Por Aldo Santiago, Elis Monroy, Regina López y Romeo LopCam
El presente texto forma parte de una serie que aborda la situación de la radiodifusión comunitaria en el estado de Oaxaca, a partir de la revisión de tres proyectos que se desarrollan en la Costa Chica de dicha entidad. Quisimos acercarnos a éstos para conocer sus historias y hablar de las problemáticas que enfrentan tanto en el contexto local como nacional, con el objeto de aprender de ellos, pues como partidarios de los medios libres y autónomos pensamos que estos tienen mucho que enseñarnos. En cada uno procuramos encontrar afinidades que nos permitan fortalecer nuestras propias formas de hacer comunicación, así como reconocer nuestras diferencias.
Yucu Dzaa, el Cerro del pájaro en lengua mixteca, es una comunidad conocida hoy como Villa de Tututepec de Melchor Ocampo y se encuentra enclavada en la accidentada geografía de la Sierra Madre del Sur que atraviesa Oaxaca. Entre los siglos XII y XVI representó el centro político más consolidado de la zona Mixteca, el cual nunca fue sometido al yugo azteca y resistió el embate de la guerra colonial europea de 1522.
Será por herencia, aunado al afán del rescate de su historia, que sus habitantes expresan con fervor el gusto y la lucha por mantener sus identidades y que para concretar procesos de organización han ocupado el aire —territorio velado por el mirar colonial— donde se cobijan los pensamientos y las demandas de un pueblo, para que sus palabras sean amplificadas mediante una radio que empapa del sentido colectivo de hacer comunicación a diversas comunidades indígenas, negras y mestizas.
Llegamos a Tututepec acompañados de un intenso sol que mantenía en resguardo a la población y entre el clima de sosiego en el que jóvenes se refrescaban bajo la sombra de árboles y juegos mecánicos que días antes acompañaban sus festividades. Fue en la plaza del pueblo donde nos encontramos con Pedro, director de Estéreo Lluvia, quien nos llevó a conocer el lugar desde donde se producen y transmiten los programas que acompañan el cotidiano de 34 comunidades de la región.
Pedro nos contó que los orígenes de Estéreo Lluvia se remontan a 1999 cuando grupos organizados de la comunidad, impulsaron la idea de realizar radiodifusión comunitaria; comenzaron entonces a participar en espacios de la radio indigenista XEJAM «La voz de la Costa Chica» en Jamiltepec, e hicieron gestiones ante el otrora Instituto Nacional Indigenista (INI) —hoy Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI)— para instalar un centro de producción radiofónica. Fue en 2002 que lograron instalar su propia cabina y se comenzó a transmitir por el 103.5 de FM.
La propuesta de Estéreo Lluvia nace de los ideales de las personas que la integran, personas que quieren el cambio. Para ello, promueven la participación activa de la comunidad, impulsando que la misma exprese lo que siente, que diga si las cosas están mal en el municipio y que pueda opinar sobre el manejo y cuidado de los bienes comunes. Por ello sus locutores y locutoras manejan contenido para cualquier edad. La única condición es no ofender a nadie. La gente participa además de manera voluntaria en cuestiones técnicas y de operación.
Con el apoyo del ayuntamiento, la radio operó dentro del mismo con el soporte de promotores voluntarios y pese a que desde el inicio se gestionó el registro legal ante la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), recibieron negaciones sistemáticas argumentando incapacidades técnicas y de insostenibilidad económica de la estación. Ante ello, la comunidad de Tututepec promovió un amparo legal ante la SCT con fundamento en la ley sobre derechos y cultura indígena, mismo que al ser rechazado ocasionó que se tomara la decisión de iniciar transmisiones sin el aval oficial. Fue entonces que las agresiones comenzaron.
