Cómo ahogar la precariedad laboral con gasolina

Por  Estrella Flores y PatoDfs 

 

Una huelga hay que sopórtala hasta el final. La resistencia de lxs gasolinerxs del Servicio Taxqueña

Si bien, es cierto que en México el movimiento obrero se produjo con mucha fuerza durante el periodo revolucionario donde lxs de arriba se empeñaban en explotar y callar a lxs de abajo con mecanismos de desarticulación como la opresión y la represión, también es cierto que en los últimos años las estrategias mediáticas y políticas para propagar el miedo y difundir la desesperanza implican una visión desenfocada de circunstancias cotidianas de la que todos y todas somos víctimas en algún momento de nuestro andar, es decir, de las graves violaciones a los derechos humanos y derechos laborales en casi todos los sectores de la economía, lo que ha tenido como consecuencia una sociedad mexicana que sobrevive entre la ignorancia y la sumisión en una triple barrera: poca organización social (en relación a la exigibilidad del cumplimiento de leyes nacionales y tratados internacionales sobre derechos laborales al Estado Mexicano), poca libertad de acción (coartada por la protección jurídica concedida a los patrones) y poca organización económica (los flujos económicos inestables).

Según la revista Forbes «la radiografía laboral en México ya es conocida: informalidad dominante, creación insuficiente de empleos, bajos salarios y condiciones precarias. […] el país es de los países en que más se trabaja y menos se descansa, lo que no se traduce necesariamente en productividad». Lo anterior nos lleva a deducir que la sociedad mexicana se encuentra inmersa en un nuevo tipo de esclavitud por algunos llamada neoesclavitud en cuanto que los y las trabajadoras en su mayoría irregulares o informales proporcionan la mano de obra en diversas actividades y no tienen ninguna clase de protección lo que nulifica o limita los beneficios que en una relación de productividad por derecho les corresponden; así mismo las condiciones laborales son sumamente precarias.

En este contexto podemos hablar en particular del contrato colectivo de protección patronal que hace nula prácticamente toda prestación que un trabajador o trabajadora puede exigir al patrón (salario, seguridad social, jornada laboral, días de descanso obligatorios, aguinaldo, vacaciones, reparto de utilidades, estabilidad en el empleo pre y post parto), pues dichos contratos colectivos de protección limitan la defensa de lxs trabajadorxs en cuanto que son firmados a gustos y condiciones del patrón.

Luego de la reforma laboral aprobada en lo general en 2012 que fijaba como objetivos (mayores empleos y condiciones de trabajo más dignas, la regulación del régimen de subcontratación u outsourcing, el derecho del trabajador sindicalizado a exigir rendición de cuentas, el acceso a la información de registro sindical y contrato colectivo de trabajo, así como la protección más amplia a los y las trabajadoras), nos damos cuenta que a unos días de que se cumplan tres años de dicha reforma los resultados son deprimentes: la tasa nacional de desocupación (TD) para marzo de 2015 se ubicó en 4.2% de la Población Económicamente Activa (PEA), 0.2% menor al porcentaje reportado en febrero del mismo año, mientras que para julio de 2015 la población ocupada alcanzó 95.3% de la PEA y que del total de ocupados, 67% opera como trabajador subordinado y remunerado ocupando una plaza o puesto de trabajo.

El 22.6% trabaja por su cuenta sin contratar empleados, 6.0% se desempeña en los negocios o en las parcelas familiares, contribuyendo de manera directa a los procesos productivos pero sin un acuerdo de remuneración monetaria, y 4.4% son patrones o empleadores. Por otro lado la tasa de desempleo a nivel nacional es del 16.1% y de 14.9% en el Distrito Federal como indican estudios del Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) durante el tercer trimestre de 2014. En este contexto José Luis de la Cruz director del Centro de Investigación en Economía y Negocios del Tecnológico de Monterrey, Campus Estado de México, afirma que «[…] la reforma laboral no ha mostrado, al menos en el corto plazo, los resultados que se le habían adjudicado y menos con un panorama de desaceleración como el que se tiene actualmente. Se sigue observando que los salarios y las prestaciones, o no crecen o van en retroceso, al menos en los sectores como las manufacturas».

Fotografía: Estrella Flores

Fotografía: Estrella Flores

Si usted hasta ahora se siente aterrado, desesperado, arrinconado, he intenta observar el panorama más hacia arriba se dará cuenta que el mercado laboral y paraíso de oportunidades que ofrece el gobierno mexicano a la iniciativa privada es jugoso, mientras que nosotrxs lxs de abajo permanecemos en una constante inestabilidad económica, tal es el caso de la situación de neoesclavitud laboral, por ejemplo, a la que son sometidos los llamados «propineros».

