Reabrir el monte con la palabra: Radio Zapata

«¡Viva Radio Zapata! Estamos transmitiendo en el 94.1 de FM para la región de la Montaña y la Costa Chica de Guerrero, desde el corazón del territorio comunitario» —se escucha en la camioneta que nos conduce hacia el ejido de Buenavista, municipio de San Luis Acatlán. Aunque estamos lejos de nuestro objetivo, la señal es nítida pues cubre entre 14 y 20 municipios de la región Costa-Montaña del estado de Guerrero.

Antecedentes

La radio es la culminación de un esfuerzo de largo aliento por fortalecer la autonomía de los pueblos indígenas y constituir lo que ellos llaman el «territorio comunitario». Hace 20 años eran frecuentes los asaltos, los asesinatos, el robo de ganado, las violaciones a las mujeres, comenzaban a multiplicarse los secuestros. No fue sino hasta 1995, con la creación de la policía comunitaria, que estas problemáticas fueron disminuyendo y un ambiente renovado y de calma se consolidó entre las comunidades que habitan en la Montaña. Dos décadas han pasado para que una radio comunitaria de este tipo pueda surgir y sea dirigida por jóvenes indígenas ñu’u savii (mixtecos) y me’pha’a (tlapanecos).

La CRAC de los pueblos fundadores, con policías de varias comunidades, cuidó el evento. Foto: Heriberto Paredes

Policías de la CRAC de los pueblos fundadores cuidaron el evento. Fotografía: Heriberto Paredes

En la lucha por la construcción de un sistema de seguridad y justicia también ha habido una gran cantidad de problemas y de divisiones al interior. Sin embargo, los pueblos indígenas fundadores de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC) han sabido mantenerse en pie y «abrir otra vez el monte» para continuar con la autonomía que tanto se anhela y se persigue. Autonomía para la toma de decisiones, autonomía para ser considerados como sujetos de derecho colectivo y no sólo objetos que son dirigidos por las políticas indigenistas provenientes del priísmo más recalcitrante.

Se trata de policía comunitaria porque se eligen sus integrantes en la asamblea de cada pueblo, de cada comunidad.

Luego de un largo proceso que fue visto desde afuera como un periodo de confusión, el proyecto de la policía comunitaria fue dividido y esto generó suspicacias y distanciamientos, pero también permitió saber qué organizaciones, qué militantes y qué parte de los pueblos tenían clara la lucha y quiénes optaron por los reflectores y por los apoyos del gobierno. Desde hace algunos años, comunidades de la región Costa-Montaña –principalmente del núcleo agrario de Buenavista, seguidas por algunas comunidades de la región Centro, en los municipios de Chilapa, Zitlala y colonias populares de Chilpancingo– decidieron crear el Consejo Indígena Popular de Guerrero-Emiliano Zapata (CIPOG-EZ) en aras de rescatar el proyecto original de la policía comunitaria, entre otros objetivos. Uno de ellos es la comunicación comunitaria, de la que se entiende la importancia para dar a conocer las ideas y propuestas pero también para conocer lo que sucede en otras latitudes.

El CIPOG-EZ complementa al sistema comunitario para que se fortalezca y se consolide, como los explica en su comunicado del 10 de abril de 2015.

Este sueño –tal y como lo definió Cirino Plácido, uno de sus principales impulsores– comenzó un 10 de abril de 2014, aniversario del CIPOG-EZ, cuando se colocaron las primeras piedras con las manos de quienes ahora mismo preparan un programa de radio o buscan música para la hora de los saludos. El mismo día que el general Emiliano Zapata perdiera la vida traicionado en una hacienda. No es casual, nada lo es en la lucha de los pueblos indígenas de Guerrero.

