Violencia contra periodistas y defensores de derechos humanos

Por Karla H. Mares

A partir de la “declaración de guerra” en contra del narcotráfico por parte del gobierno de Calderón en 2006, México se encuentra sumergido en una espiral de violencia.

Violencia que no sólo es ejercida por los grupos de la delincuencia organizada, sino por parte de las propias instituciones encargadas de garantizar la seguridad de los ciudadanos como lo son las policías y las instituciones de procuración de justicia.

Muestra de ello son las distintas formas en las que se ha buscado coartar el derecho a la libertad de expresión de dos grupos representativos: los defensores de derechos humanos y los periodistas.

No por nada México es hoy el país más peligroso para ejercer el periodismo[1], donde van en aumento los casos de agresiones y asesinatos a comunicadores.

Como la organización Artículo XIX señala en su informe Doble asesinato: La prensa entre la violencia y la impunidad, se tienen registrados 207 agresiones contra periodistas, trabajadores de la prensa e instalaciones de medios de comunicación en 25 estados sólo durante 2012.

En el mismo sentido la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas reportó en su Informe sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos en México, actualización y balance que entre noviembre de 2010 y diciembre de 2012, existieron 89 agresiones en contra de defensores de derechos humanos –entre amenazas, injerencias arbitrarias, hostigamientos, privación de la vida, detenciones arbitrarias, uso arbitrario del sistema penal y desaparición forzada-.

La realidad es que esta situación es tanto prevenible como previsible. En todo el mundo, sin importar de que país o continente hablemos, la constante siempre es la misma, la represión y la violencia en contra de los comunicadores y defensores de derechos humanos, como una forma de presionar a aquellos que están en contra del gobierno en función.

El Informe Anual 2012 de Amnistía Internacional[2], en la sección de Libertad de expresión menciona que “independientemente de las razones de la disidencia y pese a las diferencias políticas, religiosas, étnicas y culturales, la mayoría de los Gobiernos de la región(es) tenían en común el deseo de reprimir las críticas”.

En el caso del continente europeo, el referente constante en libertad de expresión, se destacan “constantes abusos contra defensores de derechos humanos, que buscan dar a conocer abusos, sostienen opiniones alternativas o piden responsabilidades a gobiernos y otros agentes”.

El continente africano, es el lugar en donde hasta el día de hoy se prohíben las manifestaciones pacíficas, deteniendo a sus participantes.

Oriente próximo y el norte de África son regiones en donde se restringen la libertad de asociación y/o reunión, “impidiendo el desarrollo de organizaciones de derechos humanos y de una sociedad civil dinámica, y tratando de impedir las expresiones públicas de disidencia”.

Por lo que, no sorprende que en la mayor parte del continente americano sigue siendo una región peligrosa para quienes trabajan en los medios de comunicación. “Casi 400 trabajadores de medios de comunicación recibieron a lo largo del pasado año amenazas o sufrieron ataques, y al menos 13 periodistas murieron a manos de agresores no identificados. Más de la mitad de estas muertes se produjeron en México, seguido de Honduras, Colombia y Brasil. En muchos casos las víctimas pudieron ser escogidas por intentar sacar a la luz la corrupción o las relaciones entre funcionarios y redes de delincuentes”[3].

La violencia evidente contra estos dos grupos en México presionó para la conformación de un mecanismo de protección de periodistas y defensores de derechos humanos para finales de 2012. Mecanismo que no ha logrado garantizar la protección necesaria a ambos grupos por carecer del presupuesto –el cual no se ha ejercido-, además de que no se ha hecho efectivo al no difundirse sus capacidades de protección.

Si consideramos que el pasado 2 de octubre, durante la conmemoración de la masacre de estudiantes en Tlatelolco se registró 51 agresiones contra periodistas –fotógrafos, camarógrafos y redactores-.

Y que unos días más tarde, el viernes 11 de octubre, la organización Artículo 19, quién trabaja en México “para que todas las personas del mundo puedan expresarse libremente, tener acceso a la información y disfrutar de la libertad de prensa” fue amenazada en sus propias instalaciones por un sujeto extraño.

“Aproximadamente a las 2 de la tarde del pasado viernes, dos colegas de ARTICLE 19 se encontraban en una reunión informal con el periodista de medios libres y documentalista, Ricardo del Conde, en una de los balcones que dan a la calle de nuestra oficina, cuando notaron que un individuo estaba tomando fotografías desde una de las contraesquinas de nuestras oficinas. La reacción inmediata fue tomarle fotografías por lo que el individuo se retiró en breve. Minutos después (aproximadamente a las 2:10PM) un objeto metálico -tuerca de aproximadamente 4 cm.- impactó contra el torso de una de nuestras colegas. Después, en medio de la confusión,  apareció otro hombre vestido de negro con un aparato de radio comunicación, por lo que personal de ARTICLE19 también comenzó a fotografiarlo, el hombre reaccionó saludando a la cámara y a reírse de manera amenazante, retirándose poco después”. Comunicado completo aquí.

Ello nos lleva a tener más elementos de análisis de lo que significa el aumento excesivo de ataques contra estos grupos, como una muestra de la represión que el gobierno actual ejerce. En propias palabras del asesor del Tribunal Penal Internacional de Justicia de La Haya, Baltasar Garzón, los ataques contra periodistas en México son «acciones organizadas contra periodistas o medios que defienden esa libertad, y que se ven atacados por grupos criminales o eventualmente por otras estructuras, podría llegar a ser considerado un crimen de lesa humanidad. Sin lugar a dudas, hoy día que vivimos el mundo de la comunicación, debe haber mayor protección responsable al periodismo”[4].


[1] Fabiola Martínez, La Jornada, «México, el país más peligroso para ejercer el periodismo», 8 de junio de 2013. Disponible en línea.

[2] Amnistía Internacional sección española. «Situación en el mundo, las situaciones por regiones con algunos de sus casos más emblemáticos». Disponible en línea.

[3] Ibídem Amnistía Internacional.

[4] Natalia Gómez Quintero, El Universal, “Ataques a periodistas, delitos de lesa humanidad”, publicado el 9 de octubre de 2013. disponible en línea.