Mayo rojo no se olvida

Por Ariadna Ramonetti

 

Este 3 de mayo de 2016, alrededor de las 11:30 de la mañana, inició en la plaza principal de San Salvador Atenco el programa de actividades que el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) lleva organizando desde hace varias semanas para conmemorar «Mayo rojo». Así nombran sus integrantes al 3 y 4 de mayo de 2006, fechas en la que diversos cuerpos policiacos del Estado mexicano ingresaron a la fuerza en los municipios de Texcoco y Atenco para reprimir a sus habitantes por ejercer su derecho a la libre manifestación, dejando un saldo de violaciones sexuales y a los derechos humanos así como encarcelamientos de miembros de la comunidad.

El día comenzó con una misa oficiada por los párrocos de San Salvador Atenco y de San Cristóbal Nexquipayac, quienes condenaron los hechos ocurridos 2006 y citaron a Atenco como un ejemplo de resistencia en la defensa de los bienes comunitarios, la tierra, el agua y el territorio. Ofrecieron también el sacramento de la comunión a varias decenas de personas procedentes de las comunidades de la región, la mayoría de ellas, victimas directas de las acciones violentas ejecutadas por el Estado y que muchos de los que ahí nos encontrábamos, recordamos a través de las nefastas sentencias esgrimidas y la información falsa, vertida entonces por los medios oficiales.

Fotografía: Ariadna Ramonetti

Fotografía: Ariadna Ramonetti

Además de las víctimas y las comunidades cercanas, a la cita acudieron al menos 15 medios de comunicación para dar cuenta del desarrollo y los diversos pronunciamientos que ocurrirían a lo largo de la jornada. Todos ellos relacionados de una u otra manera, a la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) en la ribera del aún Lago de Texoco y el despojo de agua y tierra que se ejecuta, de nueva cuenta, en el territorio de «la orilla del agua».

A las 13:00 hrs comenzó la conferencia de prensa a la que se había convocado en el programa de actividades. Diversos invitados, tales como Ricardo Lagunes, abogado del FPDT, José Antonio Lara del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero y el antropólogo Gilberto López y Rivas, hablaron de dos situaciones que en este momento configuran el panorama de la resistencia que viene. Por un lado la construcción del NAICM de nueva cuenta en la región de Atenco y el contundente rechazo de la comunidad al proyecto ante la falta de una consulta pública sobre el mismo; la presencia e incursión de contratistas y trabajadores escoltados por el ejército mexicano en tierras de Nexquipayac y San Miguel Tocuila, y los diversos recursos legales de los que estos últimos se han valido para frenar –con éxito– la construcción de la carretera Pirámides–Texcoco, que es una de las obras que conforman parte del proyecto del NAICM.

Por otro lado el despojo de agua, tierra y territorio a comunidades como las de Xochicuautla y Magú en el Estado de México, que al igual que Atenco y los 12 pueblos que conforman la región, se verán afectados por diversas obras de infraestructura promovidas por instancias del gobierno y protegidas por la llamada «Ley Eruviel», o Ley que Regula el Uso de la Fuerza Pública en el Estado de México, interpretada por las comunidades mencionadas y sus representantes legales como la instrumentalización del poder del Estado para reprimir a los pueblos que se opongan al despojo de sus recursos de subsistencia.

La última parte de la conferencia de prensa estuvo conformada por el pronunciamiento del FPDT respecto al rechazo categórico a la construcción del NAICM y a todos los proyectos derivados de él, así como la demanda abierta y pública de juicio político a los autores de la represión en 2006 que llevaron a la muerte de Alexis Benhumea y Javier Cortés entre otros atropellos a los derechos humanos que han sido ampliamente documentados en el pasado.

Al final del acto hicieron presencia de las madres de 3 de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, a quienes la gente del FPDT ha apoyado siempre en su lucha y que acompañaron a la comunidad de Atenco para denunciar también los hechos recientes respecto al grupo de expertos del GIEI y los impedimentos que el Gobierno Federal les impuso para que llevaran a cabo su investigación.

