El negocio de la basura

Fotografía: Colectivo Tapatista y Alejandro Mercado

Bajo la extremidad de los climas, ardiente y sofocante sol durante el día y por la noche un intenso frío apaciguado por fogatas, desde la mañana del sábado 8 de febrero, habitantes  de la comunidad de San Lorenzo, Huaxtla, y otros pueblos de la barranca del río Santiago, realizaron un bloqueo a la entrada de los basureros privado y estatal, Hasar’s y Picachos.

Este conflicto muestra, dentro de su complejidad, un panorama amplio de lo que en México representa la política de Estado, la posición de los funcionarios y sus dependencias gubernamentales, el abuso y charrismo sindical, la precariedad de las condiciones de trabajo, así como la resistencia de comunidades afectadas por la dinámica de consumo de los centros urbanos.

Demandas añejas, acuerdos incumplidos

El hartazgo que han mostrado las comunidades vecinas de los basureros de Zapopan, ubicados en el kilómetro 17 de la carretera libre a Colotlán, ha llegado al punto de no aceptar algo menos que el cierre definitivo de ambos basureros.

En ambos predios, los pobladores acusan que son depositados diariamente más de 2500 toneladas de basura que conllevan cotidianos escurrimientos de lixiviados y su filtración en los mantos acuíferos y arroyos de la zona, principalmente en época de lluvias. Las muestras que se han presentado están sustentadas en estudios realizados por un laboratorio privado contratado por las mismas comunidades. Según Proceso, el laboratorio LAICA concluyó que las “grasas, aceites, sólidos suspendidos y la demanda química y bioquímica de oxígeno, nitrógeno, cianuro y cromo rebasaban hasta mil veces el límite máximo establecido”. A estas conclusiones se sumó el apoyo del Dr. Gerardo Bernache, actualmente director del Centro de Investigación y Estudios en Antropología Social (CIESAS) de Occidente, quien en una visita el 24 de noviembre de 2012 a Hasar’s, detectó “presencia de descargas intencionadas en la parte posterior del relleno sanitario” (en La Jornada Jalisco).

Las movilizaciones de octubre de 2009 obligaron al Ayuntamiento de Zapopan y a los representantes legales de Hasar’s a realizar mesas de diálogo en las cuales se llegaron a acuerdos hasta ahora incumplidos, como ha documentado SubVersiones. El convenio que engloba estos acuerdos fue firmado el 14 de octubre de 2009 por Adrián Orozco Cárdenas, representante legal de Hasar´s, el Ayuntamiento de Zapopan, la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROEPA) y la Secretaría de Medio Ambiente para el Desarrollo Sustentable (SEMADES, hoy SEMADET). Este convenio ratificado por el cabildo del Ayuntamiento de Zapopan, llevó a más bloqueos en los siguientes años ya que, entonces y hasta la fecha, han quedado en el olvido.

Negociación. Fotografía: Colectivo TAPATISTA

La voz de Hasar’s

Durante la tarde del lunes 10 de febrero, arribó al campamento el director de Hasar’s, José Luis Contreras, quien asegura que la inconformidad de los manifestantes se debe a un conflicto de intereses políticos y no por una inviabilidad técnica que implique escurrimiento de lixiviados en los cuerpos de agua de la zona. Recuerda que los bloqueos del basurero de Copalita, durante la administración del priísta Carlos Rivera Aceves, fueron encabezados por panistas que, al entrar el gobierno de Alberto Cárdenas Jiménez, se detuvieron. “Posteriormente pasa lo mismo aquí: sale la administración del PAN, entra la del PRI y curiosamente, gente que estaba manifestándose aquí, hoy son funcionarios” declara el director de Hasar’s sin dar nombres ni sustento a esta acusación. Además, olvida que el primer cierre de los basureros, fue bajo la administración del panista Juan Sánchez Aldana.

Acerca de los estudios y señalamientos hechos por Gerardo Bernache declara: “Yo sí soy reconocido internacionalmente, y soy técnico, no sociólogo. El que lo llevó para escribir su libro fui yo. Yo le enseñé a Bernache en qué situación estaba cada basurero y cómo se resolvía. El dar una opinión de algo que no conoces, no se vale y eso se me hace falta de ética”.

Además, Contreras hace notar la distinción y echa la bolita al Estado, al señalar la ineficiencia en el manejo de basura en Picachos, pues “la corrupción e ineficiencia son características inherentes de cualquier manejo por parte de los políticos y la burocracia”. Concluye con decir que el único error de Hasar’s ha sido ponerse a un lado de Picachos.

Dentro de este duelo ideológico acerca del manejo adecuado de residuos, si el Estado o las empresas privadas son más eficientes, se hacen invisibles las relaciones que se gestan dentro del territorio destinado. Mientras que se intentan exponer entre ambas partes, las poblaciones de los alrededores siguen siendo coartados de sus formas de vida, impidiéndoles realizar sus actividades productivas de subsistencia que vienen haciendo durante generaciones.

Los regidores del PAN en Zapopan convocaron a una rueda de prensa que las comunidades optaron por no acudir, pues eso no traería ningún resolutivo al conflicto, y al contrario, alargaría más la tensión entre las partes afectadas, pobladores y pepenadores, quienes fueron llegando a lo largo de la mañana al campamento.

