«No vamos a vender nuestra dignidad por un taco»: Ante megaproyecto, la resistencia de Huexca, Morelos

Por Martha Pskowski y Octavio Morales

«Nosotros sembramos y trabajamos el campo por amor a la tierra y la tradición, porque así lo aprendimos de nuestros padres y ellos de nuestros abuelitos», comentan unos comuneros en una reunión improvisada frente a la tienda de Don Juan, en Huexca, Morelos.

En el oriente de Morelos, estado que vio nacer al General Zapata, los pobladores de Huexca han adoptado varias estrategias para conservar su herencia campesina en la época de libre comercio y extractivismo. Algunos han migrado a las zonas urbanas de Morelos, a la Ciudad de México y más al norte, a los Estados Unidos; han luchado por la sobrevivencia y resistido para conservar y rescatar la herencia de la Revolución mexicana que nació en esas mismas tierras donde ahora se pretende echar a andar el Proyecto Integral Morelos, o PIM.

El Proyecto Integral Morelos consta de un gasoducto de 160 kilómetros, dos plantas termoeléctricas de ciclo combinado y un acueducto de 10 kilómetros en el corazón de los valles fértiles de México, en la zona de influencia de un volcán activo: el Popocatépetl. Es un proyecto conjunto entre la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con empresas italianas y españolas, impulsado sin el consentimiento de las 80 comunidades campesinas e indígenas que constituyen los estados de Morelos, Puebla y Tlaxcala.

Los pobladores de Huexca comenzaron a resistir el proyecto en mayo de 2012, cuando vieron por primera vez letreros extraños en sus milpas. A dos años y medio de iniciada la lucha, sus abogadas interpusieron un recurso legal que busca la suspensión definitiva a través de un amparo, por acciones y omisiones de las autoridades responsables que han impuesto un megaproyecto que atenta contra los derechos humanos, la vida y el medio ambiente.

En el lugar de la alegría

Huexca es un pueblo de 900 habitantes, rodeado por campos dorados de sorgo que brillan en el otoño. Su nombre viene del náhuatl y significa ‘lugar de la alegría’. Algo más brilla sobre los campos hoy en día. Son las estructuras metálicas de la termoeléctrica, que estará terminada en un 97% en este 2014.

Comenta Don Matilde cómo era ese lugar en los años 80, cuando sembraba en esas tierras su milpa, cacahuate y abundaban los alimentos en el campo; los árboles a la entrada del pueblo y la vida que había en aquellas barrancas en donde se escuchaba por las mañanas el ruido de las chachalacas, se cazaba iguana y otros animales silvestres. También cuenta cómo empezó a construir su casa en el lugar más tranquilo por donde pasaba un viento que refrescaba por las tardes y que al día de hoy esa frescura no llega más por la construcción de la termoeléctrica con sus tres chimeneas, su inmensa barda perimetral con torres de metal al interior y con «mucha gente desconocida que viene y va».

Subversiones, una vez más, visitó Huexca el 15 de septiembre, el Día de la Independencia. La banda, compuesta por una docena de músicos, empezó a tocar a las 9 de la noche en el centro del pueblo. Rancheros clásicos, salsa y cumbia. Parejas jóvenes y viejas, llenaban la pista. Los hombres en botas y sombreros, las mujeres en jeans y tacones. A media noche el ayudante municipal y su suplente dan El Grito.

Al día siguiente por la mañana, todos los niños del pueblo participan en el desfile vestidos en rojo, verde y blanco. Se enfilan por edad, los más jóvenes en frente. La concentración para la salida del desfile comienza a escasos 100 metros de la termoeléctrica y sus torres que obstruyen el cielo encima del desfile.

Algunos participan con cierta indiferencia. Cuando le pregunto a un joven que vive en Cuautla cómo se siente en esta ocasión, me cuestiona «¿qué significa celebrar la independencia y justicia cuando el gobierno nos está imponiendo estos proyectos?»

Lo regional es nacional; lo nacional es global

No muy lejos de Huexca, en Oaxtepec, Morelos, el 6 de agosto de 1991 se celebró la segunda reunión con jefes de negociación del Tratado de Libre Comercio con América del Norte (TLCAN), agenda de los presidentes de EEUU, Canadá y México; mismo que entraría en vigor el 1 de enero de 1994. Dicho tratado promovería el comercio entre los tres países «eliminando impuestos» a la importación y exportación de productos y «favoreciendo» la competitividad, «regulando» las formas de hacer comercio entre estos tres países, así como brindando facilidades al capital exterior y protección a sus inversiones y a la propiedad intelectual.