El día que se inauguró Radio Zapata

Aunque la primera transmisión se realizó en noviembre de 2014, la inauguración formal se llevó a cabo el 11 y 12 de abril de 2015 en la pequeña comunidad de Cerro Zapote, que es la más alta y la más idónea para instalar una antena. Al lugar acudieron autoridades y policías comunitarios, organizaciones sociales tales como el Frente Popular Francisco Villa Independiente, Tejiendo Organización Revolucionaria, el Centro de Estudios Ecuménicos, así como organizaciones de mujeres provenientes de Bolivia, Oaxaca y del mismo estado de Guerrero. Junto con los habitantes de Cerro Zapote, formaron una hilera a la entrada del pueblo para recibir a una delegación de padres de los 43 estudiantes desaparecidos en Iguala. Su presencia, desde luego, marcó el transcurso del evento que sirvió de foro –transmitido en vivo y en directo a través de la señal de Radio Zapata– para difundir su lucha, en particular el llamado a no votar hasta que aparezcan con vida sus hijos. «Si elegimos votar, elegimos que nos asesinen» —resumió uno de los padres.

El comisario ejidal de Buenavista, en azul, recibe a los padres de los normalistas. Fotografía: Jerónimo Díaz

El comisario ejidal de Buenavista, en azul, recibe a los padres de los normalistas. Fotografía: Jerónimo Díaz

Asistieron, además, los comisarios de Plan de Iguala, Buena Vista, Llano Silleta, Jicamaltepec, Arroyo El Mango, Xihuitepec, Coyol Chiquito, Cerro Zapote, Arroyo Hoja de Venado, Ayahualtempa, Río Iguapa, así como los coordinadores regionales de la CRAC-PC Pueblos Fundadores, Cornelio González Mendoza y Cirino Plácido Valerio, de la Casa de Justicia de Santa Cruz el Rincón, y Bernardo Sánchez Luna, Margarito Silva Hernández, Rosendo Adolfo Velázquez y David Sánchez Luna del Consejo de Justicia de Rincón de Chautla.

Durante el primer día se llevaron a cabo diversas mesas de debate. Tras un largo intercambio de experiencias, los participantes de la mesa de Comunicación y defensa del territorio resolvieron que se sumarían «a la intención de fortalecer y compartir solidariamente el conocimiento de comunicación que pueda ayudar a seguir construyendo este territorio comunitario». Por su parte, en la mesa de Sistemas comunitarios de seguridad y justicia –en la cual participaron los padres de los estudiantes de Ayotzinapa– se hizo un recuento histórico de la CRAC-PC, y más ampliamente se discutió sobre los principios que deben guiar cualquier proceso comunitario. Finalmente se acordó dar seguimiento al documento que ingresaron los padres ante el Instituto Nacional Electoral (INE), en el sentido de parar las elecciones hasta que aparezcan los normalistas.

En la mesa de Educación se hizo hincapié sobre la necesidad de formar traductores para facilitar los procesos de intercambio pedagógico venideros; mientras que la mesa de Mujeres y comunidad se resolvió de manera bilingüe, con efusivas intervenciones de mujeres ñu’u savii, cantos de lucha feminista y decididos llamados a destruir la dominación masculina.

El patriarcado es el sistema de dominación y el machismo es la forma de discriminación contra la mujer —concluyó Julieta Paredes, quien trajo consigo desde Bolivia el concepto de «feminismo comunitario».

Radio-Zapata-4

Esperando el baile. Fotografía: Heriberto Paredes

La fiesta

Además de las mesas referidas, las intervenciones de la comisión de padres de los 43 normalistas desaparecidos y una breve pero consistente tormenta, la inauguración de la radio consistió en algo que los pueblos indígenas de esta zona –por no decir de todo el país– defienden como algo que pertenece a sus usos y costumbres: el baile.

No somos los mismos pero somos un solo cuerpo —Julieta Paredes

Primero una serie de muestras musicales, entre chilenas y sones de artesa originarios de esta región de la Costa-Montaña; los precisos pasos de niñas y niños, significaron la apertura de la pista. Con trajes bordados, paliacates rojos y sombreros de paja, presentaron diferentes coreografías y nos mostraron un poco de la riqueza musical que abunda en las comunidades y en los caminos que delinean estas tierras; tocó el turno a los adultos y para ello la tarea fue titánica: un total de cuatro grupos retumbaron hasta altas horas de la madrugada.

