NO MUOS: La resistencia a la militarización norteamericana en Sicilia

MUOS (Mobile User Objective System, por sus siglas en inglés) es un sistema que consta de 5 satélites geo-sincronizados en 4 bases militares. El Departamento de Defensa de los Estados Unidos comenzó a desarrollarlo en el año 2004. Lockheed Martin es el principal empresario del proyecto y uno de los mayores contratistas de defensa del mundo; en 2009, el 74% de los ingresos de Lockheed Martin provino de las ventas militares.

El objetivo de MUOS es proporcionar comunicaciones satelitales de alta frecuencia a nivel global utilizando redes celulares al convertir las redes 3G en un sistema de radio militar UHF (ultra high frequency). Su uso es principalmente para plataformas aéreas y marítimas, vehículos de tierra, y los soldados desmontados, así como para extender la capacidad de recepción de voz, datos y comunicaciones de vídeo más allá de las líneas de visión.

Las bases militares se encuentran en Australia, Virginia, Hawaii y Niscemi en Sicilia. Esta última fue suspendida la mitad del año 2013 debido a las protestas de diversas organizaciones políticas, sociales y ambientalistas, ya que las ondas radiales emitidas por la estación significan un grave riesgo a la salud y al medio ambiente; además de favorecer las operaciones militares en Medio Oriente debido a su posición estratégica que abarca los mares Tirreno, Mediterráneo y Jónico.

Welcome to «N.Y.scemi»

No es necesario hacer una explicación más amplia a nivel técnico-militar para comprender lo terrible del alcance que dicho proyecto tiene a varios niveles. Lo que resta es hablar de la lucha del No MUOS y de su resistencia por la liberación de la tierra en Sicilia, una lucha que debe proyectarse a nivel global por todos aquellos que resisten el control hegemónico que avanza peligrosamente en todo el mundo.

A 8 kilómetros de la base militar en Niscemi, se alza el pequeño campamento convocado para luchar en contra de este monstruo que se alza en la mitad de la zona desértica en la reserva natural de Sughereta. Las rejas y el alambre de púas marcan una frontera en la que Sicilia se convierte en territorio norteamericano a un paso de distancia, David contra Goliat con todo el poder del Imperio.

Cuarenta antenas de telefonía celular, una plataforma con 4 antenas parabólicas mega-satélite y un despliegue de soldados norteamericanos, forman una visión dantesca del presente y el futuro de la humanidad. En las alturas de 3 de las antenas de telefonía celular 7 compañeros han decidido ocupar con hamacas las alturas de la base militar desde la noche del 7 de agosto, colándose protegidos por la oscuridad para hacer de la protesta un grito cuyo estruendo debe ser de largo alcance. La gente en el campamento marcha por la noche para acompañar a distancia a los ocupantes, asediados tanto por los americanos como por los Carabinieri de Sicilia, afuera se enciende un fuego, se sacuden las rejas en un acto catártico, al acercarse los soldados con sus perros, hablando un inglés violento y filmando a los recién llegados se escucha al unísono un canto que viaja a lo largo de diferentes historias y geografías: «yanqui go home, yanqui go home, yanqui, yanqui yanqui go home…».

No es la primera vez que se protesta, no es la primera vez que se consigue ocupar las antenas, y la gente del pueblo de Niscemi cede cada vez más, con un sentimiento de derrota que aumenta conforme la construcción de la base avanza.

En el campamento se hacen asambleas, en torno al fuego se discute de la naturaleza de las acciones a tomar, de la marcha convocada para el 9 de agosto, los puntos de vista y las posturas chocan, la frustración se abre paso, pero a pesar del desértico calor del día, del frío de la noche, del gigante que violentamente arde con sus luces de guerra en medio de la paz del desierto siciliano, la gente resiste.

Es la tarde del 9, día en que se ha convocado a marchar hasta la estación militar desde el campamento, poco a poco la gente comienza a llegar en autobuses en autos, organizaciones de madres que temen por la salud de sus hijos, sindicalistas, intelectuales, un par de anarquistas históricos que navegan en el anonimato comienzan a aglomerarse portando banderas que hablan fuerte de las guerras terribles que se favorecen en estos campos de muerte a distancia: Palestina presente, Syria presente, el mundo presente en contra de los horrores cotidianos de la guerra.