Para profundizar los cambios propuestos en el TLCAN, en el año 2000 Vicente Fox anunció el llamado Plan Puebla-Panamá en el cual se aborda la «modernización» de la región que, como indica su nombre, va del estado de Puebla hasta Panamá. Curiosamente se omite nombrar los estados de Morelos y Tlaxcala mientras que sí menciona otros estados del sur del país, además de todos los países de Centroamérica. En este se habla de la integración al desarrollar infraestructura logística que permita el desarrollo de la industria en esta región a través de carreteras, puertos marítimos, aeropuertos, redes de fibra óptica, generación de energía eléctrica y gasoductos.

La realización de estos sueños políticos llegó a Morelos el 16 de noviembre del año 2010. Cuatro días antes de conmemorar el centenario de la Revolución mexicana, el entonces director de CFE, Alfredo Elías Ayub, yerno de Carlos Slim, presentó el PIM al entonces Gobernador del estado de Morelos, Marco Adame Castillo. El gobernador otorgó el proyecto de construcción de una termoeléctrica de ciclo combinado a la empresa española Abengoa con una inversión de 440 millones de dólares. La termoeléctrica que tendría la capacidad de dotar de electricidad a unos 280 mil hogares, presume que daría más de 700 puestos de trabajo en la zona durante la construcción y que comenzaría a operar en diciembre de 2013. Sus pretensiones han sido falsas.

Como ocurre con muchas obras públicas, las raíces del PIM son más antiguas que este sexenio. El encargado de la empresa mexicana contratada en el proyecto, Miguel Ángel Saviñon, declaró «a Peña Nieto no le podemos echar la culpa porque esto viene desde antes, las concesiones y los acuerdos ya están pactados».

El libre comercio llega a Huexca

Las políticas derivadas del TLCAN empezaron a concretizarse en Huexca sutilmente. Sonia explica que en la primavera de 2012, «primero ellos [la CFE] pusieron una casita. Después llegaron con carros y máquinas. Empezaron a rascar. Nos preguntamos, “¿por qué?”»

Dos mujeres de la comunidad empezaron a investigar. Encontraron que la CFE construía una termoeléctrica que generaría electricidad con gas natural. Empezaron a correr la información, a pesar de que muchos no les creían. Ese fue el comienzo de la lucha en Huexca para verificar los datos del proyecto. La CFE llegó el 15 de mayo 2012 y dio una presentación sobre la termo, describiendo solo los beneficios que llegarían y no habló de los impactos negativos.

Desconfiando la versión de la CFE, representantes de otros pueblos fueron convocados para compartir sus experiencias en una asamblea comunitaria, y la gente de Huexca empezó a entender los impactos del proyecto. Unas mujeres habían escuchado los riesgos, decidieron decir «ya basta». Empezaron a gritar «¡no queremos la termo!», y así empezó la lucha en contra del PIM en Huexca.

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Problemas del proyecto

Eso fue hace más de dos años. La termo quedó casi terminada desde 2013 pero aún no está operando. Cuando Subversiones la visitó en septiembre, el puente de la entrada del pueblo había colapsado; los pobladores se lo atribuían al tráfico constante del proyecto y a las lluvias fuertes del verano. A pesar de sus numerosas promesas, la CFE no ha reparado el puente y el viaje de ida y vuelta al pueblo tiene que realizarse por un camino peligroso, largo y costoso.

Este es el impacto que ya se percibe, sin embargo hay muchas dudas sobre los efectos a largo plazo, incluso sobre salud pública. No se sabe como impactará la termo en los cultivos de las 45 hectáreas aledañas a la construcción. No agrada a la gente que mucha comida se produzca a un kilómetro de la planta ni los efectos que tendrá la emisión de vapor con químicos sobre la región. La mismas dudas existen sobre los efectos del gaseoducto que cruza las milpas y siembras de los pueblos ¿Que comerán si hay un derrame?

El tema del agua ha sido una de las principales preocupaciones de la comunidad. Se dice que la termo «demandará el abastecimiento de agua que vendrá de la planta tratadora de Cuautla y utilizará 20 millones de litros al día para su funcionamiento.» Esta demanda de agua es alarmante, ya que la región del oriente del estado de Morelos ha presentado escasez se agua durante las dos últimas décadas.