Las pequeñitas de Cerro Zapote interpretaron El Palomito. Fotografía: Heriberto Paredes

Las pequeñitas de Cerro Zapote interpretaron El Palomito. Fotografía: Heriberto Paredes

No fue fácil llevar a cabo una fiesta en las condiciones que ahora enmarcan los trabajos del CIPOG-EZ y de Radio Zapata, sobre todo pensando en la costumbre de que en cada fiesta el trago hacía presencia de inmediato y terminaba por destruir toda armonía posible. Con altos índices de alcoholismo y de violencia –intrafamiliar y entre hombres– Cerro Zapote recibió esta fiesta sin que el alcohol fuera invitado. Algunos habitantes prefirieron no asistir o se marcharon temprano, sin embargo el esfuerzo valió la pena y no hubo saldo alguno que lamentar, todo transcurrió en medio de un ambiente fraterno, amistoso y de mucho ímpetu frente al reto de levantar este proyecto de comunicación.

Luego de la fiesta, como cada mañana, quienes llevan la radio, encienden el transmisor y colocan música, preparan la transmisión y ven los pendientes que habrá que abordar. La comunidad de Cerro Zapote regresa a la quietud que la caracteriza, las tortillas desbordan los guajes cubiertos con mantas bordadas, el sonido de las cabras se mezcla con el de los burros, el sol comienza a calentar la tierra y en los rostros de las personas se dibuja una discreta sonrisa que demuestra la satisfacción de haber realizado una fiesta realmente suya, sin que las manos que ocupan el sucio dinero del gobierno hayan participado, una fiesta para y por los pueblos indígenas en constante lucha por lograr la autonomía que, de cierto modo, ya viven.

Las jóvenes de la organización Casa de la Mujer Indígena lucieron sus atuendos. Fotografía: Heriberto Paredes

Las jóvenes de la organización Casa de la Mujer Indígena lucieron sus atuendos. Fotografía: Heriberto Paredes

Resolutivo de la mesa <strong>Experiencias de educación comunitaria</strong>

Participantes: Rosa Isela Méndez/Académica UAG; Lizbeth/UniTierra Oaxaca; Silvia/La Magdalena; Zacil Reynoso/Estudiante UACM; Elia Silvia/Frente Popular Fco. Villa-UNOPII, Cd. México; Ma. Sol/Geógrafa; Isabel/Acompaña a CIPOG; Eleuterio Cruz/Campesino Buena Vista; Marco Sebastián/Ejidatario Buena Vista; Tranquilina Morales/Promotora de Salud CAMI; Ricardo López/Grupo de Estudios Ambientales; Rubén/geógrafo; Rafael Sevilla/Centro de Estudios para el Desarrollo Rural.

Luego de una breve exploración de las expectativas de esta mesa de discusión, se configura un escenario de la educación: «¿Qué hay por aquí y cómo nos gustaría que fuera? Se han ido creando instrumentos para la defensa de la vida comunitaria; no obstante, se reconoce que la educación de por acá está muy atrasada; que el nivel escolar es muy bajo; que los estudiantes no son tomados en cuenta; que la población infantil se encuentran en estado de abandono, pues aunque hay maestros bilingües, prevalece la educación en castellano. El gobierno no busca una manera de adecuar la educación, pues la gente no les importa, nos pueden matar y mientras siga siendo una educación que limite y segregue no habrá herramientas para defenderse aquí en la Montaña ni en ningún lado. Los maestros aunque sean bilingües no enseñan en la lengua originaria, además de que hay mucho atraso en la educación y falta preparación en los niveles que se imparten. Persiste la idea de que si no se estudia en español, no se aprende».

Para los pueblos mixtecos y tlapanecos al igual que para el resto de las comunidades en el país no hay una buena educación; hay comunidades abandonadas, hay discriminación; la educación está diseñada para competir y privilegiar y no para aprender y enseñar; los maestros no distinguen las diferencias de los alumnos. «Lo que nos enseñan no siempre es lo mejor para nuestra vida cotidiana, por eso queremos una educación diferente. Los maestros tienen una visión limitada y estructural que les impide mirar el conjunto, lo que nos sujeta a una sola visión».

