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Por más de 4 horas se estuvo esperando al actuario, quién es el secretario del juzgado encargado de dar «fe» a las actuaciones, y el cual tuvo algunas diligencias -más importantes-, lo que le impidió llegar hasta las 9 de la noche al Centro de Readaptación. A pesar que la familia ya había cubierto desde la tarde la fianza de 100 mil pesos -por obligaciones procesales- y 130 mil por reparación del daño, fijada por el juez 23 de Delitos no Graves. Una forma más de demostrar que en México la justicia -de acuerdo a la ley- es «pronta y expedita».
Foto: Karla H. Mares

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