Luchamos porque queremos que las calles sean nuestras todos los días, no sólo el 8M o durante las movilizaciones feministas. Queremos transitar el espacio público sin miedo, así como también queremos sentirnos seguras y libres en nuestra casa, escuela, trabajo y donde sea que estemos. Luchamos por contar nuestra historia, desde nuestras miradas y narrativas, luchamos como mujeres que somos por nosotras, por ti, por las que vienen, por las que nos arrebataron, por todas.
Nuestra vida importa, nuestro trabajo también, por eso quisimos hacer esta entrega desde una de las trincheras de lucha de seis mujeres documentalistas mexicanas que no sólo acompañamos el movimiento feminista, sino también formamos parte de este a través de nuestras imágenes.
Monumentos con consignas feministas en el Ayuntamiento de Nezahualcóyotl, Edo. Mex.
Pinta con la consigna «Machete al machote» en el monumento a Nezahualcóyotl, Ciudad Neza.
La marcha del 8M en Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México, comenzó en la «Glorieta del Coyote» en donde se encuentra el monumento a Nezahualcóyotl, el cual fue atado con un pañuelo verde (símbolo de la lucha feminista) por las manifestantes.
Monumentos con consignas feministas en el Ayuntamiento de Nezahualcóyotl, Edo. Mex.
El contingente de familiares de víctimas de feminicidio portaba un tendedero de bordados con los testimonios de distintos casos en el Estado de México.
La marcha culminó en el Ayuntamiento de Nezahualcóyotl, donde meses antes se había colocado el antimonumento contra los feminicidios. Las madres de víctimas de feminicidio y desaparición de sus hijas colgaron lonas con sus rostros y nombres, así como telas bordadas con sus testimonios. Después tomaron el micrófono para hablar sobre los casos de sus hijas y familiares.
En Neza, marcharon madres y familiares de víctimas de feminicidio en el Estado de México, así como distintas colectivas de autodefensa que les acompañaron, tales como ‘Comando Colibrí’ y ‘Mutatis Mutandis’.
La consigna «policías violadores» nos recuerda casos como el de una jóven menor de edad violada por 4 elementos de la policía de Azcapotzalco, Ciudad de México, el pasado 3 de agosto del 2019.
Durante toda la marcha policías de la Ciudad de México, usaron extintores con gases contra las manifestantes. En diversos momentos, se vieron policías vestidos de civil dándoles órdenes para disparar los gases, en esta foto se observa a uno de ellos en el Eje Central a un costado de Bellas Artes junto a la consigna “«La policía no me cuida».
A lo largo de la marcha se pudieron observar a mujeres trabajadoras de distintos locales comerciales, apoyando a las que pasaban manifestándose.
El 8 de marzo nos encontramos en el Coyote Rojo con madres y familiares víctimas de feminicidio y desaparición forzada de Neza y Chimalhuacán, y colectivas feministas. Antes de comenzar la marcha hacia Palacio Municipal, mujeres pintaron “Que arda” en el piso de la glorieta y prendieron fuego frente a la escultura de Nezahualcóyotl.
Mujeres escalan la estatua de Nezahualcóyotl en el Coyote Rojo para colocarle un paliacate morado y verde como símbolo de la lucha feminista en Neza. Al terminar de amarrarlos, todas la acompañamos con el grito de «Ni una más».
La colectiva Invisibles Somos Visibles clausuró el acto político frente al Palacio Municipal de Neza. Un de sus integrantes con velo y vestido de novia pasa frente a las mujeres que acompañan la marcha. En el fondo se observa una pancarta con la consigna «Somos la periferia que no cabe en tu academia».
Mujeres que acompañan la marcha del 8 de marzo en Neza se toman de las manos y hacen un círculo a lado de las cruces rosas que se ubican frente a Palacio Municipal. Este momento de abrazo colectivo forma parte del performance de la colectiva “Invisibles somos visibles” de Ecatepec, Estado de México.
Durante las movilización del 8 de marzo en Ciudad de México, una mujer con el rostro y los brazos cubiertos ondea una bandera morada y verde sobre la Fuente del Caballito.
La marcha avanza sobre Av. Juárez y una mujer con un vestido de color verde comienza a dar vueltas en medio de la calle. En su cuerpo se lee la leyenda «Libres» mientras porta un pañuelo por el aborto legal, seguro y gratuito en todo México.
Frente a la Antimonumenta, un grupo de mujeres se detienen para escuchar los testimonios de familiares de víctimas de violencia de género y de mujeres sobrevivientes de violencia . Con el puño en alto, las mujeres gritan la consigna «No estás sola, no estás sola». Al fondo se observa una de las pintas sobre las vallas que rodean a Bellas Artes con la leyenda «México feminicida».
Un grupo de mujeres auxilian a una de sus compañeras por gas lacrimógeno que salió del interior de un inmueble en Av. 5 de mayo y Bolívar. Entre todas piden agua para echarle en el rostro y reducir los efectos del gas.