«Se señala que la educación comienza desde la casa, desde la comunidad, que es un proceso integral. Por ello necesitamos espacios para valorar y recrear nuestra cultura y visión, para fortalecer nuestra relación con el entorno, nuestras tradiciones, nuestra vestimenta, con la lengua y la cultura. Una educación que no se extrañe por las tradiciones sino que entienda, por ejemplo, la importancia de ir al cerro de San Marcos para pedir la vida».

«¿Cuál es el "desarrollo" que se nos propone desde la educación estatal? Creemos necesario cuestionarnos hacia dónde nos lleva el desarrollo propuesto por el Estado. Queremos una educación que se funde en el aprecio y reconocimiento de nosotros mismos como pueblos ñu’u savii y me'pha’a».

Se insiste en que la escuela actual es discriminatoria y racista, pues se obliga al estudiante a dejar de hablar y de pensar en su lengua materna: ve las letras, pero no aprende, no entiende, pues no está en su lengua; entonces señalan a los alumnos como si fueran retrasados. El estudiante no dice que no entiende porque le da pena, producto de una discriminación histórica. Se trata de una imposición del sistema actual, por lo que se requiere pensar cómo queremos aprender desde y con los pueblos originarios.

En la medida en que se ha ido perdiendo la lengua, se han ido perdiendo los conocimientos guardados en la memoria de los pueblos, generando el efecto de que los pueblos se sientan atrasados.

A partir de estas reflexiones nuestra Mesa se pregunta: «¿cómo darle vuelta a esa condición? Creemos que es reivindicando el derecho de ser ñu’u savii o me'pha’a, de permanecer en nuestro territorio, contra la prevalencia de la idea occidental que excluye todo lo que no se basa en el beneficio personal e individual; es decir, contra lo que pretenda situarse por encima del bien común o colectivo».

En ese orden de ideas, es como se plantea la pregunta: ¿Cuál es el camino para revalorar lo que se ha heredado? El espacio se plantea más allá de lo material, ya que hay toda una cosmovisión muy distinta, por ejemplo, para un pensamiento occidental los «puntos cardinales» son una cosa y para los pueblos originarios representa un orden muy diferente. Por eso se trata de construir e intercambiar saberes.

«Nos parece imoprtante trabajar en otros temas: ¿Qué es lo que queremos aprender? Cuestionar todo lo que sabemos, porque no podemos imponer un modelo que produce el Estado. La educación capitalista tiene como propósito imponer la reproducción de su sistema, no obstante de que se aprende en todos lados; por ello es necesario emprender un trabajo de reflexión colectiva». (Se pone como ejemplo la propuesta de la cartografía comunitaria: pensar el territorio desde la cosmovisión de los pueblos originarios)

Los que participamos de la Mesa imaginamos qué debe ser la educación, se hace hincapié en privilegiar lo que realmente se necesita y hace falta. Un participante comparte la iniciativa de una escuela que se base en tres pilares: la ciencia (el conocimiento generado desde la propia comunidad), la cultura y la formación política; abierta a quien quiera participar, sobre la necesidad de una educación distinta; sobre el planteamiento de que todo proyecto educativo tiene que partir de reconocer las necesidades de las personas, de lo que la gente va a aprender, en una dialéctica del conocimiento para que se construya otra educación.

Qué hacer para acabar con la discriminación y colonialismo en la educación; para que permita entender quiénes somos.

La educación debe ser equitativa, por lo que hay que cambiar y construirla sin patriarcalismos.

