Diez bomberos bajo la tormenta y el atrevimiento de manifestarse

«Al gobierno le interesa tener el poder, no le interesan los trabajadores» afirma Manuel Escamilla, uno de los 10 bomberos que mantienen una huelga de hambre desde el 3 de septiembre de 2012.

Manuel, con 20 años de servicio, al igual que sus compañeros de lucha, se siente traicionado por las autoridades que dirigen la institución y sabe muy bien que lo que sucede al interior del Heroico Cuerpo de Bomberos de la Ciudad de México (HCB) no es un proceso aislado, es, tristemente, una de las características de la forma de gobernar en esta ciudad (y en el resto del país): «El GDF tiene más de 2000 laudos perdidos de trabajadores que tiene que reinstalar y el gobierno no lo ha hecho, compañeros no sólo bomberos sino de todas las instancias, que le han ganado estos laudos. El GDF que es un gobierno de izquierda es el que debería  estar protegiendo a la base trabajadora por ser un gobierno de izquierda y es el que está aplicando las nuevas reformas laborales sin que en este momento estén autorizadas aún. Se está adelantando, él ya los está aplicando, el DF tiene más trabajadores por honorarios que cualquier otro estado de la república. Cómo puede ser que nuestro gobierno de izquierda esté aplicando la subcontratación cuando sabe que los trabajadores trabajan más de 10 horas, llegan a trabajar hasta 14 horas al día,  pagándoles una miseria sin pagarles servicios sociales» continua Manuel en su día 25 de huelga de hambre.

Desde el interior de una pequeña casa de campaña tres bomberos en huelga de hambre esperan que su esfuerzo tenga resultados favorables, que las autoridades que gobiernan esta ciudad y que por tanto son responsables también de esta institución, abandonen las prácticas represivas que hasta el momento han tenido para dar respuesta a las demandas más básicas de un cuerpo de bomberos: renovación del equipo de trabajo y condiciones laborales dignas. Ellos arriesgan la vida sin dudarlo y se les trata como delincuentes.

Fabián Corona Mendoza, un bombero de tez morena y estatura media que lleva 14 años trabajando para la institución, serio en su comportamiento, recuerda sin hacer un gesto en su rostro: «El desalojo sucedió el 13 de septiembre aproximadamente a las 2 y media de la mañana. Se abrió una primera mesa de negociación, la cual no fue así, esperaron a que unos compañeros subieran al edificio y otros nos quedamos afuera. De ahí se dio el desalojo, se llevaron nuestras cosas, se las robaron y no las hemos recuperado del todo, unas computadoras, cosas que teníamos de logística y nosotros fuimos expulsados a empujones y a golpes por los granaderos. Después nos concentramos en el monumento a la Revolución, ahí la acampada 132 nos dio alojo». Así contestan las autoridades de esta ciudad que se jacta de ser progresista en sus políticas e instituciones, por un lado da la mano y por otro golpea.

  Lo que queremos nosotros es la reinstalación a nuestros centros de trabajo porque sabemos que nuestros despidos fueron de una forma injustificada. (Fabián)

El 25 de junio algunos bomberos de esta ciudad realizaron una protesta frente a las oficinas del gobierno del Distrito Federal, se trató de una protesta pacífica que manifestó la inconformidad por la situación en la que día con día el cuerpo de bomberos arriesga la vida injustificadamente y pone en riesgo la vida de la población al no contar con el equipo adecuado. Explica Antonio Chávez Hernández, bombero que cuenta con 16 años de servicio: «hicimos una manifestación enfrente de las oficinas de gobierno, aquí en el Zócalo de la Ciudad de México, pidiendo mejoras de equipo, mejores condiciones laborales y lo que resultó fue que a los 15 días nos despiden. La demanda de despido fue totalmente injustificada, es por eso que tenemos hora la huelga de hambre».

El viejo juego de fingir todo, de simular las respuestas, la actitud de parchar los problemas con engaños, como si las formas del viejo priísmo resurgieran en las «respuestas» que da este gobierno, como si estos mecanismos vivos aún fueran la confirmación de lo que muchos saben: el ejercicio de la política en los niveles de gobierno es una escuela de gángsters y esquiroles.

Antonio, un hombre muy alto que ha reducido su complexión luego de casi 30 días de haber comenzado esta huelga de hambre, me explica concretamente la razón de su lucha, con palabras sencillas comenta que el equipo que utilizan contra incendios “es el equipo personal, tenemos más de 5 años con el mismo equipo. La razón principal de nuestras demandas es que poníamos en riesgo nuestras vidas y poníamos en riesgo a la ciudadanía, ya que la norma oficial internacional dice que máximo se tienen que usar tres años esos equipos y nosotros ya por más de cinco años los usamos”.