La marcha avanza sobre 5 de febrero. Un grupo de mujeres se agarran de los brazos como si fueran un bloque o una cadena humana. Mientras caminan y se sostienen entre ellas, gritan consignas para entrar a la plancha del Zócalo.
Dos mujeres abren la pista y comienzan a bailar alrededor de una gran fogata frente a Palacio Nacional.
Mujeres bailan alrededor de la fogata frente a Palacio Nacional. Ellas brincan, corren y se abrazan en un aquelarre feminista mientras gritan «El que no brinque es macho, el que no brinque es macho». Al fondo una mujer dispara papelitos de colores que se suman al fuego.
Salir a marchar no es nuestra única forma de luchar, nosotras resistimos todos los días en nuestra cotidianidad, trabajamos por construir mundos que se contrapongan a este horror, y no lo hacemos solas, buscamos a otras y nos ponemos manos a la obra, construimos desde la rabia, pero también desde el amor. Somos mujeres que luchamos y no vamos a parar.
Reivindico la rabia, el hartazgo de ser ignoradas, violentadas, abusadas, asesinadas, y que la sociedad haga como si nada pasara. También comparto la idea de que los monumentos son símbolos del Estado (y sistema) opresor, que representan sólo una pequeña parte de la historia, donde la mayoría de las mujeres han sido omitidas, una historia patriarcal, colonialista, de esclavitud y masacres hacia los pueblos originarios. Esos monumentos no me representan, ni me pertenecen. La historia ahora está siendo narrada por nosotras y para nosotras.
¡Esos muros gritan verdades de colores!
Mujeres que luchan
Batallones Femeninos rapeando en la antimonumenta.
«Mujer escucha esta es tu lucha»
Pintas en el Caballito, manifestación de nuestra rabia.
En el cartel que se pegó en el asta bandera del Zócalo se puede leer«HOMBRES:LA VIOLENCIA QUE EJERCE SU GÉNERO ES SU RESPONSABILIDADES SU RESPONSABILIDADES SU RESPONSABILIDADES SU RESPONSABILIDADES SU RESPONSABILIDAD»
«Así son las formas cabrón» La lucha feminista también incluye la destrucción de roles de género en donde se nos exige sumisión o como diría el presidente López Obrador “que nos portemos bien”
Monumento a la Revolución. Los monumentos patriarcales y colonialistas no nos representan. Estanos contando nuestra propia historia.
«Te prefiero violenta que violada o muerta».
Se va a caer porque lo vamos a tirar.
Aquelarre feminista en el Zócalo de la ciudad de México.
Pintar la revolución: Participantes de la marcha se abrieron paso por las vallas que cubrían el monumento a la revolución y plasmaron su palabra. Nos queremos «vivas y libres».
«Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir»: el uso del pañuelo verde nace en Argentina como símbolo de la lucha por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito; ahora se ha extendido por todo el mundo y fue uno de los colores predominantes durante la marcha este 8M, junto con el morado con la consigna «¡Vivas nos queremos!».
Nuestras luchas se entrecruzan con sus distintas formas, sabores y colores. Esa diversidad fue evidente el pasado 8 de marzo. Unas gritamos, otras rayamos, rompimos y quemamos, algunas miramos o documentamos. Todas resistimos las violencias machistas cotidianamente; la rabia y el hartazgo se comparten.
Archiva de graffitis en la noche del 9 de marzo 2020
Las protestas sobre monumentos nos hablan de un pendiente, de un deber y de un evidente hartazgo. Son un recordatorio de las muertes que no debería de haber. Los medios no le daban importancia antes a estas noticias y ahora no tienen opción, las paredes hablan de verdad, hablan de una realidad, pero también hablan de deseos, de querer a tu amiga, compañera o hermana a salvo de vuelta en casa, se habla de esperanza, de que todo esto algún día pasará y no serán necesarios los mensajes anónimos en ninguna pared, ni en ningún pedazo de cemento para mencionar las ausencias.
En esta ciudad sobrevivimos cada día las mujeres, con el pensamiento cotidiano de saberte en territorio feminicida. Esas paredes rayadas solo representan un poco de la rabia atravesada. De impotencia hablan, de intentos fallidos por callarnos, de un acompañamiento anónimo, de alguien que deja un mensaje para hacerle saber a la otra que no esta sola, que creemos en su denuncia, en sus miedos, en su voz, dejar palabras en las paredes para hacerse escuchar. Mensajes para las mujeres, para que se sepan acompañadas, pero también, mensajes para lxs incautos que no se posicionan, o les parece ajena o lejana esta situación violenta del país.
Ser parte la marcha del 8M en la CDMX fue una experiencia poderosa, nunca había asistido a una marcha tan concurrida. En el aire se sentía mucha fuerza y determinación. Asistir a la marcha junta con compas fotógrafas, me dio otra perspectiva, una en la que la valentía es la clave para captar momentos inesperados. Xilo, Nora, Regina y Marialy fueron mi ejemplo de que, cuando estás con tus compas, estás segura y protegida. Estoy muy feliz de ver que más mujeres como ellas, están documentando historias independientes, reales y empáticas con la lucha de todas.