En septiembre de 2003 ocurrió el primer intento de apagar la radiodifusora, cuando se presentó un operativo armado en donde la SCT confiscó todo el equipo. Esto ocasionó que se dejará de transmitir por un espacio de cuatro meses. La reacción del cobijo comunitario motivó la participación ciudadana que impulsó al proyecto a continuar tras un proceso de recuperación que en abril de 2004 permitió reiniciar transmisiones. En aquel momento se constituyó legalmente un patronato para cubrir los aspectos formales y a finales del mismo año se construyó un edificio mediante un tequio, cuyo segundo piso se destinó a la radio y desde donde actualmente transmite ininterrumpidamente durante 12 horas al día.
Los embates gubernamentales continuaron. A la par de la violencia, las estrategias de represión se hicieron manifiestas en la normatividad que regula el espacio radioeléctrico, el cual somete a constantes presiones y negociaciones el derecho de una comunidad a informar, más allá de ser informada. Además, durante 2006 y 2010, sólo en Guerrero y Oaxaca, se cerraron entre 60 y 80 estaciones comunitarias usando argumentos sin sustento como el de que detrás de algunas radios operaba el crimen organizado y la subversión. Recientemente ocurrieron intentos de clausuras totalmente arbitrarios en radios de la zona de Tlaxiaco, Oaxaca, implementados por un organismo que no tiene las facultades legales para ello, esto es la Procuraduría General de la República (PGR). Al respecto, Pedro nos cuenta indignado:
Para el año de 2010 la estación se encuentra fuera de servicio por un acuerdo del patronato y poblaciones debido principalmente a que se ponía en riesgo la integridad de los jóvenes que ahí participaban; por la acción del gobierno del estado que nuevamente organizó un operativo con más de 400 elementos armados en convoyes estatales para destruir la estación como si se tratara de algún grupo de narcotraficantes altamente peligrosos. Aterrorizaron al personal, secuestraron el equipo, destruyeron parte del inmueble y los directivos fueron demandados y perseguidos por la policía judicial del estado, acusados de robo a la nación por usar el espectro radioeléctrico.
Otra de las dificultades se desarrolla desde el 2015, ya bajo los efectos de la reforma en materia de telecomunicaciones, cuando el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) abrió un proceso para solicitar concesiones de radios comunitarias o indígenas. Pese a que existieron reuniones a nivel estatal y talleres entre colectivos de comunicación y radios comunitarias para reflexionar sobre los formatos, el gobierno simuló una consulta y echó mano de obstáculos burocráticos que entorpecen la adhesión de los tipos de radios que ya se encuentran operando con la clasificación gubernamental, y por lo tanto con «derecho» a obtener una concesión. Nos comparte Pedro:
Pero quiero aclarar que independientemente de eso Estéreo Lluvia va a seguir funcionando haciendo valer el derecho de los pueblos. Los pueblos necesitan un medio de comunicación propio donde no sea manipulado por el gobierno y por eso es que Estéreo Lluvia está presente en el municipio de Villa de Tututepec de Melchor Ocampo. Cuando nosotros solicitamos la concesión de radio lo dimos a conocer al auditorio. El IFT nos pedía avales, ¿Quienes nos avalan que realmente necesitan una radio? En un espacio de tres días a lo mucho, nos llegaron 2 mil cartas; ese es nuestro aval, el auditorio que nos está sintonizando, esa es la participación de la ciudadanía.
Como parte de las luchas para defender el derecho a la libertad de expresión vulnerada con la reforma de telecomunicaciones, miembros de organizaciones de radios comunitarias presentaron una propuesta de lineamientos para la radio comunitaria en México en la cual existen cinco criterios para acreditar a un proyecto comunitario: participación ciudadana directa, convivencia social, equidad, igualdad de género y pluralidad. Estos elementos existen en procesos comunicacionales en la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca desde inicios del siglo XXI como menciona Giovana Gasparello en sus investigaciones sobre medios de comunicación de y para los pueblos indígenas. Pese a cumplir con lo anterior, Pedro nos relata:
En Tututepec se nos ha negado ese derecho argumentando problemáticas de toda clase sin tomar en cuenta que los pueblos deben ser apoyados en su crecimiento, la libre expresión y en la defensa de sus costumbres a la vez. Analizando la situación que vive el país podemos decir, si un pueblo o un municipio tiene su medio de comunicación, ellos estarían vertiendo la información, la realidad que están viviendo en su pueblo. Sin embargo los monopolios de comunicación, ellos intentan vertir información que a los gobiernos les conviene.