Para cada uno de los bomberos huelguistas esta manera de protestar es legítima y así lo hacen saber cuando amplían sus argumentos, cuando profundizan en la exposición de sus demandas. Pero la huelga continua y comienza a dejar estragos: cansancio, debilidad al hablar, dificultad para levantarse y mantenerse de pie, aquí en la principal plaza de este país, en el centro simbólico de muchas luchas sociales. Para ellos el Zócalo es el punto de inicio de una lucha en la cual están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias.

«Aquí en la Ciudad de México todas las estaciones están igual, el jefe de gobierno hace unas semanas entregó unos equipos, pero fueron para un grupo especial que es el grupo Break, que es el grupo para rescate en estructuras colapsadas, esos nada más son unos overoles rojos y fue lo que dijo de entregar equipos. Finalmente los equipos de seguridad personal que son los de trabajo diario no han sido cambiados», cuenta amargamente Fabián mientras se acomoda en una esquina de la casa de campaña que sirve de refugio para los que caben.

El gobierno de esta ciudad acaba de rendir su último informe bajo la administración de Marcelo Ebrard, la jactancia de los logros en estos 6 años es casi patética, las calles repletas de propaganda, la vista cansada de tanto ver la cara del jefe de gobierno sonriendo como si todo estuviera bien y marchando en orden. Pero el engaño en el que está basado este discurso de progreso no deja de asomarse y contrasta mucho con la seguridad de los funcionarios públicos de esta ciudad. Antonio comenta que «la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal empezó a hacer una investigación que resultó en muchas irregularidades y determinó que la mayoría de las estaciones (16) están en malas condiciones, no les han dado mantenimiento ni preventivo ni correctivo.[1] Las condiciones no son como lo dice el jefe de gobierno, no somos una ciudad de vanguardia».

Además, a manera de legitimación, según nos cuenta Manuel, «la Comisión de Derechos Humanos tuvo a bien darnos un reconocimiento y nos llamó defensores de derechos humanos[2], nosotros vamos a hacer valer este nombramiento y vamos a formar un grupo que se dedique a estar defendiendo los derechos de los trabajadores que hayan sido despedidos». Una actitud de compañerismo pero también de conciencia laboral.

¿Cuál fue la respuesta de las autoridades del gobierno de la Ciudad de México ante las demandas de los bomberos?

«En primera instancia ellos decían que no era de su competencia, que ellos iban a permanecer al margen, pero por eso decidimos ponernos en huelga de hambre, porque sabemos que ellos pueden dar la solución» (Antonio).

«La amenaza del gobierno fueron unas demandas por ataques a las vías de la comunicación, ese día, el 25 de junio, y es eso lo que estamos demandando también nosotros, que cómo es posible que por una manifestación nos despidan de nuestro trabajo y aparte nos pongan una demanda por ataques a las vías de comunicación en forma agravada» (Fabián).

«Están coludidos el jefe del Heroico Cuerpo de Bomberos que es el Primer Superintendente del Director General, Raúl Esquivel Carbajal, el Secretario General del sindicato charro del Heroico Cuerpo de Bomberos, Ismael Figueroa Flores, esto por un hambre de poder. Este líder sindical está protegido porque les ha ahorrado millones de pesos en lo que es la compra de equipo, material, remodelación a las estaciones» (Manuel).

«Nos atrevimos a hacer una manifestación enfrente del despacho del jefe de gobierno Marcelo Ebrard y se abrió una mesa de negociación, se nos dijo que se iban a abrir las licitaciones, que se nos iban a pagar los descuentos indebidos que el Secretario General había ordenado que se nos descontaran, que la representación iba a ser la que nosotros escogiéramos y nos dijeron que al otro día se iba a comenzar a arreglar. Casualmente al otro día se presentó un grupo de judiciales a la Estación Central del Heroico Cuerpo de Bomberos a pedir los expedientes, curiosamente, de las ocho personas que entramos a hacer la supuesta negociación» (Manuel).

«Después vino el despido, simplemente nos dijeron que ya no podíamos entrar porque ya no trabajábamos ahí; el proceso para correr a un bombero no es de inmediato, el proceso se lleva meses y se tiene que hacer una pequeña corte en donde se hace un acta administrativa, tienes que llevar a tu persona de confianza o abogado y después el que te tiene que correr es la Junta de Gobierno del HCB, integrada mañosamente por el presidente de Protección Civil y otros funcionarios, peor no hay Jefes de Bomberos. En este caso fue él quien nos corrió y no la Junta» (Antonio).