A las 4 de la tarde, el contingente conformado por alrededor de 1500 personas comienza a marchar a través de un estrecho camino: a la izquierda el desierto, a la derecha la reja de la base militar se extiende con sus letreros que advierten que lo que está detrás es propiedad norteamericana; un calor abrazador no es suficiente para contener la rabia y poco antes de arribar a la altura de las antenas ocupadas —y a pesar de la presencia policiaca— un grupo logra abrir las rejas. Una breve confrontación con la policía comienza, pero después esta última se repliega, es evidente que buscan evitar a toda costa el escándalo de una fuerte represión, saben que probablemente sería reavivar la llama que se siente un poco fragil.

Ante la actitud condescendiente de la policía y la total ausencia del personal militar, todo el contingente entra a la base militar, marcha el último kilómetro las colinas que llevan hacia la plataforma donde los 7 resisten. Al arribar toda la gente, los compañeros desde las alturas hablan con un megáfono, leen comunicados, se les ve emocionados al verse acompañados, descienden para buscar persuadir en una rapidísima asamblea a toda la gente para permanecer dentro de la base, ocuparla el mayor tiempo posible… la gente comienza a irse poco a poco.

Sólo 3 se quedan en las alturas, toda la demás gente se va de vuelta al campamento o a su autobús de regreso al cotidiano, no es suficiente…

Queda entonces la reflexión, en la que se presenta como necesaria la organización desde todos los rincones del planeta para exigir el alto de estos proyectos de muerte, el apoyo mutuo y la solidaridad como banderas que sostengan la fuerza de los compañeros que siguen resistiendo en Niscemi, que ésta situación se de a conocer por todas partes, y que la bandera de la indignación y la lucha se levanten con un eco que resuene por el planeta que es necesario recuperar, es un largo camino y hacen falta pies que lo recorran.

Carta enviada por los 7 activistas que ocupan las antenas

Esta vez queremos todo nuestro derecho a vivir en paz.

Desde lo alto de estas antenas, apreciamos la vista de este hermoso bosque de arboles de corcho, desde el amanecer hasta la puesta de sol, la luna y el diverso paisaje... Y la vision de las parabolicas, antenas y el área desertica de la base militar, nos muestra los horrores de la guerra, se trata de terribles instrumentos que son utilizados para matar, bombardear, provocar sufrimiento, mutilaciones, miedo y muerte.

Hemos decidido quedarnos tanto tiempo como sea posible en lo alto de estas malignas y terribles antenas, porque queremos liberar nuestro planeta, liberar a Sicilia, al bosque de corcho, de esta pesadilla. Amamos la libertad, pero estamos listos para enfrentar lo terrible de la prisión, si es lo que debemos hacer para deshacernos de la guerra, de su lógica y su logística.

Esta vez estamos decididos a obtenerlo todo:

1. El desmantelamiento de la base militar para transformarlo en un centro internacional de bienvenida, solidaridad y paz.

2. La transferencia del dinero del F-35 a proyectos destinados al bienestar y medio ambiente.

3. Fin a la colaboración militar y comercial con Israel, recientemente condenado por violar los derechos humanos, hasta que se llegue a una correcta solución entre los pueblos Palestino e Israelí, así como parar la venta por parte de las fábricas italianas de aviones de guerra y armas a cualquier país que viole los derechos humanos.

4. Cambiar el uso de los costos, y los usos militares y policiacos (Marenostrum, Cie, Cara) que sólo son utilizados para acorralar y deportar migrantes, creando e implementando inmediatamente un proyecto de solidaridad y bienvendida, con un salvoconducto europeo para los migrantes que escapan de guerras y dictaduras.

Esto es hacer política. El movimiento No MUOS cree que las soluciones deben ser prácticas humanas y solidarias para el bienestar colectivo y de la madre tierra. Hasta ahora el parlamento, el gobierno y el presidente de la república han ignorado el tema de la guerra y se ha negado a dialogar con el moviemiento. Ahora pedimos un cambio, y éste debe estar basado en propuestas claras.

A todos los camaradas, amigos y familiares, a toda la gente que ama la paz, la libertad y a la madre tierra, les preguntamos:

¿Hay algo que podamos hacer, cualquier cosa, para parar el horror y crear belleza?

Gaza está en llamas, niños y adultos viven y mueren en la desesperación de la guerra. Los militares alrededor del mundo juegan el papel de verdugos, perdiendo su humanidad al portar tal uniforme. En solidaridad con el pueblo Palestino, hemos cubierto nuestros cuerpos con pintura roja como la sangre. Es tiempo de deshacernos de la resiganción y rebelarnos en contra de la guerra si así lo queremos, y éste es el lugar: Niscemi estamos aquí para recuperar la tierra y frenar la destrucción del bosque de corcho, para plantarlo nuevamente con árboles, con alegría, ahora es cuando.