Por Amaranta Marentes Orozco
La cultura popular institucionalizada y el miedo a la concentración pública son los dos elementos que destacan del desfile de alebrijes monumentales de este año.
Año con año se lleva a cabo el concurso y desfile de alebrijes monumentales. Las familias y colectivos participantes llevan 7 años llenando de color y formas las calles, las rutas para el evento han ido cambiando con los años sin embargo destacaba el proceso vinculante entre asistentes y concursantes que caminaban, tras las largas horas de trabajo, junto a sus piezas.
El Museo de Arte Popular (MAP), dependencia del gobierno Distrito Federal, ha estado a cargo del evento durante sus 7 años de vida. Este espacio se encarga de convocar, recibir maquetas, y coordinar a un gran grupo de gente para llevar a cabo el desfile y posteriormente la ceremonia de premiación. Mientras el gobierno del Distrito Federal sólo se encarga de cerrar la vialidad, llevando a cabo la logística el día del evento.
Para el Estado la cultura no refiere a un proceso creador sino a un resultado. Cada participante debe buscar sus patrocinios para lograr realizar su pieza.
Este 2013 el desfile fue muy distinto a los otros años. En principio se llevó a cabo un “dispositivo especial de vigilancia y vialidad en el que participaron 439 elementos apoyados por 58 vehículos con el objetivo de garantizar la integridad física y patrimonial de los poco más de 20 mil espectadores.” (NOTIMEX en Radio Formula 9 de Septiembre 2013)
Dicho dispositivo compuesto por diversas agrupaciones policiacas, desde tránsito hasta granaderos llevaron el desfile en su salida en la glorieta de Colón y su circular sobre avenida Reforma, evitando que la gente se acercará en demasía a los alebrijes que caminaban haciendo gala de sus colores. Al momento de desviar el tránsito en Reforma la cantidad de elementos de seguridad pública disminuyó considerablemente y la gente pudo aproximarse todo lo que deseaba.
Si bien es evidente que para este tipo de evento es necesaria una infraestructura y coordinación para la realización, el hecho de que el gobierno capitalino traduzca en logística y bienestar el uso de granaderos (quienes llevaban casco y espuelas) a un evento cultural, popular y familiar, refiere a cómo el Protocolo de Actuación Policial para el Control de Multitudes no sólo opera en manifestaciones sino en todo tipo de masificación.
Entonces bien ¿cómo es que se institucionaliza una fiesta popular? Pasamos de un evento de vinculación entre familias, colectivos, artesanos y asistentes que en una alegoría vibraban y mostraban el resultado de un proceso arduo de trabajo a un espectáculo que debe verse a la distancia.
Lo importante no fue cuanto les costo a cada uno de los creadores-productores y el contacto con el público al exponer su trabajo, sino hacer gala, desde los aparatos del Estado, de la posibilidad de llevar un evento museístico a las calles.