¿Propineros? ¿neoesclavitud laboral? ¿de verdad? ¿dónde? Así es amigo, amiga, este tipo de trabajador informal, casi ilegal, lo podemos encontrar en todas y cada una de las estaciones de servicio –cotidianamente llamadas gasolineras– a lo largo y ancho de la república mexicana, de hecho es un fenómeno tan cotidiano si mantenemos enfocada la mirada un poco más hacia abajo. Tan sólo en el DF existen 384 estaciones de servicio Pemex donde podemos encontrar dos clases de trabajadorxs, por un lado tenemos lxs propinerxs que como su nombre lo indica no reciben salario viven de las propinas, no tienen ninguna relación directa formal con la empresa, son obligadxs a realizar trabajos diversos que van desde limpieza, despachar combustible, jardineros entre otros sin ninguna remuneración más que el «privilegio» de conservar su lugar por un turno cada día, incluso se ven sometidos a pagar por trabajar, obligados a vender cierta cantidad de aditivos, a mentir con tal de vender el producto al cliente, son hostigados, las mujeres son acosadas, en resumen, no existen para la Ley Federal del Trabajo, encontrándose en la total indefensión laboral.

Y por otro lado tenemos a lxs despachadorxs quienes se encuentran protegidos por un mínimo de prestaciones de ley a cambio de su trabajo, firmaron un contrato, gozan de salario, utilidades, aguinaldo y seguridad social. Esta diferencia pudiera parecer simple pero en realidad es abismal, el trabajo que realizan lxs propinerxs es igual al que realizan lxs despachadorxs, sin embargo los hombres y mujeres humildes que han sido olvidados por las leyes son aquejadxs constantemente por una desvalorización y precarización laboral.

Cabe mencionar que Pemex concesionó en su modalidad de franquicia a Corpogas e Hidrosina, las mayores empresas privadas de servicio de gasolina y que ahora representan el monopolio empresarial de este sector, como la primera, dirigida por «el zar de las gasolineras», Ricardo Antonio Vega Serrador quien ha impuesto el derecho de piso a todo aquel solicitante de trabajo en una gasolinera, llegando a cobrar hasta 60 pesos diarios por trabajador. Teniendo en cuenta que si en cada isla hay cuatro trabajadorxs y en cada estación hay cuatro islas y son tres turnos –haciendo cuentas rápidas serian $2,880 varitos diarios a la bolsa del patrón. Tranquis, tranquis no todo está tan mal. No corra aún, intente mirar un poco más abajo, y escuchara que lxs gasolinerxs han logrado organizarse.

Como ya sabemos, México es el país de la simulación y así como todo lo «bueno» sucede acá, el efectivo cumplimiento de la Ley Federal del Trabajo en relación con las metas a corto plazo de la tan celebrada reforma laboral en materia de sindicalismo no podía quedase atrás. Hasta 2011 sólo el 10% de la PEA está sindicalizada, frente al 90% que no cuentan con un contrato colectivo de trabajo, ni un sindicato efectivo; de ese diez por ciento el 50% son trabajadorxs sindicalizados de organismos públicos. Y tan sólo en el DF el 90% de los contratos colectivos de trabajo firmados son de protección patronal.

Y dentro de ese escandaloso 90% de trabajadorxs no preferentes se ubican también lxs trabajadorxs informales o irregulares, como lo son nuestrxs compañerxs gasolinerxs quienes han atravesado por un sin número de obstáculos para triunfar de a poquito en esta batalla incesante contra el Estado Mexicano, que ha negado en todas sus formas el proceso que permite a lxs trabajadorxs fijar de común acuerdo con sus empleadorxs las condiciones de trabajo y de empleo, es decir la negociación colectiva, que brinda un medio para defender los intereses de los trabajadorxs y para mejorar el nivel de vida de las personas que trabajan. Frente al contexto de precariedad y estado de indefensión en que se encontraban por la restringida organización y la nula oportunidad de negociación colectiva con lxs patrones, lxs compas iniciaron su lucha por hacer tangible los ideales de justicia, equidad y estabilidad económica.

Y así va la historia de nuestrxs compas que reivindican su andar, que resisten y luchan constantemente por sus derechos laborales, sumerjámonos por un momento en su experiencia y aprendamos a ejercer con digna rebeldía la libertad de accionar.

