Em hemû Kawane li dijî Dehaqan. La rebelión de los oprimidos del Kurdistán (3 de 3)

Por Bager / También visita la primera y segunda parte de esta publicación.

La revolución del Rojava

[1]Para ejemplificar lo anterior me vuelvo a referir a la obra del director turco Yılmaz Güney con películas como la ya citada Sürü o su obra maestra dirigida desde prisión: Yol (1982).

Yol (1982 film).jpg Yol, traducida como «El camino», expone la violencia política contra los kurdos y el sometimiento hacia las mujeres, así como el odio e insolidaridad entre la población (Ver crítica de Rubén Redondo en cinemaldito.com).

Con la salida de las tropas leales al régimen, la población civil local tuvo que hacerse cargo de prácticamente todas sus necesidades básicas. Paulatinamente, y de forma organizada, comenzaron a surgir asambleas populares a diferentes niveles; primero barriales, después a escala de pueblos, ciudades y cantones, hasta finalmente llegar a representar a toda la región. Dichas asambleas, cuyo nombre en turco es Meclis, son la base de aquello que se conoce como la revolución del Rojava. Las Meclis son asambleas horizontales, de permanencia voluntaria y de carácter abierto, es decir que cualquier persona independientemente de su edad, sexo, origen étnico y/o tribal, o creencia religiosa puede participar en ellas sin temor a represalias, ni a verse obligado a someterse a la voluntad de algún grupo poderoso. Esto último resulta sumamente interesante en una región como esta, tan azotada durante siglos por sangrientos conflictos tribales, nacionalistas y religiosos, así como por sociedades con costumbres particularmente machistas[1]. La eficiencia de dichas estructuras resultó en que pronto cada habitante del Rojava vio satisfechas sus necesidades básicas. Todo ello bajo los principios del anti-estatismo y el anti-nacionalismo, así como una idea de respeto al entorno físico y la búsqueda de una sociedad equitativa en cuestiones de género.

Alimento

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Cosecha de arróz en el Kurdistán.
Fotografía: Toplum-Yaşam/Yeni Ozgur Politika

Como mencioné con anterioridad, el Rojava es una región con amplias extensiones de tierra cultivadas con trigo. Sin embargo, los constantes conflictos en la zona y el abandono por parte del Estado provocaron que muchas de estas tierras otrora fértiles ya no lo fueran. La escasez de agua y las precarias técnicas de irrigación llevadas a cabo por los campesinos, dificultaron aún más la utilización de aquellos suelos. Por si fuera poco, el imperialismo turco sobre el agua mediante la construcción del GAP afecta seriamente el caudal de los ríos Tigris y Éufrates, a tal punto que por ejemplo los pantanos de Al Ahwar, muchos kilómetros al sur, cerca de la desembocadura de los ríos gemelos en el Golfo Pérsico, están a punto de desaparecer debido a la afectación del flujo de agua. La pérdida de nutrientes, y la salinización de los suelos producto de la falta de agua, han llevado a millones de personas dentro de la cuenca del Tigris y Éufrates a convertirse en refugiados ambientales. Pese a este escenario post apocalíptico, la organización social de base, y el apoyo mutuo que surgió por medio de las Meclis rehabilitó gran parte de estas tierras, y erigió una serie de molinos, a tal punto que el abasto de pan en la región es absoluto. La abundancia del mismo provoca que éste sea prácticamente gratuito. Ya lo dijo alguna vez Piotr Kropotkin:

¡Pan: la revolución necesita pan! ¡Ocúpense otros en lanzar circulares con frases rimbombantes! ¡Pónganse otros en los hombros tantos galones como puedan llevar encima! ¡Peroren otros acerca de las Libertades políticas!

Nuestra tarea consistirá en hacer de manera que en los primeros días de la revolución, y mientras dure ésta, no haya un solo hombre en el territorio insurrecto a quien le falte el pan, ni una sola mujer obligada a formar cola delante de la tahona para recoger la bola de salvado que le quieran arrojar de limosna, ni un solo niño a quien le falte lo necesario para su débil constitución.

