Prepas comunitarias en defensa del territorio

Texto y fotografías de Débora Cerutti

 

––Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, México––

José Martí es el nombre de la preparatoria comunitaria que se encuentra en San Francisco Ixhuatán y que lleva 35 años existiendo y resistiendo las políticas del mal gobierno y los intereses empresariales de privatizar la educación. Allí, un grupo de docentes y estudiantes defienden no sólo un proyecto de educación pensado por y para la comunidad. También se encuentran en una lucha cotidiana por el territorio, que quiere ser destruido por proyectos de muerte de las empresas mineras y eólicas. Entrevistamos a Kiro Eufemio Felipe Jiménez, quien nos cuenta acerca de esta experiencia educativa/organizativa transformadora.

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El viento fuerte del Istmo no fue el que nos recibió. Dicen en el pueblo, que hasta unos días antes de que llegáramos, el viento era insoportable, mezclado con el calor de siempre. Pero que uno se acostumbra y aprende a amarlo. Ese viento y ese calor, son los que le dan esencia a un territorio que se presta a ser recorrido en mototaxi, esos vehículos que te llevan al mar, donde se pesca, que pasan por los caminos donde los sembradíos de mango abundan, que pueden cargar y trasladar las cosas más impensadas. Pero si para algo no se presta ese territorio, es para dejarse recorrer por empresas transnacionales que buscan el lucro, el despojo de sus tierras a los campesinos y que pretenden hacer negocios con sus ríos y ese viento sagrado.

Quienes sí nos recibieron, fueron compañeros y compañeras de la preparatoria comunitaria José Martí, y que entre charlas y caminatas nos contaron acerca de esta experiencia educativa/organizativa transformadora que se encuentra en San Francisco Ixhuatán. Su significado es el pueblo de hojas de maíz y posee alrededor de cinco mil habitantes, muchos de ellos trabajadores del mar, binni záa o zapotecos de origen indígena y prehispánico.

Fotografía: Débora Cerutti

«Los jóvenes que vienen acá, son los hijos de pescadores, de campesinos, de mujeres trabajadoras, son jóvenes que viven de lo que hay en el pueblo. Si esta es la gente que es del pueblo pero además se queda en el pueblo después de la Prepa nuestro trabajo es defender la comida. Fotografía: Débora Cerutti

Esta preparatoria, fue la primera en salir a denunciar las concesiones mineras en el Istmo, y a las empresas y funcionarios públicos que quieren instalar más de 5 mil aerogeneradores para producir energía eólica, provocando daños irreversibles en el modo de vida de las comunidades cercanas a los proyectos. Estuvimos conversando mucho con Kiro Eufemio Felipe Jiménez, licenciado en Sociología por la Universidad Autónoma de Chiapas y coordinador actual de la Preparatoria Comunitaria José Martí quien nos compartió no sólo la historia de la escuela, sino también su experiencia, y la lucha del pueblo que se resiste a ser objeto de políticas venidas desde arriba.

Desde hace 8 años, Kiro trabaja allí. Heredero y continuador de un proceso que comenzó a tomar cuerpo por los años ochenta, hace 35 años. La preparatoria José Martí, comienza a ser pensada por Cecilio López Trujillo y Adela Fuentes, dos militantes de izquierda del Partido Popular Socialista pertenecientes a la comunidad de Ixhuatán. En aquel tiempo no existía ninguna preparatoria en el pueblo y mucho menos, un espacio que pensara, desde la comunidad, cómo ésta quería y necesitaba que fuese la educación. En el proceso de creación de la prepa, se sumaron otros compañeros que aportaron y apostaron a su existencia en el Istmo de Tehuantepec.

Por varios momentos tuvo que atravesar la José Martí. Uno de los más complicados fue hace 15 años cuando nace el Colegio de Bachilleres del Estado de Oaxaca (COBAO), cuya presencia parecía que la haría desaparecer; un bachillerato que llega vestido como tal y que sin embargo lejos estaba de representar intereses de la comunidad y apostarle a lo público: «El costo tanto de inscripción como de los libros es exagerado: 1,200 pesos el semestre y el paquete de libros alrededor de 2,000 pesos. Aquí la mayoría de la gente trabaja en la pesca, los beneficios del mar, el camarón y el pescado, era inaccesible». En ese sentido, Kiro manifiesta que la preparatoria no pudo ser borrada, porque existía una necesidad real de parte de la comunidad de que la José Martí siguiera existiendo.

