Impunidad patronal en la violación sistemática de los derechos laborales: el caso de Maquilas Cartagena

Por José Luis Santillán

 

Calumniando a la selva, la cultura urbana llama «ley de la selva» a la ley que rige nuestra civilizada vida. En el vértigo de la competencia, en la lucha por el dinero y el poder, la economía de mercado y el orden imperial confirman, cada día, la moral militar: la humillación es el destino que merecen los débiles: los países débiles, las empresas débiles, los gobiernos débiles, las personas débiles.

Eduardo Galeano

Casos como el del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), el de los Jornaleros de San Quintín en Baja California, han generado un impacto social por la capacidad de movilización o las imágenes de violencia desatada ante las brutales condiciones o los abusos de los que han sido objeto. En la vida cotidiana millones de trabajadores y trabajadoras mexicanas sufren las consecuencias diarias de las políticas económicas del estado capitalista. La voracidad empresarial pisotea cotidianamente sus derechos laborales con la complicidad y la impunidad que les ofrece el sistema político y jurídico de nuestro país.

La mayor violencia desatada contra los trabajadores(as) en México se vive día con día, sin que sea ocasión de titulares o merezcan la atención en algún noticiero. Es la cotidianidad a la que se resignan millones de seres humanos diariamente, quienes a pesar de percibir salarios como el mínimo nacional que está en $70.10 en la zona A y en $ 68.28 en la zona B del país. Aún así la inmensa mayoría se sienten afortunados de por lo menos tener trabajo.

La especialista Carmen Ponce Meléndez afirma, por ejemplo que: «En México el 60% de las personas de más de 65 años de edad, carece de una pensión pero en el caso de las mujeres la cifra asciende a 76%. Las mujeres interrumpen constantemente su ciclo laboral por la maternidad o las cargas de trabajo no remunerado en sus hogares, lo que hace imposible que a los 65 años de edad cumplan con las mil 259 semanas de cotización que exige el actual régimen de pensiones».

Presentamos en esta pieza periodística el seguimiento de una veintena de maquiladoras del Distrito Federal que decidieron no quedarse resignadas ante los abusos del patrón y la indiferencia de las autoridades. Podrás descubrir a través de las palabras sencillas de cada una de estas mujeres, que tomaron una decisión en un momento muy difícil de sus vidas. Les invitamos a conocer la historia de un grupo de mujeres que decidió decir no a la pasividad y que al hacerlo se volvieron rebeldes. Amas de casa, madres, abuelas comunes, es decir como la inmensa mayoría de trabajadoras y trabajadores del país. Que decidieron no irse a casa a platicar con su familia de una injusticia más. Y con ello han generado solidaridad, tejido puentes con los vecinos de lo que por más de 36 años (para algunas) fue su centro laboral, con los trabajadores del barrio y con algunas organizaciones sindicales sensibles.

Maquilas Cartagena está ubicada en la calle de Relojeros, esquina con calzada de La Viga #1425, colonia El Retoño, delegación Iztapalapa, México D.F. Sobre la calle relojeros se puede ver una carpa en lo que fue la entrada del centro laboral y que desde hace un año con once meses, un grupo de aproximadamente 20 trabajadoras mantiene en huelga. El 21 de junio del 2013 fueron despedidas injustificadamente y sin previo aviso, este detonante destapo las pésimas condiciones laborales en las que operaba esta maquiladora. Aquí un breve retrato de sus historias:

Joaquina Gutiérrez, 25 años de trabajo antes de ser despedida injustificadamente:

[…] cuando él murió, se quedó su hermano pero igual el señor Miguel hacía lo mismo, ya no teníamos utilidades pero siempre teníamos nuestro sueldo puntual. Cuando él fallece se queda de encargado el señor Ernesto Kuri, de ahí para acá empezó todo a fallar, al principio sí nos pagaba, después empezó a fallar que nos pagaba un 70% luego 60% luego un 30% y pues así íbamos arrastrando semanas, ya hasta el último nos quedó a deber tres semanas. A muchas nos quedó a deber destajos, a las destajistas nos quedó a deber nueve semanas de destajo, sábados trabajados y ya eso no nos lo quiso pagar, no se supo para cuándo. Porque decía que después, cuando él se compusiera de dinero por que el proveedor no le pagaba la prenda que el maquilaba, según él no salía la producción. Cuando la producción siempre salía, puesto que compañeras de la plancha siempre se quedaban a terminar la producción así fueran las 11 de la noche.

