Contra el olvido

Por Amaranta Atzin Marentes Orozco e Israel Pérez Quezada

La bayoneta, arma para el invasor, ¿quién la ordenó contra nuestros hijos? … otra sangre estaba más acá, disimulada en la piedra roja del tezontle. Venía en columna desde la arista del piso de la cuadrada plaza, y de ancha la sangre se adelgazaba hasta pegar en la tierra y quedarse quietecita entrando a las raíces de las yerbas del pasto… (el llanto se extiende, las lagrimas gotean allá en Tlatelolco / ¿A dónde vamos?, ¿oh amigos! Luego, ¿fue verdad?) …gran sangre de los pulmones, de los estómagos, de las espaldas, de las piernas, de los rostros, de las cabezas de todos y cada uno de los cuerpos que yacieron bajo la lluvia en la oscuridad de aquella noche… La Plaza, Luis Spota

El 27 de noviembre de 2001, por decreto presidencial, se conformaba la tristemente célebre Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) como parte orgánica de la Procuraduría General de la República. El presidente Vicente Fox parecía responder al llamado de la historia. No sólo era el primer mandatario de México no envestido en los colores del Partido Revolucionario Institucional sino también el primero en atreverse a investigar los hechos del pasado cometidos contra integrantes del movimiento social.

Sin embargo, 6 años y 300 millones de pesos después, la Femospp se extinguía sin conseguir ni una sola sentencia condenatoria. «El cambio» del foxismo jamás llegó. La supuesta democracia triunfante en el año 2000 no rendía cuentas a la sociedad. Por ejemplo, no debemos olvidar eventos como la conformación de las Bases de Operaciones Mixtas, que concretó la lógica de militarización de la seguridad pública. La Femospp no fue la excepción.

La doble función de la Fiscalía, de investigación y enjuiciamiento, no entregó buenas cuentas ni en uno ni en otro ámbito. Desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, prisión política, tortura y un sinnúmero de otros crímenes denunciados por miembros de la izquierda e integrantes del movimiento social fueron desestimados o investigados de manera deficiente.

El derecho a conocer la verdad y obtener justicia de las víctimas, y la sociedad en general, fue violado y una vez más quedó demostrada la falta de vocación política de las autoridades respecto a la lucha contra la impunidad.

La Femospp es sólo un ejemplo de cómo estos supuestos ejercicios democráticos no hacen más que ratificar la importancia de la lucha por la memoria. Si el Estado busca perpetuar la impunidad el pueblo tiene el derecho (y la penosa obligación) de hacer valer su condición como depositario de la historia; así nace «Contra el olvido».

¿Qué es «Contra el olvido»?

En primer lugar hemos de decir que no es una idea enteramente original pues se trata de un ejercicio fotográfico-documental ya desarrollado en otras latitudes como Chile o Alemania. «Contra el olvido», igual que las experiencias anteriores, busca confrontar el pasado y el presente por medio de la interacción de fotografías históricas y el espacio público, pero no en cualquier parte sino en aquellos lugares donde las imágenes hayan sido capturadas.

Para la primer acción «Contra el olvido» decidimos encontrar el movimiento social estudiantil en 1968 con el presente. En este recorrido hallamos rostros de jóvenes en el México de los sesenta quienes se aglutinaron alrededor del Consejo General de Huelga para exigir los seis puntos de un pliego petitorio y otras consignas que emergían de la realidad misma de cada uno de los integrantes del movimiento.

Es así como la Ciudad de México y tres de sus más emblemáticos espacios: el Centro Histórico, Ciudad Universitaria y la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, fueron nuestros aliados a la vez de ser duros oponentes pues los cambios urbanísticos o los resabios de eventos como el terremoto de 1985 han transformado la geografía de la Ciudad.

Vallas, nuevos comercios, distintas políticas urbanísticas, entre otras, han querido provocar que parte de nuestra memoria quiera ser enterrada bajo el adoquín y que la sangre sea lavada por el cauce de la lluvia, como aquella noche del 2 de octubre de 1968.

2 de Octubre, no se olvida

Imágenes originales de 1968 tomadas de diferentes espacios de la web como «Una mirada a 45 años de la masacre en Tlatelolco», del archivo de El Universal.

Agradecimiento especial: Arely Hernández Daniela Arroyo