Industria

El cinturón verde impuesto al Rojava tuvo como consecuencia la ausencia total de industria en todo el territorio que se localiza dentro de los tres cantones, a tal punto que por ejemplo 200 plantas de procesado de olivas (otro cultivo que se da bien en estos suelos) fueron cerradas por el régimen. La nueva organización popular tuvo que hacer frente a otro tipo de necesidades básicas más allá de la alimentación, de esta manera se constituyeron una serie de cooperativas dedicadas a actividades tan variadas como el procesamiento de olivos o mármol, hasta la constitución de fábricas productoras de material de construcción y calzado, así como talleres textiles. De esta manera se levantaron casas, escuelas y hospitales a lo largo y ancho del Rojava. Hasta antes de la invasión por parte de Daesh, todo ser humano que ahí vivía tenía un techo donde dormir, y las vestimentas y zapatos necesarios para protegerse del frío de las planicies.

Electricidad y comunicación

Los pozos petroleros desde donde se extrae el oro negro del Rojava fueron tomados tras la revolución por la misma población del lugar. Sin embargo la ausencia de refinerías no les permite transformarlo. El petróleo es utilizado por parte de las cooperativas, así como por aquellas personas que posean un generador que les permita transformarlo en electricidad para uso del hogar. Para ello también se construyeron líneas de transmisión que transportan la electricidad a lo largo de la zona. Sin embargo pese a la posesión de la materia prima la mayor parte del consumo de electricidad residencial todavía depende de aquello que es producido fuera de esta región, en territorios ocupados por Daesh. Así, en términos generales los hogares solo cuentan con electricidad seis horas al día, aunque dicho consumo no tiene ningún costo. De la misma forma, los teléfonos celulares dependen de la señal que provenga ya sea de Turquía o de Irak, sin embargo su utilización no tiene ningún costo. Evidentemente la capacidad de producción del Rojava se ha mantenido limitada, no están ni cerca de producir ellos mismos todo lo que necesitan, por ello el contrabando a través de las fronteras es parte fundamental para su supervivencia.

El papel de la mujer

La sociedad del Kurdistán –como cualquier otra en la actualidad– se caracteriza por la violencia que se ejerce sistemáticamente contra la mujer. Episodios de violencia física contra las mujeres son comunes dentro del Rojava. Desde antes de la revolución, las mujeres kurdas de la región organizaron pequeñas células con la finalidad de tomar ellas mismas el control de sus vidas. Es así como a escala regional surgieron las unidades de protección integradas únicamente por mujeres: las YPJ. A escala interna se organizaron las Asaish patrullas mixtas encargadas de proteger a las comunidades de los cantones de cualquier amenaza externa; dentro de las mismas existe una unidad compuesta exclusivamente por mujeres dedicada a combatir casos de abuso sexual y violencia doméstica. Incluso a nivel teórico, uno de los nuevos términos acuñados por el ahora teórico Abdullah Öcalan es el de Jineologî: la ciencia de la mujer. Se entiende por jineologî a toda una rama de estudios científicos que tienen como objetivo combatir al patriarcado desde el campo ideológico; en el terreno de los pensamientos y las emociones. Esta «ciencia de la mujer» entiende el sometimiento de la misma, no como una cuestión de violencia física, sino que es algo mucho más profundo que implica toda una serie de estructuras aceptadas por la sociedad en su conjunto; es pues un fenómeno social.