Fotografía: Débora Cerutti

Fotografía: Débora Cerutti

Kiro traza diferencias claves entre un Colegio de Bachilleres del Estado y una Preparatoria Comunitaria como la José Martí: mientras en la primera se depende del gobierno y de un programa educativo a nivel nacional elaborado por pedagogos con una mirada ajena a la realidad local de las comunidades, una preparatoria comunitaria responde a las necesidades del pueblo: «Es una preparatoria que tiene la posibilidad de hacer un diagnóstico con la comunidad para ver cuáles son las necesidades. Partimos de allí y encontramos que la necesidad es cómo hacemos para vivir bien. Y primeramente hay que reconocernos a nosotros, a nuestra gente, nuestro territorio. De ahí surge nuestra historia local; ver qué han escrito acerca de los pueblos pero también ver qué podemos aportar nosotros a nuestra historia. La idea entonces es que la escuela sea la comunidad y la comunidad sea la escuela».

Por eso, hay un diálogo cotidiano de los estudiantes donde las decisiones de hacia donde va a caminar la preparatoria, las va a tomar la comunidad. Esto se da en un contexto donde la soberanía alimenticia se vuelve horizonte político. Kiro plantea que existe una falta de producción de alimento por que se ha abandonado el trabajo en la tierra, la siembra del maíz, del ajonjolí, del melón y la sandía, en parte por las migraciones que se han producido desde Ixhuatán hacia Estados Unidos o el norte de México. Las remesas son una fuente de ingreso importante de la población ixhuateca. Los jóvenes que quedan en la comunidad, en general van a trabajar con sus familias a la pesca, salen a vender memela y camarón para poder alimentarse. Los estudiantes de las prepas comunitarias son jóvenes trabajadores cuyos sueños y esperanzas suelen estar dejados de lado: «Porque saben que, o bien conocen al/la novio/a y ya se van a casar, sin terminar la prepa, o terminan la prepa para conseguir ese documento para irse de militar, o a trabajar al norte. No hay sueños. No hay esperanzas. Porque no hay acompañamiento, no hay posibilidad económica y en ese sentido lo que hemos tratado de hacer es generar esperanzas, sueños, motivarlos, ¿cómo? Es un acercamiento de escucha como compañeros, no existe el director, el profesor. Oiga compañero, oiga compañera. Es acercarnos a los muchachos a decirles ‘bueno, qué es lo que quieres hacer’».

Fotografía: Débora Cerutti

Fotografía: Débora Cerutti

En este sentido y a partir de intensivos diagnósticos, en la escuela se empezó a armar una radio comunitaria: La Ixhuateca Radio. Hay una publicación donde colaboran varios jóvenes de la prepa: la Revista Utopías. También funcionan seminarios y talleres de teatro del oprimido. La prepa cuenta con una ludoteca y ha brindado a los estudiantes la posibilidad de viajar a otros estados de México e intercambiar experiencias. Los trabajos que se producen desde la radio, desde la revista, y con el equipo de producción de contenido audiovisual con que se cuenta, han sido vistos/escuchados por las comunidades vecinas y han traspasado las fronteras de Oaxaca: tal es el caso de la obra de teatro «Ostuta vida y muerte» producción del colectivo Utopía donde participan jóvenes de la prepa y que cuenta la lucha contra las empresas eólicas y mineras en la zona. La preparatoria José Martí, tiene actualmente un plan de estudio que incluye materias como Comunalidad, Historia Local, Desarrollo Humano, Lecto-Escritura y Administración Comunitaria. Y un día en específico de la semana los jóvenes van a trabajar en talleres. Se ha realizado también el seminario Voces de las Juventudes, un espacio donde se invita a personas de la comunidad o expertos en algún tema, a compartir problemáticas territoriales.

