Por: Manada de Jotas
Fotografías: Adán Luna
Participaron personas y colectivos de los Estados de Puebla, México, Morelos y la Ciudad de México. Fue convocado como continuación al Primer Encuentro “Kuilónyotl” (Puticidad), que se llevó a cabo seis meses antes, el 1 y 2 de julio del 2017.
La invitación a reunirse responde al interés que despertó en varixs miembrxs de la diversidad sexual la propuesta del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y su vocera, María de Jesús Patricio Martínez, también conocida como “Marichuy”, de organizarse desde abajo, al margen de los partidos políticos y las instituciones, en una campaña nacional que visibilice el contexto de violencia extrema que vive el país, especialmente las comunidades indígenas, las personas pobres y las mujeres, y que fortalezca las luchas de los pueblos contra el capitalismo en su etapa más devastadora de los ecosistemas y la vida.
El Programa de discusión incluyó temas y preguntas como ¿Qué es la diversidad anticapitalista? ¿Cómo resistimos en lo individual y en lo colectivo al sistema? ¿Cómo es el contexto y la situación de la diversidad sexual en nuestros lugares? Ademas hubo análisis del contexto en temas de salud, justicia, sexualidad, educación, VIH, trabajo, vivienda, entre otros.
Durante el Encuentro se discutió la importancia de reunirnos entre personas de la diversidad sexual para hablar sobre los machismos y violencias patriarcales que vivimos en las organizaciones, incluso las que se nombran de abajo y a la izquierda, que pocas veces reflexionan sobre esto. Algunas compañeras lesbianas cuestionaron la poca representatividad que tienen ellas y otros grupos —hombres y mujeres trans, personas intersex, asexuales, etc— en los espacios de diversidad sexual, mientras que muchos compañeros maricones aprovechan el privilegio de su corporalidad para imponerse en las discusiones.
El cuestionamiento fue importante para pensar las direcciones que queremos tomar y para intentar reunir un espacio de la diversidad anticapitalista menos orientada a lo gay urbano, pues preocupó la sobrerrepresentación de las jotas. De esta discusión surgió la necesidad de fortalecer lazos y nuevas redes con personas que viven diferentes realidades y contextos, especialmente fuera de lo urbano, quienes desde su disidencia sexo-genérica construyen otro tipo de luchas y resistencias.
En ese sentido, unos de los acuerdos más importantes fue la difusión del Tercer Encuentro de la Diversidad Sexual Anticapitalista, con mayor alcance en las comunidades cercanas al trabajo del Congreso Nacional Indígena, para seguir compartiendo luchas y experiencias.
Además, se expuso que el capitalismo es un sistema que no permite la diversidad y, junto al patriarcado, gestiona los afectos, sexualidades, identidades y corporalidades. Por ello se reafirmó la postura anticapitalista, desde la cual se quiere mantener una crítica constante a la sociedad en la que vivimos y los sistemas de opresión y explotación. Desde ahí narramos nuestras experiencias, exponiendo el contexto de precariedad laboral, de vivienda, en el sistema educativo y en el sector salud.
Regresamos a nuestras comunidades con el ímpetu de organizarnos y generar espacios de resistencia ante una tormenta —como la han nombrado lxs compañerxs zapatistas—, que ha traído los tiempos más violentos, y los números más altos en feminicidios, crímenes de odio, asesinato, persecución a defensores de derechos humanos, luchadorxs sociales y periodistas.
Se hizo una invitación para que desde estos espacios generemos reuniones preparativas con miras a el Tercer Encuentro teniendo certeza de que juntxs resistimos esta tormenta.