Por nuestros muertos un carnaval de lucha cada día

Por José Luis Santillán

 

Día de muertos 2015. Acompañamos a la Organización Popular Francisco Villa de Izquierda Independiente (OPFVII) en la celebración de sus carnavales con motivo de esta celebración, que inició el 31 de octubre con una compartición de experiencias entre el Movimiento Popular La Dignidad de Argentina y colaboradores de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda, teniendo como escenario la cooperativa Acapazingo, en el oriente de la Ciudad de México. Los compañeros argentinos nos contaron sus experiencias de lucha y resistencia, donde también construyen organización en las villas –barrios– de las periferias en las ciudades argentinas. Han construido escuelas de circo comunitario, bachilleratos populares, radios comunitarias (como radio Rebelde o radio FM La Caterva) donde los propios compañeros realizan la producción radiofónica o donde por ejemplo se transmiten programas realizados por comunidades migrantes bolivianas, no sólo en español, también en quechua, que es su lengua madre, así como también se escucha el rap y el hip hop y lograron construir también su propia televisión comunitaria.

En esta experiencia también se construye cultura popular a través de teatro comunitario, talleres de yoga, de baile, de danza, rescatando no sólo la cultura del pueblo argentino, sino las del pueblo latinoamericano. Hernán Ouviña comenta: «Esto tiene que ver con prefigurar en el presente esta sociedad del mañana, con poder construir en nuestros territorios otra forma de vida, con entender que la revolución se tiene que hacer ya desde ahora, en todas las dimensiones de nuestra vida cotidiana».

Fotografía: José Luis Santillán

Fotografía: José Luis Santillán

Para llegar a esto, comentan que se realizaron tomas de tierras en zonas baldías donde a veces era un basural y ahí se construyeron barrios, por ejemplo, y uno de los más recientes que se llama Pueblo Unido donde viven 130 familias, cumplió un año hace poco, se está construyendo el bachillerato popular, la radio, se maneja con delegados y delegadas por manzana y asambleas generales periódicamente.

La compañera Mariana de Uruguay compartió la experiencia de la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda, donde hace un año se conformó la Escuela Nacional de Formación, un espacio de reflexión para los militantes de esa organización, no sólo para la construcción de viviendas sino también de formación política. Estas cooperativas tienen historia desde la lucha sindical de los años 60, en el 73 con el golpe de Estado, los sindicatos, los partidos y las organizaciones estudiantiles pasaron a ser ilegales, pero las cooperativas continuaron por que la dictadura no las veía como focos de resistencia. Para el 76, la dictadura se da cuenta que son pequeños laboratorios de lucha y resistencia, donde a través de hacer viviendas se encontraron, se politizaron y empezaron a aparecer bibliotecas, guarderías y sus salones comunales sirvieron para que las organizaciones que habían sido ilegalizadas, como los sindicatos, pudieran reunirse.

Así, las cooperativas de vivienda se convirtieron en lugares emblemáticos en Uruguay, lugares donde se pudo reorganizar el movimiento social durante la dictadura. Ya en el neoliberalismo continuaron siendo una opción ante la pésima falta de planeación de viviendas gubernamentales. En estos espacios se viene trabajando bajo cuatro principios: la ayuda mutua, la propiedad colectiva, la democracia directa y la autogestión.

Es emblemático el intercambio de experiencias entre estas tres organizaciones que comparten la recuperación de tierras, la construcción de viviendas y el horizonte político de una vida digna, donde además están trabajando en ciudades, impulsándolas como comunidades urbanas que sean capases de convertirse en ejercicios autogestivos y comunitarios.

Fotografía: José Luis Santillán

Fotografía: José Luis Santillán

Los delegados de la OPFVII también expusieron las formas organizativas que experimentan y los resultados que han obtenido, así como el impulso que les da el conocer otras organizaciones latinoamericanas, parecidas a la propia. Comparten sus más recientes avances, por ejemplo, en materia de agua y se hace un recorrido al vivero y a la preparatoria Carlos Marx.

