Por Dawn Paley
Traducción de Xilonen Pérez
Ciudad de Guatemala— La noticia abrió su paso en Estados Unidos (EEUU) durante los lentos días de verano a finales de agosto: 200 infantes de marina estadounidenses arribaron a Guatemala como parte de la guerra contra las drogas. El despliegue de tropas de combate estadounidenses en Guatemala fue parte de la Operación Martillo; un plan militar destinado a cortar/tajar las rutas de tráfico de cocaína que atraviesan Centroamérica en su camino desde Colombia hacia Estados Unidos.
Luchar contra la delincuencia organizada y el tráfico de drogas es la justificación más reciente de Estados Unidos para incursionar en Guatemala, lo cual justifica, además, el aumento de actividades de las Fuerzas Armadas guatemaltecas en el país. Esta militarización toma lugar en áreas donde existen conflictos sociales y de territorio debido a la imposición de mega proyectos de extracción de recursos, tales como industrias mineras y de petróleo. Además, las comunidades que resisten el desplazamiento y las industrias extractivas, han sido sofocadas con acusaciones de estar involucradas en el crimen organizado; en algunos casos, pueblos enteros de campesinos han sido etiquetados como “narco-comunidades”.
“Sentimos que es un pretexto –la lucha contra el narco- para volver al despliegue militar que se mantuvo durante la etapa más fuerte del conflicto armado y que derivó en actos de genocidio”, dijo Iduvina Hernández Batres, directora de la Asociación para el Estudio y Promoción de la Seguridad en Democracia (Sedem). El ejército guatemalteco, el cual no es elegible formalmente para recibir asistencia militar de Estados Unidos, fue responsable de la gran mayoría de muertos y desaparecidos: 200,000 y 50,000, respectivamente, durante el conflicto armado interno que finalizó oficialmente en 1996.
Las fuerzas armadas guatemaltecas fueron llamadas para “poner fin a las amenazas externas y contribuir a la neutralización de grupos armados ilegales mediante la fuerza militar”, por el presidente guatemalteco Otto Pérez Molina un mes después de su inauguración en enero de 2012. Pérez Molina, ex General y jefe de la inteligencia militar, también prometió aumentar el gasto militar. Hasta ahora, ha mantenido su promesa. De acuerdo con Plaza Pública, una plataforma digital de periodismo a profundidad de Guatemala, el presupuesto para equipo militar y de seguridad, sólo en 2013 sobrepasará todo el gasto entre 2004 y 2012.
El arribo de la marina estadounidense en Guatemala representa más que una maniobra militar para interrumpir/atajar el tráfico de drogas. Ello demuestra que Estados Unidos puede encarar una invasión militar bajo el discurso de la guerra contra las drogas sin que cause revuelo o crítica alguna en sus países aliados, como Guatemala. El despliegue de las tropas estadounidenses en ese país es, de manera argumentada, el más claro ejemplo de una estrategia evolucionada en la que el establecimiento del ejército norteamericano apuesta para expandir y controlar en el hemisferio, todo dentro de un marco internacional de democracia formal, de la ley y el orden.
“Los desafíos de seguridad predominantes en el hemisferio ya no derivan principalmente del conflicto de estado a estado, paramilitares de derecha, o insurgentes de izquierda,” se lee en la Declaración de Política de Defensa del Hemisferio Occidental de EEUU, publicada en octubre de 2012. “Hoy, las amenazas a la estabilidad y la paz regional derivan de la propagación de narcóticos y otras formas de tráfico ilícito, pandillas, y terrorismo, cuyos efectos pueden ser exacerbados por desastres naturales y oportunidades económicas desiguales.”
Guatemala, y Centroamérica como un todo, es campo de prueba para una iteración de la nueva estrategia de control de las Fuerzas Armadas estadounidenses, la cual ha sido aplicada de manera desigual a lo largo del hemisferio. Aquí se incluye la presencia de tropas de combate de EEUU –algo que no se ha visto en México. También incluye la intervención de militares de Canadá, Chile y Colombia, como entrenadores en materia de seguridad de la región.
Los acontecimientos en Guatemala suceden en el contexto de una guerra contra las drogas en México, respaldada por EEUU, en aumento constante, que ha empujado el número de homicidios a alrededor de 100,000 en los pasados seis años; de acuerdo con algunas estimaciones.
