Texto: José Aureliano Buendía / Fotografías: Andalucía Knoll y Pako Servin
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Originario de la ciudad de Tixtla, Julio César Ramírez Nava fue sepultado el primer día de octubre. Mes y medio más tarde, sus pasos vuelven a caminar por el estado de Guerrero, ahora con los pies de miles de personas que se duelen por su muerte y exigen la presentación con vida de sus 43 compañeros normalistas.
Mientras la caravana «Julio César Mondragón Fontes» marcha hacia el norte del país y «Daniel Solís Gallardo» lo hace desde el sur, dos autobuses partieron desde la normal de Ayotzinapa en la madrugada del día 15 de noviembre, con el objetivo de agradecer el apoyo surgido en las diferentes regiones del estado y para informar de primera fuente sobre la lucha que familiares y normalistas han emprendido para lograr la aparición con vida de los 43 estudiantes desaparecidos por el narco-estado los días 26 y 27 de septiembre en la ciudad de Iguala.
Tlapa, desde el corazón de la montaña
Antes del medio día, un contingente de maestros, estudiantes, policías comunitarios de Olinalá, sacerdotes e integrantes del Movimiento Popular Guerrerense, todos vecinos de la ciudad de Tlapa de Comonfort y sus cercanías, en el corazón de la montaña de Guerrero, se alistan para recibir a la tercera brigada nacional de Ayotzinapa.
Más de tres mil personas marcharon desde el arco que marca la entrada de la ciudad hasta el centro de la misma, donde se realizaría un acto religioso en memoria de los normalistas asesinados y de aquellos cuyos padres siguen luchando para que vuelvan con vida a sus hogares. Cerca de este lugar, la presidencia municipal se mantiene tomada desde hace dos meses por maestros y organizaciones sociales que desde este rincón del estado exigen justicia para los jóvenes asesinados y la presentación con vida de los 43 normalistas.
«Aquí está marchando el pueblo encabronado por que el pinche gobierno es el crimen organizado». Podía escucharse a lo largo de la enorme columna, que desde la montaña de Guerrero surgía entre las calles de la ciudad. Contrario al miedo que se busca infundir desde el gobierno estatal de Rogelio Ortega y las cámaras empresariales, la movilización transcurrió en completa calma, mientras los negocios de la ciudad permanecieron abiertos, algunos locatarios incluso salían a las calles para repartir agua y fruta entre los manifestantes.
«No porque el gobierno quiere que se desaparezca Ayotzinapa se va a desaparecer, porque es una escuela para gente pobre como nosotros». Señala Don Leucadio, padre de Mauricio, uno de los jóvenes desaparecidos, quien agradece el apoyo de la gente y aclara que ellos, como padres, no aceptan la versión del Procurador de que sus hijos son las cenizas que se encontraron en el basurero de Cocula, pues no hay ninguna prueba científica de ello.
La madre de Luis Ángel Abarca Carrillo tampoco cree que su hijo esté muerto, pide que los sigan apoyando en esta búsqueda que lleva más de 50 días y los ha llevado a recorrer el país en búsqueda de la verdad y la justicia que les ha sido negada por el gobierno.
Por su parte, un miembro del Movimiento Popular Guerrerense en la región de la montaña hace mención de un artículo donde Raymundo Riva Palacio, desde el diario El Sur, señala presuntos vínculos entre varios maestros y líderes sociales de Guerrero con diversos grupos guerrilleros. A lo que responde, «Nosotros respetamos a las organizaciones armadas pero no estamos en esas filas». De igual manera, denuncia el hostigamiento a los sacerdotes que se han pronunciado en apoyo del movimiento por medio de llamadas telefónicas.
Más tarde, en conferencia de prensa, se denuncia que esta información, donde se vincula a varios maestros de la CETEG con el ERPI, EPR, Comando Justiciero 28 de Junio y el EZLN es parte de la nueva estrategia por parte del procurador Murillo Karam para desinformar a la sociedad sobre la lucha por la aparición de los 43 alumnos de Ayotzinapa y se hace hincapié sobre los llamados que Rogelio Ortega (gobernador interino) hace a los empresarios del estado para movilizarse en contra del movimiento social que se levanta en apoyo a los normalistas desaparecidos y rechazan cualquier intento de confrontación entre la sociedad guerrerense.
Respecto a las labores de búsqueda se señala «También decimos que se tiene que buscar en todos los cuarteles del ejército, porque también sabemos que los luchadores sociales han estado pisando los cuarteles y ahí los han estado torturando». Cabe señalar que a más de dos meses de la desaparición de los normalistas no ha sido aclarado el papel del 27 batallón del ejército, apostado en las inmediaciones del lugar donde fueron atacados los estudiantes, pues existen declaraciones que señalan que los militares fueron informados de los acontecimientos e hicieron caso omiso, a pesar de que los hechos ocurrieron a seis km de su destacamento.