A manera de cierre, se configuran las siguientes propuestas:

  • Abonar por una educación que no sea discriminatoria, lo que lleva a plantearse cómo hacerlo.
  • Que sea abordada y construida a partir de consultar con las comunidades, de sus necesidades y aspiraciones. Necesitamos que las comunidades compartan su propio diagnóstico sobre lo que hay, y sobre cómo se quiere que sea la educación.
  • Que la educación recupere los saberes de la relación ancestral del humano ñu’u savii con la naturaleza.
  • Que debe ser a partir de compartir e intercambiar experiencias entre las comunidades indígenas y urbanas, creando un espacio que devuelva sus aspiraciones y en el que se compartan conocimientos, técnicas y experiencias de formación.
  • Se propone algo como un «congreso» de educación, que abra un diálogo que propicie el intercambio equitativo facilitado por traductores.
  • Que no sea este la última vez que nos encontremos para pensar la educación que queremos para nuestros pueblos.
  • Emprendimientos de pedagogías «otras» que se desarrollen con los pueblos originarios (ejemplo la casa de de saberes de Arroyo Mango), tener muy presente la necesidad de trabajar previamente con traductores para tener una comunicación más efectiva con los compañeros que asisten a las capacitaciones o intercambios.

Resolutivo de la mesa <strong>Comunicación y defensa del territorio</strong>

Reflexionamos y compartimos nuestras experiencias, algunas de mucho tiempo y otras muy recientes, unas con procesos organizativos comunitarios y otras desde una postura crítica y profunda del periodismo formal. Escuchamos que es importante investigar, ser responsables con la información y las noticias que comunicamos; compartir la voz del pueblo, pero también intentar ser los ojos que desentrañan la mentira. No es fácil la labor y el compromiso de la comunicación. Por un lado, se trata de recuperar la memoria, la cultura y la lucha que se ha dado para conformar nuestros territorios: hacemos comunicación para nuestras comunidades. Por otro lado, lo que producimos le puede llegar a personas que no conocemos, pero que al escucharnos se dan cuenta que no están solas, que hay mucha gente enfrentando los mismos problemas, como la contaminación, la discriminación, el despojo de tierras, la represión, la explotación, y que casi siempre son unos cuantos los que están detrás.

También compartimos que tenemos que tropezarnos, que todos hemos tenido errores y aciertos, pero que nos enriquecemos de experiencia en el camino y de esa experiencia podemos mejorar. Sentimos que el ánimo es que mejoremos pero no solos, que podemos compartir precisamente esos errores y esos aciertos para poder avanzar colectivamente en este quehacer de la comunicación de abajo.

«Desde la universidad, desde la organización, desde el colectivo, desde el mero barrio, desde las comunidades indígenas vemos la gran necesidad de hacer nuestros propios medios, donde ningún patrón nos diga qué publicar o qué no publicar, qué decir y qué callar. Nuestros medios queremos que sean un espacio desde donde podamos buscar la mejor forma para que el pueblo pueda ver todas las maldades que nos hacen los malos gobiernos y los capitalistas, para que puedan reflexionar y sumarse con sus formas y sus modos a esta gran lucha por la autonomía y anti-capitalista».

«La defensa de nuestros territorios tiene muchas formas y cada experiencia busca el modo de poder enfrentar las amenazas de acuerdo a su contexto, por eso vemos que debe de existir un respeto mutuo y buscamos la forma de poder seguir coordinados y así fortalecernos. La defensa del territorio la hacen quienes lo habitan y se organizan en él, pero en nuestra experiencia podemos decir que la comunicación es una base muy importante que debe de entrelazarse profundamente con las otras tareas que de por sí hacemos para que los capitalistas y los malos gobiernos no puedan destruirnos como quieren hacer».

El ánimo de asistir a conocer al CIPOG-EZ y Radio Zapata es compartido, es un gusto conocer esta experiencia de rebeldía y organización comunitaria. Por eso enterándonos de su centro de saberes como un espacio de reflexión y aprendizaje de los pueblos, nos sumamos a la intención de fortalecer y compartir solidariamente el conocimiento de comunicación que tengamos y que pueda ayudar a seguir construyendo este territorio comunitario. Lo que vimos y vivimos con ustedes lo vamos a compartir en nuestros medios, para regresar y compartir algo, de todo lo que recibimos aquí.