Mientras México ha sido un foco central para fondos anti-narcóticos y atención mediática por parte de Estados Unidos, en cambio, los vecinos al sur recibido la parte de acción. El despliegue la marina estadounidense en Guatemala llegó justo dos meses después de una controvertida masacre de civiles en Ahuas, Honduras; cuando EEUU respaldó los esfuerzos antidrogas allí, salió mal. De acuerdo con grupos de derechos humanos, agentes de la Administración de la Lucha Antidrogas (DEA, por sus siglas en inglés) y de la policía hondureña dispararon desde helicópteros del Departamento de Estado y mataron a cuatro indígenas en el noroeste del país en mayo.
“Las aeronaves usadas en esa operación fueron en ese momento piloteadas por oficiales del ejército de Guatemala”, dijo Hernández. “Posteriormente aparece –la Operación Martillo– públicamente en Guatemala, arrancando oficialmente a mediados de este año, pero la fecha de inicio de las operaciones es anterior”.
Según fuentes oficiales, entre julio y octubre, miembros de los Cuerpos de Fuerza de la Marina de Estados Unidos, Sur –el componente naval del Comando Sur de EEUU-, volaron helicópteros destinados a esfuerzos para obstruir el tráfico en Guatemala, fuera de Santa Elena, Petén; y aeronaves fuera de La Aurora en la ciudad de Guatemala, Retalhuleu, y Puerto San José. Asimismo, aquellos se coordinaron con la Marina guatemalteca en Puerto Quetzal, en la costa del Pacífico.
Más allá de un puñado de historias, las noticias del despliegue de tropas en servicio activo de combate en Guatemala, lograron apenas un punto en los medios. Además de que se vio desapercibido en la nación Centroamericana. Pocos fuera de los círculos de investigación militar y de seguridad, eran conscientes de los detalles del acuerdo entre la embajada estadounidense y el Ministerio de Relaciones Exteriores Guatemala.
Nineth Montenegro, la segunda vice presidenta del Congreso de Guatemala, le dijo a Toward Freedom que se enteró de las operaciones a través de reportes en el periódico.
[quote]Al congreso nunca ha llegado tal discusión, fue un acuerdo gubernamental que el presidente aprobó,” afirmó Montenegro.
Algunos aquí piensan que hubo alguna violación, porque el poder legislativo es independiente y es el único que autoriza el paso de tropas o elementos militares o apoyo, pero nunca pasó.[/quote]
Un Acuerdo en Silencio
En lugar de conducirse por canales constitucionales, el 16 de julio, 2012, la embajada de EEUU en Guatemala envió una nota verbal al Ministerio de Relaciones Exteriores, donde proponía las condiciones para la regularización de personal de defensa estadounidense en Guatemala. La nota de la embajada, que después fue transcrita y publicada en la Gaceta del Congreso guatemalteco, refiere a acuerdos de cooperación militar y aérea firmados entre ambos países en 1949, 1954 y 1955. Uno de los documentos referidos en el acuerdo fue firmado por Castillo Armas, un dictador militar que tomó el poder después de que Estados Unidos respaldara un golpe contra el presidente Jacobo Arbenz en 1954. Tales referencias dejan en claro que los elementos legales que permiten el actual compromiso de las Fuerzas Armadas estadounidenses en Guatemala fueron creados a raíz del golpe en 1954, y se ha mantenido desde entonces.
Un día después de que recibieron la propuesta de la embajada, el gobierno de Guatemala respondió afirmativamente. Toward Freedom obtuvo el intercambio de notas entre Estados Unidos y Guatemala, la cual legaliza la presencia de tropas de EEUU y contratistas de seguridad privada empleados por el Departamento de Defensa estadounidense en Guatemala por 120 días, desde el 17 de julio.
El acuerdo permite al personal estadounidense importar y exportar bienes sin inspección o impuestos de parte del gobierno guatemalteco; a transitar libremente hacia dentro, fuera y a lo largo del país sin interferencia del gobierno; y hacer uso libre e ilimitado de las radiofrecuencias. Los soldados y contratistas de EEUU se les concede inmunidad judicial en Guatemala por lesiones o muertes de civiles o personal militar que resulte de la operación.