El entorno físico

Uno de los pilares de la revolución del Rojava es el respeto hacia el entorno físico. Los frecuentes colapsos ambientales producto –entre muchas otras cosas– de la construcción del GAP, han enseñado a los habitantes del norte de Siria la importancia de conocer su entorno físico. Más aún porque las planicies del Harran y la Jazira no son regiones con características climáticas, hidrológicas y edafológicas particularmente sencillas para el ser humano. Las temperaturas extremas según la época del año, la escasez de agua y la salinización de los suelos son el pan de cada día para los campesinos de la zona desde hace milenios. La construcción del GAP ha complicado aún más sus vidas debido a la retención de aguas y sedimentos, lo cual ha provocado una aún mayor escasez de agua, erosión y pérdida de nutrientes en los suelos, además de consecuencias negativas en lo que se refiere a la fauna y la flora de todo el territorio. La ubicación del Rojava en el mero centro de la cuenca del Tigris y Éufrates provoca que cualquier variación que ocurra dentro de este sistema de aguas natural afecte a todos los habitantes que se encuentran dentro de él. Por ello la lógica de producción en las zonas rurales del Rojava (es decir, prácticamente en todo el territorio) no se enfoca en una lógica de mercado. Se tiene en consideración que los recursos naturales no son una mercancía, sino que son parte de procesos naturales dentro de los cuales cada uno de sus elementos juega un papel importante para que se mantenga un cierto equilibrio natural. Así pues, se produce para satisfacer las necesidades de consumo de la población, así como para generar un excedente que pueda ser intercambiado por productos que no se encuentren en la zona, pero con la idea de limitar la misma de modo que se afecte lo menos posible a los sistemas naturales existentes. Cuidar el entorno físico es también cuidar el futuro de las sociedades que dependen estrechamente de los mismos. Todo esto sin desdeñar el aporte para la salud mental de los seres vivos de relacionarse activamente con los arroyos, los montes, las plantas y los animales que los rodean.

Esta visión no es algo exclusivo de la gente del Rojava, sino que podemos encontrar diferentes ejemplos de ello alrededor del mundo, como el movimiento popular que se generó en defensa de los bosques de los montes que rodean la comunidad purépecha de Cherán, en el estado de Michoacán, en México. Sin embargo esta visión evidentemente no es algo que sea aplicado a escala global. El capitalismo prioriza la acumulación de capital mediante una producción que satisfaga las necesidades del mercado (generalmente necesidades creadas por las grandes transnacionales), y no por el contrario el cuidado de los sistemas naturales en beneficio de las generaciones del presente y del futuro.

Sistema de justicia

Mientras amanece en alguna comunidad rural del cantón de Kobanê un campesino se encuentra con que su vecino le ha robado una oveja. En otros tiempos la manera de solucionar este problema radicaba en comparecer ante el jefe tribal quien tomaría cartas en el asunto. No era extraño que conflictos de este tipo produjeran una escalada de violencia entre tribus hasta niveles de derramamiento de sangre totalmente desproporcionados. La estructura de Meclis ha venido a debilitar la figura del jefe tribal, hasta el punto de hacerlo —en muchos casos— innecesario.

Tras la revolución del Rojava, este campesino expone su caso ante la Meclis de su aldea, donde el acusador y el acusado exponen sus puntos. Tras escuchar los argumentos de ambas partes, la asamblea misma se encarga de nombrar a un grupo de personas de la comunidad encargadas de buscar un punto de consenso de ambas partes. Hoy día, ocho de cada diez casos se resuelven mediante esta vía, es decir, se prioriza el diálogo antes que el castigo. Aquellos incidentes de mayor complejidad son delegados a la capital cantonal —en este caso a la ciudad de Kobanê— en donde un tribunal más «profesional» se encarga de determinar un veredicto «oficial». Dicho tribunal recibe siempre una recomendación por parte del pequeño tribunal asignado por la Meclis de base. De esos dos casos que no pudieron ser resueltos en la primera instancia, en el 80% de los casos el «tribunal profesional» recurre a la recomendación del primero.

El sistema de justicia del Rojava no prioriza el castigo, ni las cárceles, sino que busca solución a los problemas mediante un diálogo abierto entre la comunidad. Esto ha provocado que en lugar de debilitarse, el tejido social se haya fortalecido, pese al permanente contexto de guerra.

