Nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México: innecesario, ecocida e incosteable

Imágenes tomadas del facebook de la Coordinadora de Pueblos y Organizaciones del Oriente del Estado de México / Texto por César Godínez Meneses

Con la presentación de la «Declaración del foro académico: en defensa de la vida y el patrimonio del Lago de Texcoco», el pasado 28 de noviembre, científicos, académicos y organizaciones sociales cuestionaron —con argumentos científicos— el proyecto del nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México.

Uno de los principales inconvenientes para la realización del megaproyecto, que se extiende sobre el antiguo Lago de Texcoco, es la calidad sísmica de la zona y su potencial de hundimiento e inundación. Como señala el documento:

Investigaciones recientes (interferometría) definen el hundimiento anual de la zona del Lago de Texcoco en 30 centímetros al año, es decir, 3 metros en 10 años y corroboran su vulnerabilidad, ya que el riesgo de inundación es real; la relación huracán-inundación arroja que se requerirían semanas para sacar el agua del Lago de Texcoco.

El documento de denuncia emanó del foro realizado el 30 de septiembre de 2016 en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) donde se buscó vislumbrar un panorama integral de las problemáticas «y el contrasentido descomunal» del proyecto, al que calificaron como innecesario, ecocida e incosteable. «El megaproyecto de muerte más grande y más corrupto de Latinoamérica», lo definieron.

En la presentación de la declaración, organizaciones sociales pertenecientes al Frente Amplio No Partidista contra el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, conformado desde 2014, junto con un grupo de científicos de las instancias académicas y de investigaciones de la UNAM, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), del Colegio de San Luis Potosí, y con expertos de urbanismo, ciencias de la tierra, geología, derecho ambiental, petrología, entre otras áreas afines, señalaron la no viabilidad e ilegalidad del proyecto, dado que se trata de una imposición por parte del gobierno y de empresas con meros intereses económicos. Además, el texto señala:

Se hizo pasar la reunión informativa realizada en octubre de 2014 en el municipio de Ecatepec, Estado de México, como Consulta Pública para ilegalmente autorizar la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), desechando la MIA del año 2001 elaborada por el Programa Universitario del Medio Ambiente de la UNAM que determinaba el Proyecto del Nuevo Aeropuerto en el Lago de Texcoco como no viable, además de ser público el conflicto de interés por la contratación para la elaboración de la MIA de la empresa Especialistas Ambientales S.A. de C.V., cuyo fundador Rodolfo Lacy Tamayo fungía al mismo tiempo como Sub-Secretario de Planeación Política y Ambiental de la Secretaria del Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y del Colegio de Biólogos de México A.C., en cuyo Consejo Directivo estaba Juan José Guerra Abud, en ese entonces SEMARNAT.

En el foro se denunció que han aumentado las amenazas, hostigamiento y ataques a opositores del proyecto y se expresó la preocupación que el nuevo aeropuerto traiga consecuencias sociales muy fuertes, como violencia, inseguridad, pobreza, feminicidios, desplazamiento interno, gentrificación y despojo de zonas arqueológicas. Las consecuencias ecológicas no serían de menos gravedad, incluyendo desabasto de agua en la región, desecación del lago Nabor Carrillo y taponamiento de los vasos colectores naturales de agua de lluvia, que sirven para abastecer a los municipios cercanos y a las delegaciones de la Ciudad de México circundantes a Texcoco.

Posteriormente, el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI) reconoció que la SEMARNAT no ha entregado documentos relacionados al impacto ambiental de la obra, argumentando posibles daños sociales y ecológicos:

Se ha advertido que con el nuevo aeropuerto 168 especies de fauna y flora podrían desaparecer y se dañarían 21 núcleos agrarios y 31 bienes comunales, lo que impactaría a casi 248 mil 808 habitantes.

Finalmente, las organizaciones señalaron que seguirán combatiendo el proyecto hasta su cancelación, además de exigir la remoción de los funcionarios responsables del atentado ambiental, cultural económico y social, cuyas consecuencias van desde el colapso hídrico de la ciudad hasta el exterminio de pueblos originarios de la Cuenca del Valle de México.

El Frente señala a los siguientes funcionarios públicos como actores principales del ecocidio: Enrique Peña Nieto, Presidente de México; Gerardo Ruíz Esparza, Secretario de Comunicaciones y Transportes; Rafael Pacchiano Alamán, Secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales; Rosario Robles Berlanga, Secretaria de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano; Roberto Ramírez de la Parra, Director General de la Comisión Nacional del Agua; Jaime Francisco Hernández Martínez, Director General de la Comisión Federal de Electricidad; Diego Prieto Hernández, Director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia; Eruviel Ávila Villegas, Gobernador del Estado de México; Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

Voces de la academia

El foro «En defensa de la vida y el patrimonio del Lago de Texcoco» se realizó dentro del marco de la Acción Global 2016 en contra de los proyectos aeroportuarios y la expansión de la aviación, realizada en Austria, Francia, Reino Unido, México, Turquía y Alemania. María Verónica Ibarra García, geógrafa de la UNAM, así introdujo la aportacion de la Academia:

Estamos haciendo lo que le corresponde a la Universidad con el país, con las personas y con la nación, ya que ésta problemática de los megaproyectos está desatando una serie de inconformidades sociales, estos megaproyectos se insertan en otras variantes, como los mineros, aéreos, de espacios públicos, recreativos y zonas de comercio. La Universidad y la Academia tienen que dar respuesta ante tales temas.