De acuerdo con miembros de la Marina estadounidense, su misión en Guatemala, dirigida por la Fuerza de Tarea Conjunta Inter-agencia del Sur (JIATFS, por sus siglas en inglés) de Key West, Florida, representa un giro de 180 grados a lo que la organización ha hecho tradicionalmente.
“Por décadas, los Cuerpos de la Marina han apoyado el compromiso en Centro y Suramérica con la pretensión de construir la capacidad de asociación y mejorar interoperabilidad,” escribió el capitán Greg Wolf en el sitio web oficial del Cuerpo de la Marina. “En días recientes, sin embargo, las guerras en Irak y Afganistán han reducido un poco de ese compromiso. Los infantes de Marina del Destacamento Martillo, gozaron de la oportunidad de colaborar con las autoridades guatemaltecas y fortalecer vínculos en la región.”
Según el profesor de historia de la Universidad de Nueva York Greg Grandin, cuyo libro Empire’s Workshop: Latin America, the United States, and the Rise of the New Empire documenta el traslado de Vietnam y el sur de Asia a Centroamérica a finales de 1970; el discurso de las Fuerzas Armadas de EEUU disfraza un intento continuo de controlar ejércitos y policía locales.
“Hemos hecho un largo camino desde el robusto lenguaje de la Guerra Fría –la cual aclamó escuadrones de la muerte latinoamericanos y dictadores como ‘luchadores por la libertad’ en la línea frontal de una cruzada anticomunista global- al balbuceo pueril de ‘construir la capacidad de asociación y mejorar interoperabilidad’”, apunta Grandin en un correo para Toward Freedom. “Pero, básicamente, el objetivo ha permanecido igual al coordinar las fuerzas de seguridad nacional en el trabajo a nivel internacional que se subordina, directa o indirectamente, a la dirección en Washington”.
Dicho esto, Grandin piensa que el alcance de Estados Unidos en el hemisferio ha disminuido, por tanto, la importancia de lo que sucede en países como Honduras y Guatemala es aún mayor.
“La diferencia es que el nivel alcanzado por EEUU se ha reducido de Latinoamérica en general a, básicamente, un pasillo que corre desde Colombia, a través de Centroamérica, hasta México”, señala Grandin. “Pero aún allí, la hegemonía estadounidense es amenazada por un grado de independencia impensada apenas hace unos años, sea en la Colombia de Juan Manuel Santos o en Nicaragua de Daniel Ortega”.
La inquebrantable lealtad demostrada por el gobierno de Guatemala hacia Washington, así como la presencia de tropas estadounidenses, -tanto evidente como clandestina- tiene un precedente histórico muy fuerte.
En 1960, la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) se coordinó directamente con el derechista José Miguel Ramón Ydígoras Fuentes, quien ofreció apoyo en la invasión a Girón contra Fidel Castro en Cuba. De acuerdo con documentos desclasificados de la CIA, “Guatemala, no sólo rompió relaciones oficiales con Cuba, sino que a finales de Febrero, 1960, el presidente Ydígoras ofreció el uso de su territorio para apoyar actividades propagandísticas dirigidas contra Castro; y también hizo una oferta especial mediante la CIA ‘a grupos favorecidos por nosotros con facilidades para entrenamiento en el área de Petén, Guatemala.’”
Estados Unidos continuó involucrado abiertamente en cualquier tipo de operación militar en Guatemala a lo largo de 1978, aun cuando el apoyo militar oficial para dicho país fue suspendido por el Congreso estadounidense después de que la evidencia de masacres, violaciones y desapariciones por parte de las fuerzas armadas resultó infranqueable.
Los asesinatos extrajudiciales, entre otros escándalos, aún acosan al ejército de Guatemala. En octubre pasado, 2012, seis personas fueron asesinadas cuando soldados dispararon a manifestantes indígenas que protestaban por los altos costos de electricidad, cambios al programa de formación docente y por reformas constitucionales, en Totonicapán.