Meclis vs Aşiret

La conformación de asambleas populares abiertas a todo habitante del Rojava, permitió que de manera espontánea la misma población se hiciera cargo de satisfacer sus necesidades básicas sin la necesidad de un gobierno central que regulara el poder político ni las actividades económicas. Es decir, que todo se resolvía mediante la discusión y no mediante la imposición. De esta manera, los habitantes del Rojava sobrellevaron su vida desde el 2012 hasta la fecha.

Es importante entender que las Meclis no operan de manera independiente, sino que están en permanente coordinación con otras que se llevan a cabo a lo largo y ancho del Rojava. Así pues, cada asamblea nombra un vocero de carácter rotativo, su deber consiste en defender ante las asambleas de los otros barrios o aldeas las posturas que surgieron producto de las discusiones al seno de su Meclis. A la coordinación de todas las Meclis independientes mediante una asamblea general de cantones compuesta por todos los voceros se le denomina Tev-Dem. De esta manera podemos encontrar por ejemplo desde el Tev-Dem de Kobanê hasta el Tev-Dem del Rojava. Dentro del Tev-Dem todo tipo de postura política tiene cabida, por lo mismo en las mismas participa alrededor de una docena de organizaciones políticas de diferente índole; desde el PKK de Öcalan, o la rama regional del KDP de Barzani, hasta organizaciones locales de otros grupos étnicos diferentes a los kurdos. De esta manera en una Meclis discuten posturas ideológicas irreconciliables. La ejecución de los proyectos emanados al seno de cada asamblea popular es responsabilidad de la Malagel o «Casa del Pueblo».

La estructura de Meclis combate directamente a la milenaria configuración de Aşiret. Un Aşiret, es un tipo de asamblea que representa a un importante número de clanes o familias reunidos al seno de una misma tribu. Dicha tribu es encabezada por un «gran señor» y –con un rango inferior– por los líderes de algunos de los clanes o familias. Este minúsculo grupo decide los aspectos organizativos de la vida de sus súbditos, es por tanto una estructura jerárquica. En general, a los Aşiret únicamente asisten los jefes, es decir no son asambleas de carácter abierto. No está de más mencionar que dentro de la jerarquía de tribus kurdas existen algunas más poderosas que otras, para ejemplificar, la tribu Barzani es una de las más poderosas incluso desde antes del desmembramiento del Imperio Otomano. Lo anterior evidentemente provoca un conflicto de intereses que beneficia a aquellos que poseen el privilegio de asistir a los Aşiret. Tal y como sucede con el Estado, aquellos que detentan el poder político también son aquellos que poseen un poder económico mayor al de la colectividad. En el caso de los kurdos son generalmente los dueños de las tierras o el ganado. Es otra evidencia más de la lucha de clases y de cómo la delegación de poderes contribuye a la perpetuación de las desigualdades sociales. En este sentido la adherencia de los habitantes a las Meclis es revolucionaria, puesto que debilita al sistema tribal mismo.

El papel de los Aşiret durante los años de terror del Estado turco en su guerra contra el PKK fue fundamental. Bajo el contexto de la Guerra Fría, Turquía se unió a la OTAN en 1952, y desde esa fecha ha colaborado de manera activa en beneficio de los intereses políticos y económicos de Estados Unidos en la región. De esta manera, Turquía llevó a cabo una política contra-guerrillera, «anticomunista» tal como ocurrió en países de América Latina como Guatemala o Nicaragua. Para llevarla a cabo el Estado turco —con apoyo de la OTAN— creó la JİTEM (Gendarmería de Inteligencia y Contra-Terrorismo), un ala clandestina de inteligencia de la gendarmería. Durante décadas, esta organización operó en el sureste de Turquía y combatió a la guerrilla del PKK. Como parte de su estrategia militar, la JİTEM creo el Hizbollah suní, una organización compuesta por turcos y kurdos islamistas cuya principal actividad fue combatir a los miembros del PKK. También operaron los «Lobos grises» (Bozkurtlar en turco), un grupo armado de fascistas ultranacionalistas, que realizaron ataques sumamente violentos contra la población kurda. Por último, surgieron las Köy korucu («Guardias de pueblo»), un grupo paramilitar muy semejante a las PAC (Patrullas de Autodefensa Civil) de Guatemala. Las Köy korucu se constituyeron por kurdos reclutados de manera voluntaria e involuntaria en las aldeas del Bakur. Fue la estructura de Aşiret, mediante la alianza de jefes tribales con el Estado, lo que permitió la proliferación de dichas guardias que sirvieron para aterrorizar a aquellos kurdos que se plantearan su militancia dentro del PKK. Pese a toda esta red contra-guerrillera el PKK sobrevivió a los embates del Estado. Sin embargo, esto no quiere decir que fuera un fracaso la política de alianza del Estado con los Aşiret puesto que en la actualidad una importante proporción de la población de origen kurda fue transformada en turcos modernos, algunos de ellos incluso combaten con orgullo dentro de las fuerzas armadas del Estado turco. Reitero la similitud de esto con el caso de las estrategias contra-guerrilleras de los regímenes militares en Guatemala particularmente durante la década de los años 1980 y las consecuencias sociales que esto generó.