Tejiendo Organización Revolucionaria, SubVersiones, La Voz de Villa Radio, UNOPII, Centro de Estudios Ecuménicos, Centro Integral de Comunicación Comunitaria, Radio Zapata y CIPOG-EZ

Resolutivo de la mesa <strong>Sistemas comunitarios de seguridad y justicia</strong>

Presentación de los asistentes por parte de los coordinadores de la mesa, Cornelio González  Mendoza y Cirino Plácido Valerio: Comisarios, comisariados, coordinadores, padres de familia de los estudiantes normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, estudiantes de la UNAM, responsable de las comisiones de vigilancia del FPFVI-UNOPII y colectivos del DF.

«Hace 19 años los pueblos con tradición de lucha coincidimos para crear una institución llamada Policía Comunitaria, donde los comandantes son elegidos directamente por las asambleas del pueblo. Se trata de un proyecto político construido por distintas comunidades ñu’u savii y me'pha’a de la Costa Chica-Montaña de Guerrero y que ha sido extendido y compartido para todos los pueblos originarios, mestizos y afromestizos de nuestro estado. Tenemos 15 años de combatir la delincuencia y 15 años de ser perseguidos y recibir acusaciones del gobierno, con todo una serie de detenciones y represiones en nuestros pueblos».

El sistema comunitario es un proyecto político basado en usos y costumbres, fundamentado en la restitución del derecho colectivo de los pueblos para organizar y ejercer el rumbo de su propio destino, no por partidos sino por la vía de las asambleas, donde el pueblo manda y el gobierno obedece, donde las instituciones son colectivas.

«El ejercicio del derecho colectivo, el derecho de nuestros pueblos a la autonomía y libre determinación como pueblos originarios, está basado y reconocido fundamentalmente en el acuerdo 169 de la OIT, el artículo 2 y 39 constitucional y la ley 701 de reconocimiento de derechos y cultura de los pueblos y comunidades indígenas del estado de Guerrero».

«Hemos aprendido que no se puede negociar nada con el gobierno pues los de arriba pisotean a los de abajo, así es su política. Hemos aprendido que la democracia debe ser participativa por medio de las asambleas regionales pues cuando el pueblo organizado mantiene el control político de su territorio hace frente al gobierno capitalista que trata de implantar el individualismo. La relación que se exige con el Estado es de respeto y no de subordinación».

«Los partidos políticos destruyen los sistemas comunitarios. En lo interno hay errores, han habido coordinadores que han apoyado a algún partido y eso es contrario al sistema comunitario. La comunidad es juntar hombres y mujeres para decidir; los partidos se encargan de dividir y confrontar. No se trata de dar discursos o cátedras en los foros, sino del compromiso que se establece con la comunidad en la práctica, es decir en la congruencia entre lo que se dice y lo que se hace».

«No sólo es hablar de la restitución del derecho colectivo sino pensar en la comunidad, en el territorio, en la producción y formas de distribución entre nuestras comunidades; en una educación propia donde los que aprendan se preocupen por la comunidad; pensar en el medio ambiente, en reconstruir lo destruido, en recuperar el principio del respeto por la naturaleza; pensar también en los medios de comunicación, en que sean para todos y que todos sean escuchados. Es por eso que se está avanzando con otros proyectos como la radio y por eso se está construyendo un centro de saberes».

«Hay que ver con la mayoría de las autoridades la posibilidad de recuperar nuestro sistema de justicia. La justicia debe ser para todos. Tenemos que buscar la forma de dialogar con los que se equivocaron para ver si podemos caminar juntos. Se está en proceso de reconstituir».

«El sistema comunitario de justicia lo pueden tomar todos los pueblos que no lo tienen aunque eso conlleva riesgos. Ese sistema no debe estar subordinado al gobierno que ha tratado de cooptar el sistema comunitario».

«El proyecto de San Luis Acatlán es un proyecto que históricamente ha dado la lucha. El pueblo rompe el esquema de derecho legal, algunos piden que se aplique la ley, pero nosotros nos apegamos al que nos regula como pueblos originarios, ese derecho que tiene 2000 años. Si nos apegamos al derecho legal, por ejemplo, en el caso de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa ¿a quién se le debe pedir justicia?,  ¿quién ha respondido? La justicia sólo va a venir del pueblo. No hay otro método, tiene que ser la organización del pueblo aprendiendo del derecho consuetudinario, y para eso tomar conciencia y convencer a los demás».

