza y el monumento “México–Etiopía”. El gobierno mexicano fue uno de los pocos en condenar la invasión italiana a Etiopía en 1935. Y luego, el 19 de junio 1954, Lázaro Cardenas (ya como ex presidente) le dio audiencia el Emperador Haile Selassie I. La relación entre ambos países dejó su huella en la historia. En la Ciudad de México con una plaza nombrada Etiopía, que luego se convirtió en la estación de metro con el mismo nombre y con el símbolo del país: un león. En 2009 el gobierno capitalino quiso cambiar el nombre a Plaza de la Transparencia, pero al final quedaron los dos. Ahora Mexico Square en Adis está en construcción. ¿Será que sigue la amistad? Según el embajador de México en Etiopía, van a reconstruir todo después y va regresar a su lugar el monumento de México y el monumento del mártir Abune Petros –el obispo etíope que fue ejecutado el 29 de julio 1936 por las fuerzas italianas.

Por lo pronto, son los panes dulces y los libros los que mantienen la memoria de una vieja amistad.

The promised land

—Aquí está Congo Rock, y a su lado está la compañera Mama Baby. Hay más fotos y documentación de nuestra historia. ¡Mira ésta!

Ras Makau me enseña copia de una nota acerca del barco “Black Star Line”. Una línea de navegación creada por Marcus Garvey, el organizador del UNIA-ACL, Universal Negro Improvement Association and African Communities League. Garvey fue un líder político nacido en Jamaica que construyó un movimiento trabajando por los derechos de la población negra, forzada a salir de sus tierras durante siglos de esclavitud. Él hace una profecía, que será tomada como núcleo del rastafarismo: «Miren a África, un rey negro será coronado porque el día de la liberación está cerca». El 2 de Noviembre de 1930, Ras Tafari Makonnen fue coronado como emperador de Etiopía con el nombre de Haile Selassie I, cumpliendo la profecía de Garvey. Este acto profético fue una caja de resonancia para la lucha de Garvey por la liberación, dando impulso a un movimiento histórico que sería inolvidable en el corazón del pueblo negro.

Estoy en Shashamane, a unas 5 horas de Adis Abeba. La tierra prometida. El hombre que dio el nombre al movimiento, Ras Tafari, también les dejó tierra para vivir y cultivar sus creencias tranquilamente, lejos de la discriminación que les perseguía en otros países. Ras Makau, originario de Kenya, cuenta la historia de la Theocratical Churchical Order of  Nyahbinghi Reign (Nyahbinghi Tabernacle), una de las cuatro iglesias rastafaris en Shashamane.

—Mientras exista la luna y el sol, los rastafaris vamos a caminar por estas tierras.

El 21 de abril es celebrado como Groundation Day debido a la visita de Haile Selassie I a Jamaica en 1966. Miles de personas lo recibieron en el aeropuerto, era ya un héroe de la liberación y la emancipación, y fue durante esta visita cuando Selassie I dijo a los líderes de la comunidad rastafari que no debían emigrar a Etiopía hasta que hubieran liberado al pueblo de Jamaica. Liberación antes de la repatriación.

Garvey es visto como una reencarnación de San Juan Bautista, al ser quien transmitió la profecía. A Haile Selassie I se le ve como la tercera reencarnación de Jah, abreviación de Yahveh, después de Melquisdec y Jesús. Y a Bob Marley como el legado, ya que a través de su música los rastafaris encontraron un medio de expresión.

Slave driver, the table is turn;
Catch a fire, so you can get burn, now.
Slave driver, the table is turn;
Catch a fire: gonna get burn.

Ev’rytime I hear the crack of a whip,
My blood runs cold.
I remember on the slave ship,
How they brutalize the very souls.
Today they say that we are free,
Only to be chained in poverty.
Good God, I think it’s illiteracy;
It’s only a machine that makes money.

Timkat

—¡Están celebrando un robo!
(Comentario escuchado sobre la celebración Timkat o Timket en Etiopía; obviamente, de una china, digamos, de una extranjera).

Felices de estar atrapados entre procesiones de Timket, en las afueras de Adis Abeba, bajando de Entoto, una montaña cercana a la capital, pasamos por Holeta y nos encontramos rodeados de tambores, mujeres y hombres vestidos de blanco y sacerdotes con telas suntuosas sobre su cabeza. Es 19 de enero y es la celebración de la Epifanía, el bautismo de Jesús entre los ortodoxos etíopes.