De los pepenadores, sus líderes sindicales y el desalojo

A las 5 a.m. del día martes 11 de febrero, llegó al campamento Araceli Batres, la líder sindical de los pepenadores adheridos a la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) que trabajan en Picachos, queriendo incidir en el levantamiento del campamento para que dejaran pasar los camiones y que los pepenadores pudieran trabajar. No hubo ningún acuerdo.

“Ahora sí se van a mover. Ya tuvieron suficiente. ¿Cuatro días y no pueden arreglar nada? O se mueven o los movemos”, amenazó Batres, cuando alrededor de las 9 a.m. regresó siendo esperada por cientos de pepenadores que se comenzaron a concentrar al pie de la carretera, frente a los manifestantes. Tratan de convencerlos de moverse pues ya no pueden pasar otro día más sin trabajar, reclaman. Sin lograr entenderse entre ambas partes,  entre unos diez pepenadores mueven a empujones una de las camionetas que impedían su paso.

Durante las discusiones, argumentaban algunos pepenadores, que ellos se encontraban inconformes también con el Estado, dadas las condiciones deplorables en las que les permiten realizar sus labores de separación y en las que se han registrado incluso muertes (Gaceta de la UDG). Uno de ellos comentó que tienen 5 años pidiendo una planta de transferencia para facilitar la recolección y evitar más riesgos durante sus jornadas laborales.

Algunos pepenadores aseguraban que, por ejemplo, el kilo de PET se los pagaban en $1.50 pesos, siendo que es pagado alrededor de $6 pesos. Araceli Batres, en particular, maneja cerca de 700 pepenadores en Pichachos, además de los que se encuentran en el basurero Los Laureles y en Matatlán, por ello su urgencia de que entraran a trabajar sus muchachos.

Cuando parecía no haber más posibilidad de acuerdo, uno de los comuneros de Huaxtla plantea la propuesta de revisar cada camión que entra: “Si lo pueden trabajar, que pase, si no, va pa’ atrás”. Llegando a un acuerdo, se libra de tensión del campamento y lo único que hacen es esperar los camiones para revisarlos y que los pepenadores pudieran empezar a trabajar.

Quienes conocían el proceder del Estado en estas situaciones de bloqueos a basureros, sabían bien lo que iba a ocurrir. Algunos comuneros que han participado en estas acciones en los últimos años sabían que Héctor Robles no acudiría a dialogar directamente, ni siquiera a reprimir al descubierto. Se les mete la idea a los pepenadores de que los manifestantes les quitarán sus trabajos si cierran el basurero para ponerlos en su contra. En otras ocasiones, como en los bloqueos de 2008 al basurero Los Laureles, en los límites de Tonalá y El Salto, los pepenadores agredieron a los manifestantes para que más tarde la policía pudiera intervenir.

Dicho y hecho, alrededor de las 13:00 horas la policía municipal y de operaciones especiales de Zapopan, llegó a realizar un desalojo forzoso. Los comuneros no opusieron resistencia al ver a los policías armados con alto calibre y actitud amedrentadora. Más tarde, mediante comunicado oficial retomado por Milenio, Héctor Robles, señaló que se hizo presencia policial para “resguardar el orden y evitar un enfrentamiento entre pepenadores y manifestantes”.

Campamento desalojado. Fotografía: Colectivo Tapatista

“Esa medicina ya nos la tomamos”

Después del desalojo, alrededor de 20 pobladores de las distintas comunidades, se reagruparon arribando al Ayuntamiento de Zapopan hacia las 15:00 horas. La intención, entregar formalmente por escrito sus exigencias.

Reunidos ante el secretario del Ayuntamiento de Zapopan, fueron claros con la demanda central: el cierre y la reubicación del basurero. Además, la conformación de una comisión de expertos para un correcto abandono y tratamiento posterior. Hablando con firmeza y escuchando con suspicacia pues ya han estado en ese lugar y han recorrido ese camino. Como dijeron: “esa medicina ya no nos la queremos tomar”.

Demandas claras. Fotografía: Colectivo TAPATISTA

Previsto para esta misma semana, la próxima vez que se encuentren en la mesa, la condición es la presencia de más dependencias, entre ellas la Procuraduría Estatal de Protección al Ambiente (PROEPA), la Comisión Estatal del Agua (CEA), la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA) y el mismo gobierno estatal representado por Jorge Aristóteles Sandoval. Además, las comunidades quedaron a la espera de una respuesta por escrito, no sólo de buena voluntad.

Más tarde, esas mismas denuncias se entregaron por escrito en el palacio de gobierno del estado, en la Secretaría de Medio Ambiente y Desarrollo Territorial (SEMADET), en PROEPA y en PROFEPA.

Terminó el día y los pobladores regresaron a sus comunidades esperando la respuesta definitiva, formalmente aceptada y puesta en marcha para hacer respetar su territorio y sus formas de vida.

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Referencias:

• Reza, G. (2010, 14 de febrero). Basurales Asesinos. Proceso