El lunes 1ro de Octubre de 2018 la Unión de Comerciantes Oaxaqueños en Lucha (UACOL), instaló un plantón indefinido en el zócalo de la ciudad de Oaxaca. Exigieron frenar la política de corrupción y discriminación del presidente municipal Antonio Hernández Fraguas.
Aseguran que, bajo la tutela del presidente municipal, otros funcionarios menores como David Tejada o Pablo Calderón, solo permiten trabajar a las organizaciones de comerciantes a cambio de cuantiosas cantidades de dinero y de favores políticos como el acarreo de gente y votos. Mientras, organizaciones independientes y democráticas como UACOL son desalojadas violentamente con la fuerza pública.
Todo esto a pesar de que el 19 de Enero de 2017 fue presentada con bombo y platillo la Comisión Especial de Comercio en Vía Pública para el municipio de Oaxaca, con la finalidad —según el edil Hernández Fraguas— de promover la regularización del comercio en vía pública. Implementando “estrategias que contemplen el ordenamiento, como mecanismos que mejoren la calidad y seguridad de los comerciantes y la ciudadanía.”
Los integrantes de la UACOL aseguran que lo único que ha privado en el centro de la capital oaxaqueña es la corrupción, el uso indebido de la fuerza y el clientelismo político. Organizaciones como UACOL tienen propuestas y no se oponen al reordenamiento, siempre y cuando se realice de forma democrática, transparente y justa, con condiciones de seguridad y de equidad.
En esta ocasión les presentamos el testimonio de Míriam. Ella se asume como Comerciante Ambulante e integrante de la Unión de Comerciantes Oaxaqueños en Lucha. Sus palabras nos muestran claramente que el “ambulantaje”, como se ha denominado a esta actividad económica, es mucho más que un simple problema. Y que los “ambulantes” son mucho más que un “fenómeno social”, dejando claro que son seres humanos con sueños, aspiraciones y, por supuesto, necesidades.
La entrevista con Míriam, en medio del Zócalo de Oaxaca, bajo los majestuosos árboles que todavía quedan en él, contiene un vaivén de emociones e historias, desde la tristeza de vivir en una situación tan vulnerable —donde el sustento de ella y su familia está sujeto a las decisiones de los funcionarios en turno— hasta la alegría y el brillo en sus ojos de recordar cómo le da satisfacción, que a sus compradores les guste tanto la ropa artesanal que ella vende y su familia elabora.
“Soy comerciante, vendo ropa típica, ser comerciante ambulante es muy difícil porque desgraciadamente nos enfrentamos a muchas situaciones, por ejemplo el hecho del hostigamiento por parte de las autoridades municipales aquí en el zócalo de Oaxaca. Nos enfrentamos al hostigamiento, también por parte de los compañeros que algunos también son representantes de organización y también se dedican al hostigamiento.
Y siempre nos hemos enfrentado a la situación de venir, vender y si te va bien, vendiste y si no, pues no, y te vas con la misma cantidad [de dinero] que viniste o con menos, porque ya invertiste que en la comida o con otra situación. Y es más triste regresar a casa con los problemas tanto económicos, pero también con los problemas que te aquejan de que ya no te dejan vender, que te están siguiendo, que te ponen muchas trabas, que no te dejan atender a un cliente porque ya está el inspector aquí a lado de ti y diciéndote que te muevas, que camines y que esto y que el otro.
Son muchas situaciones de este tipo, que enfrentamos como comerciantes y ahora por ejemplo nosotros en la organización de UACOL, hace años que estamos pidiendo espacios temporales, porque por ejemplo los espacios temporales nos ayudan mucho, porque llegamos e instalamos nuestros puestos. Pero pues la gente no ve más allá, nosotros llegamos, tenemos que estar una noche antes, empezar a armar, ver la limpieza del espacio, ver cómo se puede acondicionar, la luz, las lonas, para que se trate de ver un poquito más estético.
Porque pues ser comerciante, no es decir; «ay, soy de la calle y ya», ¿no? Sino que ser comerciante es llevar una historia detrás, no de sufrimiento, pero sí de aquejamiento ¿No? Decir tengo que sacar para esto y no lo tengo, tengo que ver como reúno para lo demás y no se puede. Entonces yo creo que tiene un poco de esfuerzo, pero yo creo que hay cosas que a los comerciantes nos motivan, no solo el hecho de la cuestión monetaria, sino que el hecho de que tu artesanía se venda, que se vea tu legado o el legado de tu familia que tejió, que bordo, y que veas que a las gente le gusta y es la satisfacción que nosotros tenemos como vendedores, como artesanos y también como ambulantes, porque como ambulantes nos llena de satisfacción vender y decir que estamos aquí para promover nuestra cultura y nuestras tradiciones.
Nuestra organización es democrática, nosotros nos hemos esforzado para que este en los estándares democráticos izquierdistas, porque siempre nos hemos mantenido en al margen de ser corruptos con la autoridad. Por eso no somos igual que los demás, porque no le damos a los inspectores quinientos, mil o dos mil pesos para que nos dejen instalar, al contrario nuestros puestos se han hecho por esfuerzo de lucha, de mantenernos, de ser siempre combativos, de estar siempre a las necesidades de nuestras comunidades. Por ejemplo nosotros no solo hacemos lucha comerciante, sino también hacemos luchas en las comunidades indígenas, tratar de ver beneficios para las comunidades, qué piso, que baños u otras cosas.
Somos distintos a esas organizaciones que nada más lucran con las necesidades de los comerciantes, porque obvio un comerciante siempre tiene la necesidad de vender, porque a veces nosotros con tal de vender pagamos cinco o seis mil pesos y nuestra ganancia se ve muy reducida. O sea realmente trabajan para que los dirigentes ganen, en cambio en UACOL trabajamos para que todos estemos bien, trabajamos para que nosotros estemos bien y sobre todo trabajamos para un bien social, para un bien común de todos.”