«Académicos turcos por la Paz» bajo amenaza

El 11 de enero, 1128 académicos de 89 universidades turcas y 355 académicos, académicas e investigadores internacionales agrupados bajo el nombre de Académicos por la Paz hicieron pública la declaración denominada «Nosotros no seremos parte de este crimen», instando al gobierno turco a terminar con la violencia de Estado y procurar condiciones de negociación en las regiones kurdas de Turquía.

Los kurdos son probablemente la nación sin Estado más grande del planeta. Hay más de treinta millones de kurdos en el Medio Oriente, viviendo principalmente en Turquía, Irak, Irán y Siria. Indicadores muestran que la mitad de ellos viven en Turquía, lamentablemente sin el reconocimiento oficial de importantes derechos como una educación basada en su lengua originaria, la auto-administración de sus ciudades, etcétera. Debido a las constantes condiciones de opresión a las que se ha visto enfrentado el pueblo kurdo, diferentes estrategias de resistencia han emergido en sus territorios, tales como la vía electoral, la lucha armada, la organización autónoma y el trabajo de base, entre otros.

El Partido Democrático del Pueblo (pro-kurdo HDP) superó, por ejemplo, el 10% nacional en las últimas elecciones turcas, logrando entrar al parlamento en lo que se ha calificado como un hecho histórico. El Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK) por otro lado, se aleja de la apuesta electoral, y si bien en sus orígenes se consideraba una organización paramilitar marxista-leninista, tras el arresto de su líder Abdullah Öcalan en 1999, su ideología se ha impregnado de una apuesta libertaria y comunalista denominada «confederalismo democrático». Guardando algunas semejanzas con la reciente apuesta comunalista del PKK, sectores kurdos sirios han asumido el control de sus propios territorios, implementando procesos de democracia directa y consejos vecinales. El caso de Rojava, al norte de Siria, es un excelente ejemplo de esta apuesta por la autonomía.

En el caso de Turquía, la guerra entre el PKK y el Estado turco inició a principios de los ochenta pero tomó una forma violenta hacia los años noventa. Aproximadamente cincuenta mil guerrilleros y soldados han sido asesinados desde que el conflicto comenzó y cada vez más civiles se ven afectados por la violencia. En el marco de este convulsionado escenario político es que se emite la declaración de los y las académicas turcas, llamando al Estado a respetar los derechos fundamentales del pueblo kurdo.

Tras dos días de emitida la declaración, el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan calificó a los firmantes de pseudo-intelectuales, ignorantes y colaboradores del enemigo, llamando a las autoridades a hacer lo que sea necesario para terminar con dicha ofensa.

El líder también tuvo palabras para los connotados académicos internacionales que apoyaron la declaración, tales como Noam Chomsky, David Harvey, Judith Butler, Etiene Balibar y Slavoj Zizek, entre otros; considerándolos unos ignorantes de la realidad nacional y señalando que éstos fueron simplemente engañados por los académicos turcos traidores a la patria. Finalmente, desde una postura bastante cínica, el presidente termina invitando a Noam Chomsky a Turquía para mostrarle «lo que realmente está sucediendo».

[«Tüm bu gerçeklere rağmen, kendilerine akademisyen diyen güruh, bildiri yayınlayıp devleti suçluyor, sadece bununla da kalmıyor gelişmeleri takip etmek üzere yabancıları ülkemize davet ediyorlar. Bunun adı müstemleke zihniyetidir, bunun adı mandacılıktır (…) Bugün de üstelik çoğu maaşını devletten alan, cebinde bu devletin kimliğini, pasaportunu taşıyan, ülke ortalamasının oldukça üzerinde bir refah seviyesine sahip sözde aydınların ihanetiyle karşı karşıyayız. (…) Buradan Hükümetimize, bakanlıklarımıza, ilgili tüm kurumlarımıza çağrıda bulunuyorum: Bu devletin ekmeğini yiyip de bu devlete düşmanlık eden herkes hiç vakit kaybedilmeksizin en kısa sürede hak ettiği cezaya çarptırılmalıdır. Ne okulda, ne hastanede, ne adliyede, ne emniyette, ne maliyede, ne tarımda, hiçbir kurumumuzda ülkesinin bütünlüğüne, milletinin birliğine karşı tavır içinde olan kamu çalışanı olamaz. Böyle bir duruma kesinlikle müsaade edemeyiz. Bu, şahsımla birlikte milletimin de hissiyatıdır. Tüm ilgili kurumlarımızı bu konuda hassas olmaya ve görevlerini yerine getirmeye davet ediyorum». Acá su discurso completo en turco].

Tras el discurso presidencial, el Consejo de Educación Superior publicó un comunicado diciendo que la firma de dicha declaración constituye un delito y que se hará lo necesario para garantizar el respeto a la ley. Inmediatamente después, las universidades a las que pertenecen los firmantes comenzaron una serie de investigaciones en su contra, teniendo como saldo inmediato a académicos actualmente despedidos durante el primer día de investigación.

Un famoso líder de la mafia turca también se unió a la serie de amenazas dirigidas hacia los firmantes, diciendo que «se tomaría una ducha en su sangre derramada». Paralelamente, el sistema judicial comenzó su arremetida legal contra los académicos, citándoles a entrevistas, pero también deteniendo a algunos de ellos y ordenando allanamientos policiales en sus hogares. Los cargos que se les imputan incluyen insulto a la nación turca y propaganda de acciones terroristas.

Mensaje en la puerta: «No hay espacio para traidores como tú en las honorables tierras turcas. Nos encargaremos de que no te quedes en Selcuk». Irónicamente, esta amenaza está pegada sobre la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Mensaje en la puerta: «No hay espacio para traidores como tú en las honorables tierras turcas. Nos encargaremos de que no te quedes en Selcuk». Irónicamente, esta amenaza está pegada sobre la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Como es de esperarse, en gran medida los medios de comunicación tradicionales se han encargado de demonizar a los firmantes, además de exponerlos públicamente mediante la difusión de sus nombres completos, lugares de trabajo e inclusive fotos de algunos de ellos. Esta exposición los ha convertido en presa fácil de sectores conservadores y nacionalistas, siendo objeto, hasta la fecha, de múltiples acciones intimidatorias y amenazas de muerte. Un claro ejemplo de lo anterior han sido los mensajes intimidatorios dejados en las oficinas de algunos académicos, quienes, pese a la amenaza de despido, de cárcel o incluso de muerte, siguen defendiendo su declaración.

La cacería de brujas emprendida por el gobierno turco tras la declaración de los Académicos por la Paz constituye una aberrante violación a la libertad de discurso y de expresión en el país y confirma el temor que la producción de pensamiento crítico inspira en los gobernantes. Nos sumamos a las exigencias para que el gobierno turco retire los procesamientos en contra de los firmantes, libere inmediatamente a los académicos presos, respete los principios de libertad académica y de expresión y escuche el llamado de los Académicos por la Paz a cesar las hostilidades contra los kurdos.

Cruces rojas y mensajes intimidatorios fueron encontrados en las puertas de las oficinas de dos académicos de la Universidad de Gazi. Una oficina incluso fue forzada y se intentó incendiar. El mensaje en las puertas dice: «No queremos en nuestra Universidad a quien apoya al PKK».