La asistencia de EEUU a las Fuerzas de Guatemala ha sido mediante el apoyo a iniciativas anti-narcóticos, incluyendo la Iniciativa de Seguridad Regional de Centroamérica (CARSI, por sus siglas en inglés), un programa de casi $500 millones de dólares que dio inicio en 2008, con refuerzo, equipo y entrenamiento dirigido a policías y militares centroamericanos.
La presencia de tropas estadounidenses en Guatemala dentro de misiones que no son de combate sigue en curso, consiste en despliegues militares uno tras otro. Más allá del horizonte, Beyond the Horizon, una serie de “prácticas de interacción humanitaria en conjunto con militares extranjeros patrocinado por el Comando Sur estadounidense” en Honduras y Guatemala, terminó dos días antes de que la Marina aterrizara en Guatemala para la Operación Martillo en julio. Dos días después de que los soldados de la Operación Martillo dejaran Guatemala, miembros de batallones de construcción de la Marina de Estados Unidos, se desplegaron en Coban, Alta Verapaz, como parte de una “misión cooperativa de seguridad” con tropas locales.
Pero hay un nuevo giro en el combate de marinos norteamericanos en Guatemala para la Operación Martillo. “Ese es el primer despliegue naval que apoya directamente la lucha transnacional anticrimen en esa área, y ciertamente la huella más grande que hemos tenido allí en bastante tiempo”, indicó a AP el sargento de personal de la Marina Earnest Barnes, poco después de que las noticias sobre el despliegue irrumpieran en Estados Unidos.
O bien, como lo menciona la revista Wired , era como “Marines contra Zetas”, al referirse al grupo narco-paramilitar mexicano conocido por secuestros masivos, extorsiones y masacres de civiles en México y Guatemala.
Aliados Improbables en un Mundo Incierto
En un discurso en Virginia, en octubre de 2012, el Secretario de Defensa de EEUU, Leon Panetta, esbozó el plan de su ejército de cara a las restricciones presupuestarias; explicó que los despliegues rotativos y las prácticas conjuntas con militares locales se constituirían como un elemento muy importante de la estrategia de defensa del país.
“Nosotros construimos alianzas, asociaciones, erigimos su capacidad y competencia para que puedan defender y proveer su propia seguridad”, afirmó Panetta. “Entonces, eso haremos. Haremos eso en América Latina. Lo haremos en África. En Europa. Lo haremos en el Pacífico. Sólo con tener un despliegue rotativo de marinos dentro de Darwin. Vamos a desarrollar la misma competencia en Filipinas. Haremos lo mismo en Vietnam. Y lo mismo en cualquier otra parte”.
El Comando Sur de EEUU, que opera desde nuevas sedes de $400 millones de dólares al poniente de Miami, es responsable de todas las actividades en Centro y Latinoamérica.
“El papel del ejército no es actuar como fuerza para la aplicación de la ley, sin embargo, la realidad es que se le ha llamado para lidiar con ese problema de manera provisional en varios países, desafortunadamente”, explicó Frank Mora, Subsecretario adjunto de Defensa para Asuntos del Hemisferio Occidental, en junio. “Cuando se le pide hacer un trabajo que muchos no quieren hacer –como lo es lograr la aplicación de la ley, como en El Salvador y Guatemala- ellos han hecho lo mejor que pueden”.
Una de las complicaciones menos reconocidas por el aumento de la colaboración norteamericana con las Fuerzas guatemaltecas es el papel que ha tenido el ejército y que aún tiene en el tráfico de drogas. Se ha documentado que el ejército de Guatemala ha estado involucrado en tráfico de drogas, pero ello no ha detenido a Estados Unidos de asociarse con él o de proveerlo con tecnología y entrenamiento dirigido al control del flujo de narcóticos.
“La evidencia de diversas fuentes, que incluye información de reportes de la DEA, indica que desde los 80 traficantes colombianos lograron acceso a las redes de tráfico junto con rutas clave a lo largo del sur y poniente de Guatemala”, se lee en una investigación disponible al público, del Centro de Análisis y Soluciones Navales (CNA Analysis and Solutions), el cual está relacionado con la marina. “Esas redes se componen de oficiales de inteligencia militar, sus subordinados y antiguos colegas, informantes y asociados –incluso, comisionados militares”.