Una lucha ideológica: límites de la revolución

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Campo de refugiados «Arîn Mirxan» en la cuidad de Suruç/Pirsûs, a media hora de la frontera. Se estima que la población de esta localidad se multiplicó por cuatro con la llegada de refugiados de Kobanê y de otras partes del Rojava. Enero de 2015. Fotografía: Bager

El éxito de la revolución del Rojava alarmó de manera inmediata a diferentes actores en la región. Es evidente que un movimiento que se declara anti-estatista no es del agrado de ningún Estado, todavía más cuando se origina en un territorio con una importancia política tan importante a escala global como lo es el Rojava. La revolución del Rojava aspira a extenderse a todo el Kurdistán, posteriormente desde Anatolia hasta la Península Arábiga, y finalmente, expandirse al mundo entero adaptándose a las particularidades de cada región. Si bien los últimos dos objetivos parecen aún muy lejanos, no suena descabellada la idea de expandir la estructura de Meclis por todo el Kurdistán. Ante esta situación el movimiento kurdo liberal de Barzani —que controla el norte de Irak— en contubernio con el gobierno central del inestable Estado iraquí construyó lo que se conoce como la fosa de la vergüenza. La excavación de esta fosa, de una profundidad y una anchura de 2 metros por 2 metros, se llevó a cabo en el 2013 y constituyó una barrera a lo largo de 35 kilómetros de la frontera entre Siria e Irak. El objetivo de este obstáculo era aislar el Rojava de la zona autónoma del norte de Irak gobernada por Barzani para así evitar cualquier tipo de propagación de lo que acontecía en el Rojava. Así mismo, el aislamiento al que tuvo que hacer frente la población de los tres cantones del norte de Siria tuvo terribles consecuencias económicas. Todo el trigo que desde la revolución se produce con excedentes no podía ya ser vendido al este de sus fronteras. De la misma manera, el bloqueo físico entre los kurdos de Siria y los de Irak limitó significativamente el intercambio de bienes que no pueden encontrarse dentro del Rojava.

El gobierno de Barzani ha sido, desde su creación, un fuerte aliado del Estado turco en su combate con el PKK. Barzani se ha disputado la hegemonía del movimiento kurdo con el PKK desde su fundación, a tal punto que en diferentes momentos de la historia reciente del Kurdistán han existido combates entre los peshmerga de Barzani y los combatientes del PKK. Los súbditos de Öcalan y Barzani son enemigos encarnizados por cuestiones ideológicas; los primeros buscaban —en sus inicios— la creación de un Estado obrero-campesino bajo los ideales socialistas de la época, los segundos hasta la ficha aspiran a unificar a todo el Kurdistán en un solo Estado-nación fundado bajo el nacionalismo kurdo.