Lucía Guzmán Cuarenta, 32 años de trabajo antes de ser despedida injustificadamente:

Yo me llamo Lucía, a mi me descontaban lo de mi casa del INFONAVIT y luego me daban mi nómina con recibos, donde ahí tenía que me descontaba. Ya después me llegaron papeles diciéndome que no me habían depositado el INFONAVIT. Yo dije: pero ¿pues cómo que no? Yo tengo mis comprobantes de que sí, el dueño ha depositado. Y me dicen: pero pues aquí se ve que no. Entonces, pues éramos varias compañeras y le fuimos a preguntar y que no, que no nos ha depositado, entonces le dije: si no nos deposita, ¿por qué nos pone aquí en nuestros recibos que sí nos deposita?, y ya nos dijo que él iba a depositar una cierta cantidad, que es más o menos la que él ya llevaba la cuenta.

Micaela Pardo, 29 años de trabajo antes de ser despedida injustificadamente:

Yo soy del área de plancha y empaque y nos decían que no salíamos hasta que no se entregara ese pedido, porque el proveedor estaba ahí y teníamos que esperar a la hora que fuera para poder entregar esa mercancía […] mil doscientas prendas diarias.

María Antonia Arrollo Nájera, 26 años de trabajo antes de ser despedida injustificadamente:

Vengo a tener un despido injustificado, sin liquidación, aparte de que ya teníamos cuatro semanas que nos debían de sueldo, como 7 años que no nos daban utilidades y 2 que no nos daban aguinaldo. Y se oye feo, pero pues ¿que me echen a la calle y sin un quinto? Y sin pagarme ni siquiera la semana que trabajé.

María Alejandra Vera Pluma, 18 años de trabajo antes de ser despedida injustificadamente:

Nos plantamos aquí por que no teníamos respuestas del patrón, que el 21 de junio nos dijo que a partir del lunes empezáramos a tocar puertas, por que el barco ya se había hundido, que a partir del lunes él ya bajaba cortinas y cerraba la fábrica, así que nosotras empezáramos a tocar puertas, entonces nosotras lo que hicimos, no pedimos explicación, entramos en un estado de shock, no supimos qué hacer, ni cómo defendernos, porque nos agarraron así de sorpresa.

Después de que nos despidió, fue el viernes, y él, el lunes ya se había ido a Las Vegas, de regreso cuando ya nos vio en plantón ahí, nos dijo: ¿por qué me hicieron esto? ¿por qué no se esperaron a que yo llegara y platicáramos esto? ¿por qué? Pero pues si a él no le importó y se fue a pasear a Las Vegas, dejándonos el paquete de que ¿cómo íbamos a pagar nuestra renta? ¿cómo le íbamos a hacer para los alimentos? O sea, a él le valió.

El abogado que las representa jurídicamente, Eduardo Díaz Reguera, nos comentó entre otras irregularidades que: «Lo acuerda la Junta [Local de Conciliación y Arbitraje] mal y decide mandar a un recuento y ahí el patrón con toda la intención de ganar una mayoría ficticia, presenta una nomina echa por ellos y dice que son setenta y tantos trabajadores, a los que convence y dice: «tu vente conmigo y yo aquí te pago, si no aquí en otra maquila. Y se los lleva, los convence, pues, por hambre, por necesidad y pues en la mayoría ganan ellos. A nosotros no nos dejan votar a todos, el hecho es que me voy a un amparo, pudo una suspensión y me piden una garantía de 1000 pesos. Y continúa el testimonio del litigante:

Al patrón no le costaba ni un quinto firmar un contrato, lo que se establecía en el contrato ya lo venía pagando, nada más era darle certeza a las trabajadoras de que tuvieran el seguro social, lo del INFONAVIT y por el despido que habían sufrido, pues tratar de recuperar su trabajo. El patrón decidió no firmar el contrato y es por eso que la huelga se estalló y ya en el incidente de calificación de la huelga se llamó en automático y la Junta en lugar de revisar las causas por las cuales se puede declarar a una huelga inexistente, están muy claras en la ley.