A mediados de los 90s, el mayor capo de la droga era Byron Berganza, un ex militar cuya “seguridad a detalle estaba compuesta exclusivamente de oficiales militares”, según un informe en 2010 del Instituto Woodrow Wilson. En ese tiempo, Berganza era informante de la DEA y el intermediario guatemalteco con grupos traficantes de droga en Colombia. Berganza fue extraditado a Estados Unidos en 2003, lo cual deja un vacío de poder en el mercado para el transbordo de drogas del país; eventualmente, aquel se llenó de miembros de un puñado de familias poderosas de Guatemala.
Desde que el presidente mexicano Felipe Calderón lanzó la guerra para combatir el tráfico de drogas allí, en diciembre de 2006, los traficantes de droga mexicanos cada vez más han replanteado su territorio en Guatemala.
“Esto tiene mucho que ver con el inicio de la guerra en México y los intereses del control de territorio en torno a actores que no se entrometían en ello porque ese era el trabajo de narcotraficantes locales”, afirma Claudia Virginia Samayoa, quien coordina UDEFEGUA, un grupo dedicado a defender activistas en Guatemala.
En estos días, de acuerdo con la activista y escritora Jennifer Harbury, la escalada de violencia en Guatemala “ha sido acarreada por líderes militares que se quitaron el uniforme después de la guerra, que crearon grandes mafias para circular drogas, que contrataron y entrenaron pandillas como los Zetas –eso está muy bien documentado- que los ayudarán a traficar la droga”.
Era un antiguo Kaibil (miembro de Fuerzas Especiales de élite en Guatemala) quien fue acusado de dirigir el más particular acto de violencia en Guatemala ligado al tráfico de drogas. Hugo Gómez Vásquez fue acusado de supervisar la masacre en la Finca Los Cocos, Petén, en mayo de 2011, donde 27 granjeros fueron asesinados, supuestamente parte de una disputa de tierra entre Otto Salguero, un terrateniente, y los Zetas.
Algunos Kaibiles fueron entrenados en EEUU, como muchos de los primeros miembros de los Zetas, quienes desertaron de las GAFEs, una unidad aerotransportada de las Fuerzas Especiales de élite en México, a finales de los 90s. Los Kaibiles también han entrenado las GAFEs, y se han involucrado en el entrenamiento con infantes de marina estadounidenses.
“Se ha vuelto normal que cuando se encuentra a un oficial en servicio activo entre los Zetas, o un Kaibil, dos o tres días pasan y el ejército alega ‘es que han desertado’, pero el proceso interno respecto de qué disciplina se les aplica y cuáles son los procedimientos, no son documentados”, cuenta Hernández a Toward Freedom.
A pesar de la evidente colaboración con los Zetas y otros grupos que trafican drogas, así como una historia de su participación en masacres, los Kaibiles guatemaltecos mantienen una relación privilegiada con las Fuerzas Armadas estadounidenses.
Capitalismo narco, de Guatemala al Caribe
“Estos señores, los Marines, no sólo vienen como te digo a controlar el narcotráfico, sino a instruir militarmente al ejército guatemalteco para lo que yo le llamo la continuación de la guerra fría”, indicó Kajkok Maximo Ba Tiul, un analista y profesor de la universidad Maya Poqomchi’ con base en Cobán, Alta Verapaz. “Una guerra fría más refinada, más academizada, más intelectualizada, si quieres. Pero que va a ser igual de salvaje y va a ser dañino para todos aquí en Guatemala, y que no creo, te lo digo sinceramente, no creo que sea sólo para Guatemala”.
El posicionamiento de nuevas bases militares en áreas de alto conflicto social, ha alarmado a los activistas locales. Una de las nuevas bases está en San Juan Sacatepequez, donde hay una gran lucha contra un proyecto de carretera y una cementera; otra en Panzós, cerca de donde se propone una mina de níquel en El Estor y zonas aledañas, las cuales están impregnadas en el conflicto de tierra relacionado con la producción industrial de African Palm; y la tercera en Petén, una amplia región del norte del país que actualmente atraviesa una ola de inversión y desarrollo petrolero.
