Rostros por Ayotzinapa: mirarlos de vuelta

Por Alister Guerrero 

A través de la técnica del collage fotográfico, el artista urbano conocido con el pseudónimo de JR, ha expuesto en las paredes de todo el mundo, atrayendo la atención de aquellos que no suelen visitar museos. Su trabajo, como él mismo lo define en su página, mezcla el arte con la acción, comprometiéndose con la libertad y la identidad.

Empezó «rayando» clandestinamente grafittis y tags en las calles, techos, sótanos y muros de París, hasta que a los 17 años se encontró una cámara en el metro. Con sus amigos comenzó a documentar el proceso en el que se realizaban estos grafitits, y de ahí surgió la idea de pegar copias de estas fotografías en las paredes de la ciudad, creando galerías de arte efímeras en las calles parisinas.

No fue sino hasta noviembre de 2005 cuando el trabajo de JR tomó un giro diferente, en el que se gestaría el artista que conocemos hoy. Fue durante los llamados disturbios de París que todo comenzó, después de que se corriera la voz de que dos adolescentes (de 15 y 17 años) habían muerto –tras recibir un shock eléctrico por parte de la policía. Los adolescentes estaban huyendo después de haber trepado, clandestinamente, en una zona industrial en los suburbios del noreste de París, barrios de bajos ingresos conocidos por los niveles de violencia y de invisibilidad que sufren algunas minorías étnicas por parte de las autoridades. Fue ahí y en ese contexto como JR decidió fotografiar a lo habitantes de estos suburbios, caricaturizándose ellos mismos con cara de malos, para después pegarlos en tamaño gigante en los muros de los barrios más finos de la Ciudad Luz.

Preguntándose por los límites del arte convencional, JR comenzó a viajar por Europa y por el mundo visitando a otras personas cuyo trabajo tuviera que ver con la exposición al aire libre. Luego de escuchar lo que otras personas tenían que decir empezó a pegar sus trabajos ampliados en las paredes y techos del mundo entero. Así empezó un largo recorrido en el que la fotografía empezó a ser la voz de los que no tienen voz –de las favelas de Brasil al muro que separa Israel de Palestina– permitió humanizar la separación y el conflicto en las miradas de los que no se ven y dejó percibir su implicación política con el apoyo a diferentes luchas sociales de las poblaciones más vulnerables.

Fotografía: www.jr-art.net

Fotografía: www.jr-art.net

En marzo de 2011, JR ganó el premio TED, lo cual le permitió dar inicio al proyecto artístico de participación global InsideOut Project en donde, a través de su plataforma, convoca a cualquier persona en el mundo que tenga interés por imprimir retratos a gran escala y tenga una historia que contar. Permitiendo así que cada historia, cada rostro, sea una expresión artística pública y sobre todo que la gente se apropie del proyecto.

Después de la noche obscura del 26 de septiembre de 2014, lúgubre detonador de una indignación que sólo esperaba el momento para dejarse ver, surge la idea a través de este proyecto y gracias al apoyo material de todo el equipo que acompaña a JR, de hacer visibles los rostros de los 43 normalistas desaparecidos. Estos hechos han generado una conmoción nacional e internacional como no se había visto antes: encontrar a los 43 normalistas constituye una luz de esperanza en medio de estas tinieblas en las que se encuentra México. Y a través de estos rostros, las miradas nos obligan a humanizar el horror, a mirarlo de frente y empaparnos de empatía.

#MéxicoEstadoCriiminal

#MéxicoEstadoCriiminal

Tullio Pericoli, en El alma del rostro, nos dice que «el retrato, etimológicamente, lleva hacia el exterior un parte escondida, el rostro ‘ve’, la cara expone […] el retrato es como un momento de paso, un puente entre la persona retratada y quien después lo mirará y lo comprenderá». Con estas fotografías de los 43 normalistas se expone el dolor de un nación entera y se hace un llamado a través de estas miradas a crear un puente y escuchar los rostros de quien se le niega la voz, «atraparlos y sostenerlos por un segundo –como dice Mariana Azahua– preguntarles quiénes son […] cuál ha sido su destino, cómo los ve el mundo y de qué manera lo miran de vuelta».

Así como lo escribe la autora del Retrato Involuntario, estos retratos buscan crear el puente con las víctimas, entender su dolor y compartir su lucha y traerlos de vuelta a través de la memoria en el sonar de la esperanza colectiva: «sostenerles la mirada […] cuando nos observen, verlos de vuelta, ser testigos de su existencia, reconocer su desconcierto y su miedo, pronunciar sus nombres cuando estos existan» y que no dejen de existir porque en esas 43 miradas, nos encontramos todos.