Amigo de Nepomuceno Moreno desde aquella gran manifestación del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) el 8 de mayo de 2011, Don Ezequiel Rodríguez Gómez platica su incorporación al movimiento como algo humano, “porque no es posible que las injusticias como la que pasó el poeta Javier Sicilia continúen impunes y sigan sucediendo”. Hombre de mirada profunda, barba larga pero bien cuidada, su ánimo crece cuando nos relata su participación en las caravanas que recorrieron de norte a sur el país pero el ambiente se enrarece al hablar de sus nietos. “Siempre, a donde voy en las caravanas me llevo mantas, soy integrante desde que inició el movimiento”. Para él y para su esposa Bertha lo que pasó con sus nietos es otro acto de injusticia por parte de las autoridades que tiene que resolverse pronto “con justicia y dignidad, así como el movimiento al que pertenezco pregona”.
Sufrimos un acto de injusticia que tiene que resolverse con justicia y dignidad
Frida Rodríguez González comenzó la semana de manera habitual, nada en su rutina matutina había cambiado hasta entonces, prepara a su pequeño hijo Gabriel para que sus abuelos lo cuiden mientras ella lleva a Daniel a la primaria. Aquel lunes 26 de marzo de 2012 su vida daría un giro desorbitado cuando un comando armado de la Policía de Investigación de la Ciudad de México entró a la casa de los padres de Frida para solicitar que les entregaran a los dos pequeños. Llevaban una supuesta orden de presentación para que los niños fueran conducidos a un juzgado aunque en realidad serían llevados, con engaños, al mal afamado edificio de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) conocido como “búnker”. La vida de Frida, la de sus padres y la de sus hijos cambió sin previo aviso, se transformó violentamente en una historia de pleitos y violaciones de las garantías que supuestamente están aseguradas en este país de, en palabras de Ezequiel, “injusticia e impunidad”.
En la relatoría de hechos que se levanta como parte del procedimiento penal en el que ahora se ven involucrados dos niños -Gabriel de 4 y Daniel de 8-, su madre y los abuelos de los menores, se especifica que un funcionario del DIF (Desarrollo Integral para la Familia) local hizo una visita a la casa de los abuelos y expuso que el motivo de su diligencia era la búsqueda de los niños, sin embargo minutos después apareció un comando de agentes del Grupo Especial de Reacción Inmediata (GERI) que irrumpieron violentamente para llevarse a los niños. El documento narra que luego de esta presentación “se procedió a asegurar a los menores citados, quienes quedaron en resguardo del personal designado por el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia del Distrito Federal y del suscrito Juez (sic)”, lo que no se dice y sí aparece en la denuncia presentada a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos es que los agentes “iban armados con armas largas”. Resulta ofensivo el hecho de que sujetos con estas características aseguren a dos niños como si de dos delincuentes se tratara.
Doña Bertha González, abuela de los niños, en entrevista en Cuernavaca el pasado 28 de marzo durante la conmemoración del primer aniversario del MPJD, afirma que al abrir la puerta de su casa vio “al Juez, al Ministerio Público y a muchos soldados, que ni siquiera me pidieron permiso, traían una orden de cateo porque decían que yo tenía a dos menores secuestrados… yo les dije que ellos eran mis nietos y un funcionario, que creo era del DIF agarró a uno de mis nietos y ya no me permitió que lo tocará para nada. Estaba yo muy confundida. Entraron y allanaron mi casa, tomaron fotos a todo lo que había y entonces dijeron que se llevaban a los niños por orden de un Juez de Bélgica y que, como estaban secuestrados, se los iban a llevar al DIF”.
Gabriel y Daniel tienen la nacionalidad belga y en trámite la mexicana. Nacieron en aquel país europeo fruto del matrimonio de Frida con William Bernal Medina, colombiano nacionalizado belga, sin embargo desde julio de 2011 los menores se encontraban viviendo en México bajo la responsabilidad de su madre ya que, en palabras de Doña Bertha, “el padre se fue y nunca se preocupó por ellos”. La familia había regresado a México con el objetivo de quedarse en el país.
Las instituciones que están involucradas en este caso no otorgaron mayor ayuda, consejo o asesoría a Frida, esto lo relata ella en la misma denuncia que levanta por la violación a ciertas garantías individuales, por ejemplo: una vez ubicados en las oficinas de la PGJ y debido a que los menores tenían la nacionalidad belga “la representante de la SRE (Secretaría de Relaciones Exteriores) no me orientó en lo absoluto, ni me explicó nada, no me dijo qué derechos tenía, es más, la única solución que me ‘sugirió’ fue que dejara a mis hijos y pelear su custodia en aquel país”
Relata Ezequiel que durante la estancia en “el Búnker” se le hicieron exámenes médicos a los niños y de ahí todos fueron conducidos a un Juzgado distinto, se les asignó un aparente defensor de oficio sin que significara mayor diferencia para la defensa. Esta fue la última vez que Frida y sus padres vieron a Gabriel y Daniel. Desde que ocurrió todo, se les mantuvo casi incomunicados y al momento de la entrevista realizada a Doña Bertha y Don Ezequiel no sabían el paradero real, si aún se encontraban en México o ya habían sido enviados a Bélgica. Hoy sabemos que los dos niños ya están en Europa junto con su padre y que tienen un acceso limitado y controlado a llamadas telefónicas con Frida, su madre. En este caso no hubo posibilidad de que un amparo retrasara el orden o de que otra instancia legal revisara el caso. Esta vez la justicia mexicana sí resultó expedita y contundente.
La familia Rodríguez González exige ahora exponer su caso al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, exige un tratamiento distinto del caso; y piden además, un cambio contundente en la resolución que hizo posible el operativo en que se les obligó a entregar a los menores. “No podemos caer en el juego del miedo a las represalias por exponer nuestro caso públicamente, en el juego que sí debemos caer es en el de la justicia, justicia en el aspecto legal y en el social” expresan molestos Doña Bertha y Don Ezequiel. Mientras esto sucede la familia mexicana de Gabriel y Daniel van a continuar integrados al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad para visibilizar sus demandas y para lograr conseguir el regreso de sus nietos y la tranquilidad de Frida, madre que se enfrenta ahora con el desastroso sistema judicial mexicano al mismo tiempo que vive la ausencia de sus hijos.
Todas las fotografías se publican con el permiso de la familia Rodríguez González. Agradecemos la confianza otorgada para la elaboración de este trabajo y a la paciencia por la espera en su publicación.
porque todos y cada unos de los casos se resuelva que necesitamos exigir nuestro derechos y hacerlos valer por la verdad, justicia y paz, es ahora o nunca, por un pais libre y democratico, luchemos como verdaderos mexicanos, como personas que somos, luchemos por nuestra nacion por MEXICO!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!.