Fotografía: Estrella Flores

Fotografía: Estrella Flores

Jornada solidaria con Servicio Taxqueña

Señor, señora, joven, jovena, niño, niña como le diríamos, si usted tan sólo gira la mirada un poco más abajo, vera que sobre avenida Miguel Ángel de Quevedo y avenida Pacífico hay una gasolinera envuelta con las banderas rojas y negras, e intenta asomarse, vera unos gasolineros y gasolineras bailando, comiendo y disfrutando de la música en vivo con temas de Silvio Rodríguez y León Chávez Teixeiro, además verá que hay más gasolineras y gasolineros de distintas estaciones de servicio como Nivel Superior, Santa Úrsula, Coapa, entre otras, también los visitan las señoras de los baños de la central de abastos del DF, todos ellos y ellas pertenecientes al Sindicato de Trabajadores de Casas Comerciales, Oficinas y Expendios Similares y Conexos del Distrito Federal (STRACC). Y digamos que le invitan a estar un rato con ellos y compartir, escuchará y mirará que están con ellos sus familias, esposas, hijos e hijas, verá que muchos de ellos ya son grandes de edad y otros jóvenes, dos generaciones juntas que mantienen la alegría en una jornada de lucha y solidaridad, y le platicaran que están ahí desde las 10 de la mañana.

Le platicaran que lxs compas de Coapa, lxs del Botón Rojo, esas mujeres incansables y esos hombres humildes, les llevan una despensa pequeñita, que su sindicato, el STRACC, a nombre de muchos y muchas gasolinerxs les da un dinerito para sostenerse un tiempo. Y digamos que decide quedarse un rato y pues en la plática y el cotorreo ellos tocan su corazón y ellos abren el suyo, y uno de los gasolineros ya viejo comienza hablar y dice:

«Yo laboro desde 1978 de lo cual esta empresa cuando yo entré a trabajar aquí, pues estaba muy bien, llegó un momento en que falleció el dueño y se quedó su hijo, todo iba bien, a raíz de que será unos cuatro años después de que murió el papa, todo iba bien. Pero llegó un momento en que el patrón de aquí, hizo cambio de administración, a raíz de eso, metió otras personas y empezamos a tener problemas. Cuando metió la administración nueva, duramos como dos meses sin trabajar, a partir de ahí empezamos a laborar otra vez, su idea de ellos era echarnos para afuera, de los cual nosotros nos defendimos y aquí seguimos, el problema que hay, que el patrón confió mucho en su administración que metió, pues no fue así, hasta el momento nos han dejado sin trabajo, el tiempo que yo llevo no puedo abandonar la empresa porque toda mi vida ha sido aquí, lo que pediríamos ahorita, porque ya los años nos empiezan a pesar, es que se solidarizaran con nosotros para salir adelante en esta huelga, porque la verdad sí es estresante estar aquí, no tengo niños, peros si tengo a mi esposa que está enferma y me preocupa, no sabemos si nos van a dar de baja del Seguro, no es la primera vez que sufrimos esto, para mí ya es la tercera vez, antes de que viniera esta segunda administración, se renovó, nos aventamos una año cuatro meses sin trabajar y tampoco recibimos sueldo, no recibimos nada, resistimos todo eso y ahí nos querían sacar, aguantamos todo eso, no es la primera vez que no lo hacen, ya es la tercera, ya lo que queremos es que se normalice todo esto para seguir trabajando, más que nada por la familia que tenemos en casa. Aquí según por lo que nosotros nos enteramos todo este problema vino a raíz de que la nueva administración que metieron querían meter gente para cobrarles, o sea correr a toda la gente que estaba y meter gente nueva para cobrarles, o sea en lugar de pagarles, cobrarles derecho de piso, hay algunas estaciones que así les hacen»

