«Deconstruir es nuestra práctica»: Prepa José Martí

Por Agencia Subversiones y Adán Luna.

El siete y ocho de diciembre, tres meses después de que un sismo de 8.2 grados devastara el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, el encuentro «Jóvenes Constructores de su Historia» reunió a más de 150 jóvenes de la región. Las y los estudiantes de la Preparatoria Comunitaria José Martí de San Francisco Ixhuatán recibieron a representantes de San Francisco del Mar, Yerba Santa y Zanatepec —todas ellas, comunidades istmeñas— y a invitados e invitadas de Tabasco, San Luis Potosí y Ciudad de México.

Durante toda la emergencia que causó el terremoto, y aunque sus instalaciones sufrieron daños graves, la Prepa José Martí fue un espacio de organización y trabajo colectivo desde donde se ayudó en la reconstrucción de las casas caídas y, también, de la comunalidad ixhuateca. La Prepa acompañó la creación de nueve comedores comunitarios, entregó apoyos a las familias afectadas, facilitó consultas médicas y psicológicas gratuitas, y realizó talleres con niñas, niños y jóvenes.

Bajo el lema «deconstruir es nuestra práctica» las y los jóvenes se reunieron en ese espacio para compartir vivencias, problemáticas y propuestas de solución. El núcleo del encuentro fue el trabajo en seis mesas temáticas: «Espacios creados tras el terremoto», «Situación de pobreza y alternativas», «Participación de Jóvenes», «Proyectos de muerte y agandalles del sistema», «Educación comunitaria» y «Valores comunitarios».

Luego de dialogar en colectivo, las y los jóvenes mostraron los resultados de sus mesas a través de diversos medios: hubo dibujos murales, cápsulas de radio y obras de teatro.

Caída la noche, el colectivo Ojo de Agua Comunicación —quienes apoyaron en la organización, planeación y realización del encuentro— proyectó algunos de sus trabajos audiovisuales realizados en el Istmo oaxaqueño. Inmediatamente después, un grupo de ecoconstructores presentó el proyecto de reconstrucción física de la Prepa José Martí. Fiel a su apuesta colectiva, las labores se realizarán con el apoyo de brigadas solidarias, a las que convocaron para enero de 2018.

La jornada del ocho de diciembre comenzó con la presentación de Réplicas de solidaridad, un libro que reúne las crónicas escritas, desde el día mismo del terremoto, por Manuel Antonio Ruiz, uno de los coordinadores de la Prepa.

En conferencia de prensa, jóvenes que participaron en las mesas leyeron algunas de las conclusiones. Además de compartir el gusto de estar allí, y el trabajo realizado, denunciaron el asedio de los proyectos extractivistas en la región. La experiencia de reconstrucción no ha hecho más que fortalecer su posición: «no necesitamos la inversión extranjera, para eso existe la solidaridad», dijeron.

Enseguida, la Prepa José Martí —el único espacio educativo que tiene presencia en el Congreso Nacional Indígena— presentó a quienes les representarán en el Concejo Indígena de Gobierno. Jasani Martínez Mateos —del pueblo ikoots— Rubén Fuentes Martínez y Aurelio Martínez Pineda —ambos del pueblo binnizá—, hablaron de los principios del Mandar Obedeciendo y de su papel como representantes de las juventudes ante ese órgano colectivo de los pueblos originarios.

El encuentro concluyó con un acto colectivo potente y significativo: la demolición simbólica de las instalaciones de la Prepa, dañadas de manera irreversible por el terremoto. Maestras, maestros y estudiantes tomaron los mazos para derribar los muros, mientras enunciaban qué quisieran destruir para poder reconstruir la comunalidad.

En medio de risas, uno de los muros de la Prepa se vino abajo. Quizá sólo un espacio como la Prepa José Martí es capaz de convertir una demolición en un acto alegre, festivo, colectivo. Ese fue el tono de todo el encuentro: más allá del trabajo formal en mesas, las y los jóvenes del Istmo tuvieron la oportunidad de encontrarse para compartir y estrechar vínculos.

A tres meses del terremoto, las comunidades binnizá e ikoots han sabido organizarse, y hacerse fuertes para sobrevivir. La reconstrucción digna de sus viviendas y de sus vidas colectivas es, al fin y al cabo, una más de las formas en que se pone en práctica la resistencia de los pueblos, su lucha por defender la vida, el territorio, la alegría.