Después de este intercambio de experiencias fue posible asistir al carnaval de día de muertos en la zona de Tláhuac y finalmente a la jornada comunitaria para la realización de los tradicionales tapetes y ofrendas en Acapatzingo, igualmente con la OPFVII. En estos sitios pudimos ser testigos de las formas organizativas que se tienen y conocer un poco más la historia de estas festividades, el sentido político que adquieren y el arraigo que se va generando.

Niños, niñas, abuelitos, abuelitas, jóvenes, hombres y mujeres de la comunidad Acapatzingo realizaron la ofrenda colectiva, mientras La Voz de Villa Radio amenizó con su música de radio bocina para recordar a los caídos y caídas en la lucha de los pueblos latinoamericanos. Se realiza esta ofrenda para los hermanos y hermanas que dieron su vida para avanzar en la construcción de otro mundo, con hombres y mujeres nuevas, nos explican. Esa es la reivindicación más profunda del día de muertos para esta organización, pero también una oportunidad para denunciar las injustas condiciones en las que se vive o se muere en el país.

Después del recorrido que realizaron este 1 de noviembre del 2015, por lo menos unas mil personas de la cooperativa de vivienda se sumaron a la música de banda para terminar compartiendo atole y tamales. La compañera Elia, militante de la OPFVII y responsable de cultura en esta organización, nos cuenta cómo es que a lo largo de 20 años en que se realiza este carnaval en la zona de Iztapalapa, son cientos de vecinos que no pertenecen a la organización, pero que se suman al carnaval e incluso desde días antes, se acercan a preguntar que día y a qué hora saldrá. Asimismo, cómo es que realizan otros dos carnavales, uno más en la zona de Tláhuac –con ya cuatro años de tradición– y finalmente otro más en la zona de Pantitlán, con doce años de realizarse.

Fotografía: José Luis Santillán

Fotografía: José Luis Santillán

Nos relata que dentro de la organización incluso hay compañeros que comparan este carnaval y las festividades de día de muertos, con las fiestas patronales de los pueblos, por el arraigo que se ha ido generando. También todo el trabajo que encierra, puesto que desde por lo menos un mes antes se comienzan a poner de acuerdo las distintas comisiones de cada comunidad, para pensar las temáticas de las ofrendas, para realizar los diseños, alguna obra de teatro, la elaboración de los tamales, entre muchas otras cosas. De esta forma, pudimos observar cómo en los carnavales la comisión de vigilancia tiene un papel fundamental al ir distribuidos resguardando la seguridad del mismo, la comisión de comunicación va registrando los eventos para posteriormente publicarlo, cultura realizó talleres previos para la elaboración de trajes con materiales reciclados y todas las comisiones se involucran para darle vida a su fiesta.

Elia reflexiona sobre la importancia de no olvidar que estamos viviendo una realidad por demás violenta, pero que esto no es nuevo; por ejemplo, se dieron a la tarea de realizar una ofrenda temática donde el pueblo y la muerte exigen la presentación con vida de los desaparecidos, no solo los 43 de Ayotzinapa, nos aclara que desde los años 60 hay miles de desaparecidos por el Estado y que nadie lo sabe fuera de los círculos de activismo.

Fotografía: José Luis Santillán

Fotografía: José Luis Santillán

Por eso la difusión y la preparación de cada elemento contiene tintes reivindicativos a estas luchas, quienes participan en la organización no sólo fortalecen sus raíces y sus tradiciones, después de la festividad les va quedando más claro quién fue Sandino, el Che, Villa, Zapata, Magón, Tania, Denni Prieto y cientos más de compañeros y compañeras caídos en la lucha, y cuál es el papel que está jugando el Estado en todo este clima de violencia narco paramilitar y las luchas que van haciendo distintos pueblos y organizaciones. Es por ello que dentro de los disfraces, podemos encontrar a quien está vestido de minero de Pasta de Conchos o de muerta de Ciudad Juárez. Esta festividad se convierte en un espacio lúdico, para la reflexión y el análisis de la realidad en que vivimos, fortaleciendo además las tradiciones y la cultura popular.