Y de pronto otro toma la palabra,

«Lo que comentan mis compañeros pues es cierto la administración que llegó pues era gente de confianza del patrón, esa gente es gente que no tenía idea de administrar una empresa, gente ocasional, serían amigos del patrón, la señora que quedó de administradora, la representante legal, ella quiso formar su equipo, un equipo de 50 gentes, que no tenía caso, anteriormente la administración eran tres personas, manejaban todo, al ser más gente, eran más sueldos, eran sueldos que les ofrecían pagarles más y a nosotros mantenernos restringidos en todos los sentidos, presión al llegar temprano, presión al trabajar, presión de que si faltabas y no avisabas ya tenías foco rojo para correrte, gente que no sabía de administrar una empresa o que se dejaba llevar por lo que ellos aprendían o sabían de otros lugares, ahora la finalidad de que nos despidieran a todos los que teníamos mucho tiempo, primera no liquidarnos, segunda como no estaba firmado el contrato colectivo decían ellos fácil se van, a la administración pasada la quitaron de una forma violenta, cuando estaba esa administración no tuvimos ningún problema en ningún sentido, llegó la nueva administración llegaron los problemas, que fue lo que hicimos organizarnos, buscar a un representante sindical que nos empezó a defender, de ahí estas personas querían que el sindicato no estuviera, hubo recuento de votos, hubo cierre de estación, por todos lados nos presionaron, ¿qué paso? pues nosotros estamos resistiendo, les demostramos que no importaba la forma en la que nos pusieran a trabajar, les respondíamos ahora, por este lado le hacemos un atento llamado al patrón de que tome conciencia de esto ya estuvo su estación mucho tiempo cerrada, él sabe que se está acarreando más problemas en todos los sentidos, en Pemex, en Hacienda, con nosotros mismos, aunque ya tenemos mucho tiempo con el trabajando, que es lo que queremos, que nos reinstale, y nos dice, ¿sabe? son buenos trabajadores pero yo prefiero otra gente nueva, ¿que les parece? Ahí está su liquidación, a la fuerza nada, nos está liquidando, nos está pagando lo que nos debe pero ahorita no se para, para nada, se hace un atento llamado a que venga, dialogue con el representante sindical, con nosotros mismos, en algún momento comentó que le queríamos quitar la estación, en ningún momento, de nosotros ¿quién tiene dinero para comprar la estación y echarlo a andar? Nadie, estamos resistiendo, tenemos apoyo de otras estaciones, esperamos que pronto se solucione este asunto, ya llevamos mucho tiempo desde el inicio del emplazamiento, desde la huelga, ¿con qué nos estamos manteniendo? Lavando carros, no podemos abandonar el centro de trabajo mientras no haya una solución de liquidación o solución de reinstalación».

Y le siguen compartiendo y de pronto le cuentan que no es fácil trabajar de gasolinero porque

«Hay compañeros que platican, tu llegas a una estación les preguntas tienes seguro, no, tienes sueldo, no, al contrario tengo que dar una cuota de $60 pesos por trabajar y aparte de eso me obligan a vender aceites y si no los vendo me los tengo que llevar a mi casa, hay estaciones en las que venden un aditivo a bajo precio, si un aditivo cuesta 35 pesos te lo venden a 20 pesos, ya no pierden 35 pierden 15, si tú vas a otras estaciones y te dan el precio más alto, dices que en otra estación me lo dan más barato».

Fotografía: Estrella Flores

Fotografía: Estrella Flores

Cómo nos organizamos para resistir

De pronto en la plática se cuela una voz femenina, ella es la única mujer entre tanto gasolinero, y con un tono de voz firme menciona:

«Como decía el compañero, ya tenemos dos meses, bueno ya vamos para tres meses sin percibir sueldo y lo que hacemos es lavar autos, los compañeros en el pesero, algunos venden para percibir algo para llevar a casa, pues yo también les comento a los compañeros que sí es desesperante esta lucha, pues esperemos que en la resistencia todos aguantemos, que sea muy pronto que se abra la estación, el carecer, el no percibir sueldo, las propinas, pues estamos en la lucha y esperemos que se resuelva esto. Yo gasto $30 pesos diarios en pasaje y ahorita hacemos guardia cuatro compañeros por cada turno, somos tres turnos, la noche, mañana y tarde y así los cuatro compañeros que estamos en equipo pues lavamos autos, pedimos solidaridad a los vecinos, pues no se junta mucho, como $100 pesos así muy poco, $30 pesos de pasaje, yo vivo por metro Santa Anita, mis hijos dependen de mí, la situación esta complicada, estamos en la resistencia por nuestro trabajo, que se normalice esto, pues, que se arreglen todas las peticiones que pide el sindicato que nos representa, hacia nosotros que se normalice todo para seguir en la lucha y pues trabajar».

De pronto uno de ellos comenta que este domingo 11 de octubre cumplen un mes de estallar la huelga, que les cortaron la luz. Algunos de ellos venden dulces y aguas en el camellón, informan a la gente sobre la huelga, otros lavan coches, de esta forma se mantienen en resistencia en la lucha.