El confederalismo democrático expuesto desde prisión por Abdullah Öcalan encaja a la perfección con el movimiento revolucionario del Rojava. Es así como la estructura partidista del PKK ha logrado inmiscuirse dentro de lo más profundo del sistema democrático del Tev-Dem, de hecho gran parte de las Meclis siguen al pie de la letra las directrices del PYD (la rama del PKK en Siria). Las reminiscencias de la estructura jerárquica marxista-leninista del PKK del siglo pasado siguen muy enraizadas en los corazones de sus simpatizantes del Bakur y el Rojava. Así pues persiste —particularmente dentro de las viejas generaciones— un culto a la personalidad hacia Öcalan que limita su pensamiento a aquello que diga o deje de decir su histórico dirigente. Por ello se puede simplificar el escenario al decir que el Bakur y el Rojava están controlados por el PKK-PYD mientras que el Başur lo está por el KDP de Barzani.

Si bien las YPG-YPJ están compuestas en su mayoría por miembros y ex-miembros del PKK (como por ejemplo Arîn Mîrkan), no son los únicos que las integran, también dentro de las mismas existen personas con otras ideologías políticas diferentes. Prueba de ello es el modo de operar —que describí antes— de aquella brigada de las YPG-YPJ que liberó Şengal del control de Daesh. Pese a la fuerte influencia de Öcalan en la región la única autoridad al seno del Rojava son las YPG-YPJ, ninguna organización puede tener un grupo armado dentro de ese territorio.

Todo lo anterior nos muestra que el escenario dentro del Rojava es algo muy complejo. La configuración de asambleas populares es un verdadero escenario de luchas ideológicas entre las diferentes organizaciones y posturas que existen en la zona.

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Tienda tapizada con el rostro de antiguos guerrilleros marxista-leninistas kurdos de la década de los 70s. Fotografía: Bager

El confederalismo democrático y Öcalan

Tras la captura de Öcalan por parte de los servicios de inteligencia turca el esqueleto del PKK sufrió una reconfiguración muy importante. Lejos de ser la minúscula organización compuesta por poco más de una docena de estudiantes de alguna universidad del sureste de Turquía a finales de la década de los años 1970, el PKK demostró al mundo durante el periodo de la primer ministro Tansu Çiller (1993-1996) que podía combatir a la segunda fuerza militar más poderosa de la OTAN y sobrevivir a ella. Lo que comenzó con el ataque de cuatro puestos de control militar en 1984, después se convirtió en una sangrienta guerra contra el Estado que cobró la vida de miles de personas. Se estima que para principios de la década de los años 1990, el PKK ya contaba con 20 000 combatientes, número que fue ascendiendo en los años siguientes. Como parte de su crecimiento, su dirigente supremo creó tres partidos subordinados al PKK en Siria, Irak e Irán, estos son el PYD, el PCDK y el PAJK respectivamente. Fue en este periodo que Öcalan comenzó la disputa contra Barzani por la hegemonía del movimiento de liberación kurdo, y fue en este mismo momento que Turquía comenzó a apoyar efectivamente a los separatistas liberales kurdos del norte de Irak.

La fuerza que permite al PKK sobrevivir a tantos peligros son sus bases. Las bases son en términos generales kurdos y turcos de la clase trabajadora que financían mediante sus donaciones los gastos del PKK. Muchos de ellos viven en ciudades del oeste de Europa tales como Köln, Dortmund o Berlín, otros más en las grandes metrópolis de Turquía. El contrabando es otro de los pilares económicos del PKK. El tabaco es uno de los productos más caros que se pueden conseguir en Turquía, por ello por medio del contrabando personas afines al PKK lo importan de países como Siria o Irak. El PKK vende dicho producto a un precio mucho menor que el Estado, pero a la vez es capaz de recolectar un pequeño impuesto. Más allá de que sea más barato, la población del sureste de Anatolia prefiere pagar un impuesto al PKK que al Estado, a la larga los ingresos que obtiene dicha organización por medio del contrabando son enormes.