Quizá lo más preocupante es la ubicación geográfica. Según el Instituto de Geofísica de la UNAM, Huexca está en la Zona 2 de riesgo del volcán Popocatépetl. La Zona 2 correspondiente a la zona de lahares del volcán, por donde pasaría un flujo de sedimento y agua que provendría de las laderas. En caso de una erupción de grandes dimensiones, esta zona estaría expuesta a la caída de roca volcánica, piedra pómez y cenizas. Las rutas de evacuación del área serían inaccesibles, convirtiéndose en una trampa mortal. La presencia de la termo y el gasoducto sólo hacen la situación aún peor. El Instituto de Geofísica se ha pronunciado en contra del proyecto debido a los riesgos que representa.

El activista Juan Carlos Flores resume los riesgos del proyecto, «Es una bomba de tiempo».

Las mujeres de Huexca lideran la lucha

En mayo de 2012, fueron las mujeres quienes propusieron el plantón en la entrada de la termo, todavía en construcción. «Propusimos el plantón para no dejar pasar las máquinas y a los trabajadores», explica Sonia.

Las mujeres han adquirido un papel protagónico en la defensa de su territorio, parándose en todos los frentes, en los plantones, convocando a asambleas, en la organización; participando en foros, seminarios, reuniones, encuentros y en todo aquel espacio donde se hable de defensa del territorio, de la vida y en contra del despojo. En todas las actividades productivas y reproductivas. «Ellas ahí han estado construyendo la resistencia, haciendo y enseñando a resistir», comenta una de ellas. Las mujeres de Huexca tuvieron que establecer sus propios espacios políticos para incidir en el tema, dado que la asamblea ejidal estaba compuesta por casi puros hombres.

Mantuvieron su presencia en el plantón durante todo el verano de 2012, parando la construcción de la obra. «Estábamos 24 horas. Se nos daba de comer y almorzar. Habíamos dos cocineras. Sí, otra vez las mujeres».

Sin embargo el 23 de octubre 2013, el gobernador de Morelos, Graco Ramírez, mandó 200 granaderos al plantón. Sonia dice: «Las mujeres se pusieron al frente. Los granaderos nos empujaron. Casi me dislocan el hombro. Me dolía mucho después».

En el enfrentamiento violento los granaderos lograron desplazar el plantón. La construcción empezó de nuevo y la CFE  «redobló sus esfuerzos metiendo triple turno a los trabajadores». Las mujeres que habían parado la construcción durante seis meses se sintieron derrotadas. «Nosotros éramos muy pocos. No había la gente suficiente para enfrentarlos».

«No vamos a vender nuestra dignidad por un taco»: el gobierno fomenta división en Huexca

Desde antes del desalojo y de que completaran la construcción, el gobierno ha intentado comprar el apoyo del pueblo ofreciendo beneficios y obras públicas a quienes apoyen el proyecto. Sonia dice que la CFE llegó a Huexca y «empezaron a ofrecer proyectos, casas de dos pisos, despensas, gallinas, borregos, ganado. A algunos sí se los dieron pero somos muchos que no nos hemos vendido nunca».

La CFE habia prometido empleo local en el proyecto. Según esta empresa mexicana, Miguel Ángel Saviñon, se ocuparía 40% de mano de obra local; el resto sería personal que ya tienen trabajando con ellos en las obras. Esta declaración llevó a una mentira más, pues de los 700 trabajadores, sólo 280 son locales y no sólo del municipio de Yecapixtla, sino de Cuautla y de municipios cercanos en el mejor de los casos.

Los opositores del PIM reconocen las obras como una estrategia para dividir la comunidad y las rechazan, como escriben en un folleto informativo: «No vamos a vender nuestra dignidad por un taco».

«Es cuando empezó la división. Los que agarraron los proyectos ya nos vieron mal», dice Sonia. En un pueblo pequeño donde todos se conocen y conviven, los vecinos dejaron de saludarse en la calle, dentro de las mismas familias se discutía el proyecto y los rumores se multiplicaron. La comunidad está dividida.

Miguel, el segundo ayudante, dice «la CFE dio unos apoyos, pero lo mínimo. Mientras entraron y dividieron el pueblo». El dinero es el factor determinante, en un pueblo donde muchos han tenido que cruzar a los Estados Unidos a trabajar porque ya no alcanza con la producción campesina. «Aquí los derechos humanos ni se toman en cuenta. Aquí los autoridades se vendieron», dice Miguel.

