Partido de la Represión y la Impunidad from Agencia SubVersiones on Vimeo.
Las historias mexicanas han estado manchadas por múltiples sujetos, procesos y coyunturas desfavorables. No pretendemos hacer un recuento, que además de imposible, se convierta en un memorial al que se le agreguen las cuentas. En esta entrada nos concentraremos en uno de los problemas más claros y contundentes: la impune existencia del Partido de la Revolución Institucional (PRI) al cual H.I.J.O.S ha sabiamente rebautizado como el Partido de la Represión y la Impunidad.
El pasado 12 de octubre, H.I.J.O.S México llevó a cabo un escrache dirigido a este partido, todos sus afiliados y representantes, así como a todos los gobernantes que han emanado de sus filas. Además del video que realizamos (se trata de la casi totalidad del escrache), compartimos el comunicado que los propios organizadores difundieron para explicar las razones del evento y dotar de un sentido histórico el necesario juicio a estos oscuros personajes.
Nosotros nos sumamos a esta convocatoria no sólo como periodistas sino como ciudadanos, así que además de registrar la acción como tal también juzgamos y condenamos la sola existencia impune de este partido, su política de terror y a todos sus integrantes. Los despreciamos.
A continuación el documento de H.I.J.O.S. México:
La motivación
Con motivo de los últimos episodios de represión perpetrados en al menos 4 manifestaciones pacíficas (1-dic, 1-sept, 13-sept, 2-oct) y sin olvidar el día internacional del detenido-desaparecido (30 de agosto), nos reuniremos en las instalaciones del PRI para señalarlo como responsable de instaurar el terrorismo de Estado en México; como el partido que diseñó una forma de gobierno con la tortura y la Desaparición Forzada de personas; como el que anuló virtualmente la democracia en México y como quien hizo del doble discurso la más fina estrategia para mantenerse en el poder. El PRI es también la cuna de represores y asesinos que hoy en día tienen a nuestro país secuestrado por la violencia y que encontraron cobijo a su vez en los gobiernos panistas y perredistas.
La historia
Cuando decimos que el PRI implementó el terrorismo de Estado en México, nos referimos a que durante sus gobiernos nuestro país conoció las peores masacres a manos de elementos del Estado; el asesinato de líderes sociales; el genocidio; el control social a partir de la represión. No debemos olvidarnos, por más que ahora parezca un pasado remoto, de que fue el PRI quien inventó las peores prácticas de opresión y reducción de lo que consideraba un “enemigo público”: el deseo de libertad de su pueblo. Fueron ellos quienes en los distintos órdenes de poder (desde las policías oficiales, hasta los grupos paramilitares) operaron décadas de miedo y sometimiento contra la población. La diferencia entre el terrorismo de Estado y la simple represión está en el hecho de que ese mal llamado “uso legítimo de la fuerza” fue utilizado hasta los límites de lo inhumano con tal de controlar y mantener, bajo un aparente orden, al país.
Esa tensa calma; esos equívocos años rosa mexicano; lo que en realidad engendraban era el terror por hacer, decir, discrepar y organizarse fuera de los esquemas que este partido había previsto. Claro ejemplo de esto son: la represión a maestros y ferrocarrileros en los años ’50 (cómo olvidar a Valentín Campa y a Demetrio Vallejo, presos más de 10 años); la represión estudiantil de 1968 (por más que la SCJN no termine de explicarnos cómo se pudo haber dado un genocidio sin responsables; por no “reunir los elementos del tipo penal”); la masacre de campesinos (las decenas de copreros asesinados en Acapulco en agosto del ’67); la tortura sistemática (documentada por numerosos organismos de derechos humanos); el asesinato de líderes sociales (como Rubén Jaramillo o Lucio Cabañas y tantos de la familia Cabañas-Barrientos); el asesinato también a opositores (como todos los jóvenes en aquel jueves de corpus que recordamos como el “halconazo”); masacres (como las de El Bosque, Acteal, El Charco o Aguas Blancas durante el sexenio de Zedillo). O qué decir del Estado de Guerrero, que vivió la “Operación Rastrillero”, ejecutada por el ejército como respuesta a la búsqueda de guerrilleros; o los sucesos en El Quemado, donde se detuvo ilegalmente y por años a varios miembros de esa comunidad por la supuesta complicidad y simpatía con grupos de la guerrilla; también los más de 20 campesinos asesinados en la comunidad de Huautla, durante el sexenio de Salinas.
La invención de la desaparición forzada
Fue durante los gobiernos priístas que nuestro país conoció en primera persona el horror de la desaparición forzada, mucho antes que varios países latinoamericanos, con el primer desaparecido por motivos políticos, el Prof. Epifanio Avilés Rojas, desaparecido en 1969 y la larga lista que le siguió. Esta práctica del terrorismo de Estado funcionó como estrategia de control social continuada, sexenio tras sexenio. Las respuestas que el Estado dio, desde aquellos tiempos, fueron equívocas y siempre malogradas: Locatel como una iniciativa para encontrar a “personas desaparecidas o extraviadas” a finales de los ‘70; la CNDH como respuesta a los reclamos por violaciones de derechos humanos, durante el sexenio de Salinas de Gortari; e incluso como secuela de esta escuela de respuestas huecas, durante el sexenio de Fox se impulsó la creación de la Femospp (Fiscalía especializada en movimientos sociales y políticos del pasado). En la actualidad, podemos reconocer esta tendencia en la Unidad especializada de atención Víctimas o en la Unidad de búsqueda de personas desaparecidas: todas iniciativas esporádicas y poco funcionales que no han terminado de dar respuesta, en términos de una justicia digna y duradera, a todas estas atrocidades.