Como se mencionó previamente el arresto de Öcalan supuso un cambio ideológico de la organización. A través de su libro Confederalismo democrático, Öcalan explica al mundo su nueva propuesta de revolución anti-estatista y anti-nacionalista. El origen de dichas ideas no viene únicamente del contacto que tuvo con Bookchin, sino también de los años en los cuales recorrió el Kurdistán escuchando a su gente. Al mismo tiempo, durante la revolución del Rojava, el prestigio ganado por Apo durante los años de combate con el Ejército turco, permitió que sus escritos tuvieran un alcance bastante importante al seno de las Meclis. Durante mis visitas con personas como Apo nemir y su esposa pude encontrar que Öcalan es visto como un teórico revolucionario. No podría afirmar que las primeras asambleas populares del Rojava surgieron exclusivamente gracias a los aportes de Öcalan, así como tampoco podría negar la poderosa influencia que él tiene sobre el pensamiento de las personas. Sin embargo algo que resulta interesante es observar toda la crítica que realiza Öcalan a las jerarquías y al Estado, y compararlo con el caso particular de los kurdos del Bakur y del Rojava. Es sumamente contradictorio escuchar una teoría que hable de acabar con las jerarquías, pero al mismo tiempo ver el verdadero culto a la personalidad que existe alrededor de la figura de su dirigente supremo, encarcelado desde 1999 por el Estado turco.

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«Armas por la resistencia en el Rojava es la esperanza». Manta del colectivo Anarquistas solidarios por el Rojava en una manifestación que celebraba la liberación del asedio de Daesh sobre la ciudad de Kobanê. Paris, feb. de 2015. Fotografía: Bager.

En el Instituto Kurdo de Paris me reuní con un antiguo militante del PKK, encarcelado por el Estado francés debido a sus lazos con este grupo terrorista. Su oficina está adornada por un mapa del Kurdistán y por cuadros con el rostro de diferentes personas; el hombre me explica que son mártires de la revolución. Reconozco a una de ellas, es Sakine Cansız, la mujer asesinada en esa misma ciudad por un agente del MIT. Pero entre todos los retratos resalta en el centro uno en especial: el de Abdullah Öcalan. Durante la pequeña entrevista, me explican a grandes rasgos la historia del PKK y su reconversión en los últimos años.

La primer ministro Tansu Çiller fue clave para que Estados Unidos y la Unión Europea clasificaran al PKK como una organización terrorista a principios de la década de los años 1990, a partir de ahí su margen de maniobra se redujo considerablemente. Por ello a principios de siglo el PKK cambia su nombre a KADEK (Congreso por la Libertad y la Democracia del Kurdistán) y posteriormente a Kongra-Gel (Congreso del Pueblo de Kurdistán), con la finalidad de poder participar dentro de las estructuras legales del Estado turco. Sin embargo al poco tiempo ambas «nuevas organizaciones» fueron clasificadas de nueva cuenta dentro del grupo de los terroristas.

Finalmente, bajo el nuevo paradigma del confederalismo democrático, Öcalan funda la Koma Civakên Kurdistán (KCK), o «Confederación democrática del Kurdistán», cuyo objetivo es reunir en una plataforma a los partidos políticos de las cuatro regiones del Kurdistán que buscan establecer el confederalismo democrático: PKK (con su brazo armado el HPG), PYD, PAJD y PCK. Pese a la nueva ideología presuntamente horizontal, la estructura del KCK permanece jerárquica (es decir se organiza de abajo hasta su presidente), y Öcalan funge el puesto de líder honorario. En otras palabras, aunque en el papel el confederalismo democrático aboga por una nueva organización de carácter horizontal, las organizaciones políticas partidistas del KCK repiten los mismos vicios jerárquicos de las organizaciones marxistas-leninistas. Dentro del Kongra-Gel del KCK («Casa del Pueblo» no confundir con el «Kongra-Gel» que surgió del KADEK) existe una especie de parlamento compuesto por hombres y mujeres prácticamente en partes iguales.

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En primer plano, se lee: «PKK biji serok Apo»: PKK vida al líder Apo (Abdullah Öcalan). En segundo plano, se ve la ciudad de Kobanê, todavía en guerra.
Fotografía: Bager.

