Oaxaca abraza a la caravana «Daniel Solís Gallardo»

Por Eréndira Martínez

El 17 de octubre 2014, a más de 50 días de la desaparición forzada de los estudiantes de Ayotzinapa, miles de voces resonaron en el centro de Oaxaca, reclamando la aparición con vida de los 43 normalistas. Maestros, estudiantes y familias de la sociedad civil recorrieron las calles de la verde Antequera acompañando la caravana «Daniel Solís Gallardo». «Hombro con hombro, codo con codo» no fue sólo una consigna. La marcha, salida del crucero de Viguera donde se encuentra la carretera Oaxaca-México, llegó al zócalo alrededor del mediodía, donde fue recibida por el plantón magisterial de la Sección 22.

El mitin fue breve; el recorrido de los estudiantes y padres de familias tenía que ser rápido para respetar la agenda que se propusieron de llegar el 20 de este mes al Distrito Federal. En la tarde estaba prevista una reunión en la normal rural Vanguardia de Tamazulapan y por la noche la caravana ya tenía que estar en Morelos. Sin embargo, la brevedad de los discursos pronunciados no quitó nada a la fuerza y valentía de las palabras. Y si los padres de familia, agotados por el dolor y el cansancio, se limitaron a reiterar su desconfianza hacia los tres niveles de gobierno así como su determinación de ir «hasta las últimas consecuencias» en la búsqueda de sus hijos; los estudiantes demostraron, una vez más, por qué el gobierno de México tiene tanto interés en desaparecer las normales rurales.

El estudiante Leonardo Díaz, a nombre de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), denunció por enésima vez la responsabilidad del gobierno ejecutivo federal –encabezado por el presidente Peña Nieto–, del estado de Guerrero y del municipio de Iguala, por los hechos ocurridos la noche del pasado 26 de septiembre. Muy claramente el estudiante expresó la intención de «no claudicar en esta lucha» hasta que los 43 compañeros reaparezcan y que haya justicia para los demás caídos, concluyendo con un llamado a todo el sector estudiantil para que se una y no permita más injusticias.

Estamos cansados de estos simulacros de búsqueda, queremos que realmente se metan a buscar a nuestros compañeros, no vamos a permitir más mentiras, más atropellos, más injusticias, más represiones hacia los estudiantes. Y por eso les decimos desde Oaxaca, que queremos unificarnos como sector estudiantil, porque unidos es la única manera en que vamos a derrocar a este gobierno.

Omar García, en cambio, una de las voces más conocidas del movimiento, llevó su intervención más allá de la denuncia de los acontecimientos de esa dramática noche, y habló de la situación que México está viviendo desde hace años, sin que nadie haga caso a esta verdadera catástrofe humanitaria.

No son solamente 43, y la cuenta no va del uno al 43, va del uno a los más de 30mil desaparecidos en el país. […] Hay miles de fosas en este país, de migrantes, de gente que nadie ve, nadie escucha y nadie sabe. Tenemos que empezar a cuestionar este problema en su justa dimensión y es por eso que hemos salido a recorrer algunos estados, para hacer conciencia y hacer un recuento de toda la indignación que hay en las familias mexicanas, que no sólo deben indignarse cuando se asesinan estudiantes, sino deben indignarse ante cualquier injusticia por parte del gobierno o cometida por parte de cualquier persona hacia otra persona.

El futuro maestro rural identificó el principal problema nacional con la indiferencia y afirmó rotundamente que, como estudiantes y maestros, ellos tienen el deber de empezar a cambiar esta situación. La plática de Omar fue una exhortación al pueblo mexicano a tomar una postura crítica hacia las instituciones, a dejar de creer en los partidos políticos y en las mentiras gubernamentales que, como demuestra el caso Ayotzinapa, son la base de una estrategia de control y sometimiento de la población.

No nos sirve que renuncien los funcionarios públicos o que se vaya Peña Nieto, el problema es de fondo y de las estructuras, todos los partidos políticos reproducen lo que dicen combatir. […] Que esto no sea una moda, que no nos acompañen solamente porque ahorita somos víctimas y porque ahorita andamos llorando, no queremos esto; queremos que esto continúe y que si nos quieren acompañar nos acompañen hasta las últimas consecuencias. A nosotros nos valen madres los partidos políticos […] Dejemos estas contradicciones, seamos consecuentes con lo que decimos, hay que tomar partido de una vez, porque este país debe de cambiar, y si no cambia, por lo menos debe de quedar claro que nosotros como Ayotzinapa, como estudiantes, como padres de familia, hicimos todo lo posible para cambiar la estructura de este país y las mentiras del gobierno.

Antes de despedirse, los jóvenes agradecieron el apoyo que la ciudad les brindó. Ojalá que además de víveres y cooperación voluntaria, los normalista puedan llevarse de Oaxaca el recuerdo de un zócalo con el puño levantado.