Así, recogiendo esta invitación de la doctora, todxs lxs académicxs presentes al encuentro presentaron sus razones para estar en contra del proyecto, cada quien a partir de su campo de estudios específicos. A seguir, reportamos algunas de dichas posturas y denuncias.

El doctor e investigador del laboratorio de análisis geoespacial de la UNAM, Stéphane Robert André Couturier y miembro del colectivo GeoComunes, presentó con mapas las zonas de impacto del nuevo aeropuerto, las rutas de conexión con la metrópoli y los estados aledaños y los graves daños en los asentamientos humanos alrededor del megaproyecto. Denunció que las autoridades del registro agrario se han convertido en agentes del reordenamiento urbano y logístico de dicha obra y agregó que los grupos constructores como ARA, Geo y Sadasi entre otros, saldrán beneficiados no sólo con la construcción del aeropuerto sino también con todas las obras asociadas.

José Arias Chávez, ingeniero civil de la UNAM, expuso seis puntos fundamentales de la inviabilidad de este capricho sexenal de Peña Nieto, pues el proyecto es:

  1. Innecesario: con una remodelación del actual aeropuerto se pueden cubrir las necesidades de comunicación sin recorrer a nuevas obras;
  2. Centralizador: todo flujo comercial y de comunicación será absorbido por éste proyecto, dejando de lado áreas como Toluca y Guadalajara, lo cual causará estragos económicos;
  3. Una inversión guiada por intereses de grupos empresariales en conjunto con autoridades federales;
  4. Destructor del medio ambiente;
  5. Fuente de endeudamiento, en cuanto no costeable para el gobierno federal; 
  6. Un proyecto de índole simplemente desarrollista

María Fernanda, doctora en geología por la UNAM y fundadora del Instituto Mexicano del Petróleo, señaló la afectación del suelo y entre las razones por las cuales el proyecto es inviable desde el punto de vista geológico destacó que el valle de México es una cuenca endorreica, proclive a las inundaciones. Además criticó la elección de estas tierras para la realización de un proyecto comercial, puesto que la sedimentación de lava volcánica que compone el suelo las hace muy fértiles y mucho más adecuadas para la realización de actividades agrícolas.

Juan de Dios Hernández Monge, licenciado encargado del ‘caso Atenco’, hizo un recuento histórico del mal uso que se hizo de las leyes para encubrir y justificar el despojo de los pueblos originarios de sus recursos naturales y sus bienes culturales y sociales. El abogado recordó que siguen vigentes los atropellos del año 2006, cuando campesinos y floristas de Atenco se opusieron a la construcción del aeropuerto y fueron vícitmas de la represión de Peña Nieto, en este entonces Gobernador del Estado de México.

Guillermo Marín Ruíz, especialista en culturas originarias, llamó la atención sobre la importancia de la llamada toltequidad, una visión filosofica y científica integral de los pueblos originarios que habitan las zonas afectadas y que choca con la insensatez de implementar un megaproyecto cuyo único objetivo claro es la ganancia de las empresas constructoras.

Rafael Huizar Álvarez, experto en aguas subterráneas del Instituto de Geología de la UNAM, sostuvo que es una idea muy arriesgada pretender desecar los cauces naturales de esa región, pues es un sistema hídrico milenario, cuya desaparición provocará inundaciones hasta en la zona metropolitana de la Ciudad de México.

Edgar Talledos, geógrafo de la UNAM, denunció el impacto negativo en el desarrollo social de la región de este proyecto, comparándolo con las desastrosas consecuencias para los pueblos de la iniciativa del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR), cuando hace treinta años decidió volver el área de Cancún un polo de desarrollo económico nacional.

Jean Robert Jeannet, arquitecto, hizo un recorrido histórico de la cuenca del valle de México, por un lado destacando la inclinación de esas zonas a hundirse y, por el otro, denunciando los riesgos por la  conservación de un ambiente natural que alberga muchos animales, entre los cuales 120 mil aves migratorias.

En conclusión, Eduardo Mejía, doctor por la UACM, etiquetó el proyecto como ‘ecocida’, resumiendo con esta palabra los riesgos y atropellos que esta obra de desarrollismo populista trae consigo.