“En menos de diez meses, este gobierno ha inaugurado tres nuevas bases militares, y se ha hablado de una cuarta que estará lista y en funcionamiento para finales del año -2012- o a principios del siguiente, todo bajo el argumento –y eso es lo que nos preocupa- de una supuesta lucha contra el tráfico de drogas; ese ha sido el pretexto para la participación de las Fuerzas Armadas en la aplicación de la ley civil”, continuó Hernández, quien procedió a apuntar que cada una de las nuevas bases está localizada en áreas ricas en recursos.
En efecto, si la Guerra contra las Drogas en México y Guatemala continúa como ha sido en Colombia, la noción de lo que significa “éxito” en esta Guerra debe expandirse para incluir que se provean de nuevas oportunidades y garantías a inversores y corporaciones transnacionales, cuyas operaciones pueden también eventualmente beneficiarse del aumento de fuerzas policiacas militarizadas y un sistema reforzado de prisión, capaz de controlar disenso dentro de un marco de ley y orden “democrático”.
Queda claro que el respaldo de Estados Unidos a la Guerra en México es lo que transformó el narco-panorama de Guatemala. Asimismo, hay poca duda de que empujar a los traficantes fuera de las aguas de la costa del Pacífico, como la Operación Martillo pretende, hará del mar Caribe una ruta más transitada.
Se sabe ampliamente que los consumidores de primer mundo alimentan el comercio de drogas. La oficina de Naciones Unidas sobre Drogas y Crimen informó en 2010 que el 85 por ciento de las utilidades brutas de los $35 mil millones del mercado de cocaína se genera en EEUU. Aunque también es importante considerar la habilidad de las Fuerzas Armadas de aquel país para manipular un enemigo, ahora llamado crimen organizado transnacional, creado por esa misma demanda. Estados Unidos y otros países tienen intereses estratégicos en el Caribe que podrían servirse de la aplicación de la guerra contra las drogas ahí.
De hecho, en octubre pasado, justo dos días después de que la Marina se fuera de Guatemala, el zar estadounidense de la Guerra contra las Drogas William Brownfield arribó en Santo Domingo, la capital de República Dominicana. «Todos nosotros,” declaró Brownfield, “estamos de acuerdo en que los meses y años por venir, el problema, la amenaza y el peligro de las drogas ilícitas incrementará, pero la culpa no es de la República Dominicana o su gente.»
En contexto, se lee casi como una triste repetición del pasado. Justo cuando Guatemala fungió como suelo para la puesta en escena de la fallida invasión en Girón, 1960, otra vez ha servido potencialmente como base para facilitar la transferencia de la Guerra contra las Drogas de regreso al Caribe. Si tan sólo, como antes, la invasión fallara.
Dawn Paley. Texto original en inglés
Fuentes
- *Fuente fotográfica: US Southcom
- Ruiz-Goireina, Romina, Mendoza, Martha, (29 de agosto de 2012), “200 US MARINES JOIN ANTI-DRUG EFFORT IN GUATEMALA», AP, Revisado 21 de noviembre, 2012.
- CNN Wire Staff (16 de enero de 2012), “Guatemala’s president calls on troops to ‘neutralize’ organized crime.” CNN, Revisado el 21 de noviembre, 2012.
- Baires Quezada, Rodrigo, (7 de noviembre de 2012), “Presupuesto: más represión que investigación y justicia.” Plaza Pública, Revisado el 21 de noviembre, 2012.
- Department of Defense, (octubre, 2012), “Western Hemisphere Defense Policy Statement», Department of Defense, P. 6. Revisado el 24 noviembre, 2012.
- Department of Defense. (Octubre 2012), “Western Hemisphere Defense Policy Statement» Department of Defense, P. 8. Revisado noviembre 24, 2012,
- Steller, Tim. “Years of killing hard to add up in Mexico.” Arizona Daily Star. Revisado el 10 de diciembre, 2012.
- Bird, Annie; Main, Alex, (agosto, 2012) “Collateral Damage in the Drug War: The May 11 killings in Ahuas and the impact of the U.S. war on drugs in La Moskitia, Honduras», Pp. 20. Revisado el 11 de noviembre, 2012.
- Hernández, Carlos, (23 de octubre de 2012), “Estados Unidos concluye “Operación Martillo” en el país.” Diario de Centro América, Revisado el 21 de noviembre, 2012.