Si bien, el acercamiento a la CDI y al ayuntamiento local permitió obtener la infraestructura para operar, quienes laboran en el día a día radialista saben que la vía para mantener vivo el proyecto es la autogestión.
La radio tiene que ofrecer algo a la ciudadanía y yo creo que eso es coordinación de los pueblos, por lo tanto estamos coordinando 11 comunidades a moverse a través de un deporte muy popular que es zumba. Hicimos capacitación y ya están llevando sus grupos de 40, 50 mujeres que se están moviendo al ritmo de la música y están sintonizando Estéreo Lluvia. La idea es hacerlo en las 54 comunidades y a través de esto poder conformar un proyecto que es prácticamente el que viene a sostener a la radio. Es el proyecto 5 mil, tener 5 mil socios de la radio que estén aportando cinco pesos mensualmente.
Tututepec se encuentra en una región amenazada por los megaproyectos hidroeléctricos, Paso de la Reina e Ixtlayuca, que se piensan imponer para satisfacer la demanda de energía de las concesiones mineras —hierro, oro y plata— que actualmente ocupan 20% de la superficie de la cuenca del río Atoyac-Verde. Aunado a ello la promoción de proyectos de infraestructura como la súper carretera que irá de Oaxaca a Puerto Escondido y hacia los puertos de Lázaro Cárdenas y el estado de Chiapas, forma parte del reacomodo de ocupación territorial por parte del capital en regiones estratégicas como el Istmo de Tehuantepec y la costa de Chiapas al sureste de México.
Durante las últimas décadas en el mapa latinoamericano han resonado transformaciones desde pueblos que defienden los territorios de la imagen y la palabra al apropiarse de las herramientas tecnológicas con las cuales afianzan su autonomía y mantienen creativa a la comunidad. En Oaxaca se ha desarrollado una gran cantidad de procesos de comunicación comunitaria. Todas estas experiencias muestran a los medios de comunicación como una herramienta fundamental para fortalecer, potenciar y desarrollar los distintos aspectos de la cultura, la justicia y la política en las comunidades. También presentan a los medios como una ventana de los valores y de la importancia de la vida comunitaria, así como vinculadores a otras realidades en el contexto de la libertad de expresión y el derecho a la información.
Selene —una jovencísima locutora— y Margarita —programadora—, nos compartieron sus impresiones sobre lo que significa para ellas hacer radiodifusión comunitaria.
Según reflexiones de Kiado Cruz la rápida evolución tecnológica dinamiza el entorno en que el espectro radioeléctrico tiende a convertirse en un recurso cada vez más importante en la cual su gestión no se ha adaptado para aprovechar un bien común.
Los bienes comunes naturales son indispensables para nuestra supervivencia, los bienes comunes sociales aseguran la cohesión social y los bienes comunes culturales son requisito para nuestro desenvolvimiento individual. Es tiempo que enfoquemos nuestro entusiasmo y nuestra creatividad, nuestros medios y nuestros talentos en acrecimiento de la riqueza social. En aras de este objetivo tenemos que cambiar las estructuras en la política, la economía y la sociedad. Tenemos que entender la reserva del espectro como un bien común, un territorio que se recrea en el espacio-tiempo, llegaremos a tener en cuenta que el rol de los bienes comunes obliga a una reorientación fundamental de la idea dominante de la propiedad.
En resumen, sus ideas convergen con la práctica de quienes construyen Estéreo Lluvia pues saben que la comunicación transita más allá de lo técnico, hacia lo político.
Yo creo que el espacio radioeléctrico es un bien común; como tal he llegado a la conclusión de que al ser un bien común es de todos, no es de unos cuantos, de modo que no se nos puede llamar ilegales, esa es nuestra conclusión, si es de nosotros ¿Por qué somos ilegales? ¿Sólo porque el gobierno lo dice o porque hay instituciones que lo regulan? Pero no somos ilegales… estamos haciendo valer nuestro derecho.