¿Y el robo de la china? Hablaba del Tabot, un modelo del Arca de la Alianza. Según el mito, o uno de los mitos, Menelik I, hijo de Salomón y la Reina de Saba, sustituyó el arca real por una copia y se llevó la verdadera a la capital Axum en Etiopía. Algunos cuentan que aún permanece ahí, en la Iglesia de Santa María de Sión. Fue su madre, la Reina de Saba quien luego lo nombró rey, convirtiéndose de esta forma en Menelik I, quien proclamó al pueblo etíope «Pueblo Elegido de Dios». El libro sagrado de Etiopía, el Kebra Nagast, narra la historia de Menelik y del Arca de la Alianza.

Mientras los mitos se discuten, los sacerdotes sacan el Tabot de sus iglesias y se juntan en una fiesta colorida y alegre en la calle. Todo alrededor está parado mientras la procesión sigue sobre una tela roja.

Café, Teff & Tierra

La historia de Kaldi, cuenta que fue ese niño pastoreando a sus cabras, quien encontró la planta del café por primera vez. No entendía qué le pasaba a sus cabras. Él se quedaba dormido debajo de un árbol y siempre que se despertaba, las cabras estaban brincando y bailando con mucha energía, sin parar. Un día se quedó despierto, y se dio cuenta de que fue después de comer unas pequeñas frutas rojas de un arbusto que las caprinas comenzaron a brincar.

La ceremonia empieza con la cosecha del café. La fruta se seca al sol, en un plato pequeño. De cosechado a que queda seco pueden pasar un par de días, depende del sol, pero normalmente en Abisinia el sol es fuerte y quema. –El país con 13 meses de sol, dice la propaganda turística en el aeropuerto–. Ya seca, se puede pelar, y queda el granito amarillo. Con un comal o un sartén se quema sobre el carbón. Dependiendo el sabor que se quiere, lo puedes dejar bien quemadito, o así, más suavecito. Aquí optan más por el negro y quemado. En teoría, o según los baristas profesionales, el café se tiene que dejar reposar después de la quema. Quizá un día o más. Pero aquí no es así. Directito se va al molino –un mortero de madera–. Antes de moler hay que percibir el aroma del café. Con la mano jalas el humo hacía tí e inhalas el olor fuerte a café quemado. Se hierve en una jarrita, llamada jebena. Tiene una base esférica, con un cuello largo y un pico vertedor. El café hierve y sube por el cuello, luego se vierte en otro contendedor para enfriarlo un poco y se repite el proceso, dos veces.

Tacitas pequeñas y palomitas. Cafecito con calma

No sales de Etiopía sin comerte una buena dosis de injera –la tortilla etíope–. Está hecha de teff, una especie de planta herbácea de cosecha anual semejante a los cereales. Está llena de fibra y hierro, proteínas y calcio. Su nombre significa perdido, por el tamaño del grano que es muy pequeño, menos de un milímetro de diámetro. Y hay en todos lados a donde mires en las montañas que rodean Adis Abeba. Se piensa que el teff fue cultivado por la gente que habitaba las tierras en el Cuerno de África desde hace 6000 años y ahora lo están descubriendo los estadounidenses. En los últimos años, se ha llevado la semilla para cultivar en tierras lejanas.

En Etiopía más del 80% de la población vive en el campo. Sin duda es donde está la mayor fuerza de trabajo del país. Y aún actualmente, todos cultivan el “perdido” –el teff–.

Pasan dos burros por la Rotonda Confusión. Uno esta cargado de teff, el otro está cargado de troncos de eucalipto. En Etiopía, el eucalipto fue introducido aproximadamente en el año 1895 debido a la gran deforestación alrededor de Adis Abeba, causada por el uso de la madera como combustible. Se dice que Adis es una ciudad perfumada por el aroma de este árbol, pero el eucalipto tiene su lado oscuro: avanza sobre la vegetación nativa, consume mucha agua y destruye los suelos.

En la rotonda los dos burros se separan. Uno gira para un sitio de construcción; los troncos serán el nuevo andamio para la construcción de un condomino pensado para la creciente población urbana. El otro se va para el mercado; para vender su teff a la gente de la ciudad.

Llega el atardecer y la tierra se convierte en un mar rojo, que da paso a la noche en Abisinia.