El día de hoy muchos de los migrantes centroamericanos que arriesgan su vida al cruzar tres fronteras sin papeles con el objetivo último de llegar a los Estados Unidos; festejarán la navidad entre sus familiares y en los próximos días comenzarán a caminar para llegar a su destino.
Esta noche se grabará en la memoria de la familia como el último día que compartió con su hijx, hermanx, padre, madre, sobrinx y que faltarán algunos años para volver a escuchar su voz. Sí es que algún día regresa…
Algunos otros migrantes pasarán esta noche caminando entre los matorrales y esperarán a que La Bestia pase para montarlo e intentar que la Navidad los cobije y que pronto puedan sentir las calles de Nueva York, Los Ángeles, Detroit, entre otras; bajos sus pies.
Los mayoría de hondureños que migran vienen de San Pedro Sula o Tegucigalpa. Recorren un aproximadamente 4,522kms para llegar a la frontera de México con Estados Unidos. Ello, ya significa un gran triunfo, pero aún falta lo más complicado. Para los salvadoreños es casi la misma historia.
Los guatemaltecos recorren menos distancia y a pesar que sólo son dos fronteras; la frontera entre Guatemala y México -ya sea El Naranjo ó Tecun Uman- les implica extorsiones por parte de las autoridades mexicanas y guatemaltecas.
Pero no sólo los centroamericanos migran, lo hacen todos los pueblos desde tiempos históricos. La catástofe de Lampedusa en octubre de este año, donde murieron quemados 200 eritreos y somalíes, quienes buscaban llegar a países como Noruega o Suecia con políticas de refugio relativamente más abiertas nos lo recuerdan.