Fotografías por Regina López, Maurixio Dexpierte y Amaranta Marentes.
Video por Paulina Moreno.
Texto por Heriberto Paredes y Viviana MK.
En este segundo año de gobierno, salimos a las calles y lo que encontramos fue una situación aterradora, desoladora lo describiría mejor, los periódicos en sus ediciones vespertinas mostraron en sus portadas la noticia principal del día: Chicharito llega por fin al Real Madrid. Ni siquiera la millonaria propaganda del gobierno federal, sus reformas, su gendarmería y su gran aparato de control han logrado superar al fútbol.
Ante la confusa convocatoria para salir a las calles a expresar el repudio generalizado contra el gobierno del priísta Enrique Peña Nieto, varias integrantes de la Agencia de Comunicación SubVersiones salimos a las calles a documentar lo que posiblemente pasaría. Sólo teníamos la certeza de una movilización convocada por la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) aunque desconocíamos las organizaciones que acompañarían este llamado.
Al llegar al punto de encuentro, el Ángel de la Independencia, la gente estaba organizando los contingentes que engrosarían las filas de la manifestación. Si bien hace un año las calles estaban llenas de individuos inconformes, la marcha de este año se conformó principalmente de organizaciones de masas como el Frente Popular Francisco Villa (el sector partidista), el Frente de Lucha Ciudadana, de Pueblos Originarios y Colonias Populares de Tecamac; aunque las calles se percibieron poco animadas, en medio de la manifestación también encontramos a quienes no se callan y resisten pese a todo.
Un ejemplo de estas voces disidentes es Cristina, hermana de Alejandro Bautista, detenido injustamente el 2 de octubre de 2013. Además de platicar sobre la situación de Alejandro, llamó a la población a no ceder y seguir defendiendo el derecho a la inconformidad, a la libre expresión:
Manifestarse es un derecho ante las inconformidades y al poco trabajo que hacen realmente las autoridades en el país. Entonces, pues lo único que yo podría decir sería eso: que no dejen perder el derecho a manifestarse. Quieren criminalizar la protesta y sí han infundido miedo en algunas personas pero sin embargo, a pesar de que mi hermano está preso por andar grabando videos en las marchas, en alguna manifestación, yo aquí estoy en la calle y… yo digo, él va a salir porque nos vamos a ir juntos a la marcha del dos de octubre.
Junto a ella, Ilia Adad Trejo Infante –también ex-preso político del 2 de octubre– quien, con mucha dignidad, nos habló de la necesidad de no perder las calles y seguir luchando por la libertad de todos los presos y presas políticas del país:
El gobierno capitalino ahorita está haciendo el trabajo sucio del trabajo federal, está imponiendo la política represiva en nuestra ciudad. Y, con eso se demuestra que todos los niveles de gobierno y los sistemas partidistas ya tienen esta política pública de inhibir la protesta y de reprimir todas las expresiones de descontento que existen… [Sobre el gobierno federal] Ahora la intención es golpear con cinismo, con mano dura, a toda la población civil de nuestro país para los intereses del mercado y del gran capital.
Entre la lluvia y el viento también logramos conversar con José Antonio, profesor de la sección XXII del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) con base en Oaxaca, su entusiasmo resultó contrastante en medio de las pocas consignas y cierto desánimo. Su manera clara de expresar el rechazo a las reformas educativas por parte del magisterio oaxaqueño fue completamente diferente a los insípidos y confusos discursos que tanto ha proferido la clase política para tratar de convencer a la gente de que las reformas estructurales nos beneficiarán. Sobre su balance de dos años de gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN), nos comentó:
Primero, que, de manera completa, continúa agrediendo al pueblo, continúa imponiendo reformas que de ninguna manera favorecen a nuestro país, que de ninguna manera favorecen al pueblo. Estas once reformas, simple y sencillamente, son un dictado del imperialismo y de la oligarquía financiera (…) Vamos a desobedecer las leyes implementadas por este nefasto gobierno.
«Sin mujeres no hay lucha, ni comunismo, ni socialismo, ni nada», expresó una manifestante que además de abogar por los derechos de los pueblos originarios y la sobrevivencia de sus culturas, también resaltaba el papel de la mujer en las resistencias que conoce México actualmente. Esta voz se suma a la de otros manifestantes que también señalaron sus sentimientos y pensamientos a dos años del gobierno de EPN:
El presidente es un sin vergüenza, un inepto impreparado (sic), ese títere de los empresarios (…) lo que en este día diga no tiene validez, hay que entender lo contrario, porque este sistema caduco, en este momento, no sirve más que para justificar el saqueo de nuestra nación. El aire, el suelo, los minerales y todas las riquezas, incluidas la fuerza de trabajo humana, ya han sido comprometidas, ya han sido vendidas con esos empresarios rapaces que vienen a nuestros países a saquear nuestras riquezas.
Las consignas se escucharon:
«Urgente, urgente, que renuncie el presidente»
«Guerrero decía: la patria es primero. Pero el traidor de Peña la vende al extranjero»
«Los derechos no se venden, el pueblo los defiende con mucha dignidad»
Finalmente, en un mítin realizado sobre los camiones que cargaban el sonido, la voz de Ignacio del Valle hizo eco:
Hoy la patria nos llama, nos llama a la unidad, pero a la unidad con compromiso, a la unidad con conciencia, con conciencia de clase. Hermanos de México, de las organizaciones que han mostrado consecuencia a ese resistir, que han empujado a esa unidad, es necesario seguir repitiendo lo que muchas veces hemos escuchado, quizás en algún discurso, que nuestros hermanos que construyen esa identidad que no tenemos que olvidar, esa historia que se ha escrito con conciencia, con sufrimiento, con sangre, en nuestra patria. Realmente hoy, no tenemos que dejar pasar lo que está sucediendo, lo que ya está cantado, ese ataque a los derechos más elementales que tiene nuestro pueblo.
Esta vez, el cuerpo de granaderos brilló por su ausencia (al menos en la zona de manifestación); los uniformados como robots no se presentaron ni en número ni en actitud como lo han hecho antes. Los elementos de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal esta vez iban vestidos de paisano y caminaban apresurados durante la manifestación. Tal vez sería mejor menos tacos y más entrenamientos.
Al terminar la jornada quedó un sabor boca amargo y la conciencia de que falta mucho por cambiar. Seguramente los habitantes de la capital del país no estamos de acuerdo con los sucesos sociales, políticos, económicos ni culturales –como lo expresamos durante nutridas manifestaciones y acciones en los últimos años– pero, a diferencia de las rebeldías comunitarias de los estados, parecemos estar sumiéndonos en una gris apatía que lo permite todo. Esperemos que esto sea sólo un ventarrón pasajero y que podamos sentir de nuevo la lucha en nuestras calles.
La desorganización y el aislamiento de este año fueron producto de las políticas represivas implementadas durante 2013. Si bien la marcha llegó hasta el hemiciclo a Juárez fue patente la tensión del gobierno en todos sus niveles. A la altura de Rio Neva se observaron camionetas artilladas de la PF, en la calle de López junto a la Alameda Central se observaron cuatro camiones de granaderos y sobre avenida Hidalgo 9 camiones y un camión también con uniformados. Así mismo cuando terminó la concentración salieron del zócalo numerosos camiones de la SEDENA llenos de soldados.