Texto: Mumia Abu-Jamal
Durante días he estado observando la manera en que los medios difunden el odio cada vez más virulento contra la llegada de niñas y niños centroamericanos a este país a través de la frontera con México.
Las voces norteamericanas estallan en cólera, comienza el griterío para reclamar su deportación inmediata. Nombres viles se usan para denigrarlos y son descritos como «invasores», «enfermos» y «sucios».
De hecho, son refugiados de la pobreza y la guerra, que casi siempre son los resultados de intervenciones estadounidenses en Centroamérica en apoyo a regímenes militares de muerte y a la indefendible guerra anti-droga.
Son los nietos y nietas del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el TLCAN, de la política económica que ha hurtado tanta riqueza de México y sus vecinos.
Dicho esto, esta antipatía mostrada hacia los niños y niñas es profundamente perturbadora.
Me recuerda la era de la Segunda Guerra Mundial cuando un proyecto de ley fue presentado al Congreso de la Nación para permitir el ingreso de miles de niñas y niños judíos al país. La iniciativa Wagner-Rogers hubiera salvado la vida de 20 mil personas que vivían en la Alemania nazi. Pero el presidente Franklin Delano Roosevelt se opuso a la medida, la cual murió en una comisión.
De hecho, muchas élites estadounidenses se opusieron al proyecto de ley, incluyendo a la prima de Roosevelt, Laura Delano Houghteling. La esposa del Comisionado de Inmigración argumentó: muy pronto 20,000 niños encantadores se convertirían en 20,000 adultos feos.
Este tipo de racismo descarado refleja la fealdad de los estadounidenses. Vendrá el día cuando recordaremos el trato recibido por estos niños y niñas centroamericanos.
Y no sentiremos orgullo.
Este frenesí, este miedo socio-político, despertado por mezquinos políticos ambiciosos, pasará.
Pero quedaremos con nuestra vergüenza sobre cómo una nación que afirma tener tanta grandeza, puede ser tan pequeña y tan cruel.
Desde la nación encarcelada, soy Mumia Abu-jamal.
–© ‘14maj
13 de julio de 2014
Audio grabado por Noelle Hanrahan: www.prisonradio.org
Texto circulado por Fatirah Litestar01@aol.com
Traducción Amig@s de Mumia, México.
Muy mala y muy cínica la actitud de Roosevelt a no querer acoger a étos niños víctimas del nazismo,sobre todo porque el llegó a presidente gracias al voto judio, pues tenía ascendencia judia sefaradita, alli los judios de New York, debieron precionar, Roosevelt un timado poítico que sabía con atelación sobre ela taque a Pearl Harbor y por los japonese y no movió un sólo dedo para salvarla la vida a los oficiales que estaban alli, era el pretexto que el necesitaba y anhelaba para que Los Estados Unidos entraran en la guerra.
Todo apuntaría que una «limpieza» étnica «está en progreso», como suelen decir los gobernantes de los países «desarrollados». Y lo más reprobable, es la complicidad ya sea por apatía, cobardía o por complicidad, para el caso es lo mismo.
El racismo está demostrado, es una característica innegable de un retraso mental evolutivo de algunos seres humanoides. Es eso, lo que explica las guerras llevadas a cabo con una atrocidad que rebasa cualquier calificativo que denote la maldad y el ultra salvajismo, contenida en esos repudiables hechos.
Lo que hacen con los niños, tanto del país de origen que los aborta socialmente, como por las consecuencias y la irresponsabilidad por modelos económicos impuestos por los del norte, simplemente:
NO TIENE NOMBRE….!!!!!