10 de junio: la persistencia de la memoria

Fotografias: Gustavo Ruiz Lizárraga, Valentina López de Cea y Carlos Tejeda

Hace 43 años, estudiantes que se manifestaban en la Ciudad de México fueron atacados y masacrados mientras marchaban por un grupo paramilitar denominado Los Halcones. Desde entonces aquella fecha es recordada por algunos como El Halconazo.

La marcha conmemorativa de este año estuvo marcada por la asistencia de actores sociales como el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT) y representantes del pueblo de San Bartolo, encabezados por el Comité ’68.

También participaron individuos y grupos diversos. Hubo largos momentos de tensión en la retaguardia de la marcha cuando algunas personas del bloque negro se enfrentaron a pedradas con quienes ocupaban un inmueble del Partido Revolucionario Institucional (PRI); a este momento siguió el ataque al interior de dicho edificio, en la avenida Puente de Alvarado, así como pintas en algunos anuncios sobre la misma avenida, un OXXO y un Banorte. Además, en un intento por evitar que les grabaran y fotografiaran, hubo enfrentamientos con fotoperiodistas.

El resto de la marcha se desarrollo tranquilamente. En la plancha del Zócalo, en un templete que daba la espalda a Palacio Nacional, se sucedieron los oradores manifestando los dos puntos esenciales: la continuidad de las luchas sociales y la de la impunidad.

Así lo comparte también Yakiri Rubio, quien no había nacido en 1971 pero lo ve con claridad:

«Hace cuarenta y tres años una juventud ansiosa de reclamos por justicia y sus derechos fue masacrada por todo un aparato de Estado e instituciones al servicio de una cúpula. Cuarenta y tres años después yo sufro la violencia institucional de parte de un gobierno que se dice democrático y que juzga con perspectiva de género» (Yaki estuvo injustamente encarcelada y sigue en proceso penal tras haberse defendido de una violación).

«Ahora que ya estamos viejos empezamos a ver en estas generaciones el relevo de esa lucha», señala Roura, del Comité ’68. «Si volviera a vivir volvería a impulsar la marcha», dice. Al final, la importancia de no olvidar fechas como el 10 de junio hace que movimientos con sus propias demandas diferenciadas se encuentren y reconozcan.