Por qué no dejarlo pasar hoy
Porque el PRI anuló la democracia en México ayer y por ello hay elementos para pensar que lo hará en el futuro. La libertad de expresión vivió serias amenazas con el priísmo, que también con gobernantes del PRI en periodos de presidencias panistas siguió operando esta forma de mal gobernar en el terreno estatal y local. La historia no dejará de lado ejemplos tan terribles como el que se dio en el periódico Excélsior (con Don Julio Scherer), y con los asesinato de periodistas como Manuel Buendía, Héctor Félix Miranda “El Gato Félix”, Eliseo Morán Muñoz (La Voz), Javier Juárez Vázquez (Veracruz), Ernesto Flores Torrijos (Matamoros) o Víctor Manuel Oropeza (del diario de Juárez, asesinado en 1991, quien señaló en sus columnas al PRI por cometer fraude electoral). Como botón de muestra valga señalar al gobierno de Duarte en Veracruz, con una lista de 14 periodistas asesinados: de los 72 periodistas asesinados en los últimos 12 años en México, el 70.8% han ocurrido en estados gobernados por el PRI. La vida sindical bajo las presidencias del PRI se vio castrada debido a que, si no se estaba dentro de las estructuras sindicales “oficiales” y “charras” (CNC, Antorcha, SNTE, CTM), se era reprimido. Los derechos laborales se han minimizado desde entonces porque los sindicatos manipulados defienden antes los intereses del gobierno o del poder, en vez de tener como principal y genuina prioridad los derechos de las y los trabajadores.
Durante el priísmo también se prohibió directamente la existencia de partidos políticos, como el Partido Comunista de México que fue ilegal por 43 años. Durante el mandato de Salinas de Gortari, la represión se trasladó de los presos y desaparecidos políticos al asesinato, con una lista no cerrada de entre 200 y 800 perredistas asesinados. El PRI anuló la democracia que hoy presume en más de una ocasión. El Fraude de ‘88 dejó una secuela gravísima para la consolidación democrática del país, en un hecho que será siempre recordado como uno de los más sucios trucos de este partido por mantenerse atado al poder. La dictadura perfecta hizo que el partido se encumbrara como uno democráticamente electo, mientras que las urnas eran violadas, las papeletas alteradas y los padrones electorales contenían cientos de personas muertas.
Esto es algo que no debemos olvidar cuando pensamos en que el PRI lo ha hecho todo por estar en y conservar el poder: no era de extrañar que acudieran a las grandes empresas televisivas y a la dispensa oculta de despensas como una versión renovada de sus perversas estrategias de control.
Por qué decirlo fuerte y claro
El PRI tiene un doble discurso tanto al interior del país como al exterior. Al interior se erigió como el partido heredero de la revolución, sin embargo traicionó la esencia de su origen privilegiando con el poder político y económico a unos pocos, sumiendo a la mayoría del país en la pobreza, falseando la democracia para instalar la oligarquía. Al exterior, el PRI criticaba abiertamente las dictaduras sudamericanas, como la de Pinochet; apoyó incluso esfuerzos revolucionarios tan emblemáticos como el cubano o el sandinista. Permitió la llegada de miles de exiliados latinoamericanos (a los que espiaba) que lucharon en sus países por un mundo más equitativo y a la vez reprimía, torturaba, asesinaba y desaparecía a la población mexicana que exigía un país más justo. Con gran “maestría”, ha firmado tratados internacionales de garantía y protección a los derechos humanos, para después no tomar acciones suficientes para hacerlos efectivos; si acaso se trasladan a leyes mexicanas, los compromisos adquiridos son sujetos a reservas y declaraciones interpretativas para que, de facto, nunca entren en vigor. Un ejemplo de esto es la ratificación mexicana de la Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de personas.
Por qué hilar en un escrache pasado y presente
Escrachamos al PRI por ser la escuela de corruptos, delincuentes, represores y asesinos que nunca dejaron el gobierno. Las siglas en los gobiernos locales y federal cambian, pero las personas que componen el mal gobierno pueden ser rastreados a un pasado en el PRI, sin contar que la delincuencia organizada tiene una sólida base en el entrenamiento policíaco y militar de las estructuras de gobierno, como los ex militares convertidos en Zetas. El PRI es la organización experta en borrar los crímenes de sus integrantes. Es quien ha implementado la impunidad como mecanismo de gobierno y control; es el partido que ha sistematizado la impunidad, lo que permite que los crímenes que denunciamos hoy se sigan repitiendo. El PRI es, por tanto, el Partido de la Represión y de la Impunidad.
Porque los desaparecidos nos faltan a todos
Hagamos de la memoria un verbo
No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos
Hagamos de la memoria un verbo
Juicio y Castigo a los responsables y sus cómplices
Hijos por la Identidad y la Justicia, contra el Olvido y el Silencio