Vistas de una acción directa

Me acerco a la barricada que delimita la toma del edificio y uno de los chicos “paristas” me pregunta que se me ofrece, otros más de los estudiantes que están cerca se aproximan y entre todos hacemos un pequeño círculo en dónde el parista nos explica lo que bien se ha dicho ya, no se puede seguir estudiando con tantas agresiones de grupos porrriles (grupos de choque) y con las reformas que quieren hacer a los CCH’s (Colegios de Ciencias y Humanidades). “Pero si está bien que aprendamos inglés, hay que aprovechar lo que nos da el Estado, aunque sea esto” atraviesa un joven que estudia química y que afirma, el inglés les sirve para sus libros. “Pero no todos estudian lo mismo, lo que decimos es que necesitamos tener la capacidad de decidir, si inglés o náhuatl, si una materia u otra, no simplemente cortar de tajo la mitad de cursos”.

Estudiar en este país resulta una faena interminable, resulta heroico, no importa si uno nace en una comunidad en Guerrero o si nace en algún barrio de la capital del país, en algún punto habrá un abuso, una injusticia, un padecimiento, desde un programa pedagógico nefasto hasta la implementación de cuotas ridículas. Sólo un sector de la población se salva de este calvario constante…no hace falta mencionar lo obvio. Los estudiantes tienen derecho a estudiar dignamente y si se lo exigen a las autoridades concernientes es porque es su papel, es lo mínimo que pueden hacer en un contexto de caos que se agudiza día con día.

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Fotografías de: Mario Marlo, El Biohr, Heriberto Paredes, Luis Contreras y Maruri