La gente de Huexca no está sola en sus críticas al PIM

Durante su lucha, la comunidad de Huexca se ha vinculado con el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua (FPDTA) en Morelos, Puebla y Tlaxcala. Pueblos que forman parte del Frente son impactados por el PIM y otros proyectos de infraestructura de los tres estados e incluyen además a Huexca, Jantetelco, Amilcingo, Nealtican, Calpan, Juan C. Bonilla, Atlixco, Texoloc, y Teacalco. El Frente ha utilizado medios de comunicación alternativos y comunitarios para difundir su lucha e informar a los pueblos sobre la situación de despojo y destrucción ambiental.

Además del Frente, hay otros actores menos predecibles que critican el proyecto o su ejecución. El lunes 6 de octubre trabajadores de la termoeléctrica por parte de una empresa mexicana subcontratada para ejecutar la construcción de estructuras metálicas, tanques bodegas y casa de máquinas de las instalaciones de la termo, decidieron realizar una paro laboral. Argumentan que ellos han concluido su trabajo y aún no reciben el pago. Al preguntarle sobre el monto de la deuda, guarda silencio y dice que es información confidencial pero se habla de millones de dólares.

El encargado jurídico de la empresa, Miguel Ángel Saviñon, dice «lo que nosotros queremos, además de que nos paguen nuestro trabajo, es que se reconozca y se trate dignamente a las empresas mexicanas que estamos trabajando. Los españoles no dan la cara, nos pagan menos de los que acordamos y de mala gana; no se vale».

Entre los pobladores de la comunidad de Huexca se escucha el rumor desde las y los trabajadores de que la planta no va a funcionar, que faltan algunas piezas que son muy caras y exclusivas; que va a faltar agua, que está muy mal construida. Cabe mencionar que estas suposiciones tienen antecedentes ya que la constructora española Abengoa lo ha hecho antes en México, en Hidalgo, donde se pretendía construir un tiradero de desechos tóxicos en el que se denunciaron diversas irregularidades en su construcción, desde riesgo ambiental y afectaciones a los derechos humanos. La comunidad buscó recursos jurídicos logrando la cancelación del proyecto y ahora la empresa ha demandado al estado mexicano ante un tribunal del Banco Mundial por más de mil millones de pesos de indemnización, del cual el gobierno mexicano pagará 50.5 millones de dólares.

Huexca podría repetir la historia de países extranjeros que simulan la construcción de megaproyectos en México y cobran cuantiosas indemnizaciones que terminan sumiendo al país en deudas que termina pagando la ciudadanía de Morelos y asumiéndola todas y todos como país.

Ante la criminalización de la protesta, el pueblo no se rinde

Juan Carlos Flores, vocero del Frente de Pueblos, sigue preso por oponerse al PIM aunque sus abogados han dicho que está por salir. En todo México, las autoridades están deteniendo activistas que defienden la tierra y el territorio con cargos fabricados con el fin de fragmentar y destruir movimientos. El 7 de abril 2014 Juan Carlos se convirtió en otra casualidad, acusado de «obstrucción de obra, despojo y destrucción de infraestructura».

Juan Carlos es el preso político más cercano a los pueblos de Morelos; sin embargo, producto de la oposición a este megaproyecto también se encuentra el caso de Enedina Rosas, comisariada ejidal de San Felipe Xonacayucan, en Atlixco, Puebla, a quien el Centro Prodh reconoció públicamente como defensora de los derechos humanos y quien después de un mes en el penal, sigue su proceso en arraigo domiciliario.

En este pleito tanto de pobladores que defienden su territorio y derechos humanos como trabajadores que exigen el pago atrasado de la construcción hay un punto de coincidencia. Están hartos de las imposiciones e injusticias que se cometen contra el pueblo por los intereses de una élite nacional y internacional. Cada quien a los suyo comentan, cada quien desde su trinchera pero saben que el pueblo unido jamás será vencido. Cuando llegó un representante del gobierno y miró la manta de Huexca frente a las instalaciones de la planta apoyando el paro comentó al responsable legal que ni se juntara con esos; que ellos estaban en contra de la termo y él contestó que «también tienen derecho a manifestarse».

La lección de Huexca es que este megaproyecto, impulsado por instancias internacionales y la élite mexicana tiene graves consecuencias no sólo para la gente de Huexca. La deuda pública, la salud y la soberanía nacional están en venta al mejor postor. Pero es la comunidad campesina y luchadora de Huexca quien vive los primeros impactos, quien ha sonado la alarma que todos los demás deben escuchar. Sonia dice: «Nuestro territorio no tiene precio… Estamos luchando en contra de este proyecto y vamos a seguir luchando».