- Más información sobre el establecimiento de los infantes de marina estadounidense durante la Operación Martillo se basa en la evidencia visual presentada por el Comando Sur y la embajada de Estados Unidos en Guatemala. Debe notarse que la imagen de Santa Elena está mal etiquetada en la fecha. RETALHULEU: http://www.flickr.com/photos/ussouthcom/7979820592/in/photostream/
- Lo mismo sucede aquí: http://www.2ndmaw.marines.mil/Photos.aspx?mgqs=2207160
- Puerto Quetzal: http://www.flickr.com/photos/ussouthcom/7979821816/in/photostream
- Ciudad de Guatemala: http://www.flickr.com/photos/usembassyguatemala/sets/72157631809378179/
- El silencio de los medios en torno al despliegue de las tropas de combate en Guatemala es ensordecedor. Por ejemplo, un artículo del LA Times que pretende revisar la participación de EEUU en actividades anti-narcóticos en Centroamérica, lo deja de lado por completo. Ver: Wilkinson, T., Fausset, R. “U.S. gingerly expands security role in Central America.” LA Times, 4 de diciembre, 2012. Revisado el 10 de diciembre, 2012.
- Los acuerdos originales de 1949, 1954 y 1955 están disponibles.
- Organismo Ejecutivo. “Acuerdo por Canje de Notas entre el Gobierno de la Republica de Guatemala y el Gobierno de Estados Unidos de America Relativo a la Operacion Martillo.” Diario de Centro América. No 18 Tomo CCXCV. 20 de agosto, 2012. Revisado el 10 de noviembre, 2012.
- Organismo Ejecutivo. “Acuerdo por Canje de Notas entre el Gobierno de la Republica de Guatemala y el Gobierno de Estados Unidos de America Relativo a la Operacion Martillo.” Diario de Centro América. No 18 Tomo CCXCV. 20 de agosto, 2012. Revisado el10 de noviembre, 2012. Cabe recordar que en febrero de 2011, un avión de carga de la Fuerza Aérea estadounidense que llegaba a Argentina para prácticas conjuntas con la policía, fue descubierto con armas y morfina no declaradas por los soldados. CNN Wire Staff. “Cargo sparks dispute between Argentina, U.S.” 16 de febrero, 2011. Revisado el 24 de noviembre, 2012. El acuerdo para el arribo de los marinos norteamericanos en Guatemala previene que agentes guatemaltecos revisen el contenido de aeronaves u otros vehículos que llegan al país.
- Wolf, Greg, (16 de octubre de 2012) “After partnering to disrupt trafficking, Detachment Martillo departs Guatemala», Marines, Revisado el 13 de noviembre, 2012.
- Central Intelligence Agency (CIA), (octubre, 1979), «Official History of the Bay of Pigs Operation: Participation in the Conduct of Foreign Policy» Volume II. Central Intelligence Agency (CIA), Pp. 13-14. Revisado el 9 de noviembre, 2012.
- Paley, Dawn; Watts, Jonathan, (12 de octubre de 2012) “UK owner of Guatemalan energy firm urged to act after protest deaths», The Guardian. Revisado el 10 de diciembre, 2012.
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- En marzo de 2011, Harbury presentó una demanda en Guatemala en contra del presidente Pérez Molina, donde se alega sobre el papel de éste en la desaparición, tortura y asesinato de su esposo, el comandante guerrillero Efrain Bamaca. Ver: Orantes, Corelia. “Jennifer Harbury acciona contra Pérez Molina.”Prensa Libre. 23 de marzo, 2011. Revisado el 22 de noviembre, 2012,
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- Paley, Dawn, (1° agosto 2012) “Drug War Capitalism.” Against the Current, Revisado el 10 de diciembre.
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- Dominican Today. (16 octubre de 2012) “U.S. pledges long term help for Dominican Republic‘s war on drug trafficking.”. Domincan Today. Revisado el 23 de noviembre, 2012.
La autora es periodista y editora con la Media Co-op. Mas informacion sobre su trabajo aqui: http://dawnpaley.ca/.Consulta la versión original en inglés aquí: http://www.towardfreedom.com/home/americas/3073-strategies-of-a-new-cold-war-us-marines-and-the-drug-war-in-guatemala