Samba de la resistencia contra la limpieza social en Sâo Paulo

Por Susana Norman del Centro de Medios Independientes de Guatemala (CMI-Guatemala)

 

Después de 12 años con el gobierno del partido de los Trabajadores (PT), la desigualdad social en Brasil continúa elevada, y desde 2014, el país está en medio de una crisis económica cada vez más aguda. En los centros urbanos, la situación de vivienda se torna una de las perversas expresiones de las diferencias de clase en Brasil.

Además de la marginalización en las más de 1,600 favelas de São Paulo, 130,000 familias carecen de vivienda en la misma ciudad. Más de 16,000 personas viven y duermen en sus calles. Tan sólo en los últimos meses, la crisis económica ha dejadoa cientos de familias en la calle. Al mismo tiempo se estima que cerca de 290,000 edificios permanecen vacíos en la metrópolis de São Paulo. Esto a pesar de que la constitución asegura que los edificios urbanos deben cumplir su «funcional social», lo que significa que tengan algún uso concreto.

La constitución de 1988 «democratizaría» el país después de más de 20 años de dictadura militar. Fue bajo el régimen militar que la migración urbana aceleró. La concentración de tierras en esta época, expulsó a los campesinos del campo hacia la ciudad, en donde ocuparon las periferias y se emplearon como ejército industrial de reserva o como trabajadores precarizados.

Centro de Sâo Paulo. Fotografía: Heriberto Paredes

Centro de Sâo Paulo. Fotografía: Heriberto Paredes

La especulación inmobiliaria favorece de manera macabra que los edificios que permanecen vacíos, sobre todo en el centro de São Paulo. Los especuladores esperan que el tiempo aumente su valor. Programas oficiales creadas por los gobiernos petistas bajo la lógica del Banco Mundial, como Minha Casa Minha Vida (Mi casa Mi vida), transfiere capital público para empresas privadas de construcción, que construyen viviendas de cuestionada calidad en las periferias de la ciudad.

Esta política inmoviliaria fortalece el «modelo centro-periférico» en Brasil, donde los pobres son expulsados de los centros urbanos hacia zonas sin acceso a servicios de calidad en salud, cultura o educación. Al mismo tiempo, muchas familias ni siquiera clasifican para tener acceso a este programa público, ya que es un requisito ganar por lo menos 3 salarios mínimos para administrar la deuda. Para ellos y ellas, la solución propuesta por el Estado ha sido el techo que ofrecen los albergues, muchas veces en estados tan indignos, que las personas prefieren la calle. Viven bajo puentes y en carpas, llamadas malocas en grandes partes de la ciudad.

Ahora la política que promueve la gentrificación de la ciudad no sólo está expulsando a las familias marginalizadas para las periferias por los aumentos en los precios de alquiler. También está expulsando a las familias y personas que viven en la calle de las comunidades que han creado. Hace poco tiempo, la construcción de un teatro de lujo, expulsó a muchas personas de sus malocas en la conocida zona de Crackolandia en el centro de la ciudad. Un proyecto del banco Itaú, que prevé quioscos, cafeterías, bares y más para la céntrica Valle de Anhangabaú es otro proyecto que expulsará a las personas que buscan refugio bajo el viaduto de Cha, puente céntrico en São Paulo. El desalojo previsto para las calles Bresser y Alcântara es parte de la misma política pública, de negar a «los nadies» existir.

Acto político del pueblo de calle

Lucha y resistencia se vuelven samba y poesía cuando integrantes del Colectivo Autónomo de Trabajadores Sociales (CATSO) y habitantes de calle realizaron una protesta en las afueras del ayuntamiento de São Paulo el pasado 26 de noviembre de 2015.

La decisión de las y los niños, mujeres y hombres es resistir cuando suceda el desalojo de las comunidades de habitantes de las calles Bresser y Alcântara en la zona este de la ciudad, proframado para el próximo 5 ó 6 de diciembre. Más allá del desalojo de los habitantes, la alcaldía está cerrando la Tenda Alcântara y despidiendo a los trabajodores, en lo que parece ser un intento de combatir las propuestas de auto-organización y lucha que está cosntruyéndose en este espacio.

Centro de Sâo Paulo. Fotografía: Heriberto Paredes

Centro de Sâo Paulo. Fotografía: Heriberto Paredes

«La tienda, al contrario de la política de la prefectura y sus secretarías, se basa en la pedagogía de Paulo Freire –y otras pedagogías libertarias– y busca construir de manera horizontal con la población de calle sus demandas y la construcción cotidiana de espacios. A través de la percepción política de su situación la población de calle comenzó a organizarse y a apropiarse de los espacios de discusión política urbana y derecho a la ciudad» dice CATSO en un comunicado público.

El desalojo de las calles Bresser y Alcântara se da en un contexto de una política que favorece la gentrificación de la ciudad de São Paulo y la especulación inmobiliaria, misma que expulsa cada vez más familias hacia la periferia, mientras que otras miles tienen que sobrevivir en las calles.

El CATSO llamó a quien tenga el corazón abajo y a la izquierda a apoyar a las y los habitantes para evitar que suceda una tragedia en el desalojo. Las y los habitantes resistirán el operativo ya que las malocas en Bresser y Alcântara son su única vivienda.