Un carnaval mixteco en Oaxacalifornia

Por Brenda Burgoa y Disturbio Tropikal

Sidney migró a Estados Unidos hace once años. Vive con sus papás y su hermano en un suburbio al sur de Los Ángeles. Su familia es considerada de estatus legal mixto, ya que su papá tiene la ciudadanía estadounidense desde la amnistía otorgada por el presidente Ronald Reagan en 1986, pero el resto de los integrantes no ha podido arreglar sus papeles y se encuentran en calidad de indocumentados.

Extraño a mis abuelos, la comida y las fiestas. La libertad de andar caminando como si nada, aquí no se puede. No es que uno no pueda regresar a su pueblo, de que podemos, podemos, pero luego ¿cómo me regreso pa’cá? Allá ya no hay vida para mí.

Oaxacalifornia

Todos son originarios de Silacayoapam, o Sila, como suelen decirle. Un municipio enclavado en la alta mixteca oaxaqueña, con más de seis mil habitantes, gran marginalidad y rezago social. Junto a Juxtlahuaca, Tlaxiaco y Huajuapan del León, es de los mayores expulsores de migrantes oaxaqueños hacia Estados Unidos, específicamente a California, a donde han migrado cerca de un millón de oaxaqueños.

La ciudad de Santa Ana, en el condado de Orange County, al sur de California, ha sido la mayor receptora de migrantes de Silacayoapan. Gracias al apoyo mutuo desde las primeras generaciones de migrantes jornaleros agrícolas en los años 50, se ha conformado una red de apoyo para la gente que sigue llegando. Aquí encuentran lugar donde vivir y trabajo junto a sus familiares y amigos. En las calles de la ciudad es común encontrarse taquerías, torterías, restaurantes mexicanos y tiendas con productos oaxaqueños.

Anteriormente el trabajo más común era en los campos agrícolas, sin embargo, poco a poco se han abierto camino en otros espacios laborales como las fábricas, atendiendo tiendas y supermercados, o en la construcción, donde son empleados como carpinteros, jardineros o reparadores de techos. La música también es un mercado de trabajo con demanda alta. Entre amigos y familiares forman grupos musicales que tocan en las bodas, bautizos, XV años o en las fiestas tradicionales como el carnaval.

A pesar de Trump y la rigidez de las políticas migratorias, California sigue recibiendo una gran cantidad de oaxaqueños, año con año.

El Carnaval en Silacayoapan

Como en muchas partes del mundo, Sila festeja el Carnaval para dar inicio a la cuaresma. Es una tradición que lleva más de 160 años. Durante tres días, el pueblo interrumpe toda actividad que no esté relacionada con el baile, los disfraces y las chilenas mixtecas, música típica de la región que surge en el siglo XIX con la mezcla de las melodías de las costas de Guerrero y Oaxaca y la cueca chilena, traída a nuestro país por marinos chilenos en pleno auge de la fiebre de oro en California.

Cada año, muchos migrantes logran ir al pueblo a disfrutar de esta fiesta, incluso los que no tienen papeles. Sin embargo, un gran número no consigue regresar en décadas. Ellos, los que siempre se quedaban, comenzaron a hacer el carnaval en Santa Ana hace más de 15 años; primero en un salón de fiestas y luego en el patio de una casa, pero la cantidad de gente los obligó a hacerlo en un rancho en Perrys, a tres horas de la ciudad.

Este año, Sidney se unió a la iniciativa de Carlos y un grupo de amigos para crear un nuevo comité organizador que regresara «El carnavalito» a su ciudad gringa de origen. Cada quien aportó algo, comida, cerveza, agua, refrescos, botanas, botellas, regalos para la premiación y dinero; como se sabía que era la primera vez que lo organizaban, muchos se solidarizaron.

A todo el mundo le encanta el carnaval ¿a quién no? Reunirnos entre paisanos, vernos y disfrutar un momento, escuchar música con la que nos identificamos porque es la música de nuestro pueblo, a todos les da emoción ver a otros paisanos que hace tiempo no se miran, hay gente que sólo se ve en estas fechas.

Esta solidaridad entre paisanos no sólo se da en Estados Unidos, sino con las propias comunidades de origen. Las ganancias de anteriores carnavales en California se destinaron para comprar una ambulancia y construir casas en Sila.

La música como espacio de articulación intercultural

Si bien el carnaval en Silacayoapam logra reunir a toda una comunidad en torno al baile y los disfraces, esto no sucedería si no fuera por las chilenas. Es una música de fiesta que transmite la alegría que caracteriza a la gente de la región. En Estados Unidos sólo se toca en ocasiones especiales, tal vez algún DJ ponga unas en un bautizo o en una boda, pero en vivo, sólo en carnaval.

Mira, de la puerta para afuera es Estados Unidos. De la puerta para adentro es Sila. Así son las cosas aquí.

Chicha creció en Sila en el seno de una familia de músicos que siempre tocaban los tres días de carnaval. Domina varios instrumentos y desde que migró a Estados Unidos participa en varios grupos de tamborazo zacatecano y banda, sin embargo, una vez al año reúne a músicos originarios de la región mixteca y forma «Chicha y sus chileneros». Es entonces cuando los paisanos en California pueden escuchar chilenas en vivo como Tortuga del Arenal, Corazón de Texas y Tonalá, que les impide quedarse sentados durante las tandas de hasta 15 minutos continuos, porque la música no se puede desperdiciar.

Se hace por gusto, nos encanta disfrutar un rato, nos encanta disfrazarnos y bailar.

Lo que sigue

Pasando la fiesta, Sidney y el nuevo comité se reúne. Hacen cuentas, reciben más donaciones y evalúan los aciertos y errores que pudieron tener en la organización. Para ser su primera vez les fue bien, tanto que repetirán el compromiso, en un lugar más grande, en 2019.

Comité Organizador


Agradecemos a la familia Galindo por toda su hospitalidad. Al nuevo comité por las facilidades para este reportaje: Sidney Galindo, Jorge Guzmán Coco, Carlos Barrios, Flor Carrizal, Julio López, Carlos López, Omar López, Leobardo Carrizal, Heriberto Alvarado, Marichuy López y todos los que donaron para El Carnavalito de Santa Ana. A «Chicha y sus chileneros» por la música y sus anécdotas. Dedicamos este trabajo, con mucho cariño, a todos los migrantes de Silacayoapam en Estados Unidos.