Es una práctica de los patrones, cuando llegan las empresas a México si son extranjeras o cualquier empresa que se quiera hacer, antes de que empiecen a hacer sus actividades ya tienen pactado, un contrato colectivo de trabajo, de protección, porque bueno, se protegen de que los obreros se organicen auténticamente, de que los emplacen a huelga. Partiendo de la idea de que prefieren darle al líder sindical una cantidad de dinero y mantener a la gente sin sus derechos y cuando los despido, los despido y no van a poder hacer nada.

La huelga que no existe, oficialmente, se mantiene con dignidad.

La Junta Local de Conciliación y Arbitraje ha determinado en dos ocasiones la inexistencia de la huelga, el último conteo fue realizado el 12 de febrero del 2014. Los conteos oficiales que se realizaron en presencia del personal de la Junta, fueron a llamar a las huelguistas «amañadas» por que refieren que, «Ernesto Kuri, llevó a ex trabajadores(as) a los cuales les paga un desayuno y 150 pesos por su día, esto lo sabemos por que aunque se prestan a ese tipo de cosas por necesidad, nos cuentan. También nos han contado que alrededor de 20 compañeras que laboraban aquí, fueron llevadas allá por Cerro de la Estrella, en otra maquiladora textil también, propiedad del primo del señor Ernesto Kuri y lo que nos han comentado es que están en las mismas condiciones: no tienen prestaciones y les quedan a deber de sueldo, semana con semana».

El abogado Eduardo Díaz Reguera, ha interpuesto amparos que mantienen en disputa legal la existencia de la huelga. Lo cual permite jurídicamente que las trabajadoras se mantengan resguardando la maquinara que durante decenas de años trabajaron día con día.

Actualmente la huelga de las trabajadoras de Maquilas Cartagena se mantiene a pesar de su inexistencia jurídica, del desgaste, las amenazas y de que el patrón, les ha venido ofertando 20 mil pesos individualmente, lo que algunas trabajadoras han aceptado. Existe la solidaridad de algunos colectivos estudiantiles y de algunas organizaciones, pero en general es la fuerza de voluntad de estas mujeres, la que les ha permitido mantenerse durante ya casi dos años. A pesar de las lluvias, el calor y los peligros que implica estar durmiendo en las calles de un barrio de Iztapalapa a 20 metros de calzada de La Viga.

Las trabajadoras en huelga maquilaban prendas de alta costura para las marcas Paco Rabanne, cuyo precio final de aparador en México es de $398.00 y Nina Ricci a $619.00 por pieza. Ernesto Kuri Serur dueño de Maquilas Cartagena S.A. de C.V se ha negado a pagarles lo que les corresponde conforme a la Ley Federal del Trabajo. Ernesto Kuri Serur es egresado de la Universidad Iberoamericana con cédula profesional 845113. Actualmente es profesor de contabilidad en el Centro Universitario México (CUM), institución educativa religiosa de cortes marista con origen francés.

Una de las formas que han encontrado para mantenerse con la esperanza de aguantar y no desmoronarse ante la lenta actuación de las autoridades laborales y el desgaste que el patrón anhela, es ofertar ahora taquizas (tacos de guisado) y parrilladas para eventos sociales, y así poder generar algo de ingresos como pasajes, alimentación y gastos que tienen en sus familias. Se puede contactar con ellas al teléfono celular 044 55 17 83 15 18 para solicitar este servicio que además de resolver alguna ocasión familiar también las apoyaría para continuar sus justas exigencias laborales.

El 2 de Mayo del 2015 después de una kermese que organizaron para recaudar algunos recursos económicos, con sonrisas nos contaron cómo es que sólo han podido hacer tres taquizas y en la primera no generaron nada de ganancias, sin embargo, voltean a verse entre ellas y dicen «nos sirvió de experiencia». Reconocen que la huelga ha sido difícil pero han aprendido a convivir entre ellas, a conocerse, a los vecinos y conocer a otras personas que las apoyan a mantener la moral y la energía de seguir adelante.

Jurídicamente —nos comentan— ya pasaron a la etapa de revisión de sus demandas individuales y que falta la revisión de su demanda colectiva, tienen la esperanza de que puedan lograr salir adelante y ganar sus demandas laborales. Dan algunas palabras a quienes asistieron al evento y pese a que no se acabó el pozole y la comida que prepararon, toman el micrófono y agradecen a los jóvenes porque «en vez de estar divirtiéndose, decidieron venir a acompañarnos y, por supuesto que, viéndolos nos dan fuerza para seguir adelante y no nos rendiremos».