Copa del pueblo

Fotografías de Heriberto Paredes

São Paulo, Brasil. La Favela do Moinho tiene casi treinta años de existencia, actualmente viven alrededor de 480 familias, y aunque llegó a albergar a muchas más, una serie de incendios en el edificio del Moinho Matarazzo –sitio en donde 1800 personas moradoras de la favela quedaron desamparadas– redujo fuertemente el número. Dos vías de tren, un viaducto y muchos edificios encierran a la comunidad urbana, la convierten en una ciudad dentro de otra. En efecto, las paredes están pintadas, y aunque esto suene como un cliché, el ambiente cambia al ver muchas casas hechas de madera, con taggs y muchos dibujos.

Con motivo de la búsqueda enorme para colocar los servicios como electricidad y drenaje, esta favela ha realizado varios eventos para  dar a conocer la lucha del Movimiento Morinho Vivo y los procedimientos jurídicos que sustentan su petición frente a los funcionarios del Estado para que se cumplan estas demandas.

Los moradores de Moinho han intentado todo el largo camino burocrático y de tramitología, pero muchos funcionarios o trabajadores del Estado no los han recibido nunca. Y sin embargo a turistas y encargados de las obras de construcción y reconstrucción del panorama vial a propósito de la Copa Mundial de Fútbol.

En la antesala del inicio del mega evento, los pobladores de la favela, junto con el Comité de la Copa en São Paulo organizaron un evento deportivo alternativo: la Copa del Pueblo.

Jóvenes y jóvenas asistieron y participaron en los partidos y en la organización. Lo que ahora presentamos es una crónica de esta jornada deportiva comprometida con la demanda de servicios básicos y que sostiene la pregunta de siempre: ¿por qué invertir billones de reales en el Mundial de Fútbol si varios sectores de la sociedad han demostrado que se puede jugar sin necesidad de despilfarrar tanto dinero, sobre todo cuando  hay necesidades fundamentales que urge resolver?

Para los habitantes de Moinho está claro que «ese evento no es popular porque no se tiene tanto dinero para pagar boletos para los partidos y se reproduce, al mismo tiempo, el negocio capitalista que arruina los deportes, en cambio aquí, juega el que quiere jugar y a los partidos vienen los que tengan ganas. Es una verdadera Copa del pueblo».

Este 12 de junio comienza la gesta deportiva y la incertidumbre reina en el ambiente, no se sabe qué ocurrirá desde las primeras horas de la mañana, lo único cierto es que hay un descontento social muy amplio que se puede convertir en un estallido. En fin, ojalá.

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