Por otro lado, partidos políticos de carácter socialdemócrata como el Barış ve Demokrasi Partisi (BDP – Partido por la Paz y la Democracia) y el Halkın ve Demokrasi Partisi (HDP/HADEP – Partido del Pueblo y la Democracia) que participan dentro del sistema partidista del Estado turco, es decir que buscan votos para obtener puestos dentro de la esfera del Estado, mantienen fuertes vínculos con el PKK. Prueba de ello es la existencia del DTK (Congreso Nacional Democrático), una plataforma que reagrupa a organizaciones políticas kurdas de Turquía bajo los principios del anticapitaismo, ecologismo, y equidad de género, pero con tendencias ideológicas que van desde el BDP o el HDP hasta islamistas moderados.

Esta docena de nombres de organizaciones que pareciera tienen como único objetivo confundirlo a uno, son una muestra que la llamada reconversión del PKK no es tan radical como muchos piensan. En realidad los mismos vicios del pasado tales como la delegación de poderes de decisión a una dirigencia, y el culto a la personalidad de Öcalan siguen vivos. Nada de esto se parece a la estructura horizontal de Meclis que se originó de la revolución del Rojava, y que en la actualidad parece estar bajo el control del KCK. Tras la invasión del Rojava por parte de Daesh, junto con el aislamiento producto de la fosa de la vergüenza construida por Barzani, las asambleas populares evaluaron que no era posible sobrevivir a semejantes ataques sin el apoyo de las históricas bases del PKK.

Desde antes que se diera la revolución del Rojava, Barzani entendió la importancia de controlar ideológicamente al Rojava, por lo que en 2011 fomentó una alianza entre todos los partidos políticos kurdos en Siria bajo el nombre de Consejo Nacional de Kurdistán los cuales combatieron dentro de las filas del ELS contra las tropas de al-Asad pero también contra las YPG-YPJ. En poco tiempo las fuerzas de Barzani en Siria fueron derrotadas, razón por la cual decidió la construcción de la fosa. Al KDP poco o nada le importaba que esas acciones pudieran desembocar en el control total por parte del EIIL del Rojava. Contundente muestra de ello, fue el abandono por parte de los peshmerga de la localidad de Şengal, punto de inicio de la campaña de terror de Daesh en el noreste de Siria.

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Personas afines a la resistencia kurda y habitantes de Kobanê se reunían todo el día desde la pequeña comunidad de Mahser para observar los continuos bombardeos sobre la ciudad. Fotografía: Bager.

Epílogo: vivir la guerra

Las líneas anteriores fueron escritas a principios de 2015. Muchas cosas han pasado y muchos pensamientos han cambiado desde entonces. También con el paso del tiempo los recuerdos se han ido difuminando y el destino de aquella pequeña comunidad de personas que me ofreció su amistad en la frontera turco-siria se ha ido haciendo cada vez menos claro.

Tras pasar un último día en la ciudad de Suruç y compartir los alimentos en un restaurante cerca de la plaza central nos reunimos por última vez en una pequeña casita cuarteada por el temblor de los bombardeos para preparar nuestra última cena. Mientras intentaba procesar todo lo vivido durante los días anteriores un pequeño ratoncito pudo penetrar en la casa a través de una de las grietas, se escabulló entre las cobijas y nos acompañó durante esa última velada.

Ir a los confines del mundo a presenciar un conflicto armado no tiene nada de romántico. Una guerra no son sólo las bombas que destruyen casas ni los impactos de bala que acaban con vidas, las consecuencias van mucho más allá. Los desplazamientos forzados, los traumas, el desprecio al que se enfrenta toda esa gente fractura el sentimiento de comunidad entre los seres humanos y por obvias razones volver a cimentarlo es un proceso lento y doloroso.

Al final habrá que recordar aquella manta que colgó la DAF a su llegada a Mahser recordando el mito de Kawa el herrero, Em hemû Kawane li dijî Dehaqan, «todos somos Kawa contra Dehaq». El verdadero enemigo no son los otros herreros, sino los tiranos como Dehaq.