Fotografía: Aurea Itandehui

Fotografía: Aurea Itandehui

Posteriormente, el micrófono se dejó abierto para que otras organizaciones tomaran la palabra y fueron representantes de las comunidades de Acuexcómac, Tocuila y Nexquipayac quienes hicieron hincapié en sus situaciones y casos respectivos en relación con las obras del NAICM. Habría que destacar también la participación de la comunidad de Chipiltepec, procedente del municipio de Acolman, quienes en últimas fechas han defendido ante instancias legales un cerro –el Tezontlalli– que comparten con otros municipios colindantes como Tepetlaoxtoc. Este cerro que tiene declaratoria de Parque Natural, está en riesgo de ser devastado para que el tezontle que lo conforma sirva como material de relleno para los caminos internos y pistas del NAICM.

Mientras los miembros del FPDT repartían comida y alimentos a los asistentes e invitados –a la manera en que lo hace la mayordomía cuando hay una fiesta patronal en algún pueblo–, se daba inicio a la segunda parte de la jornada, en donde obras de teatro ensambles de danza, videos conmemorativos y la participación de diversos solistas y grupos musicales, se presentarían en el transcurso de las próximas horas.

Al tiempo que todos se preparaban y los asistentes comíamos, comenzó a sonar, a menos de 30 metros de donde nos encontrábamos –en el antiguo recinto del comisariado y auditorio ejidales, espacio importante para la resistencia en Atenco desde el 2001 y que recientemente fue remodelado–, música que no estaba en el programa de actividades. Íbamos de Michael Jackson a Julión Álvarez, mientras la estridencia hacía que todo el centro de Atenco reverberara, pero no con las voces de la digna resistencia, como se habían hecho escuchar durante toda la mañana. No. Esto era un acto de provocación por parte del presidente municipal del PRI, Andrés Ruíz Méndez, para acallar la conmemoración de un hecho, ante todo terrible, y por el cual se esperaría que hubiera, al menos, respeto por la memoria. De los vivos, y sobre todo de los muertos. Respeto por las compañeras abusadas sexualmente y por los más de 200 detenidos y agredidos en 2006.

Dos torres de bocinas se alzaban más allá de la lona que nos protegía del sol y un ring de lucha libre era emplazado para dar comienzo a los festejos del «Día del Niño». En martes 3 de mayo.

Fotografía: Aurea Itandehui

Fotografía: Aurea Itandehui

Mujeres solas con niños pequeños llegaron a hacer fila para entrar al auditorio ejidal. Entre gritos de niños emocionados por ver la lucha libre, el ruido que todo lo cimbraba y la voz desgañitada del edil, gritando «Atenco lo que quiere es progreso» parecía que la conmemoración de «Mayo rojo» se cancelaría, pero no ocurrió así.

Contrarios a la incitación franca de la violencia ejecutada por Andrés Ruíz Méndez y la terrible falta de respeto por la conmemoración de un aniversario ante todo, luctuoso, la gente del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra nunca cayó en provocaciones. A pesar de la violencia implícita en un vulgar ejercicio de poder como este, en donde mandar callar lo que busca es invisibilizar el poder de la evocación y del recuerdo; los integrantes del Frente conservaron la dignidad que los caracterizó durante la jornada, evitando todo el tiempo la confrontación.

La programación de las actividades culturales continuó como estaba prevista, simplemente recorrimos nuestras sillas para escuchar mejor a los participantes a pesar de que las afrentas continuaban y en ocasiones los músicos invitados tenían que hacer pausas para esperar a que la música del auditorio ejidal terminara. Cuando en el auditorio sonaba alguna canción, de este lado de la plaza se recitaba algún texto o un poema, cuando allá hablaba el presidente municipal nosotros cantábamos y gritábamos las ya conocidas consignas del Frente.

La «lucha» a la que estábamos asistiendo no sólo era por la conmemoración de los hechos ya narrados, era también por la defensa del espacio público, de esa arena de conflictos que también es la plaza pública, por la libertad de «ocupar» con nuestras voces, un lugar sin ser condicionados, reprimidos o silenciados.

Francisco Barrios, «El Mastuerzo». Fotografía: Ariadna Ramonetti

Francisco Barrios, «El Mastuerzo». Fotografía: Ariadna Ramonetti

Dijo más tarde «El Mastuerzo» de Botellita de Jerez, refiriéndose al pobre repertorio de confrontación del presidente municipal: «Esta ‘lucha libre’ que estamos viendo hoy es la auténtica y violenta ‘lucha de clases’ que promueven quienes nos gobiernan. Sigamos tocando y cantando compas, para que no nos quiten también la memoria».