En la rueda de prensa, un padre de familia declara:
Todos días los padres de familia nos reunimos, compartimos el dolor, el sufrimiento y muchas veces los padres de familia, las madres de familia caemos en la desesperación y en el llanto. Ante esta situación el gobierno federal y el procurador ¿Qué han hecho para nosotros? Solamente han estado mintiendo y eso significa tortura psicológica para nosotros. Ante esto nosotros les decimos que el gobierno mexicano ha estado mintiendo diciendo las cosas a su manera… Nosotros lo que estamos haciendo es ir a los pueblos, ir a las colonias a dar la información. Porque los medios de comunicación lo que han hecho es mentir, decir que los padres de familia y los estudiantes son unos vándalos, que secuestran y golpean a la gente.
Nosotros seguimos en la postura de exigir al gobierno federal la presentación con vida de los 43 estudiantes y no vamos a descansar hasta tener con vida a nuestros hijos. Y cuando regresen nuestros hijos les vamos a decir que continúen estudiando en la Normal de Ayotzinapa porque es sueño de ellos y de nosotros que estudien en esta escuela. Por eso pedimos justicia para nuestros hijos, para los caídos, para los heridos que tenemos y castigo a los responsables ¿Y quiénes son los responsables? El expresidente municipal de Iguala y su esposa, el ex secretario de seguridad de Iguala. El ex gobernador Ángel Aguirre. Cárcel para todos ellos.
También pedimos que se atienda y se repare el daño para los lesionados que ahora tenemos, ahora mismo tenemos un estudiante en la Ciudad de México (Aldo Gutiérrez Solano) que esta entre la vida y la muerte.
Finalmente hace un llamado a la sociedad a no tener miedo, a no creer las mentiras de los medios que dicen que van a quemar sus negocios, y llama a la sociedad a no caer en provocaciones que los confronten con el movimiento.
Uniendo la resistencia
Como parte del caminar de las caravanas, aquellos que en las comunidades salen a brindar su apoyo a los padres de familia lo hacen también con sus propias banderas. Una de ellas es la de la libertad a los presos políticos que, como Nestora Salgado, fueron detenidos por luchar en contra del crimen organizado que lleva años asolando en las comunidades de la montaña de Guerrero.
Yovani Torres Salgado, sobrino de Nestora y segundo comandante de la policía comunitaria de Olinalá nos platica que en apoyo a los normalistas de Ayotzinapa han tomado la Presidencia Municipal para exigir la presentación con vida de los estudiantes y señala las dificultades a las que se han enfrentado, pues el Presidente Municipal tiene compradas las voluntades de varios maestros que debido a esto, no han apoyado en la toma del ayuntamiento.
También nos dice:
Sabemos que los delincuentes andan libres y los luchadores sociales están presos. Yo pienso que en muchos lugares se vive y se ha visto esto de que los encargados de brindarnos seguridad están coludidos con la delincuencia. En Olinalá se vivía mucho secuestro, robo, extorsión, entonces el pueblo se levantó y de ahí fue que se formó la policía comunitaria.
Nos habla de cómo Eusebio Gózales, presidente municipal de Olinalá siempre ha estado en contra de la policía comunitaria hostigando al movimiento.
Los compañeros de nosotros están detenidos en los penales de máxima seguridad, como es el caso de Nestora Salgado de Olinalá, de Gonzalo Molina de Tixtla, de Arturo Campos de Ayutla. Y como ellos, tenemos varios detenidos presos comunitarios, y son casos como el del Doctor Mireles en Michoacán. Estas personas están detenidas actualmente por evitar que pasaran hechos como los de Iguala, porque ya se vivía un ambiente muy tenso, ya sabíamos que el gobierno era el principal delincuente. Su delito de ellos es organizar al pueblo para defenderse.
Yovani cree que hechos como los de iguala pudieron suceder en cualquier municipio del estado, pues en la mayoría, como en Olinalá, era común ver como las policías municipales toleraban a los delincuentes y muchas veces trabajan con ellos.
Ante esta situación, no es de sorprenderse el gran apoyo que ha levantado la demanda de justicia en el estado de Guerrero por los hechos ocurridos en Iguala. Las grandes marchas que se suceden al paso de la caravana son la respuesta de la gente que sabe que cualquiera de ellos puede ser el desaparecido número 44.