A 47 años de la masacre de Tlatloco, no olvidamos

Casi medio siglo ha pasado desde los trágicos sucesos ocurridos el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. Cientos de estudiantes fueron acribillados aquél día, en una operación militar en la que estuvieron involucrados varios batallones del ejército y el estado mayor presidencial.

Dos fueron las movilizaciones convocadas en la Ciudad de México para rendir homenaje a los caídos. Ambas contaron con el apoyo de padres y familiares de los 43 desaparecidos de la normal Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, quienes encabezaron los contingentes, así como con la de estudiantes de las otras escuelas normales rurales del país. Con su presencia, nos recordaron que a pesar del tiempo transcurrido, México es un país en donde se siguen asesinando a jóvenes que asumen una postura crítica ante su realidad.

La primera movilización, cuyo recorrido fue del Casco de Santo Tomás a la Plaza de las Tres Culturas, fue promovida por jóvenes de la Coordinadora Combativa 2 de octubre, integrada principalmente por colectivos e individuos afines a los ideales anarquistas. Salvo por la ruptura de un par de vallas publicitarias localizadas en una estación del metrobús cerca del metro Hidalgo y el cristal de un edificio de la Procuraduría General de la República (PGR), en ésta no hubo mayores incidentes, e incluso en un momento de descanso, manifestantes encapuchados se dieron el tiempo para echar la «cascarita» de fútbol con la gente del barrio de la Guerrero, a un costado del Templo de San Hipólito.

Por otro lado la segunda marcha, partió de la Plaza de las Tres Culturas y concluyó en el Zócalo capitalino, siendo convocada por el Comité 68, integrado por viejos luchadores sociales que participaron en aquél histórico movimiento estudiantil. A esta se sumó una mayor variedad de contingentes, pertenecientes a distintas organizaciones y escuelas. Fue aquí en donde el Estado mexicano volvió a mostrar su vocación represiva, pues hacia el final diversos cuerpos de granaderos arremetieron contra la multitud, golpeando y deteniendo a manifestantes y transeúntes sin distinción.