«Debemos definir cómo hacer la justicia, cómo responder al gobierno. Definir el camino y la manera de caminar. Definir la estrategia para la justicia y los métodos. Hay que regresar a nuestro pueblo a preguntar si es posible recuperar el sistema comunitario original, donde no sea el representante sino el pueblo el que cuide la autoridad».

«Hay muchos muertos y desaparecidos, por eso hay que tomar seriamente el tema de la justicia. Estamos a tiempo de frenar la violencia. Es importante que nos ayudemos, necesitamos caminar juntos y con muchas manos. Tenemos que cambiar las cosas que no hemos hecho bien para encontrar la justicia verdadera. Que no haya dudas y desconfianza entre nosotros para caminar».

«Las organizaciones fracasan cuando gente atrás mete dudas. Es necesaria una justicia sana, humana con la seguridad de que no nos traicionen, esos son los requisitos para que las organizaciones se sumen. Hay mucha debilidad interna todavía, por eso es importante sacar nuestras diferencias, después auto capacitarnos para dar la lucha».

«La policía comunitaria viene desde abajo, como es el caso de la policía comunitaria proveniente del municipio de Chilapa, que surge de la necesidad de defender a la comunidad de los sicarios. Aprendimos que si estamos organizados, la delincuencia tiene miedo. Hace falta un plan para la organización de todos los pueblos tal como lo hizo Zapata. A un pueblo dividido el gobierno le pega fácilmente. Para la defensa del territorio y de los hijos debemos organizarnos todos, hombres, mujeres y niños. Si estamos organizados y unidos, ni la delincuencia ni el gobierno se podrá meter a nuestras comunidades. El gobierno ha negado la posibilidad de tener seguridad a los pueblos, debemos enseñar a los hijos a defender a su pueblo y a su territorio».

«En el sistema comunitario las autoridades salen de las asambleas, los pueblos se autogobiernan. Se reconoce el derecho colectivo y el individual, lo que se busca es defender la razón, por eso las autoridades están bajo mandato de las asambleas de la comunidad. Tienen la finalidad de buscar el bien común. Se construye con diálogo, tolerancia, convocatoria, convencimiento de la gente apática; tenemos que buscar mecanismos para que realmente estén hombres y mujeres, tenemos que cambiar nuestra conducta para dejar de pensar en los intereses mezquinos y pensar en la comunidad primero».

«El sistema comunitario tiende a ir construyendo poco a poco un territorio, un modelo de comunidad diferente al capitalismo que es la carrera hacia la muerte, que impone explotación, extorsión, asesinatos, despojo, privatización, desmantelamiento del país; las cosas se tienen que cambiar por la vía del diálogo y la reeducación para poder implementar un modelo alternativo, un modelo de pueblo donde se pueda vivir en paz, donde se pueda trabajar y donde se escuchen las risas de los niños».

«El modelo que tratamos de construir es uno donde la sociedad tome el rumbo, donde las decisiones no estén en manos de un pequeño grupo en el poder, donde sean las asambleas las de definan el nuevo rumbo político que queremos del país. Construir desde abajo un nuevo modelo de democracia que sea participativa, directa. Nuestra arma más importante es la organización».

Se propone un encuentro de debate estatal para que se discutan y aclaren las diferencias y poder actuar en unidad. Conciliar el movimiento de los estudiantes de Ayotzinapa, la CETEG y la CRAC-PC con miras a una propuesta estatal.

Acuerdos:

  • Se propone a la plenaria  que se convoque a una reunión estatal de organizaciones afines, con posibilidades a coordinarse y dar respuestas en conjunto, la fecha se consulta en plenaria.
  • Dar seguimiento al documento que ingresaron los padres de los desaparecidos ante el INE. Proponen parar las elecciones hasta que aparezcan dado que no han recibido respuesta del gobierno por la desaparición de sus hijos.