Otro de ellos concluye: «tengo 25 años trabajando toda una vida que tú has dejado acá, por eso mismo no podemos abandonar el movimiento, la huelga es una estrategia que todos tenemos, esto ya queda en resguardo de nosotros, de acá depende nuestro pago si el patrón ya no tiene ganas de tener su estación o quiere trabajar pues que nos liquide por la vía legal, si el patrón no quiere, pues se remata el inmueble nos paga lo que nos debe y lo que sobre se le regresa, es toda una vida, ha nuestra edad pues ya es difícil conseguir trabajo, hay compañeros que ya tiene más tiempo y están más grandes, imagínate si abandonamos la lucha nos quedamos con las manos vacías, ahora de lo que se trata ahorita, es de resistir a que aguantemos, pero vamos a ganar, hasta que ganemos».

Y digamos que todo eso que escuchó lo increpa, le llena de esperanza, pero también le hace decidir, le hace caminar; digamos que se va, los deja ahí aunque de pronto uno de esos gasolinerxs jóvenes le regala unas palabras como lección y le dice señor, señorita, joven, jovena, niño, niña, ¡espere! «la lucha uno sabe cuándo empieza, pero no cuando termina».

Acompañamiento jurídico

La problemática laboral en nuestro país tiene muchos matices, entre los cuales destaca el ser un país que sobrevive entre la crisis social, económica y política. México tiende a precarizarse, es decir, tiende a ir en retroceso en lo que se refiere a la protección y ejercicio de los derechos laborales (salario, condiciones de trabajo, seguridad social, dignidad, respeto, asociación sindical, negociación colectiva y derecho de huelga) y los trabajadorxs de las gasolineras son un claro reflejo de esas condiciones.

La problemática surge desde el momento en que –como ya lo mencionábamos antes– los trabajadorxs de las estaciones de servicio no se encuentran regulados por la ley, sobre esto la licenciada Patricia Juan Pineda, abogada y sindicalista del STRACC menciona que: «Un primer problema es que no los reconocen como trabajadores a pesar de que cumplen con todos los elementos que dice la ley […]», tal circunstancia lleva a que cotidianamente su trabajo sea desvalorizado y que se reduzca a la condición de «propinerxs» que en este contexto es quien debe soportar la precariedad en su máximo esplendor, por lo tanto, no tiene derecho a quejarse, al contrario debe estar agradecido por la oportunidad que se le da de recibir dinero sin ninguna requisito previo.

Tal exclusión los deja en un estado de indefensión total, pues como consecuencia de no ser reconocidxs como trabajadorxs se les niega la oportunidad de hacer exigibles sus derechos laborales contenidos en el marco jurídico nacional e internacional frente a los patrones quienes en el mayor de los casos se niega a inscribirles en el régimen de seguridad social y pagar salarios dignos, pues llevan a cabo una triangulación que los exenta de dicha responsabilidad legal, o sea, una empresa contrata a una empleadora para que consiga personas que quieran «colaborar» en las estaciones de servicio, entonces estos solicitan hombres y mujeres para desempeñar la labor de propinerxs, cuando estos están disconformes no pueden exigir ningún beneficio puesto que no hay firma de un contrato ley o en su caso el contrato existente es de protección.

La abogada nos comenta que «las gasolineras son una de las grandes muestras de como los contratos de protección excluyen a los trabajadores. Restringiendo los derechos individuales y los derechos colectivos, porque dichos contratos de protección tienen sindicatos ‘charros’ adheridos a los mismos, es decir, son contratados por el patrón, lo que no permite que los trabajadores se organicen sindicalmente para luchar por sus derechos y negociar colectivamente las mejoras salariales y sus prestaciones».

El hecho de que el 90% de los contratos colectivos en el DF son de protección patronal se traduce en un control masivo desde las grandes centrales –como la CTM y la CROC–, limitando la posibilidad de acceder a la justicia de manera efectiva, pues estos sindicatos no representan a lxs trabajadorxs si no a los mismos patrones, entonces lxs trabajadores que luchan por sus derechos se topan con tres barreras, el gobierno, los patrones y los sindicatos charros, esto se traduce en una tremenda ilegalidad tanto dentro como fuera de las instancias judiciales violentando constantemente el derecho a la justicia pronta y expedita.

