Poema incluido en el libro Bichos, árboles y lluvias, editado de manera autogestiva por Caracol Andando.
Por Verónica Gelman, desde Argentina.
Siempre sentí una conexión fuerte con Mexico. Esa conexión se hizo más y más fuerte cuando tuve la oportunidad de viajar y recorrer el país, hacer amigxs, conocer sus historias de amores, dolores y resistencias. Escribí este poema en abril del 2007; estaba viviendo en Guatemala y había tenido la oportunidad de viajar a la Ciudad de México, a Oaxaca y a Chiapas durante el 2006, había visitado el penal donde estaban los presos de Atenco, el plantón de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) en el DF y sus barricadas en la ciudad de Oaxaca. Sentí entonces –y siento ahora– que México era un espejo para Latinoamérica, una expresión de la violencia que cae sobre todos los pueblos que luchamos por hacer un mundo mejor. Para esas luchas, que crecen y crecen, es este poema.