La NSA aún espía

Texto de Mumia Abu-Jamal
Foto: OpenMedia.ca

 

Desde el desastre del 11 de septiembre de 2001, la llamada Ley Patriota (una de las leyes aprobadas en años recientes cuyo nombre no tiene nada que ver con su contenido), ha sido una obscenidad que hace trizas la constitución como el gorgojo acaba con el algodón.

La Ley Patriota ha sido, tal vez, la ley más anti-patriota en la historia moderna, porque se basa en el miedo y no en la razón. Esto se ejemplificó en las palabras del veterano, senador de Michigan, John Conyers, quien dijo a los televidentes del canal BET, Televisión del Entretenimiento Negro, (en los días cuando BET tuvo noticieros) que él había votado a favor de la iniciativa sin leerla, explicando que «estábamos asustados».

Esa ley regaló un botín de facultades de espionaje a las agencias federales (como la Agencia de Seguridad Nacional, NSA) para investigar cualquier cosa en cualquier lugar por si acaso un terrorista acechara por ahí.

La ley fortaleció y expandió enormemente el poder del estado de seguridad nacional.

Y el gobierno, autorizado por la ley, dirigió sus lentes, sus micrófonos y su atención al objeto central: ustedes.

Desde los años 70 –la era de la guerra en Vietnam, el movimiento de paz, los movimientos de derechos civiles y de liberación negra, el movimiento de mujeres y los movimientos estudiantiles–, el gobierno desató una guerra ilegal y secreta contra los ciudadanos estadounidenses, incluyendo a personajes como Martin Luther King hijo, el comediante Dick Gregory, los Panteras Negras y más.

Los agentes del gobierno cometieron crímenes inmensos y menores, incluyendo el homicidio. ¿Se acuerdan del líder de los Panteras en Chicago, Fred Hampton, asesinado en su propia cama?

Estas violaciones eran delitos que las audiencias celebradas por el Comité Church sacaron a la luz pública, obligando a sus autores a correr como cucarachas.

Pero los oficiales del gobierno, siempre deseosos de recuperar sus poderes perdidos, pusieron sus esperanzas y dementes sueños de vigilancia ilimitada en la Ley Patriota y esperaban el momento oportuno para lanzarla.

Aquel 11 de septiembre les dio el momento perfecto para propagar la infección del miedo.

La Ley Patriota, aún con unos recientes cambios menores a nombre de la llamada Acta de la Libertad de Estados Unidos (USA Freedom Act), sigue siendo una obscenidad —una descarada violación de la constitución en vida y espíritu.

La reforma no basta. Falta la abolición de esta ley.

Desde la nación encarcelada soy Mumia Abu-Jamal.

© ‘15maj
Escrito 15 de mayo de 2015, grabado 7 de junio de 2015

Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México