Fotografía: Estrella Flores

Fotografía: Estrella Flores

Frente a esta constante ilegalidad y legitimación del abuso ejercido sobre lxs trabajadorxs de las gasolineras, ellxs deciden organizarse y empiezan a buscar formas de mejorar sus condiciones de trabajo; Pineda nos cuenta que esta es la necesidad que dio origen al STRACC, sindicato que nació de la organización de una gasolinera (Santa Úrsula): «uno de los problemas graves de nuestro país es que no nos reconocemos como trabajadores y al no reconocernos nosotros mismos nos excluimos. Ellos se pensaban como propineros y por eso tenían que agradecer que les dieran trabajo y pagaban por trabajar. Ahora al saber que son trabajadores y reconocerse como tales los hace conscientes de que tienen derechos y obligaciones, y las ejercen. […] saberse susceptibles de ellos los lleva a procesos –como el de Servicio Taxqueña– donde exigen una fuente de trabajo fortalecida, que respete derechos, donde la negociación colectiva sea racional y equilibrada para defender la fuente, pero también para tener buenas condiciones de trabajo y salarios dignos».

Servicio Taxqueña

En voz de la abogada Patricia Pineda: «aquí paulatinamente la empresa fue suspendiendo los servicios, dejó de proporcionar la materia prima para que se estuviera trabajando ¿qué significa? Que de repente ya no hubo gasolina para despachar, poco a poco se fueron eliminando cosas hasta que hubo un punto en que no se pagaron salarios, pero la gente estaba esperando y lo que hicieron fue ponerse a generar ingresos a través del lavado de vehículos, mantener limpia el área, esperando que esto jalara, lo que implicó una violación al contrato colectivo de trabajo que tienen firmado por lo que el sindicato promovió un emplazamiento a huelga para el cumplimiento del contrato.

Durante el proceso se estuvieron intentando acercamientos con la empresa para que esto se resolviera, llevamos alrededor de 4 meses, un número importante de audiencias en las cuales el sindicato planteó que lo que ellos querían era trabajar, sin embargo la empresa, de manera extraña, a cada audiencia llagaba con una nueva asesoría, cuatro o cinco veces cambiaron de asesoría y eso no permitía que pudiéramos llegar a acuerdos donde no hay claridad y no hay respeto a los propios acuerdos previos, pues un acuerdo que hacíamos con una representación se moría cuando llegaba una nueva.

Nosotros siempre hemos dicho que un sindicalismo independiente también debe ser un sindicalismo responsable y para nosotros estallar la huelga fue una decisión muy difícil, muy fuerte y muy debatida dentro del mismo sindicato por todas las implicaciones que tiene una huelga. Así que aguantamos hasta el final, hasta que en una audiencia viendo que no se llegaba a acuerdos se decidió el estallamiento de la huelga, se solicito a la junta que diera todas las facilidades y se nombrara a las autoridades para que se certificaran que estaba en tiempo y forma, así que el día del estallamiento vino un actuario quien señaló que empezamos a la hora que dijimos, se estalló en términos de la ley y por eso es una huelga legal».

Es importante resaltar que en México la huelga es un derecho fundamental de lxs trabajadorxs, es decir, el derecho de huelga se ha traducido en un instrumento de solución compulsiva del conflicto en cuanto a que el orden jurídico ha resultado insuficiente para proteger los derechos de lxs trabajadorxs. De acuerdo con la Ley Federal del Trabajo la huelga es la suspensión temporal del trabajo llevada a cabo por una coalición o sindicato de trabajadorxs con el fin de equilibrar y armonizar los diversos factores de la producción y los derechos del trabajador, es decir, capital y fuerza de trabajo, además de conseguir la celebración y cumplimiento del contrato colectivo de trabajo y del contrato de ley, así como la revisión del reparto de utilidades y mejoras salariales en empresas y establecimientos.

Patricia continúa: «la empresa no promovió calificación de la huelga y nosotros estamos transitando todavía en un proceso de negociación, de hecho estamos en contacto continuo con la empresa buscando la forma de cómo ayudar a que logremos que se reabra la fuente de trabajo estableciendo un diálogo abierto con la empresa para que esto no vuelva a pasar y donde podamos continuar ellos con su empresa y nosotros trabajando, ese ha sido el problema del proceso legal”.

La defensora jurídica concluye que «es importante visibilizar y explicar estas situaciones. Que todos tengamos responsabilidad, madurez de lograr la unidad, no debemos ir cada uno por nuestra cuenta si no todos por todos y ese es el gran reto y de que podemos hacerlo, podemos. Cuando pierdes el objetivo y la esperanza, ya perdiste. Solo juntos, organizados y con objetivos comunes podemos cambiar las cosas».