8 de mayo de 2015, Tecámac, Estado de México. Llevan 10 días recorriendo el oriente del Estado de México para conocer y reconocerse entre distintos movimientos. La Caravana del Fuego de la Digna Resistencia busca hermanar a los pueblos originarios y campesinos, organizaciones sociales y educativas, sistemas autónomos de agua potable y colectivos estudiantiles para «no seguir sufriendo despojos, agresiones, represiones, amenazas, encarcelamientos, asesinatos y desapariciones por gobiernos y empresas que quieren imponernos un proyecto político y económico que atenta contra la dignidad e identidad de nuestras organizaciones y pueblos» —como se anunció en el primer comunicado.
Hasta ahora las actividades han sido tan diversas como los grupos que confluyen en el esfuerzo. Ceremonias rituales, desayunos, mítines como los realizados en Chicoloapan, Chimalhuacán y Los Reyes, bloqueos carreteros como el que se llevó a cabo el 3 de mayo en la carretera Los Reyes-Lechería –donde hace nueve años se vivió la represión– para advertirle a los poderosos que Atenco sigue en pie de lucha; visita a escuelas en Ciudad Nezahualcóyotl y hasta un concierto en el campamento que mantiene el Magisterio Mexiquense Contra la Reforma Educativa (MMCRE) frente al reclusorio Molino de Flores, Texcoco, donde se encuentra injustamente preso el profesor Oscar Hernández Neri desde el 30 de abril de 2014.
En todas estas actividades –documentadas en la página en Facebook de la Caravana– han habido representantes de los sistema autónomos de agua potable de Coyotepec y Tecámac, luchadores sociales de los pueblos de Cahuacán, Magú, San Francisco Xochicuautla y San Lorenzo Huitzizilapan, de la Alianza Única del Valle, de los colectivos Ratio, Apaxco Ecológico y Geocomunes, de los comités de Usuarios de Energía Eléctrica en Resistencia Civil de Nezahualcoyotl, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra-San Salvador Atenco, del Frente Popular 9 de Junio en Defensa de los Recursos Naturales de Coyotepec, del MMCE y del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, el cual ha sido un aliado de primer nivel para los pueblos que enfrentan la represión en este estado bastión del PRI.
El sol aplomante y el desgaste de tantos días no impidieron la realización del mitin en la plaza de Tecámac, uno de los municipios más golpeados por la urbanización salvaje. «El calor que se siente es precisamente a causa de la deforestación y de la desecación de nuestros jagüeyes» —apuntó Ricardo Ovando, defensor del agua de Tecámac. El también integrante de la Coordinadora Agua para Todo@s, se felicitó por el reciente fracaso del proyecto de Ley General de Aguas, aunque insistió en la necesidad de multiplicar las luchas y sumarse a la triple caravana que encabezará el pueblo Yaqui en todo el país.
Además de los anfitriones, hicieron uso de la palabra habitantes de los pueblos vecinos y representantes de las organizaciones sociales, dejando claro el repudio general hacia la política de arriba. «Venimos a mostrar que hay una solidaridad entre los pueblos que no es a base de cuentas políticas, ni candidaturas, ni de puestos en el gobierno. Nosotros venimos a demostrar que la política de abajo se hace hermanándonos entre los que hemos sufrido injusticias» —repetía el representante de Nezahualcoyotl para que el público discreto que se mantuvo a la sombra de los puestos del andador turístico no confundiera el evento con un acto proselitista.
Finalmente llegó el momento de entregar el fuego –un sahumerio cargado de copal– a los representantes del Sistema de Agua Potable de Tecámac A.C. Su misión es resguardar el símbolo de la digna resistencia hasta el lunes y conducirlo a su próxima parada en Coyotepec.
La boca de piedra frente a la hidra de asfalto
Tecámac significa literalmente «boca de piedra» y es uno de los pueblos prehispánicos que trascendieron el periodo colonial manteniéndose como un centro de poder. Hoy es la cabecera de un enorme municipio que abarca 153 kilómetros cuadrados y que comprende doce pueblos originarios: Los Reyes Acozac, San Francisco Cuautliquixca, San Jerónimo Xonacahuacan, San Juan Pueblo Nuevo, San Lucas Xolox, San Pablo Tecalco, San Pedro Atzompa, San Pedro Potzohuacan, Santa María Ajoloapan, Santa María Ozumbilla y Santo Domingo Ajoloapan.
Todavía a principios del siglo XX, estos pueblos dependían del Lago de Xaltocán y de decenas de jagüeyes que acumulaban los escurrimientos superficiales. Sin embargo, ante la desaparición de estos vasos captadores de agua de lluvia, los habitantes se vieron en la necesidad de perforar sus propios pozos a mediados del siglo pasado.
La tentativa de despojo de toda la infraestructura hídrica que gestionan los habitantes a través de sus sistemas comunitarios, se agudizó con la llegada de Enrique Peña Nieto al gobierno del Estado de México (2005-2011). El mandatario promovió la construcción de seis «Ciudades Bicentenario» –Tecámac, Zumpango, Huehuetoca, Almoloya, Jilotepec y Atlacomulco– donde se modificaron los programas municipales de uso de suelo para concentrar la inversión inmobiliaria. En efecto, los ocho sistemas independientes de gestión del agua que se oponen a la municipalización del recurso hídrico –paso previo a su privatización– se han tenido que enfrentar a los intereses combinados de la clase política y de grupos como Sadasi, Casas Geo y Urbi, responsables de la urbanización de más de 10% de la superficie municipal.
Para los tecamaquenses, está claro que al gobierno no le interesa crear nuevos espacios de vida para la población. Si de eso se tratara, no hubiera aprobando la construcción de un gigantesco basurero que afecta la salud de miles de vecinos. Tampoco estaría impulsando obras como la del Auditorio municipal, construido sobre el jagüey de Milpa, o el rodeo que pretendían hacer sobre el jagüey de Axalpa antes de que los vecinos detuvieran el ecocidio. Por todo eso, por la insensatez del capitalismo y ante la estupidez de quienes ostentan el poder de estado, «el Sistema de Agua Potable de Tecámac no da agua a los fraccionamientos —asegura Carmen Balleza, secretaria general de la asociación civil que gestiona el agua en la cabecera municipal —no por egoísmo, sino por sustentabilidad».
El problema es que a pesar del esfuerzo de la comunidad por restaurar su medio ambiente y por dar la lucha legal en defensa de su agua y su territorio, los fraccionadores recurren a todo tipo de intimidaciones y se burlan de la normativa oficial. El ejemplo más reciente es el del conjunto urbano denominado Real Granada que se construye en terrenos del ejido de San Jerónimo Xonacahuacan, en contra de lo que estipula el Plan de Desarrollo Urbano de Tecámac aprobado en 2007 y contra la propia resolución 837/2014 dictada por el Tribunal de lo Contencioso Administrativo del Estado de México. Como la mayoría de los fraccionamientos ilegales, el conjunto se presentará como un hecho consumado.
Maldito dinero, ambición de los abortos con patas , de los políticos mexiquenses. A costa de la naturaleza (ya hay muchas casas, ya no hay arboles, se acaba el agua)