El financiamiento de la José Martí es por medio de la cooperación de las familias de las y los muchachos. El dinero que se obtiene, es dividido entre docentes, quienes trabajan en la radio, en la revista y otra parte es para cubrir los trámites legales y el mantenimiento del edificio. El dinero es muy poco, por ejemplo la hora de clase para el docente está a 20 pesos. Pero la voluntad y las ganas de que la prepa siga existiendo siempre son mayores y no pueden contabilizarse en salarios. Kiro plantea que hay otros trabajos que se hacen y de ahí es como uno se mantiene, además del apoyo de la comunidad: «Te invitan a comer, te regalan camarón, pescado. Nos abrazamos, nos abraza la comunidad, nos defiende la comunidad. Y eso es algo bien, bien chido».

La lucha contra las mineras y las eólicas

Tres son los ejes desde los cuales se está trabajando en la preparatoria José Martí: la defensa de la vida y el territorio, la reconstrucción de la familiaridad ixhuateca o tejido social y la creación de trabajos colectivos en la comunidad. Bajo estos tres ejes se planifica, se piensa, se actúa y se comprende la realidad.

Así es como surge, desde hace unos años, una preocupación creciente por una concesión de minería a cielo abierto en el área de Cristalina, en las montañas de Chimalapas (muy cerca de la comunidad de Ixhuatán). A la vez, la aparición en el tablero de juego del extractivismo mexicano de tres empresas sobre el Istmo de Tehuantepec: Iberdrola, Mareña Renovables y Eólica del Sur. Sus intenciones: instalar parques eólicos en la zona con alrededor de 5,000 generadores, lo que implicaría un cambio consustancial en las comunidades que habitan el Istmo: «tanto el proyecto minero como el proyecto eólico van a tener grandes impactos al medio ambiente de nuestras comunidades. Primero con la minera: en el polígono en que se intenta hacer la minería a cielo abierto es justo donde nace el río Ostuta, un río que baja de la montaña y llega a la comunidad de Ostuta, atraviesa Reforma de Pineda, Ixhuatán y San Francisco del Mar. Son varias comunidades que tienen su maíz, un maíz nativo que es el zapalote y que nos ha alimentado. El maíz está al lado de ese río. Y el río desemboca en el mar, donde el 80 por ciento de esta población, tanto Ixhuatán como San Francisco del Mar, vive del mar, de la pesca. Entonces qué va a pasar con estas nuevas generaciones que viven acá. Nos van a matar la comida».

Fotografía: Débora Cerutti

Fotografía: Débora Cerutti

Así es como se comienzan a hacer las Consultas Comunitarias por la Vida, desde la prepa, con el fin de informar a través de la radio, el video y la revista los impactos al medio ambiente tanto de la minería como de los parques eólicos. En el caso de estos últimos, Kiro nos explica que: «Para hacer la instalación de un aerogenerador, se necesita un cuarto de hectárea. Allí se va a hacer un hueco de 9 metros de profundidad. Esa torre mide 80 metros de altura y las aspas de este aerogenerador miden entre 30 a 40 metros de largo. Estamos hablando de una gran cantidad de cemento para rellenar los pozos, un gran impacto a la tierra pues el mismo absorberá los mantos acuíferos. Esta humedad de la tierra la va a volver estéril. Por cada aerogenerador se usan hasta 300 litros de aceite, que vemos se han derramado ¿dónde va? A las lagunas, al mar, al río. Y este aceite va a destruir los alimentos de los que estamos hablando».

Este salir a denunciar públicamente a las empresas, a funcionarios de gobierno, les ha traído como consecuencia situaciones de amenazas y hostigamiento. Tal es el caso del compañero Manuel Antonio Ruiz, quien ha sido coordinador de la José Martí y ha recibido amenazas de muerte y de secuestro a familiares. También la preparatoria ha sido boicoteada: «se habla peste en la comunidad de esta prepa, por parte del presidente municipal, por parte de estas personas que están en otras instituciones de educación. Porque aquí no se ha recibido ni un peso de ningún partido político y eso les molesta. Nosotros hemos denunciado a presidentes municipales, a presidentes de los bienes comunales, a diputadas locales, a diputados federales, al gobernador del estado, a las personas que están caminando con las empresas eólicas, con las empresas mineras para la compra de conciencia de personas en la comunidad».

Fotografía: Débora Cerutti

Fotografía: Débora Cerutti

A pesar de los hostigamientos, robos de equipamientos de la radio, amenazas, las voces de la prepa no se callan. Y el viento que recorre el Istmo, tiene la fuerza para hacerlas escuchar en cada lugar donde intenten avasallarnos con proyectos de muerte.