«También responsabilizamos principalmente al director de Protección Civil, Miguel Moreno y al  Jefe de Bomberos Raúl Esquivel Carbajal» (Fabián).

Si algo resulta claro en este proceso de lucha es que ante demandas laborales legítimas y legales, los funcionarios de las diversas instituciones involucradas actúan de manera corrupta, desde el líder sindical Ismael Figueroa Flores hasta el jefe de gobierno Marcelo Ebrard. Actúan para ocultar y no para resolver, para mantener sus privilegios y no para atender las necesidades, en este caso de trabajadores de una institución tan importante como el HCB. Pareciera que es preferible poner en riesgo vidas humanas que solucionar las problemáticas que se exponen en este caso y en muchos otros.

Resulta una actitud que se repite constantemente y que ha tenido consecuencias fatídicas, tal es el caso del centro nocturno Lobohombo[3] (hoy una estación de bomberos precisamente) y del escándalo del bar News Divine.[4] No hay en el ejercicio de la política capitalina una disposición a prevenir, atender y solucionar problemas tan básicos como mantener al cuerpo capitalino de bomberos con el equipo de trabajo en las condiciones que marcan las normas internacionales y a su personal con condiciones laborales dignas.

Y esto es la punta del iceberg.

Si uno desmenuzara con cautela la situación laboral en México se enteraría de situaciones aberrantes de subempleo, de explotación y semi esclavitud, sin contar todavía con el daño que las reformas laborales, recientemente aprobadas bajo protestas y rechazo generalizado, harán a los distintos sectores de la población.

Desde el comienzo de la huelga de hambre, los 10 bomberos que la mantienen han recibido un apoyo importante de parte de sus compañeros de profesión. Es posible ver a varios bomberos solidarios destinar una parte de su tiempo (fuera de las guardias) a visitar el campamento para acompañarles, ayudan en lo que pueden para mantener esta huelga lo mejor posible, tal y como afirma Antonio desde su lugar en la casa de campaña, «se han solidarizado aproximadamente unos 90 bomberos. Estas personas no tienen temor a las represalias del líder sindical Ismael Figueroa, por que él ha intimidado a la mayoría de los bomberos diciéndoles que si se presentan aquí para apoyarnos de alguna manera, los van a despedir».

Y qué decir de la población en general, “el apoyo de la ciudadanía ha sido increíble, nosotros contamos con una aceptación muy grande, el HCB cuenta con una simpatía dentro de la sociedad mexicana, hemos tenido mucho apoyo de otros gremios, de la ciudadanía y hasta de los medios de comunicación” comenta Manuel mientras permanece de pie en medio de la fatiga y la amenaza de lluvia que se alcanza a ver a simple vista.

La solidaridad con los bomberos ha sido innegable, desde que se estableció el plantón en el zócalo, pasando por la estancia en la Acampada Revolución que mantienen integrantes del movimiento #YoSoy132, hasta su reinstalación en el Zócalo capitalino, la actitud solidaria es parte de la legitimación de esta lucha. Es la confirmación de que estos diez bomberos están demandando lo justo, casi lo mínimo para poder continuar con su trabajo, nada más.

Y aún apuestan a un resquicio de honestidad que pueda quedar entre las capas de corrupción con las que se envuelve la clase política capitalina, aún esperan que se establezcan verdaderas mesas de negociación en las que se llegue a acuerdos que permitan un desarrollo laboral distinto, aunque esto suene descabellado en el amargo contexto mexicano. La misma fortaleza con la que han soportado hasta ahora una huelga de hambre es parte de esta ética del trabajador que quiere mantener su honestidad y respeto frente a las instituciones mientras denuncia lo que tiene que denunciarse. En un país de incrédulos formados a base de décadas de engaños.


[3] El 20 de octubre de 2000 un corto circuito desató un incendio en este centro nocturno en el que murieron 22 personas y más de 30 resultaron heridas. Las investigaciones revelaron que las medidas de seguridad no se cumplían y que el lugar se mantenía en una situación de irregularidad y sin verificación. Hasta el momento nadie ha sido detenido por esta tragedia que pudo prevenirse.

[4] El 20 de junio de 2008 un operativo policiaco mal planeado y el bloqueo de la única salida de emergencia ocasionó la muerte de 12 personas al interior de este bar. El gobierno de la Ciudad de México no ha atendido de manera contundente las razones por las que esta tragedia pudo evitarse.

There is one comment

Comments are closed.